Sendoh y Rukawa llevaban tres meses saliendo juntos. Se querían mucho pero no se lo dijeron a nadie. Era un secreto de ellos dos.
Un día cuando Rukawa iba montado en su bicicleta hacia la cancha que había al lado de la playa donde Sendoh le estaba esperando, recibió una llamada que no tenía guardado en su móvil. Paró la bici.
-Mosie, mosie-dijo el chico.
-¿Kaede? ¿Eres tú?-Dijo la voz.
-¿Quién eres?-Preguntó.
No estaba seguro de que si era esa persona hasta que la voz dijo:
-Soy Akira. ¿No me digas que mi querido hermano se ha olvidado de mí?-Bromeó la voz.
-Claro que no. Solo que no te he reconocido. Eso es todo-dijo Rukawa.
-¿Sabes? Dentro de pronto iré a Kanagawa y espero verte-dijo la voz femenina.
-¿A qué vienes?- Preguntó curioso.
-Ya te lo diré cuando esté allí. ¿Me podré quedar en tu casa, verdad?-Preguntó la chica.
-Claro. Sabes de sobra que puedes. ¿Cuándo tiempo permanecerás esta vez?
-No lo sé. Supongo que hasta que empiece el programa-dijo dudosa la voz.
Estuvieron hablando durante diez minutos. Akira le contaba cómo le iban las cosas con su grupo y Rukawa escuchaba con muy interés y viceversa.
-Bueno, Kaede. Te dejo, el concierto va empezar. ¡Nos vemos pronto!-Dijo ella.- Cuídate y que ningún tío te haga llorar. Que como me entere, el que se entera va a ser él-bromeó.
-Descuida, estaré bien. Te lo prometo-dijo entre risas.
Colgaron. Rukawa miró su reloj y vio que llegaba tarde a su cita con Sendoh. A él no le gustaba que Sendoh llegase tarde y ahora él el que llegaba tarde. Se montó en la bici y pedaleó a más no poder.
Al llegar Sendoh aún se encontraba allí, pero no estaba solo. Estaba con una chica. La chica estaba encima de Sendoh y se estaban besando. Rukawa sintió que el corazón se le hacía añicos. “¿Cómo has sido capaz de hacerme esto, Akira?” pensó Rukawa dándose la vuelta para volver a su casa.
Al llegar a su casa entró sin aparcar bien la bici, dejándola tirada delante de la puerta. La casa de Rukawa era un dúplex con una cochera y un jardín lleno de flores que había sido plantado por su madre antes de casarse con otro hombre. Él vivía con su padre y su hermana gemela pero esta nunca estaba, siempre estaba de gira y regresaba cada cuatro meses, como máximo.
Su padre trabajaba en Tokio y vivía en un apartamento que tenía allí antes de casarse. Se pasaba la semana en Tokio pero los fines de semana siempre iba a Kanagawa para estar con su hijo.
Rukawa deseó que su hermana estuviera ahí con él pero le había dicho que iría pronto, al menos ese día había tenido una buena noticia.
Recordó cuando Sendoh le pidió salir.
-----FLASH BACK-----
Ese día había comenzado el nuevo curso. Como siempre el entrenamiento se había pelea con Sakuragi. Ese Sakuragi que poco a poco le estaba cayendo mejor pero se seguían peleándose como niños chicos.
Después había ido a tirar unos tiros a la cancha que había cerca de la playa y allí se encontró con él. Al principio se sorprendió al verlo allí pero se alegró. Días atrás se había dado cuenta que estaba enamorado de él pero tenía miedo ser rechazado.
El otro chico se acercó y le dijo con su habitual sonrisa:
-¿Quieres que juguemos un uno contra uno?
-Claro-dijo frío el chico con los ojos zorrunos y mirada de hielo.
El chico sonrió haciendo que Rukawa se quedara embobado mirándolo. Sendoh le pasó el balón y le dijo:
-Tú empiezas.
-Prepárate, Sendoh. Hoy pienso ganarte-dijo decidido Rukawa.
-Eso lo veremos-contestó divertido.
Para no variar, Sendoh le había ganado a Rukawa pero por poca diferencia. Normalmente ganaba por mucha más pero esta vez fue distinta. Ambos chicos estaban agotados sentados en el suelo uno enfrente del otro, mirándose. Poco a poco se fueron acercándose hasta que sus labios juntaron haciendo de ese beso fuese tierno y lleno de amor.
-----FIN DEL FLASH BACK-----
Desde ese entonces empezaron a salir juntos. Todos los días se veían a escondidas sin que nadie lo supiera y si alguien los veía, decían que habían quedado para jugar un uno contra uno.
Pero ese día Rukawa había visto a Sendoh besándose con una chica.
-“Pensaba que a quien amabas era a mí”-Pensó mientras hundía la cabeza en la almohada.
Se quedó dormido recordando los buenos momentos que había pasado con su novio porque cuando lo viera, lo que había entre ellos, acabaría.
Había pasado dos semanas desde aquello y Rukawa no había vuelto a quedar con Sendoh. El equipo del Ryonan capitoneado por su jugador estrella Akira Sendoh llegaría a Shohoku para jugar un partido amistoso. Al llegar al gimnasio, los chicos del equipo del Shohoku estaban calentando pero faltaba uno.
Sendoh buscó a Rukawa con la mirada pero él no se encontraba en el gimnasio. Durante esas dos semanas lo había llamado pero no cogía el móvil. Había ido a casa pero nadie le había contestado.
La puerta del gimnasio se abrió y apareció Rukawa con la equipación ya puesta. Sakuragi al verlo dijo:
-¡Eh, zorro! ¿Crees que siempre tenemos que esperar a que el zorrito quiera aparecer?
-Do’aho-contentó él de muy malhumor.
Iba a cerrar la puerta cuando un profesor del centro apareció. Empezó a mirar por el gimnasio.
-¿Se encuentra Kaede Rukawa?-Preguntó el profesor.
-Soy yo. ¿Qué pasa?-Dijo frío.
-Han llamado desde el aeropuerto de Tokio. Han dicho que vayas a la estación a las siete para recoger a alguien-le comunicó el profesor.
-¿Quién?-“¿Será ella?” pensó ilusionado.- ¿La voz era de una chica?-Le preguntó al profesor.
-Sí, era una chica. ¿Cómo sabías que…?-Fue interrumpido.
-Porqué la conozco y siempre me hace ir a por ella-contestó como si nada.
Comenzó el partido. Rukawa le lanzaba miradas lleno de odio a Sendoh y este no entendía nada de lo que le pasaba. El partido terminó a favor del Shohoku. Sendoh solo quería saber porque no le había contestado a sus llamadas y saber donde se había metido todo este tiempo, que no se podía concentrar en el partido.
Rukawa salió corriendo del gimnasio y detrás de él, iba Sendoh. En la curva lo alcanzó e hizo que s parase.
-Kaede ¿por qué no contestabas a mis llamadas y a mis mensajes?-Preguntó recuperando el aire.
-¿Y por qué tenía que haberlo hecho?-Dijo frío.
-Estoy preocupado. Te estuve esperando y no apareciste. Al ver que no llegabas, me fui-dijo Sendoh.
-Claro que fui. Cuando tú y esa chica estabais besándoos-explotó Rukawa.
Sendoh se quedó helado. No podía ser verdad. ¿Rukawa los vio? ¿Qué iba hacer? Tenía que inventarse algo para que él no le dejase.
-Kaede fue ella. Ella me besó-se excusó él.
-No te creo. Parecías que disfrutabas besándola- Rukawa estaba serio. “No voy a llorar” pensó Rukawa.
-¡Eso es mentira! ¡Yo te quiero a ti!-Dijo le cogía del mentón.
-Lo siento pero no te creo-lo miró,- lo nuestro se ha acabado-se fue corriendo con la cabeza mirando al piso.
En la estación de Kanagawa había una chica alta, delgada, con el pelo ondulado y moreno, con los ojos azul como el cielo y la piel la tenía blanca como la nieve esperando a que vinieran a recogerla. Un chico llegó corriendo y con la expresión muy triste. Ella se acercó al chico y le preguntó:
-Kaede ¿estás bien?
-Sí, claro-sonrió.- ¿Nos vamos? Debes estar cansada por el viaje.
-No te creas. Hemos descansado en Tokio y he aprovechado para ir a comprarte algo-dijo la chica con una sonrisa.
-Bueno, vámonos. Tengo muchas cosas que contentarte-dijo sonriente.
-Y yo a ti-dijo la chica sonriente.
Ambos chicos salieron de la estación hablando muy animados aunque Rukawa no estaba de humor para hablar. solo quería llorar.