No puedo dejar de dar vueltas en la cama. Estoy tan nervioso y, aunque la razón podría parecer obvia, no estoy seguro por qué. Mañana voy a casarme.. sé que ella está tan feliz. Yo me siento eufórico por un lado, pero también habita en mí una sensación de opresión. Tal vez es lo que les pasa a todos los hombres, esa sensación de perder la "libertad"... pero no sé si es así en mi caso. Es como si ya no supiera nada de mí mismo, como si estuviera lleno de miedos que no puedo descifrar y que nunca conocí. Hasta me cuesta recordar cuando le pedí que se casara conmigo. Lo único que aparece en mi mente son su sonrisa y su sonrojo, esa felicidad que brotó tan naturalmente de ella, como cuando estábamos en la secundaria. También recuerdo las sonrisas de los chicos, cuando les conté que le había declarado mi amor y ella, contra toda predicción, había dicho que si. Mi sueño parecía haberse cumplido, todo era como yo lo deseaba. Ahora me parece lejano, irreal, extraño, como si no fuera mi vida o algo que me pertenece. Siento como si hubieran arrancado recuerdos de mi mente, como si me faltara algo importante para armar el rompecabezas y poder dormir en paz. Hacía mucho tiempo que no caía en este tipo de pensamientos. Todos están acostumbrados a verme reír y bromear, a alegrar las reuniones. Yo mismo estoy acostumbrado a mirarme al espejo por la mañana y sonreír para empezar un nuevo día.
La sábana está a punto de caerse de la cama, producto de las miles de vueltas que he dado. Cerré los ojos, respiré profundo, suspiré, golpeé el colchón, hice cuanto pude para tranquilizarme... pero no es suficiente. Quiero saber qué me sucede. ¿Por qué no puedo, simplemente, estar feliz?. Feliz como ella, con esa sonrisa dulce y sus palabras alentadoras. Esas ganas inmensas que tiene de casarse conmigo. Todavía me sorprendo de lo cambiado que está todo... yo, por sobre todas las cosas. Ahora tengo 25 años, y aunque aún me creo el gran Tensai, maduré un poco. Mitchy y el cuatro ojos están en pareja desde que terminaron la secundaria y lograron adoptar un niño. No hace falta ser un genio para darse cuenta cuánto se aman y lo embobados que están con el pequeño Touya, con el que solemos hacer de las nuestras, haciendo reír a todos. Ryota consiguió enamorar a Ayako, aunque en el camino sufrió severos abanicazos, pero también se los ve enamorados y felices. Cuando les contamos que Haruko y yo íbamos a casarnos, Ayako le asestó un duro golpe con el codo en la costilla al pobre Ryochin, que comprendió mucho después lo que su novia quería decir. Van a casarse dentro de unos meses, ya que el enano puso de excusa que no quería opacar nuestro casamiento. El gori... bueno, si era poco piadoso conmigo cuando eramos compañeros de equipo, ahora que somos cuñados es doblemente peor. Todo el tiempo me recuerda que si le hago algo a su hermanita, voy a recibir el coscorrón de mi vida. Afortunadamente, siempre encuentro alguna manera de zafarme de sus amenazas, como antes. El gundam sigue estando al lado mío, tan fieles como desde el primer día. Yohei está de novio con una compañera suya de la universidad, Ookusu con una amiga de Haruko, mientras Noma y Takamiya todavía siguen solteros. Nos seguimos juntando cada vez que podemos, recordamos viejas épocas y nos divertimos como si fueramos una gran familia.
Mi relación con Haruko comenzó casi al finalizar nuestro último año de secundaria. Había pasado mucho tiempo desde aquella primera vez en la que yo había quedado embobado por ella. Una tarde la encontré llorando en el patio de la escuela. Me acerqué a ella y sus palabras me destrozaron. Me dijo que lloraba porque Rukawa se iba a Estados Unidos, y ella nunca le había podido declarar sus sentimientos. Pero... aunque quise odiarlo, no pude. No podía decir que las cosas habían cambiado demasiado entre nosotros. Él era el capitán del equipo y me molestaba bastante recibir órdenes de su parte, aunque casi nunca las acataba y eso lo hacía enojar, y terminábamos peleando de nuevo ante las miradas atónitas y asustadas de los nuevos jugadores. De todos modos, había una especie de tregua entre nosotros. Yo comprendí que era estúpido odiarlo porque Haruko estuviera enamorada de él, así que sólo quedó una especie de rencor por haber empezado mal y que él me siguiera el juego con los insultos y los golpes. Creo que me divertía con esas cosas, aunque suene masoquista, jejeje. Miro hacia atrás y siento que es una locura cómo se dieron las cosas. Por Haruko empecé a jugar al básquet y terminé amando ese deporte, conseguí grandes amigos y compañeros de vida, rivales a los que superé, momentos inolvidables. Me río de sólo pensarlo, me pongo tan cursi a veces.
En fin, el zorro desapareció de la faz de la Tierra. Bueno... se lo puede ver en cualquier diario o cualquier canal de deportes. Es la estrella del básquet norteamericano, aunque se lo ve igual. Se nota que creció, pero creo que esa mirada de zorro no se la saca nadie. No se sabe nada de su vida. Los programas de chismes se desgarran las vestiduras por agarrarlo in fraganti en alguna situación embarazosa, o siquiera saber de algún romance, pero es un completo misterio.
Pero eso no es lo importante. ¿En qué estaba?. Ah, si... bueno, el comienzo de mi relación con Haruko. Pocos días antes de terminar la escuela, estuve mucho al lado de ella, en plan de "amigo", consolándola por la partida del zorro. Al parecer, poco a poco me fui metiendo en su corazón, hasta que al finalizar el curso, me propuso que la acompañara a la graduación. Sin dudarlo le dije que si, me compré un traje e hice todo lo posible por gustarle. Finalmente, esa noche me confesó lo que sentía por mí. Después de cincuenta rechazos, me sentí liberado de una especie de prisión. Le propuse que fuéramos novios y, de un momento a otro, aquí estamos... a punto de casarnos. Sé que pasaron 7 años desde aquello y puede que esté omitiendo muchas cosas de la historia, pero no estoy seguro de que haya mucho para contar. Tal vez suene cruel, como si no me interesara, como si no tuviera sentido lo que estoy haciendo o lo que hice o hago desde hace tantos años. No lo sé, no sé qué es correcto... sólo soy demasiado impulsivo, y no es excusa. No sé si la amo, pero puedo decir que nunca se lo dije. Nunca le dije que estuviera enamorado de ella y es por eso que no comprendo cómo soportó tanto tiempo a mi lado o por qué aceptó mi propuesta de casamiento. Yo me quedé a su lado porque la quiero y porque no sé si estoy listo para saber qué me espera afuera, en el mundo. Estoy acostumbrado a esta vida, a estar con ella, a estar rodeado de las mismas personas que tanto quiero.
¿Está mal?. No quiero que ella sufra, aunque nunca la hice sufrir. Traté de darle lo mejor de mí, lo que pude darle. Sabía que ella quería casarse conmigo y se lo propuse, no es algo que me moleste hacer, si la hace feliz. Puede que yo no tenga todo lo que quiero, que me falte algo, pero no me importa... veo que todos están ansiosos y radiantes por la boda. De alguna manera, eso llena el vacío que me produce a mí.
De todas formas, sigo intranquilo. Espero poder averiguar qué es lo que falta, qué es lo que no alcanza, qué me desvela, qué me oprime... Respiro hondo. Tengo que dormir aunque sea unas horas, no quiero que Haruko me vea con ojeras y bostezando a cada rato. Mis problemas pueden esperar. Mañana voy a casarme.