Si alguien observara por la ventana de la habitación en penumbras vería la feroz tormenta que desarrollaba, el cielo totalmente cegado por las nueves negras cargadas de lluvia que caía sin piedad no dejando ver nada mas que a un par de metros de distancia, el rugido del viento solo aplacado por los eventuales truenos de un sonido ensordecedor, y la oscuridad que solo era sosegada cuando un relámpago iluminaba por un instante la tormentosa noche.
Claro que eso seria si alguien mirara, pero dentro de la habitación sus dos ocupantes estaban demasiado entretenidos con otra tormenta, una furiosa y salvaje tormenta que devoraba sus cuerpos atrapados entre las sabanas de una enorme cama con dosel. Donde el sonido del viento apenas llegaba a opacar el de las jadeantes respiraciones, el del roce de las húmedas pieles, los susurros de placer.
Si alguien hubiese mirado en ese momento hacia la cama hubiese visto un hermoso chico de pelo azabache desordenado, con la piel morena perlada por las gotas del sudor recorriendo su cuerpo, los ojos verdes ardientes de deseo, abiertos en una silenciosa suplica, sus manos aferradas fuertemente a las sabanas a los costados de su cuerpo como en un intento por mantenerse en el lugar, como intentando asegurarse de que fuera real, sus dientes mordiendo despiadadamente su labio inferior en un intento de ahogar los sonidos que pulsaban por salir de su boca.
Y si hubiese mirado con mas atención aun, hubiese notado otro cuerpo sobre el suyo a la altura de su cadera, un cuerpo algo mas grande sin dudas, y mas fuerte a la vista, pero eso no seria lo que le hubiese llamado la atención, sino que ese otro cuerpo es de idénticas características, la misma morena piel, el mismo desordenado cabello moreno, los mismo rasgos, solo con la diferencia de que el hambre en sus ojos estaba teñido de color avellana.
Harry pov.
Dejo de morder mis labios cuando siento que ese ardiente cuerpo que me vuelve loco recorre nuevamente mi pecho, mi cuello, hasta llegar a mi boca y saborearla, dominarla, doblegarla. Y yo no me opongo, ni siquiera pienso en hacerlo, no me importa, no mientras lo tenga ahí, no mientras sea para mí. Mi boca es dejaba de lado por los labios para ser prontamente asaltada por 3 dedos que lamo, chupo y mordisqueo ansioso, por que se lo que viene, por que lo espero anhelante aunque ni siquiera debería animarme a pensarlo, y mucho menos a desearlo. Porque no es la primera vez y tampoco será la ultima.
Sus ojos me sonríen mientras su mano abandona mi boca y viaja por mi cuerpo hasta adentrarse en mi, primero un dedo, luego dos, tres, en pocos minutos me encuentro nuevamente mordiendo mis labios para no dejar escapar sonido, se que si nos descubren esto acabaría mal, y aunque debería dejarlo se que no puedo hacerlo. Le ruego con la mirada mientras mis manos viajan a su cuerpo apretándolo mas a mi. El solo sonríe y saca sus dedos de mi interior para posicionarse entre mis piernas.
Estas ansioso... hijo...?- se que esas palabras deberían bastarme para detenerme, pero no es así, solo logran excitarme mas, solo logran que lo desee mas. Me dan una perversa satisfacción saber que a pesar de todo lo tengo, que es mío, a pesar de todo, que me desea, tanto como yo lo deseo a el.
Siento como mi cuerpo se va llenando a lentos empujones de su ser y cuando me siento completamente lleno lo beso desesperadamente feliz, ansioso, deseoso... las embestidas comienzan su intoxicante ritmo tocando siempre ese punto dentro de mi ser que me vuelve loco, el no me toca, solo me embiste una y otra vez besando mis labios y mi cuello, así como yo lo se, el lo sabe, no hace falta que me toque, solo con su roce podría volverme loco, solo con su voz podría hacerme acabar y el lo sabe, y lo disfruta.. Así como yo lo disfruto a el.
Suelto un desperado y ronco gemido cuando siento una embestida particularmente fuerte, sin poder contenerme, temeroso de que nos escuchen, pero no puedo evitarlo, el placer enloquece mis sentidos y no me permite pensar claramente en cualquier cosa que no sea el hombre sobre mi recorriéndome con sus manos, doblegando mi ser a una simple masa ardiente y jadeante.
Harry... silencio...- me dice tapándome la boca con la mano mientras sigue envistiéndome una y otra vez.- Eres muy ruidoso pequeño... no querrás que nos descubran verdad...?
Sus susurro solo logran encenderme mas y aunque intente no puedo contener los gemidos que escapan de mi garganta, pronto siento una cinta en mi boca que la tapa y la muerdo tratando de aferrarme a algo mientras clavo las uñas desesperadamente en la espalda de mi padre y siento el orgasmo cosquillear en mi interior, haciendo temblar mis piernas, estremeciendo mi piel… arqueo mi espalda en un ángulo casi imposible y vuelvo a jadear, pero el sonido es esta vez amortiguado por la tela en mi boca.
Eso es Harry... eso es pequeño...- me dice dulcemente pero con la voz enronquecida James- vamos acaba conmigo... ya...!
Y como si de una orden se tratase mi orgasmo explota con tal fuerza que me deja perdido por unos segundos, viendo borroso y luchando por introducir un poco de aire a mis pulmones. En cuanto puedo recuperarme un poco abro los ojos y veo los brillantes ojos de mi padre mirándome calidamente desde arriba mío. Me besa dulcemente mientras sale de mi interior, y siento una lagrima resbalar por mis mejillas, no se si es mía o es suya, ambos ojos están enrojecidos, ambos cuerpos están demasiado mezclados y parecen uno.
Como cada noche me acurruca entre las sabanas y sin pronunciar palabra sale de la habitación, escucho la ducha y se que esta lavando las pruebas de nuestro pecado, que saldrá se pondrá su pijama rojo y se acostara en otra cama que no es la mía, con otra persona que no soy yo, con Lily, mi madre. Se que esto esta mal pero desde el momento en que vencí a Voldemort desde el momento en que se me dio esa segunda oportunidad de volver a tenerlos, desde que lo vi ahí frente a mi, tan igual a mi, pero tan distinto, tan mío como yo de el, lo supe. Y esa fue mi perdición, nuestra perdición, Nuestro pecado.