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Me arrepiento..... por Ayame Hitsuko

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Notas del fanfic:

Espero les guste este nuevo proyecto....

Notas del capitulo:

Disfruten y de antemano gracias por leer

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Basado en Slam Dunk de Inoue takehiko-sama

Me arrepiento

By Ayame Hitsuko.

 

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Aquella mañana parecía completamente diferente, su vida estaba seguro daría un giro de 180° y a él le importaba tan poco….

 

Aún se mantenía ahí, con el rostro cobijado entre sus rodillas, con el animo por los suelos y su corazón, se encontraba a sus pies, destrozado…

 

No encontraba razón alguna para estar pendiente nuevamente del teléfono, mucho menos de la contestadota, aquella jamás volvería a timbrar, no cuando él había sido estricto exigiendo que no le volviera a buscar, que ni siquiera se le acercara.

 

Y precisamente hoy no tenia fuerzas para contradecirlo…

 

No cuando el animo, las ganas y el tesón parecieron tomar unas maletas y emprender el vuelo junto con él, justo al lado de sus sueños, sentimientos y demás, su vida al parecer estaba ligada a su presencia, a su aroma, a sus caricias…

 

Aunque entre ellos no hubieron besos, no podía abrazarle, ni tomarle de la mano, no le permitía expresarse libremente cuando le tomaba, jamás veía su rostro cuando hacían el amor y recordó también que una tarde, bajo la sombra de un cerezo él le abofeteó cuando usó esa palabra.

 

Para su pareja era solo follar, coger, desahogar…. Nunca daba un sentir a sus practicas, él era relegado, era el sucio, el asqueroso puto, el estupido, el imbecil, el afeminado, el sentimental… para él era la peor escoria de este mundo, a la que disfrutaba insultado, humillando y lastimando.

 

porqué entonces si su partida para él era un respiro…¿porqué sentía su corazón resquebrajarse?, y junto a él sus ilusiones, sus sueños y ese entupido deseo por escuchar de él alguna palabra, un halago, una sonrisa.

 

Aquello aunque le pesara se resumía a solo una palabra, a un sentimiento infinito y sin trasfondo, tan puro como la claridad instalada bajo la espesura de su mirada.

 

Lo amaba, a pesar de todos, de sus amigos, de ser él quien se había encargado de escapar su propia tumba, cuando 2 años atrás entrara a su vida….

 

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Episodio 1: Mentiras piadosas….

 

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Durante el viaje había pensado seriamente el abandonar a todos, el regresar e impedir que aquella chica a la que consideraba como a una hermana le acogiera en su hogar, él no tenia ánimos para sonreír, no cuando 2 semanas atrás tanto sus padres como su prometida habían muerto en un aparatoso accidente.

 

Suspiró entonces, cuando alzando la mano pudo vislumbrar aquella alianza que le obsequiaran tras su compromiso, pensó en ese momento, llevado por su arbitraria inmadurez que no quería unirse a alguien a quien no amaba y que desgraciadamente no podría llegar a ser algo en su vida, no de la manera en que sus padres deseaban.

 

El camino era desolador, él se encontraba solo en el mundo, sin contar siquiera con un amigo fiable en la ciudad en la que vivía, por ello es que había accedido a pasar un par de semanas en Kanagawa, en compañía de la única mujer que tenia un espacio en su corazón.

 

Tras su llegada pudo ver el ajetreo, las miradas sorprendidas por su precaria vestimenta, además de sus cabellos largos y tan rojos como intensos que se ondeaban tras su espalda, sus ojos eran resguardados por unos lentes tan negros como su ropa, su figura fibrosa, esbelta, llamativa.

 

Avanzó entre la muchedumbre, buscando sin aliento la menuda figura de una jovencita de ojos azules enternecedores, un rostro no meramente atractivo pero si encantador, cuya sonrisa era tan luminosa y fresca como una tarde de verano.

 

Cuando menos creyó se encontró con una mirada puesta tras su espalda, se giró entonces y se topó con el hombre más hermoso que jamás hubiera tenido el gusto de conocer, apoyado sobre un pilar mientras fumaba un cigarrillo.

 

Se detuvo su corazón mientras sus pasos se acercaban irremediablemente a él, parecía llamarle con la mirada, aquella apostada tras unas gafas de fina postura, de altura considerable, cuerpo fuerte, tez blanca y unos ojos sesgados y azules cuyos cabellos negros como el azabache parecían cubrirle.

 

Era una aparición…

 

La más hermosa de todas y de haber sabido jamás hubiera puesto sus ojos sobre él.

 

-sakuragi-Kun…- escucha tras él y se paraliza, durante su observación no se detuvo a contemplar a su amiga, quien sonriente enlazaba con su mano los dedos pálidos de aquel que solo se limitó a observarle, detallándole, como desvistiéndole, aquello lejos de agradarle le turbó lo suficiente para que un ligero sonrojo cubriera sus mejillas.

 

Decidió entonces dejar de lado (por más imposible que fuera el quitar de encima su atención) su presencia y centrarla en aquella que con una sonrisa enorme avanzaba hacia él, se despojó de las gafas, dejando ver así un par de ojos mieles y una sonrisa dedicada precisamente a la jovencita a la que alzó en un abrazo.

 

-cuanto tiempo sin verte!!..- exclamó ella por respuesta, cuando la alegría fue lo suficientemente calida para que el pelirrojo le soltara, era agradable estar entre sus calidos brazos, bajó la mirada turbada cuando sintió en su hombro la presión de los dedos de su acompañante..-quisiera presentarlos..- comentó entonces ilusionada al pensar en el hecho de que los dos hombres más importantes para ella se conocieran finalmente.

 

Durante un largo instante la mirada de ambos quedó fija, detallando cada rastro en su mirada, tras la de hanamichi la turbación era absoluta, aunada al estallido de emociones adversas e incorrectas, desvió la mirada hacia haruko, quien parecía no querer comprender lo que su “amigo” había provocado en él, ni lo que su mirada le hacía sentir.

 

-Rukawa kaede..- escuchó presentarse con un tono de voz modulado, suave, sin dejar de ser por un solo instante varonil, incluso con un leve matiz ronco, tendió hacia el pelirrojo su mano, mientras sus ojos no dejaban de contemplarle de pies a cabeza, sonrió de medio lado cuando su palma fue estrechada, cuando el temblor le resultó exquisito, turbador.

 

Creyó ver en él ese entretenimiento que tanto necesitaba.

 

-Sakuragi Hanamichi..- respondió a su vez, sorprendido ante la intensa mirada azul, ante la firmeza de su tacto, a la suavidad de sus manos, a su aroma arrebatador y masculino, a la sonrisa a medias en aquellos labios finos, observó un poco más, aquella piel que asomaba entre la camisa azul noche que portaba.

 

Solo entonces reparó que su vestimenta resaltaba su piel blanca, tanto como su cuerpo se adivinaba perfecto, portaba unos pantalones tan negros como la noche misma, cuyos estratégicos cortes dejaban entrever sus fuertes piernas, la camisa se encontraba abierta mostrando parte de su pecho, donde un dije resaltaba entre la blancura, además portaba una larga gabardina que con el viento se ondeaba.

 

Su aspecto era peligrosamente atrayente, lo comprendió cuando notó como su voz temblaba, cuando dejó de escuchar a haruko y solo se centró en él, en su voz seductora, en sus movimientos, en sus ojos terribles, fríos e indiferentes.

 

-no deberías verme así..- comenta una vez haruko se fue, el sonrojo en hanamichi fue delicioso, sus mejillas parecían querer competir con aquellas hebras bermejas que insistían en cubrir de su interlocutor aquellos ojos ámbar, kaede alargó la mano, bajo la mesa para acariciar sugerentemente la pierna del pelirrojo quien gimió sorprendido..-no seas tan evidente..-

 

-pero es que yo…- intentó mediar, no podía negar siquiera que la atracción existía, desde el momento mismo en que sintió su mirada helada posarse en su espalda, no supo en que momento se dejó llevar por él, siguiéndole como su esclavo hasta introducirse en el baño de hombres, donde los dos ocuparon un cubicuelo.

 

No reaccionó, la lógica y la razón las había mandado al carajo cuando sintió sus manos acariciantes en su piel, cuando aquellos labios fríos se apoderaron de sus tetillas y su miembro se introdujo en su ano, solo fue consciente de los gemidos roncos, del sentimiento que nació en su corazón a pesar de la frialdad con la que rukawa se lo follara.

 

Durante el coito intentó abrazarle, besarle, recibiendo en respuesta dos sonoras cachetadas que le hicieron caer de culo frente al bater, no supo entonces como es que la necesidad fue acuciante, ni siquiera las lagrimas rebeldes que escaparon por sus mejillas, tan gruesas y calientes, tan duras y dolorosas que tras acomodarse bien los pantalones salió corriendo del lugar, dejando sus pertenencias en aquella mesa.

 

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El piso que la universidad le había facilitado era compartido, lo supo cuando tras entrar a su habitación, contemplara junto a la ventana la solitaria figura de un joven quizás mas alto que él, cuyos ojos eran amatista pura.

 

No estaba muy seguro de ser sociable en ese momento, no cuando las lagrimas caían ya a raudales por sus mejillas y su imagen no era la mejor, lo supo cuando vio como el chico se levantaba y se acercaba a él visiblemente preocupado.

 

-¿estas bien?..- pregunta una vez estuvo frente a él, su imagen decía lo contrario, pero él no podía hacer nada si ese chico no se abría e intentaba ser sincero.

 

-No… no lo estoy..- se lamentó entonces, compungido, sin entender un solo momento porqué confiaba en él, sin conocerle ni tratarle, pero era tanta la tristeza y decepción que permitió que aquellos brazos le cobijaran perfectamente.

 

Las presentaciones fueron innecesarias, el silencio fue un tesoro impenetrable, el compañerismo en otras ocasiones ambiguo e innecesario mostró una nueva etapa en su vida, tenia alguien en quien confiar, en quien poder resguardar su pena, su lastimera consciencia y ante todo contaba con una persona tan peculiar como callada.

 

Los días que le siguieron lo mantenían pegado a su regazo, su amistad se afianzó, lo suficiente para contarle incluso el motivo de su repentino dolor, aquel que tenia arraigado tanto en su corazón, como en su mirada, la cual lucia ligeramente apagada.

 

Después de aquella noche no volvió a verlo, ni siquiera a haruko, seguramente ella se habría enterado y ahora lo odiaba por haberse atrevido siquiera a ver a su prometido como un hombre, no negaba que la belleza que poseía rukawa era peligrosa y adictiva, su piel, sus labios, aquellos ojos, aquella voz modulada, masculina, y hasta en cierto modo ronca le crispaba la piel.

 

Se sorprendió entonces, cuando una tarde, finalizado su entrenamiento, contempló una motocicleta aparcada frente al edificio en el que vivía, ese día estaba eufórico, ostentaba un examen con calificación sobresaliente, dispuesto a sacar a akira de su auto impuesto encierro subió los escalones de dos en dos, sonreía al pensar en él, en sus sonrisas esquivas y en el motivo que akira tenia para alejarse de los demás.

 

La honda pena que embargaba a su generoso corazón, un año atrás había perdido a alguien más que un compañero, un amigo, un amante, su todo, su complemento, suspiró suave antes de llegar al departamento, le esperaban solo unos cuantos escalones antes de atravesar la puerta y quedar frente a la pequeña habitación que ambos compartían.

 

Su sonrisa se desvaneció al contemplar la inigualable figura de rukawa, quien displicente fumaba un cigarrillo, sus ojos parecieron devorarle, pues aquel día portaba solo unos pantalones cortos y una camisa sin mangas las cuales dejaban al descubierto sus brazos fuertes y bronceados.

 

Negar que su corazón dio un salto de emoción al verlo era decir poco, seguía tan jodidamente perfecto, con su imagen inmutable, inmisericorde, indiferente, él no sonreía, no necesitaba hacerlo pues seducía con su presencia, con su temple, su figura, su voz era suficiente para enamorarlo.

 

Él lo sabia, pero se negaba a reconocerlo, se mordió los labios con indecisión antes de acercarse a él, antes de ello se había preparado mentalmente para enfrentarle y lo hizo, o por lo menos intentó que sus piernas no flaquearan o que sus labios vibraran inquietos ante la presencia de su amo, de su dios, del hombre que le robó el corazón sin siquiera proponérselo.

 

-¿Qué haces aquí?..- preguntó una vez estuvo frente a él, un error poco recomendable pues a su olfato llegó su aroma, mezclado con tabaco.

 

-¿no es obvio?..- pregunta entonces, entornando los ojos, mientras humedece con la punta de su lengua los labios, aquella actitud provocativa lo turba lo suficiente como para dar un paso hacia atrás…-Haruko me ha mandado..- comenta entonces, con una sonrisa de medio lado se acerca a él y le acorrala en el descansillo, su aliento choca contra el suyo, suave, tibio, necesitado, puede ver como sakuragi teme por el que dirán, por su situación, pero él fue previsor tras su llegada.

 

De haber sido una chica le hubiera besado los labios, habría inclinado el rostro y hubiera masajeado su labio inferior, en cambio solo le empujó contra la pared, juntando así su excitación a medias.

 

-Qué… que haces..- pregunta turbado, más la risa fría e incipiente brota de la garganta de kaede cuando se aleja de él y da una calada al cigarrillo, la mera mueca de placer en su rostro hace que las mejillas del pelirrojo se tiñan de un suave rubor.

 

-entregar tus cosas..- murmura entonces, con seguridad envidiable regresa sobre sus pasos y toma tanto la maleta como el bolso del pelirrojo..-haruko quedó extrañada por tu ausencia, logré sacármela de encima diciéndole que querías privacidad… ya sabes, lo habitual tras tener sexo… -

 

-¿le dijiste?..- pregunta escandalizado, ganó a su favor que kaede le mirase largamente.

 

-fue solo sexo..- se limitó a decir..-y casi podría asegurar que él que más deseos tenia de que se lo follaran eres tú..- aquella sentencia no le lastimó, porque la verdad era esa, estaba necesitado de afecto, de su tacto, de palabras consoladoras, no de un simple desfogue.

 

Para kaede aquello fue como una provocación, la llama incandescente de sus ojos era suficiente para él, la frustración en su cuerpo era innegable, el temblor de sus extremidades era casi palpable.

 

-eres un idiota..- resopló el pelirrojo con rabia contenida, el insulto en si no iba dirigido hacia kaede, mas bien hacia él mismo, por sus deseos reprimidos, por la necesidad acuciante, por el deseo quemante e hiriente, pues a pesar de todo necesitaba de él como si fuera una droga, su mirada se tornó suplicante, anhelante, prometedora.

 

Suerte para él que en ese instante el celular de rukawa diera indicios de su existencia, la mueca en su rostro era poesía pura, el fastidio en sus facciones era evidente, aquella persona debía ser realmente repudiada para el oji-azul ya que no había visto en su rostro expresión tal.

 

-Hola, amor..- escuchó decía, palideció entonces al comprender que la que hablaba tras el auricular era haruko, lo confirmó cuando kaede pronunció el nombre de su prometida, concertando con ella una cita 2 horas después, tras ello colgó sin olvidar siquiera soltar un “te amo” tan hueco como el alma del chico frente a él.

 

-tengo 2 horas..- murmuró entonces y tomándole de la mano le arrastró escaleras abajo.

 

-¿y eso a mi qué me importa?..- pregunta entonces, odiándose por haberse soltado de su agarre, en ese momento la indignación era más fuerte que el sentimiento que comenzaba a apoderarse de su corazón..-es que me tomas como una puta barata?… o me crees tan necesitado como para estar contigo cuando se te dé la gana..- farfulla molesto, al pretender siquiera que su cuerpo siguiera tras él.

 

-¿es que eres una puta?..- murmura con indiferencia..-sé que quieres, que mueres porque te la meta y porque…-

 

-no lo hagas..- murmura entonces, deteniendo sus palabras, mientras las lagrimas comenzaban a derramarse por sus mejillas..-no te eh hecho nada para que me odies tanto..-

 

-si te odiara no estaría aquí..- admite después de todo..-creo no errar en mi pensamiento de que aquella noche lo disfrutaste… pero si quieres que me vaya y busque compañía en otro lado, pues tu mismo…-

 

Kaede dejó muy en claro sus intenciones, fuera sentimentalismos, él estaba dispuesto a follarselo si se lo permitía, en su caso estaba luchando internamente, por un lado estaba su amiga, quien se decía perdidamente enamorada de él y por otro lado estaba su corazón el cual latía oprimiéndose en su pecho cuando le vio descender los escalones.

 

Solo entonces no tuvo reservas, había mandado todo al diablo cuando se aferró a su espalda..-no te vayas..- pide entonces con voz trémula, rompe el abrazo y frente a él intenta besarlo, pero la furia incandescente de sus pupilas añiles lo paran con tanta contundencia como el puño que crujió en su mandíbula.

 

-nunca lo vuelvas a intentar..- advirtió entonces, no estaba dispuesto a besarle, ni acariciarle, solo le veía como una muñeca con la cual podría follar las veces que se le diera la gana, relegaba de su persona y la buscaría cuando sus necesidades fueran apremiantes.

 

Para hanamichi cada encuentro era devastador, kaede se iba saciado, satisfecho cada que lo tomaba pero él se encontraba cada vez más vacío, mas necesitado, el único refugio que encontraba eran los calidos brazos de akira quien le consolaba, limpiando de sus mejillas aquellas lagrimas que derramaba por culpa de otro hombre.

 

-creerás que soy de lo peor..- comenta entonces, cuando alzando el rostro contempló el semblante sereno de akira, sus labios temblorosos y sus ojos enrojecidos dejaban escapar ardientes lagrimas que descendían por sus mejillas hasta caer en las piernas de akira.

 

Aquel había sido una noche más, donde kaede había necesitado de su compañía.

 

-a veces solo opino que eres débil..- refutó con ternura, hanamichi nunca comprendió porqué su semblante adusto se tornaba comprensivo, con los demás era huraño, distante, introvertido.

 

-hay akira…- se lamentó entonces, cuando su rostro encontró confort en el hueco entre su cuello y cabeza..-si no estuvieras conmigo quizás…-

 

-nunca lo digas..- gimió y desconcertado apretó el abrazo que lo unía con hanamichi..-eres como una luz… no dejes que él te apague Hana-Chan..-

 

Pero una tarde todo dio por finalizado, cuando en sus manos cayó la invitación al enlace de su amiga con kaede, había soportado 2 años, bajo encuentros clandestinos a la espera que el corazón de kaede se ablandara y le amara tanto como él lo amaba, pero las cosas no salían como él hubiera deseado, las lagrimas que rodaron por sus mejillas no fueron la felicidad por la boda de su amiga, lloraba por él, al sentirse incapaz de gritarle que kaede era suyo.

 

Pero no podía, porque kaede en presencia de haruko era el novio modelo, apasionado, a ella la besaba con ternura, con delicadeza, la acariciaba con ternura, casi con adoración, cuando él solo recibía malas caras, golpes e insultos.

 

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Estar en aquella habitación, sentado sobre el lecho, esperando su presencia era onírica, jamás en toda su existencia creyó caer tan bajo, las mejillas seguían rojas y sus puños cerrados contra sus piernas ante la furia, ante la tensión que había en su cuerpo, alzó el rostro y un par de mechones bermejos dejaron ver un par de ojos mieles llenos de una angustia insospechada y latente.

 

No había tenido que rogarle, solo bastaba con verle apoyado nuevamente en aquel atestado pasillo para saber que necesitaba de su cuerpo y él no era mas que un tonto, un idiota enamorado si permitía que él disponga de esa manera de su tiempo.

 

Tendría que haber escuchado las advertencias de akira, haberse negado bajo aquellas circunstancias pero no podía, el amor que sentía por él le hacia inmune ante los desplantes, palabras malsonantes y golpes.

 

-soy tan tonto..- se lamentó apenas, empuñando entre sus manos las sabanas del lecho que dentro de poco compartiría con kaede, solo en sus pensamientos era capaz de pronunciar su nombre, de deleitarse con cada una de sus silabas sin obtener como respuesta un revés.

 

Para rukawa ser llamado por su nombre de pila era inconcebible, ni bien lo hizo sus ojos se estrecharon y su puño se alzó contra él, partiéndole el labio.

 

-por lo visto sigues siendo tan Do´aho..- escucha tras él, sobresaltado se topa con rukawa apoyado contra la puerta, vistiendo ahora unos pantalones de mezclilla y una camisa azul desvaído, no necesitaba mas que esos ojos zafiro taladrándole la consciencia, saber cuan dueño era de sus pensamientos y emociones le turbó, por más que su corazón alborozado le exigió que riera él no pudo, no cuando le vio acercarse a él, lentamente, mientras iba despojándose de su ropa con sensualidad premeditada.

 

Ver su torso desnudo era como visitar el cielo, tocarlo, dejarse llevar por el placer que sus manos prodigias sobre su piel era sublime, era necesario y su cuerpo se lo dijo una vez más al reaccionar a su cercanía vibrando y exigiendo algo que ese chico no quería darle.

 

Kaede al verle no solo podía vislumbrar al tierno hombre, cuya belleza sobrepasaba su entendimiento, tras él, escondido en el fondo de su alma la llama de la venganza ardía ansiosa, necesitaba destruirlo tal como había destrozado la joven vida de su hermana, si tan solo la familia sakuragi no existiera Reiko no tendría porque estar varios metros bajo tierra.

 

Aun podía verla, si se encaminaba hasta el pasado, en aquella morgue, el cuerpo desnudo y maltrecho de su hermana, el dolor haciendo mella en su pequeña existencia, dadas las circunstancias lloró desesperado, jurando y perjurando que ese bastardo hijo de puta pagaría el haberle rechazado y por ende provocado ese desenlace funesto.

 

Y ahí lo tenia, de pie, ansioso y necesitado de su trato rudo y desinteresado, de su cuerpo, de sus manos, se permitió observarlo a sus anchas, recreando sus ojos con aquel cuerpo tembloroso y bien proporcionado, no negaba el talante, el brillo y fulgor, el orgullo queriendo rebelarse en aquellas pupilas ámbar, sabia de su orgullo, de su tenacidad, de su estupido mundo de sueños rosa e incorrupto.

 

Una lastima que tuviera que toparse con él en ese aspecto, de haber sido las cosas diferentes quizás le hubiera permitido pasar de lado, no hundirlo y arrastrarlo a ese foso sin fondo, donde su alma clamaba por justicia, una utópica y tan necesaria como el oxigeno en sus pulmones y el latido de su corazón.

 

Tanta inocencia, tanta generosidad era demasiado irreal, más no para su hermana, quien tras verlo se había enamorado.

 

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¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡LO ODIABA!!!!!!!!!!!!!!

 

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Solo Kami-sama sabía cuan grande tortuoso era el odio que palpitaba en su pecho, cuanto deseaba destruirlo, romperle, cuanto necesitaba humillarle, tenerle a sus pies clamando amor y cuando finalmente lo lograra solo entonces lo dejaría.

 

Lo haría participe de todo, oculto tras la cortina de la indiferencia, de la distante y fria sensación de desahogo, ansiaba verlo derrocado, fulminado, besando el suelo por el que pasaba, hundido hasta la desesperación, hasta el punto tal que necesitara de su permiso para seguir viviendo.

 

Podía imaginarle, arrodillado a su lado, su pecho al descubierto, velado por el sudor, su respiración agitada, sus ojos acuosos y en sus manos largas, suaves y deliciosas una daga brillante que diera por finalizada su existencia.

 

Solo entonces sonrió, cerrando los ojos con placer al imaginarse la escena, ese chiquillo tembloroso, suplicando, humillado y desgraciado, aquello era lo que más deseaba, lo que necesitaba escuchar, sus suplicas, el deseo por morir tras haber cegado la vida de su tesoro mas preciado.

 

El precipitado y distante sonido del celular de sakuragi lo sacó de sus devaneos, sus ojos se fijaron en él con frialdad, habían acordado apagarlos, para evitar que le molestaran, a grandes zancadas se lo arrebató y pudo ver el nombre de sendoh akira en su carátula, la molestia provocó que el celular fuera arrojado al piso y que el rostro de hanamichi fuera golpeado.

 

Verlo a sus pies, derramando sangre por la comisura de sus labios le excitó tanto o más que imaginárselo muerto, se acercó a él con decisión, lo tomó de los cabellos y le obligó a que le mirara, aquellos ojos estaban llenos de lagrimas finas y suaves que resbalaban por las arreboladas mejillas, las lamió con satisfacción, con ansia y desespero.

 

El gemido que escapó de labios del pelirrojo fue acallado por una boca exigente y demandante, kaede le había besado tragando sus gemidos, los lloriqueos y la necesidad acuciante en su cuerpo, se aferró a él necesitado, tembloroso, rodeando con ambos brazos el cuello del oji-azul, este sin más le llevó hacia la cama, despojándole de su camisa solo entonces se dignó a verle, sentado a horcajadas sobre sus caderas, con la mirada altiva, centrada y escrutadora sobre el pelirrojo quien respiraba agitadamente.

 

-Nunca más..- gruñó sujetándole fuertemente de los hombros..-para ti solo existo yo, vives para y por mi.. Si te llamo vienes y si no

.- la frase fue cortada por sakuragi quien llevó aquella mano hacia su rostro, la caricia le turbó, jamás había visto en ojos humanos la desesperación, el temor, la duda y desconcierto como podía ver en aquellas pupilas transparentes.

 

-Doushite..- pregunta entonces, con las lagrimas pugnando de sus ojos, perdiéndose entre aquellos cabellos de un intenso rojo, no comprendía la dependencia, mucho menos quería tolerar que él tuviera tanto poder sobre su persona..-que te eh hecho..- Musita suavemente, intentando comprender la actitud de kaede..-para que me odies cuando yo

.-

 

-URUSAI!!..- Le acalla poco dispuesto a escuchar una confesión de amor, el llanto silencioso de hanamichi provoca en él ansias, en deseos insatisfechos..-No hables a menos que te lo pida Inu-chan..- la sentencia provocó el silencio repentino por hanamichi, el dolor transitorio por su rostro no se diluyó tan rápido de sus pupilas ámbar, aquella palabra describía a la perfección el papel que desempeñaba, era el perro de aquel hombre.

 

Hubiera escapado, gritado, chillado pero no lo hizo, en cambio solo se permitió el cerrar los ojos y sentir como su orgullo caía fragmentado al borde de esa cama, cualquier intento por recuperarlo o salvarlo era imposible, no tras aquel hombre al que amaba sin aparente limite, no podía evitar ser un iluso, un mero juguete de aquel sujeto.

 

Si tan solo sus padres vivieran y vieran en lo que se había convertido, en que había permitido que otro hombre tomara las riendas de su vida, que lo usara y desechara como un vil trapo viejo era insostenible, ellos le habían criado de una manera totalmente diferente, por ello les amaba y tuvo una infancia perfecta, pues el amor entre ellos era lo que él deseaba obtener de una pareja.

 

Ver que el hombre del que su corazón decidió amar era la otra cara de la moneda le hacía sentir terrible, humillado, sobajado….

 

Pero solo quería un poco, solo una caricia, un sentimiento aunque fuera pasajero, aunque fuera necesario rogarle por un trozo de ese corazón.

 

Nada fue como él lo esperaba, sabia de antemano que aquella sería la despedida y estaba dispuesto a todo porque el momento no fuera tan desagradable, no cuando sabia perfectamente que su ausencia le mataría.

 

Esas manos sobre su cuerpo, rudas y frías enviaban corrientazos eléctricos por su espalda baja, sus gemidos eran roncos y necesitados y su cuerpo pedía más de aquellas manos, de aquellos labios, daría su vida con tal de que kaede lo besara, que no le tomara como lo hacia siempre.

 

Kaede colocó a hanamichi de espaldas, era consciente que esa era su “despedida” asi que tenia que ser especial, quería ser mas rudo, marcarle como suyo, tomarle con ansias depredadoras, hundir su palpitante sexo en aquella apretada entrada.

 

Pero no pudo…

 

Si cerraba los ojos recordaba aquella lastimera pregunta, aquel semblante apagado, el temblor y la tristeza de aquel chico que estaba bajo él, esperando por la intromisión.

 

En aquel momento su mente fue un caos, era consciente que no era el momento, que debía vengarse, matarle y hacerle pagar por el sufrimiento de su hermana menor, pero no podía, su corazón se revelaba a su mente, a sus recuerdos.

 

Ese chico era el ser más bello que pudo haber conocido, lo constató cuando abrazándole por la espalda sintió el temblor de ese cuerpo perfecto, sabía perfectamente que nunca le dio ese derecho, que nunca lo sintió tanto como lo estaba sintiendo ahora, aspiró el aroma de sus cabellos, la colonia mezclada con el rubor y sus ojos se llenaron de lagrimas al pensar todo lo que había hecho por una venganza insuficiente.

 

Había que admitir que falló, que cayó rotundo ante los comentarios de su hermana, que él mismo dedicó horas enteras a imaginarse a ese chico, a pensar en su sonrisa, en su candor, en la personalidad que tanto le había atraído, hasta el momento mismo en que sintió cuanto le traicionaba.

 

Dejó un reguero de besos por ese cuello, hasta sus hombros, esta vez seria diferente, esta vez él necesitaba hacerle el amor y así poder olvidar y conmiserarse con él.

 

Cuando todo terminó fue kaede mismo quien le atrajo hacia él en un abrazo, por primera vez pudo ver aquellos ojos serenos y calmos, permitió entonces que el llanto fuera esta vez de felicidad inminente, se arrebujó tiernamente en sus brazos, feliz porque por primera vez el dolor no estuvo presente.

 

Cuando kaede despertó encontró a hanamichi placidamente dormido a su lado, con un tierno rubor en sus mejillas, cuidadoso de no despertarle salió de la cama, necesitaba meditar todo lo que había acontecido en su vida, tras la muerte de ella las cosas se habían ido a pique, quería buscar un culpable y lo encontró sin importarle su inocencia, ni el trasfondo de sus propios sentimientos, creyó que humillándole, rebajándole seria capaz de hundir hasta lo más profundo de su corazón un amor que no consideraba justo.

 

Pero Hana era demasiado tozudo como para dejarle, poco le importaba el trato o las absurdas condiciones de esa seudo relación, él las aceptaba.

 

Todo con tal de estar junto a él.

 

Hoy era hora que le pagara su sacrificio.

 

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1 mes antes ….

 

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Caía ya la tarde cuando se detuvo frente a la casa de haruko, podía sentir la tirantez de sus músculos, el acelerado latido de su corazón y como este caía a sus pies desgarrándose.

 

Aún no podía comprender el alcance de su hipocresía, con ella fingía una alegría que era incapaz de sentir, habría dado cualquier cosa con tal de que su situación fuera diferente, quizás de no haberle conocido, de no haber sucumbido ante el deseo candente y constante por estar con él, no debió haberse dejado influenciar, que nunca debió enamorarse de un sujeto que no sentía nada por él, salvo un deseo enfermo y sádico.

 

-¿piensas quedarte ahí?..- aquella voz, terriblemente familiar provocó un sobresalto, tan o mas profundo que el ahogado gemido que escapó de sus labios cuando pudo ver a kaede apostado a un lado de su inseparable motocicleta, vistiendo una vez más aquella preciosa gabardina negra…-¿vas a hacerlo?..- pregunta entonces, refiriéndose exactamente a lo acontecido un par de días atrás, cuando en un terrible ataque de culpa le gritó que contaría a haruko lo que pasaba entre los dos.

 

-no soy tan mezquino…- murmuró desviando la mirada hacia el interior de la casa, ganó solo que kaede riera fuerte, a carcajada limpia, mientras se acercaba a él, con aquel cigarrillo fiel en su mano.

 

-no eres mezquino..- admitió tras dar una calada al cigarrillo..-eres peor que eso.. - aquella sentencia provoca que las barreras de hanamichi caigan a sus pies, se había negado a verle como era en realidad, probó de primera mano la indiferencia, inteligencia y poco tacto de su acompañante, se volvió hacia él, con aquellos ojos ámbar visiblemente acongojados, con la furia bullendo de ellos.

 

Aun así no fue suficiente, un respiro hondo, tras cerrar los ojos permitió que dilucidara la situación, kaede podía ser un hijo de puta, visceral y enfermo, mezquino, cruel, despiadado, pero él lo amaba, con sus virtudes y defectos, con su arrogancia, con su inmune personalidad, cualquiera en su caso mínimo le habría volcado su teatro, habría ido con haruko, decirle lo que pasaba y rasgar tanto los sueños de su amiga, como la prepotencia de él.

 

-¿no puedes verdad?… - pregunta apenas en un susurro, mientras aquellos ojos fríos, e inquietantes no pierden un solo instante aquellos labios temblorosos..-tan necesitado de afecto.. Tan cobarde… tan do’aho..-

 

-si tan solo pudiera..- gime lastimeramente bajo, con el temblor, el temor y desconcierto bajo la espesura de su mirada, donde aquellas gemas resguardaban todo el dolor y la conmiseración era única para el chico que se encontraba a su lado, seduciéndole, atosigándole y forzándole ante todo a fingir que apreciaba su trato…-si pudiera hacerte entender que no todo lo que vez es real..- agrega y entonces le mira largamente..-lo que daría por no sentir lo que siento por ti, que me consume y me corroe.. -

 

-un sentimiento innecesario, trascendental y sin lógica… un sentimiento que te ata de pies y manos, un sentimiento hueco y sin futuro…¿lo que sientes lo clasificas como amor?..- entonces sus ojos azules se clavan en él, inmisericordes, tal como si le mostraran la realidad, como si no fuera merecedor que aquellos ojos añiles le dedicaran siquiera una sola de sus miradas, él solo tenia que ser merecedor de su ruda intrusión, de sus bruscas caricias, de su honda pena..-no sabes cuanta pena me das..- admite con sobriedad propia, sin siquiera medirse ante lo que hanamichi trata de decirle..-soportas todo de mi, incluso que le ame a ella, que ella tenga todo lo bueno que podrías tener tú.. Pero tu condición es insostenible.. Eres solo una bonita adquisición, un capricho banal, sin importancia ni sentido… pero tú entupido e ingenuo ha creído que las cosas eran ciertas, que la atracción era más que ello… -

 

-No te equivoques rukawa..- habla entonces, acercándose lo suficiente para que sus bocas se rozaran, sus ojos brillantes, producto de las lagrimas contenidas, las mejillas sonrosadas, los labios trémulos y el cuerpo laxo..-yo sé que nunca podrías amarme… porque tu corazón no conoce el sentimiento.. Pero algún día comprenderás que no todo es sexo y apariencias, que toda tu vida no puedes depender de tu bonito rostro o de tu suerte… algún día sabrás que…- pero las lagrimas cayendo blandas por sus mejillas, tan gruesas y ardientes como sus mejillas sonrojadas, parpadeó pesadamente, mientras aquellos ojos se apagaban, no necesitaba decirle, no quería darle un nuevo trofeo con el que regocijarse pero no podía más, no se sentía capaz de seguir ocultando cuanto le amaba.

 

Porque en medio de todo, de su crueldad, de su innecesaria acritud, él había sido tierno, comedido, incluso había podido ver que sus ojos se tornaban serenos, calidos, casi humanos, había pensado durante largos periodos de tiempo los sentimientos de kaede hacia él, lejos de la lujuria y la satisfacción meramente carnal que producía en él, pensó durante un tiempo que si lo follaba era solo para contener los sentamientos fuertes que sentía hacia haruko, al verla tan frágil,. Tan ingenua, él en cambio….

 

Su constitución era fuerte, todo en él irradiaba una fortaleza que no poseía, su natural candor se vio opacado tras la muerte repentina de sus padres, no negaba que sintió terrible cuando su prometida falleció, solo entonces es que pudo contactar parte de una realidad escalofriante.

 

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*+*+*+* Flash Back *+*+*+*

 

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Durante su estadía en la escuela estuvo pensando sobre las acciones incongruentes, sobre las decisiones que sus padres tomaran sin su consentimiento, no dudaba que Reiko era preciosa, de cuerpo menudo y grácil, sonrisa amplia cuyos dientes perfectos eran tan bracos como su piel.

 

Con sinceridad que ella era la mujer de la vida de cualquier hombre, pero no de él, no bastaba su cintura estrecha, ni sus piernas largas, mucho menos distaban esos largos cabellos ondulados que como claréeles caían sobre su espalda, ni siquiera aquellos ojos azul profundo.

 

-Sumimasen ga sakuragi-san..- escucha tras él una fina voz, al girarse se encuentra con la jovencita a la que le prometieron en matrimonio, no quería ser grosero, no cuando el tierno rubor cubría sus mejillas, ni el estremecimiento de aquellos labios rojos como cerezas, habrían tentado la razón de todo hombre..-Necesito hablar

explicar que no era mi intención..-

 

-lo sé..- responde súbitamente, acercándose a ella, mientras toma entre sus grandes manos las pequeñas de la chiquilla, de cerca le parecía más hermosa e inalcanzable, solo entonces agachó la mirada y maldijo la inclinación que sobrepasaba sus limites, por más ternura que le despertara esa chiquilla no podía siquiera pensar en que ella pudiera enamorarlo

…-tampoco es mi intención, solo que nuestros padres son tan…

- Caviló entonces, sin tener siquiera una idea lógica que podría describir la actitud de sus padres, la chica parpadeó y rió suavemente antes de apretar en un gesto suave las manos que rodeaban las suyas.

 

-cerrados

… tercos…

- adivinó divertida, logrando que los grandes ojos de hanamichi se abrieran con grata sorpresa, lo alabó al sujetarle de los hombros y abrazarle..-tengo un hermano..- murmura suavemente..-yo sé que él es capaz de lograr que la cerrada mente de nuestros padres ceda y nos apoyen..-

 

La sorpresa fue aun mayor para hanamichi, sus ojos irradiaban sorpresa, encanto y fascinación, nunca pasó por su mente el tono triste de su voz, cuando su sonrisa era radiante..-quiero saber tu nombre..- pide entonces anhelante, con la suave sonrisa embelleciendo aquellos labios bastos y deliciosos.

 

-Reiko

…- se presenta entonces, alzando ese bonito rostro ovalado, donde unos enormes ojos azules le miraban fijamente embobados..-Rukawa Reiko…

-

 

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*+*+*+* Fin Flash Back *+*+*+*

 

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Y aquel nombre pareció retumbar en la cabeza de hanamichi mientras el puzzle en la cabeza del pelirrojo se completaba, palideció completamente, su cuerpo se tensó tan inevitable cuando alzando la temblorosa mano pudo reconocer en los rasgos de rukawa los de Reiko.

 

-ahora comprendo..- musita entonces estremecido, la duda que invadió los ojos de kaede fue inaudita, mucho más cuando el pelirrojo se desvaneció en sus brazos.

 

Ahora que había logrado su cometido no se sentía tan vanagloriado, mucho menos satisfecho, lo había humillado, usado, le había sobajado sin misericordia, y mientras tanto él se había inmiscuido lentamente en su corazón.

 

-¡¡Por kami!!!..- escucha tras él la voz chillona de haruko, quien se acerca hacia hanamichi acompañada de su hermano mayor, cuando este intenta arrebatarle a sakuragi de sus brazos la mirada que se alza hacia él es demandante y posesiva, no conciente que nadie le toque, por ello es que se adentra a la habitación de huéspedes y le recuesta suavemente en el lecho.

 

Son solo un par de minutos los que le conceden paz, pues ekagi es rápido cuando se trata de ese estorboso pelirrojo, la preocupación de los hermanos ekagi es suficiente para hacerle comprender las razones fuertes que tuvo hanamichi para ocultar lo que él hacia.

 

Durante las horas que permaneció inconsciente le contempló, reconociendo las razones que su hermana tuviera para enamorarse de él, aquel rostro bronceado, donde sus labios eran lo suficientemente tentadores para hacer perder la cabeza a cualquiera, de ahí que no permitiera que le besara ( no cuando hanamichi era consciente )

 

En todo ese tiempo no creyó necesario conocerle, mucho menos tratarle, solo necesitaba imperiosamente vengarse de aquel sujeto, de aquella familia la cual había arrastrado a su hermana pequeña hacia la muerte inevitable.

 

Tener que recordar el cuerpo destrozado de su hermana pequeña en sus brazos, casi desfallecida, pero tan cuerda como para susurrar el nombre de aquel chico que se encontraba en el lecho, con remanentes rastros de lagrimas.

 

La situación se escapó de sus manos, desde el momento mismo en que escuchó de labios de su hermana la maravillosa persona que era su prometido, su alegría nata, su tesón y ante todo los rasgos bellos que poseía.

 

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*+/*+*/*+* Flash back *+/*+*/*+*

 

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Le sorprendió que ese rostro precioso irradiara, estaba enamorada y había admitido con tristeza que él no correspondía sus sentimientos, la seguridad con la que decía, la sonrisa ancha y las mejillas rosas parecían indicar que más que confesar un rechazo parecía indicar todo lo contrario.

 

Cuando le vio aparecer en la habitación, con aquellas manos tras la espalda y una sonrisa bailoteando sus labios es que suspiró dejando de lado lo que hacia y centró en ella su atención, era difícil el no verla, el brillo en su mirada, sus mejillas rojas, la ingenuidad y dulzura que proyectaba.

 

-¿Qué pasa ahora?..- pregunta entonces, tras un largo suspiro, uno más a su lista, la sonrisa en los labios de ella no descendió, mucho mas cuando tomó asiento junto a él, se mantuvo durante largos segundos en silencio, meditando las palabras correctas para que él, como todos los demás sucumbieran a su capricho, kaede no consideraba que la debilidad hacia su hermana fuera mala, pero si algo dependiente y exageradamente protectora.

 

La observó atentamente, aquellos cabellos negros y ensortijados caían sobre su mejilla, cubriendo aquellos ojos tan similares en color con los suyos, supo desde el instante mismo del nacimiento de Reiko que entre ellos había una abismal diferencia, mientras los ojos de ella eran súbitamente expresivos, vivos, aniñados, los suyos eran sesgados, fríos y casi crueles.

 

-últimamente no te eh pedido un favor..- inició, mientras aquellas manos temblaban suavemente..-pero sé que harás lo posible por verme feliz..- solo entonces se animó a alzar el rostro hacia él, donde la tristeza parecía perdurar en aquel rostro bonito, sus ojos estaban llenos de lagrimas que bajaron suavemente por sus mejillas.

 

-se trata de sakuragi?..- mas que preguntar afirmaba, el asentimiento lento y breve de su hermana le dio la pauta para tomarla en sus brazos, acunándole como cuando era una niña pequeña, frágil y delicada..-¿pasa algo con él?

¿te ha hecho algo?..- solo entonces su tono se forzó a ser duro, la molestia era creciente en su rostro y la chica tembló inevitablemente antes de negarse.

 

-no puedo obligarlo a amarme..- suspira entonces e intenta borrar aquellas lagrimas..-hasta ahora no creo que haya cometido algún delito

en cambio yo le amo y por ello quiero verlo feliz, al lado de la persona que ama realmente..-

 

-intentas decir que él

- inicia suavemente, tratando quizás de soliviantar el decaído semblante de la menor, aquello era ajeno a él, nunca tuvo la necesidad de enamorarse, era consciente sobre sus inclinaciones y el rumbo que tomaba su vida, el amor no era una veta en su vida, en realidad era algo innecesario, soez y crudo y él solo necesitaba los abrazos tiernos de su hermana, la vives de sus emociones para que él pudiera ser feliz.

 

-No.. Él no está enamorado..- aquella afirmación risueña de labios de ella resulta incomodo, hay algo, en el fondo de sus ojos lo que le insta a preguntar, pero se muerde los labios y desvía el rostro, algo en su respuesta hace que sus mejillas piquen y se tiñan suavemente de rosa, en su vida nadie había logrado eso, todo a excepción de ella, de esa debilidad necesaria..-pero no dudo que en algún momento lo estará

pero no de mi, ni de ninguna chica que se precie.. ¿podría haber escogido mejor mi corazón?..- pregunta entonces, clavando los ojos azules en su hermano.

 

Aprovechando para contemplar los matices en aquellas irises, el azul profundo, menguado por tonalidades oscuras, doradas y salpicadas estratégicamente por todo el contorno, era innegable que los ojos de su hermano eran bellísimos, únicos e inconfundibles.

 

Era una lastima que se negara a conocer el amor

 

-no quieres saber mi respuesta..- negó solemne..-no le conozco..- admite pesaroso, mientras ve el puchero formarse en labios de la menor..-debe ser especial para que hayas puesto tus ojos en él..-

 

-por supuesto..- admite entonces ruborizada, mientras sus ojos vuelven a brillar intensamente..-no es solo su físico, es su alma, sus ojos son transparentes y calidos como una apacible tarde primaveral y su sonrisa es amplia, fresca, incluso pese a que pretende ser arrogante es tímido, ciertamente dulce y compasivo

una lastima total si te das cuenta o te confiesa de boca propia que las mujeres no le interesamos.. Pese a ello es tierno, solemne, terco y tenaz, el hombre perfecto para cualquiera, incluyéndote Onee-san..-

 

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*+*+*+*+ Fin Flash Back *+*+*+*

 

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-¿el hombre perfecto?..- pregunta apenas en un susurro, mientras sus ojos contemplaban al pelirrojo, quien parecía placidamente dormido en aquella cama, el sonido suave y regular de su respiración era un contraste con su rostro congestionado y surcado de suaves lagrimas que caían por su sien, confundiéndose con aquellos cabellos intensamente rojos que descansaban en la almohada, ciertamente, dado el punto de vista de cualquier persona el pelirrojo cabria dentro de una clasificación, ese cuerpo moldeable, firme y susceptible, esos labios amplios, sus ojos claros y limpios, su cabello intenso y su risa cristalina.

 

Aunque había de admitir que en todo el tiempo que llevaba de conocerle ya no le había escuchado reír.

 

Rebuscó entonces en el viejo baúl de sus recuerdos, trayendo a su memoria un momento, no personal, quizás con matices de ajeno, pero en realidad le había escuchado reír alegre, jactancioso mientras unos brazos fuertes le alzaban y unos ojos violetas le veían embobados, él había reído ante la huraña actitud de su compañero de habitación, en un momento en que sakuragi no le había visto, en ese momento sonreía.

 

Aquel día había resultado especialmente agotador, ante todo frustrante ir de un lado a otro comprando con su

“prometida”

odiaba lo suficiente a esa mujercita mezquina y superficial, detestaba su voz, ese chillido espantoso cuando gritaba emocionada o el falso halo de inocencia que le fascinaba demostrar junto a sakuragi.

 

No negaba que el cariño hacia el pelirrojo era sincero, demasiado a su parecer

casi podría asegurar que su futura esposa suspiraba ante la presencia de su reciente amante, una sonrisa de medio lado cubrió apenas sus labios, no necesariamente había cumplido un capricho exótico de la chica.

 

De pronto el celular de hanamichi comenzó a sonar, hurgó en la chaqueta y observó el nombre de sendoh akira en su interior, cuando estuvo a punto de anular la llamada entró haruko abrazándose a su espalda.

 

-Nos has tenido preocupados..- Supo por el tono de voz de ella que no se dirigía precisamente a él, no supo cuando había despertado, si se sorprendió de verlo semi recostado, con las piernas recogidas y el rostro sumido entre ellas no lo demostró..-kaede ha cuidado de ti todo este tiempo..- admite entonces con dulzura, mientras sonríe.

 

-Se lo agradezco..- alcanzó a murmurar, su voz apenas un suave quejido, no podía evitar el deseo de llorar, de gritar, de descubrir la farsa de rukawa pero no podía, a leguas se veía que se amaban, el trato lo evidenciaba, él permitía que ella le abrazara, que lo tocara y le besara.

 

Haruko no merecía un trato indigno, sus ojos nuevamente te llenaron de lagrimas, pero las contuvo cuando escuchó el timbre de su celular, la melodía que había escogido para akira, sorprendido ante el arranque de emociones que sentía le arrebató el aparato de manos de kaede.

 

-Aki-Kun..- sollozó y un inminente reguero de lagrimas siguieron acallándole, minutos después, tras despedirse y disculparse bajó corriendo las escaleras, abrió la puerta y se topó con la figura de sendoh, se arrojó a sus brazos y permitió que lo sacara de ese infierno en el que su vida se había convertido

 

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-¿Qué ha pasado?..- pregunta una vez sentados frente a una taza de te, hanamichi permanece en su regazo, con la respiración sosegada y la mirada perdida..-¿Qué te ha hecho ese hijo de puta esta vez?..- la rabia era como un Mantra para hanamichi, pues sus puños se cerraron contra la tela del pantalón de akira.

 

-cuando lo conocí creí que era el ser más hermoso sobre la tierra, que estaba destinado a amarle.. Mis sueños se rompieron cuando le vi. de la mano de haruko, mi mejor amiga..- inició apenas en un apagado murmullo..-sé que cometí un error cuando cai en sus brazos, pero necesitaba tanto que esos ojos distantes y ajenos me vieran con un poquito de amor..- sollozó y entonces buscó buen acomodo en el pecho amplio de akira.

 

-pese a ello sentí que no era merecedor de su atención, de su búsqueda y de la necesidad que tenia por hacerme daño..-

 

-Te menosprecias..- comentó a su vez, alzando ese rostro triste y llenos de lagrimas..-¿es que no has notado lo hermoso que eres?..- pregunta con suavidad, turbado por la cercanía y por el aliento calido junto a su mejilla, sabe que no era el momento adecuando, que la debilidad y el desconsuelo es demasiado para un alma tan frágil pero no puede evitar ladear el rostro y atrapar el tembloroso labio inferior entre su boca, el beso arranca un gemido por parte de hanamichi, quien posa sus manos en el pecho firme de su mejor amigo.

 

-si tan solo me dejaras curar tus heridas..- murmura sin dejarle hablar, sabe que hanamichi le rechazaría, pero solo pedía una oportunidad de hacerle feliz, tal y como él lo merecía..-no sé cuando pasó, ni siquiera supe cuando tu presencia opacó la de hiroaki..-

 

El nombrar al koibito de akira provocó en hanamichi un sobresalto, sabedor de lo que había significado en la vida de sendoh, se sintió halagado y a la vez triste por no poder corresponderle, por no ser capaz de arrancarse del corazón a rukawa pese a saber el motivo real que lo habría atraído a su vida.

 

Solo restaba dejar que el tiempo lo decidiera, no negó ni afirmó nada hacia los sentimientos que akira sentía por él, solo se dejó llevar, mecido por los brazos fuertes de su mejor amigo, mientras el día de la boda se acercaba.

 

Ahora, un par de horas después se encontraba en su habitación, se encontraba solo, con el rostro cansado y los ojos rojos e hinchados por el llanto, mientras sus manos empuñaban la invitación que haruko le había entregado, no sabia cuan injusto o mezquino era el destino, mucho mas cuando kaede ni siquiera se había atrevido a buscarle, él había hecho el intento por no llamarle, por no suplicar por su presencia, por no rogar algo de lo que estaba seguro no tenia derecho.

 

No cuando el amor de kaede jamás sería para él, solo tenían que bastar sus marcas, el rastro de sus golpes o la sensación de sentirse llenado por él, gime bajo entonces cuando puede ver tras sus pantalones su sexo palpitante, era inevitable el pensar en su persona, en desear por un solo momento un poco de paz.

 

Cerrando los ojos se recostó en el frío piso, abrazado a sus piernas se dejó llevar por el suave murmullo de una voz gentil, serena y apacible

 

El lugar en el que se encontró repentinamente era un acantilado, donde las olas chocaban furiosas contra el roquedal, él se mantenía de pie, ajeno a la brisa fuerte o al cielo nublado cruzado por feos nubarrones oscuros y ambientado con el rugir de los truenos sobre su cabeza.

 

Aquella muestra de la naturaleza parecía reflejarse en torno a lo que él sentía, de pronto un haz de luz le cegó lo suficiente para que su vista se tornara borrosa y fuera solo consciente de un pequeño cuerpo acercarse a él lentamente.

 

Sakuragi-Kun

…- Aquella voz era irreconocible, su corazón se cerró en un puño y cayó de rodillas frente a la imagen que poco a poco parecía tomar forma..-Hana…

.- y un calido abrazo lo estremeció, ante él pudo ver el rostro perfecto, delicado de Reiko, los grandes ojos azules, el tierno rubor y ante todo los negros cabellos cubriendo aquel rostro precioso, respiró hondo y tembloroso acarició su mejilla la cual al tacto seguía siendo suave pero terriblemente fría, si tan solo él la hubiera amado como merecía.

 

-No sabes cuanto lo siento..- se lamentó aferrado a la cintura estrecha de la chiquilla quien cerrando los ojos se acercó a él, lo suficiente como para rozar contra los suyos los labios del pelirrojo, este tuvo en su mente el último recuerdo de esa niña preciosa, cuando antes de abandonar el mundo terrenal pidió que él fuera quien le diera su primer y ultimo beso.

 

Cuando abrió los ojos fue bendecido por el tacto de la chiquilla con lagrimas en los ojos, con la mano temblorosa acarició su piel, enredando entre sus dedos los bermejos mechones de hanamichi..-no sabes cuanto lamento yo que mi vida y muerte sea un pesar en tu consciencia y la de Onee-san.. Yo solo quería que fueras feliz

que encontraras el amor..-

 

-y lo hice rei-chan..- respondió aturdido, tras sentirse incapaz de vivir una experiencia como la que estaba viviendo, era imposible que esa niña estuviera junto a él, arrodillada, abrazándole y consolándole cuando él había hecho amargos los últimos días de su vida, cuando ante todos le había rechazado rotundamente.

 

Nunca pudo perdonarse tal descuido, mucho menos debió permitir que sus padres ni ella abordaran aquel auto, se sintió miserable, si tan solo él les hubiera acompañado no tendría porque sentirse culpable, mucho menos tan solitario.

 

Pero de ser asi jamás hubiera conocido a kaede

 

Una vez más la angustia se apoderó de su pecho, tal como si fueran afiladas navajas incrustándose en su corazón, aquel dolor llenó de lagrimas sus ojos y su labio inferior tembló al ver que la comprensión asaltaba los ojos de Reiko.

 

-No lo permitas..- murmura suavemente, mientras sus dedos se recrean en el rostro de hanamichi

…-no permitas que él cometa un error, búscalo y hazle ver cuan equivocado esta, muéstrale que el amor es algo sano, seguro y necesario…

-

 

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-Hanamichi..-

 

-Hanamichi

-

 

-Hana

-

 

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Solo entonces escuchó una voz angustiada llamarle, pero no quería dejar de sentir la calidez de su abrazo, se negaba a volver, a sufrir y padecer por alguien que no le quería, por una persona que era incapaz de amarle, de cuidarle y protegerle, durante ese tiempo sus ojos se fijaron solo en ella, pidiéndole silenciosamente que le llevara con ella.

 

Cuando abrió los ojos se encontraba nuevamente en su habitación, a su lado la invitación se encontraba intacta, parpadeó mecánicamente tras recordar las palabras de su ángel y comenzó a vestirse, dentro de 2 horas seria la ceremonia y no tenia tiempo que perder.

 

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El templo donde se llevaría a cabo la recepción estaba decorado con elegancia propia del novio, suspiró tratando de calmarse cuando acomodó un poco su camisa y alisó sus pantalones, necesitaba tomar valor, para poder gritar y exigir que kaede lo amara.

 

No había mucho que perder, salvo su corazón, pero este ya pertenecía al hombre que se encontraba de pie en el altar.

 

Escuchó parte de la misa, y entró justo cuando los novios se besaban los labios y los invitados aplaudían, en su momento hubiera gritado, pero dos lagrimas silenciosas mojaron la punta de sus zapatos, la necedad era innecesaria en un caso como ese, le había perdido.

 

Volvió tras sus pasos, cuidando que nadie pudiera verle, con la mirada gacha y el corazón hecho pedazos, no toleraba la idea sola de verlos cruzar por las puertas amplias, dichosos y sonrientes mientras su vida se iba nuevamente al carajo.

 

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Sus pasos le llevaron hacia un frondoso parque, cubierto, se sentó en la base de un árbol y solo ahí gritó mientras las lagrimas hacían mella en cualquiera que le escuchara, tan metido estaba en su sentir que no sintió ni percibió una presencia más en el lugar.

 

Solo se tensó cuando unos brazos fuertes le apretaron contra si.

 

do

aho..- aquella palabra simple le hizo alzar el rostro y toparse con la mirada de kaede fija en él, durante ese tiempo sintió como el tiempo se detenía a su alrededor, solo la presencia de él llenaba sus ojos que rebosantes en lagrimas no acertaban a detener el desconcierto que nacíó en ellos.

 

Seguramente se trataba de un sueño, aún asi no pudo evitar el deseo de dejarse llevar y vivir algo utópico y pleno, fue solo entonces cuando el rostro de kaede quedó cercano a él, la intención era segura, mas no para las acciones de rukawa, este solo se acercó mas a él y le besó los labios, con ardor, con necesidad, con un amor que le instó a aferrarse a él con anhelo.

 

-debo estar soñando..- exclamó turbado, tras sentir sus labios palpitantes por el beso, los azules ojos de kaede la miraban fijamente, como decidido a hacerle ver la realidad, cuando sus dedos se colaron tras el apretado pantalón, rodeando apenas con 2 de sus largos dedos la erección de hanamichi.

 

-¿sigues creyendo que es un sueño?..- pregunta entonces con un suave susurro, mientras muerde el labio inferior del pelirrojo.

 

-pero

…¿y haruko?…

¿la boda?..- pero kaede le calló de forma contundente al besarle mientras le recostaba contra la base de aquel árbol.

 

-se canceló hace un mes..- respondió mientras lo tenia junto a él, en un apretado abrazo..-si no te hubieras ido habrías escuchado que esa misma tarde hablé con haruko y le expresé lo que sentía..-

 

-..- Hanamichi no supo que contestar, durante ese tiempo prefirió mantenerse alejado, intentando olvidar el profundo amor que por kaede sentía y ante todo la culpa por la muerte de su hermana menor.

 

-No resultó fácil, menos cuando akagi quiso hacerme pagar por la deshonra de su hermana..- solo entonces narró la gresca que hubo, ese pleito feroz que le llevó a permanecer convaleciente un par de días en un prestigiado hospital..-no es tan sencillo que haruko comprendiera que estaba enamorado y no de alguien desconocido.. Me eh enamorado de un ser excepcional, comprensivo y demasiado torpe como para darse cuenta que le estoy confesando cuanto lo llegué a amar..-

 

-pero Reiko

- la culpa instó solo a que kaede le besara la punta de la nariz.

 

-estuve obcecado, solo quería comprender que había visto ella en ti, como era posible que mi princesa se hubiera encandilado con un tonto y torpe que no había caído ante su encanto..- murmuró comprendiendo entonces que el amor de sakuragi fue siempre correspondido, pudo haberle hecho muchas cosas, una mas desagradable que la otra, pero no pudo, no cuando le veía dormir aferrado a él, esbozando aquellos labios una linda y tierna sonrisa.

 

-ella era preciosa..- admitió mientras su rostro se encuentra recostado en su fuerte pecho..-pero yo no podía

- el siempre fue sincero con ella, le habló abiertamente de su sexualidad y ella lo comprendió, saber que kaede le amaba le hizo ser inmensamente feliz, estaba dispuesto a dejar atrás todo y comenzar con él una nueva vida, cerrar ese capitulo y abrir uno nuevo donde la felicidad se mostraba con generosidad.

 

El beso que los unió una vez mas fue la pauta para muchos más, para agradables momentos, risas y vivencias

.

 

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La felicidad estaba tan próxima que no era tan complicado hacerse de ella y tomarla

 

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Owari

 

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