--Buenos días, joven maestro-Decían a coro los subordinados.
--Ahh...
--Buen día, Waka*--Le dijo Tetsuya.
--Ahh...
--Ojalá tenga un buen día.
--Tetsuya, eres el único que se atreve a hablarle al joven maestro, aún cuando está enojado. ¿No te da miedo que te lastime?
--No, claro que no. Él no haría eso.
Siguió en sus labores, dejando sorprendido al resto. Cuando terminó, fue a la habitación del pelirrojo. Se sentó en la cama y comenzó a recordar cómo lo había conocido y la forma en que el otro le abrió su corazón.
Kasanoda, llegó a casa con el nuevo look que los gemelos Hiitachin le impusieron en modo de broma, respaldada por la inutilidad de Tamaki. Todos se asombraron y respondieron temerosamente ante la vergüenza que suponía para el chico, el ser visto así. Sólo alguien no se asustó.
Fue directo, tras de él, para preguntarle acerca de la situación.
--Waka ¿Qué pasa? ¿Estás bien?-Preguntó dulcemente el castaño claro.
--Si, es sólo que... Olvídalo-Arrojó el osito al suelo y se quitó los complementos "tiernos".
--Parece que algo te molesta...--Intentó acercarse para abrazarlo pero el otro, en su arranque, lo alejó de un manotazo. Su cuerpo se golpeó pesadamente contra la pared y un gemido salió.
El pelirrojo recapacitó lo que había hecho al oír ese sonido del golpe.
--¡Tetsuya! ¡¿Estás bien?! ¿Te lastimaste?-Lo revisó en todos lados.
--No pasa nada-Contestó con una sonrisa-Estoy bien.
--Perdóname-Lo abrazó sorpresivamente-Yo no quise... Es que los reflejos...
--Está bien, no te preocupes.
--Perdóname, Tetsuya.
El castaño rubio se abrazó a su compañero. Quizás nadie lo comprendiera, pero él, sabía que el pelirrojo poseía un corazón muy dulce. Había sido gratificante conocerlo. Aspiró su aroma a esencias maderadas de Oriente, tan delicioso.
El otro no sabía cómo disculparse con el chico. Lo quería demasiado y ese golpe no intencional, había estado fuera de lugar. Su cuerpo delgado y fino era hermoso al tacto y ese aroma a orquídeas siempre le había gustado.
--Waka...--Sintió ese abrazo muy extraño, no era como siempre.
--Tetsu...
Lo llevó a la cama y lo tumbó. Lo observó por un momento, el sonrojo que lo dominaba era encantador. No resistió y comenzó a besarlo, de manera necesitada, mientras buscaba su pecho bajo la ropa.
El otro sólo gemía... Era demasiado abrazador y apasionado. No podía resistirlo. Cuando quiso darse cuenta, ya estaba sin ropa y el pelirrojo jugaba con su boca en sus pezones.
--Wa-waka... Aaahhh...
--Te deseo Tetsuya... Te deseo...
Se desabrochó el pantalón, pues ya no tenía el saco, sólo la camisa amarilla, y penetró de una sola estocada a su compañero.
--¡¡AAAHHH!!
A ninguno le importaba si los escuchaban, estaban demasiado ocupados.
Con un hábil movimiento, Kasanoda controló el movimiento de sus embestidas y masturbó con destreza al castaño rubio. No pudo detenerse por nada.
Unos cuantos embates más, y el castaño terminó, entre gemidos ahogados y apretando el miembro de su amo con sus paredes internas. Kasanoda no resistió y también dejó salir su semilla, llenando el interior del sirviente y derramando un poco en sus muslos al salir.
Sus respiraciones eran agitadas pero poco a poco se tranquilizaron.
--Waka... Te quiero.
--Yo también te quiero Tetsuya.
Ambos se quedaron dormidos sobre las sábanas. La tarde siguió su curso normal y al otro día, Kasanoda lo confió su secreto a Tetsuya, que con una sonrisa y un beso le confortó.
--Todo estará bien, no te preocupes.
El pelirrojo regresó a la escuela, Mori lo apoyó y consiguió hacer amigos. Aunque hubo ciertos contratiempos, como el que Kasanoda se sintiera atraído por Haruhi y que Tetsuya presenciara la vestimenta de nekomimi (Aunque lo disfrutó y lo guardaría como un valioso recuerdo).
Regresaron juntos a casa, ese día, y platicaron acerca de todo. Tetsuya recordó lo que dijo en el Instituto...
--En realidad... Waka posee un corazón dos veces más amoroso que una persona normal, aunque suele ser dos veces más torpe y tímido... Pero... Aún así lo amo. Jamás me separaré de él, aunque debo regresar a mi casa, papá me espera.
Tetsuya regresó con su padre, pero siguió estando con Kasanoda; Sin embargo, todos los subordinados que lo trataron mal, recibieron un castigo de Kasanoda por no saber que era el Waka de un grupo Yakuza de la misma región.
--En verdad, aprendí mucho de Morinozuka-Le dijo una tarde que comían helado en uno de los jardines de su hacienda.
--Siempre supe que Waka sería el mejor aprendiz.
--Ya no deberías decirme así. Ya no eres un subordinado.
--Pero me encanta... Waka-Chan-Le dijo con una sonrisa y recargándose en su hombro, provocando el sonrojo de su koi.
Si, era cierto. Todos aprendemos cosas nuevas cada día.
FIN