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Zabini por ari-ari

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Notas del fanfic:

Hola a todos, buen dia !!!

Bueno este es un trabajo que hice hace algun tiempo mientras leia Teleny como tarea para Literatura y
como se me hacia una lectura algo pesada pues empece a cambiar los personajes e hice un resumen aunque
al final termine leyendo completo porque si es un buen libro jeje bueno pero esto ya no intereza asi que
aqui esta lo que salio ese dia de aburrimiento espero les guste.    

Notas del capitulo:

los personages y la historia no me pertenecen etc etc ya saben el resto ;)

La primera vez que lo vi fue en el concervatorio Slitheryn, durante un concierto de caridad que mi madre y
otras mujeres organizaban. Se hallaba ya sentado al piano cuando yo ocupe mi asiento.

Al dar fin a su pieza, paseo la mirada por donde se encontraban mis padres, y en el momento de
levantarse, mi madre me dristrajo, de modo que cuando al fin pude volverme de nuevo para aplaudir,
él había desaparecido.

Volvió a mitad del concierto, y mientras saludaba antes de sentarse, sus ojos parecían buscar a alguien
entre el publico, fue entonces cuando nuestras miradas se encontraron por primera vez.

Era un joven de veinticuatro años, de talle esbelto, cabellos largos sujetos en una delgada coleta,
de un extraño color negro-azulado que descansaba sobre su hombro; su tez era morena. Sus ojos, que a
primera vista parecían negros, eran en realidad de un color castaño sombrío y, eran mucho más soñadores
que penetrantes, pero con un poder tal, que la primera vez que nuestras miradas se encontraron, los
sentí hundirse hasta el fondo de mi corazón; y aunque su expresión no era del todo sensual, cada vez
que él fijaba sus ojos en los míos, yo sentía hervir la sangre en mis venas.

Sin ser de una belleza asombrosa, tenía un rostro muy agradable. Su manera de vestir, aunque impecable,
daba muestras de una cierta excentricidad. Sus modales, como ocurre con los extranjeros, exhibían una
cierta rigidez.

Y después de haberse cruzado nuestras miradas. Se sentó y comenzó a interpretar su partitura. Yo
consulté el programa. Era un rapsodia húngara.

Él, en persona, representaba en belleza y carácter esta música extasiante. Al escucharlo, yo me
sentía hechizado; sin embargo, sería incapaz de decir si mi encantamiento provenía de la composición,
de la ejecución o del artista como tal.

La sangre me afluía del corazón a la cabeza, y corría por mis venas como plomo fundido.

Fue entonces cuando el artista se volvió hacia mí y me lanzó una larga y lánguida mirada, que de nuevo
se cruzó con la mía. El encanto irresistible de su belleza era tal, que yo quedé fascinado, mientras
la música parecía cantar en mis oídos.

Con esto mi deseo aumentó de intensidad, y la necesidad de satisfacerlo se convirtió para mí en verdadero
sufrimiento. Sentía los labios secos, la respiración jadeante, los miembros rígidos, las venas hinchadas
y, sin embargo, me mantenía tan impasible como todos los que me rodeaban. De pronto, me pareció sentir
que una mano invisible se deslizaba por mis rodillas; algo en mi cuerpo fue tocado, cogido, estrechado, y
una voluptuosidad indescriptible embargó de pronto todo mi ser. La mano subía y bajaba, lentamente al
principio, luego cada vez más deprisa, siguiendo el ritmo del canto. El vértigo se apoderó de mi cabeza,
una "lava" ardiente corrió de pronto por mis venas, y sentí saltar algunas gotas… mientras todo yo temblaba.

Con una nota sobreaguda, el artista dio fin a su actuación, en medio de los aplausos de la sala.

Incapaz para aplaudir, me dejé caer en mi asiento, mudo, inmóvil, tembloroso, con los ojos fijos en la
figura del artista, quien, de pie en medio del escenario, respondía a las aclamaciones del público con
saludos distraídos, casi desdeñosos, pareciendo buscar de tanto en tanto, con la mirada cargada de ternura,
mis ojos, solo los mios.

La cabeza me daba vueltas, me sentía desfallecer, y tuve que apoyarme en el respaldo de mi asiento,
cubriéndome los ojos con la mano. Cuando volví a levantar la cabeza, ya se había ido. Giré y me encontré
con el rostro de mi madre que, me preguntó si estaba enfermo. Yo, solo le respondí que aquel calor me
resultaba insoportable.

— Vete al vestíbulo, me dijo, y podrás tomar un vaso con agua.
— No, prefiero volver a casa

Al levantarme, estaba muy débil, me parecía caminar en sueños; sin darme cuenta, me dejé llevar por
la marcha de otras personas, que me condujeron hasta le vestíbulo. Éste se hallaba casi vacío. Al fondo
un grupo de chicos rodeaba a otro vestido de traje, del que no pude ver más que la espalda. Entre el grupo,
pude distinguir a Draco. El hijo del general Lucius Malfoy.

Es un hermoso chico, al que siempre he intentado evitar. Tiene una peculiar manera de mirar, que
acababa haciéndote sentir incómodo.

Habíamos estado en el mismo colegio, pero como soy dos años más joven que él, fui a una clase inferior.
Aquella tarde, al verlo, inicie la maniobra para retirarme, cuando en aquel momento el tipo del traje se
dio la vuelta.

Era el pianista.

Una vez más, nuestras miradas se cruzaron, experimente de nuevo una sensación extraña, una especie de
fascinación que me dejó petrificado. Como hipnotizado, en lugar de dejar el salón, y contra mi voluntad,
empecé a acercarme al grupo.

El músico, sin mostrar exprecion alguna, mantuvo los ojos sin apartarlos de los míos. Yo me temblaba de
la cabeza a los pies. Parecía querer atraerme lentamente hacia él. Y la sensación, debo confesar, era
tan agradable que no me resisti.

Malfoy, que aún no me había visto, se giró, y al reconocerme, me dirigió, como era su costumbre, un
leve saludo altivo. En los ojos del pianista brilló por un momento una chispa al acercarse al oído de
Malfoy y decirle algo, a continuación de lo cual el hijo del general, por toda respuesta, vino hacia mí,
y tomándome de la mano, dijo:

— Ronald, dejame presentarte a mi amigo Blaise: Blaise Zabini, Ronald Weasley.

Ruborizado, respondí al saludo. El pianista me tendió su mano. En mi estado de nervios, puse mi mano
en la suya…

Hubiera deseado decir algo amable, ¿pero qué palabra podía servir para expresar mi admiración?

— Chicos — dijo —, creo que estoy distrayendolos mucho.

Yo hice notar que precisamente estaba a punto de marcharme.

— El concierto te aburre. ¿No es así?
— Al contrario, pero después de haberte oído, no podría soportar oír a otros artistas.

Él pareció halagado, y sonrió.

— Cierto, Blaise, esta vez te haz superado — dijo Malfoy — Jamás te habia oído tocar con tanto entuciasmo.
— ¿Sabes por qué?
— No, a no ser por tanto publico
— ¡No! Simplemente es que, mientras estaba al piano, pude sentir claramente que alguien me escuchaba.
— ¡Oh!, "alguien" — exclamao casi riendo Malfoy.
— En una audiencia inglesa, y tratándose de un concierto de caridad, ¿crees que hay muchas personas que
escuchen de verdad?- dijo otro de lo chicos, que despues supe se llamaba Theodore Nott
— Pero, en medio de la multitud, siempre hay más de un oyente atento – dijo su acompañante un chico
llamado Neville Longbottom
— Sin duda — replicó el artista
— ¿Y te pasa seguido, digo ... tener la presencia de ese "oyente"? — dije yo, picado por la envidia.
— ¿Seguido? ¡Oh, no!, es raro, muy raro, casi nunca e incluso…
— ¿Incluso qué?
— Jamás como esta tarde.
— ¿Y cuando no tienes el "oyente" que deseas?
— Entonces toco maquinalmente.
— ¿Puedes adivinar quién era esta tarde tu "oyente"?— preguntó Malfoy, sonriendo burlonamente, al tiempo
que me lanzaba una mirada de soslayo.
— Sin duda, una de las numerosas chicas presentes en la sala — dijo Neville — Eres todo un "conquistador".
— Sí — apoyó Theodore—, no deben precisamente faltarte las "conquistas". Es bien sabido el poder que la
música ejerce sobre ellas.
— ¿Se trata acaso de una "hermosa virgen"? — preguntó Malfoy.

Zabini me miró fijamente a los ojos, sonrió y respondió:

— Tal vez.
— ¿Y esperas llegar algún día a conocer a tu "oyente"? — prosiguió Malfoy.

Zabini hundió de nuevo su mirada en la mía y respondió:

— Quizás.
- Y ahora — añadió — no los entretengo más, o las patrocinadoras acabarán por enfadarse y no me
agradaria disgustar a las damas; ¡nos vemos!

Y con un saludo aún más profundo que el que había dirigido al público, se preparo para salir, cuando se
detuvo de repente:

— Pero tu, joven Weasley, habías dicho antes que no tenías la intención de quedarte. ¿Puedo, por tanto,
pedirte el placer de tu compañía por un rato más?
— Claro — respondí yo apresuradamente.

Nueva sonrisa irónica de Malfoy. ¿Por qué?, me pregunté yo. Luego, canturreando dijo algo que pudo llegar
a mis oídos:

- "Y se dice que él es el favorito…"

Zabini, que había oído el verso tan bien como yo, solo se encogió de hombros y nuevamente sonrio.

Notas finales:

Una pequeña aclaracion esta es una adaptacion como del 1 al 4 capitulo (creeo) de la obra llamada Teleny
de O.Wilde les recomiendo la lean es un buen libro un poco mmm... para adultos por asi decirlo pero si son
de mente abierta y bueno de amplio criterio entonces tal vez les guste, otra aclaracion jeje solo adapte esos
capitulo porque es un libro no extenzo pero si dificil de adaptar ya que la forma en la que hablan
bueno es "bieja" (no se como llamarla) y hay palabras un poco complicadas asi que me decidi por
dejar un final habierto aunque si leen el libro pues sabran que sigue o si kieren que siga adaptandolo
(io diria resumiendolo) diganme y creeo que por el momento eso es todo gracias por leer y cualquier
queja o sugerencia acerca de "mi" trabajo haganmela saber nuevamente gracias por leer.


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