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¡Quiero un bebé! por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Mis historias son mías, pero me apaño los personajes de Kishimoto para elaborarlas. 

Notas del capitulo:

Tralalala... ¿que no quieren otra historia mía antes de que acabe las demás? Pues, nos jodemos todos... porque esto estaba diseñado para ser un oneshot y me salió muy largo xD así que ni lo he terminado de escribir pero tuve que fragmentarlo. Hurra por la que no se le va la olla al escribir. 

 

Espero que les guste. JURO terminarlo rápido (antes de mi cumpleaños, por lo menos)

 

Y, claro, para mi primer SasuNaru de más de un capítulo no podía falta un motivo particularmente especial: Esta semana, se aprobó en México la adopción gay, una causa con la que yo comulgo y apoyo en su totalidad. 

—Te lo digo, no me quiere— el rubio se tiró en el sofá, abatido por el rechazo.

—No  es eso— repitió Sasuke con la misma calma de siempre.

Su pareja clavó sus zafiros en él, con el mismo semblante de quien sabe que lo tratan de imbécil. Era más que obvio que sus suegros no sentían por él el más mínimo aprecio. Incluso Mikoto, que intentaba parecer gentil con él, lo reprochaba con sus silencios fríos.

—Entonces ¿qué es? — el color se empezó a estancar en las mejillas de Naruto, producto de la ira. Dudaba que Sasuke fuese lo suficientemente estúpido como para atreverse a negarle algo que resultaba más evidente que lo delicioso del ramen.

El azabache reculó. No creía que fuese necesario introducir a la plática algo que ninguno de los dos podría solucionar por mucho que lo desearan. Pero, la mirada insistente que le lanzaba el otro daba a entender que no cedería con facilidad.

—Pues…—se llevó la mano a la barbilla.

—Dímelo, creo que merezco saberlo, Sasuke.

Naruto se incorporó, quedando a unos pasos de su novio, dispuesto a ejercer toda la presión que pudiese para sacarle la verdad. Si estaba en su poder hacer algo para agradar a su familia política, lo haría.

—Lo que ocurre es que tú no puedes darme un hijo.

Se quedó de piedra. ¿De verdad podía ser por algo así de idiota que no lo aceptaran? ¿Por no tener útero, no ser mujer? Sintió un nudo en la garganta, mientras que la rabia y la desilusión se impregnaba en todas las fibras de su cuerpo.

—Vamos, no es importante—el moreno se encogió de hombros. No se esperaba una reacción tan exagerada por parte de Naruto, en especial cuando todos los comentarios viperinos de su madre sobre “necesitar niños en casa” y “ansiar ser abuela” caían como tromba cuando se visitaban. Era todo menos una sorpresa…

—¿Cómo no va a ser importante? — chilló el más bajo, con un tono que rayaba en la histeria. Estaba saliéndose de sus cabales. ¿Cómo podían los Uchiha ser tan crueles y egoístas? Él amaba a su hijo como nadie, quería hacerlo feliz por siempre y envejecer a su lado… pero para ellos no era suficiente ¡porque no podía parir!

Sintió cómo sus ojos empezaban a empañarse.

—Tranquilo, no pasa nada…— el Uchiha intentó acercarse a él, menguar sus ánimos antes de que se involucraran en una pelea fútil e idiota. Lo abrazó con fuerza, intentando comprender cómo debía reaccionar. Y, es que Naruto Uzumaki era impredecible…

El otro sólo se dejó envolver por los brazos de su novio. Se sentía derrotado, abatido por una realidad que no podía cambiar. Y dejó derramar unas lágrimas que no podía contener, desconsolado, sin saber muy bien el motivo de su llanto, de entre todos los que se le presentaban. ¡Pero qué egoístas eran los Uchiha! ¡Pero qué incapaz era él! ¡Pero qué injusta era la vida, que le daba hijos a quienes no los querían y a él se los exigían para poder ser feliz!

 

 

—Sasuke— preguntó Naruto esa noche, todavía con un jadear disimulado, mientras tocaba el pecho agitado de su novio.

—Hmm…—el otro no podía ni articular palabras. Estaba sumergido en el éxtasis que llegaba después del orgasmo, embriagándose de los recuerdos de la piel de su zorrito, de su cálido interior y de sus gemidos suaves.

—¿Alguna vez quisiste ser padre? —la pregunta le cayó al moreno como un baldazo de agua fría.

—¿Qué cojones...?— volteó a mirar a su novio, que mostraba una sonrisa ingenua e inocente—Idiota, deja ese maldito tema pasar de una maldita vez.

Sintió el corazón palpitándole en la boca. Así era, justamente, como se le cortaba el rollo a alguien. No le cabía duda que, para ser inoportuno, nadie podía ser más atinado que el Uzumaki.

—No puedo dejarlo… Me pusiste a pensar.

—Lo lamento, no volveré a hacerlo—bufó Sasuke exasperado. ¿Es que, acaso, no podía terminar una espléndida sesión de sexo en paz?

Se rodó de costado y se dispuso a ignorar cualquier otra palabra relacionada con el tema de por qué los Uchiha no sentían por él una simpatía abrumadora. Era lógico que no fuera Naruto el objeto de su desagrado, sino su homosexualidad y su anormal manera de ser. El hecho de que sus preferencias sexuales hubiesen sido poco esperadas por sus parientes, o que los senos le excitaran tanto como las ubres de una vaca.  Lo que hacía que a sus padres no les agradara su novio, era que fuesen diferentes. Que estuviesen pervertidos, como alguna vez había dicho elocuentemente su padre, o que pudiesen poner fotos de su nieto en la sala y presumirlo con sus amistades.

“Idiotas” — bisbisó antes de cerrar los ojos y disponerse a dormir.

Sintió cómo la cama se removía a su lado, y unos pasos salían de la habitación. Seguro que Naruto habría ido al baño, o a prepararse un té para la hiperactividad. Lo que fuese, estaba bien. No quería volver a tocar el tema de una paternidad que ni deseaba ni le sería concedida. Mejor era dejar que el trigueño hiciera lo que quería.

 

 

A la mañana siguiente, la casa parecía deshabitada. No había ningún ruido desquiciantemente alto por parte de su pareja, ni tampoco música a todo volumen, ni el peculiar olor a ramen que impregnaba toda la planta baja (pese a que ya le había demostrado con estadísticas que esas cosas eran causantes de muchos problemas de salud). Parecía que el rubio no había despertado, o no estaba en casa.

Se preguntó si la noche anterior se habría sentido ofendido, o si en algún momento de locura y necesidad de aceptación total, habría hurtado a un bebé. O, peor, ¿y si había ido a comprar una mascota? Viniendo de Naruto, era totalmente de esperar, pero no estaba dispuesto a soportar más bestias ruidosas que a su novio, y eso porque él le ofrecía sexo casi todas las noches.

—Idiota—llamó desde la puerta de la habitación. Aguzó el oído para percibir respuesta alguna.

Nada. Silencio.

Se apresuró a recorrer la casa, llamándolo a voces.

—¿Qué quieres? — escuchó de pronto, cerca de la cocina.

Se dirigió al lugar de donde provenía la voz, más tranquilo por saber que no regresaría a casa y vería a un enorme perro tirando pelo por toda su pulcra sala.

Naruto estaba sentado de espaldas a él, en la barra de la cocina, vestido sólo con los bóxers de los Simpson con los que solía dormir. La espalda dejaba ver un cuerpo bien formado que Sasuke había recorrido infinidad de veces y que siempre se sentía como la primera vez, primero con pudor y luego sin recato. Sintió cómo su entrepierna comenzaba a avivarse.

Se acercó sugestivamente, dispuesto a tomarlo ahí mismo. Quería sentir esa piel de sabor vainilla, hundirse en sus profundidades y olvidarse de una vez por todas de que el mundo existía.

—Mira esto—  le dijo el de marcas en el rostro, tan pronto sintió el contacto de su pareja, su vaho en la oreja.

Centro de Adopciones Konoha

Extranjeros/Japoneses/Fácil y Rápido

¡No se pierda del sueño de ser padre!

—¿Qué te parece? Adoptemos…

La cara de ilusión de Naruto no cabía en la habitación.

—Eres subnormal— fue lo único que contestó Sasuke, totalmente descolocado, antes de ir al frigorífico por un vaso de jugo.

Un mohín por parte del rubio fue lo que precedió a la perorata justificativa:

—Anoche, mientras teníamos sexo, lo pensé— el moreno enarcó la ceja. Ya suficientemente malo era que Naruto estuviese traumado con agradar a su familia como para que, todavía, se aburriera mientras él se esforzaba por darle placer. Se sintió ofendido.

—Tsk…

—No quise decir eso— se llevó las manos a la nuca y sonrió, en señal de disculpa—lo que quise decir fue que anoche pensé que yo no era mujer y no podía tener bebés—Sasuke asintió, preguntándose si había sido consciente de sus limitantes anatómicas antes—, pero hay muchas mujeres que no quieren a sus bebés. Por eso, podemos adoptar a uno de esos chiquillos y tendremos un hijo. Podemos ser padres, Sasuke, ¿qué dices?

—Que no sólo eres estúpido, sino que estás en drogas. ¿Quién le va a dar a un niño en adopción a una pareja homosexual? Naruto, ese niño no va a llevar una vida normal.

Los ojos claros se entristecieron ante aquello, sólo para revivir un fulgor entusiasta.

—No es cierto, puedo ser tan buen padre como todos—refutó, elevando el tono.

—Esto no es cuestión de ser o no un buen padre. Es que no nos van a dar a ese niño… No es como comprar un perro, ¿sabes? —el moreno se empezaba a impacientar.

—Pero… pero… ¡Sólo hace falta que los dos lo deseemos! No hay imposibles en este mundo, Sasuke.

El aludido lo mal miró, antes de contraatacar.

—Ésa es la situación. Yo NO quiero ser padre. Un gay no está hecho para ser padre, ¿sabes? Además hay legislaciones para todo eso… A los homosexuales no les dan niños. No somos “naturales”.

Lo siguiente que sintió fue un puñetazo por parte del más pequeño, que le sacó el aire.

—No me vuelvas a decir que no somos naturales, imbécil—habló bajo, acentuando la amenaza en su voz—. Sé que soy perfectamente capaz de ser padre. Y quiero serlo.

Dicho esto, se marchó.

 

 

Durante un par de días no se tocó el tema, por no decir que no se tocó ningún tema.

Naruto se encontraba extremadamente ofendido por la respuesta del cretino del Uchiha. ¡De tal palo tal astilla! Pensaba con frecuencia, ya que de otro modo, algún ente agraciado lo hubiese dotado del mínimo indispensable de empatía. So cabrón. Pero, ya le demostraría él que podía ser un buen padre, así tuviese que vencer al mundo para conseguirlo… Estaba decidido a que sería el mejor papá del mundo y que le daría a su hijo lo mejor que pudiese, incluso si lo tenía que improvisar todo en el camino.

Por su parte, el orgullo del menor de los Uchiha le impedía invitar a la reflexión al impertinente y atrabancado rubio. Le daba la impresión de que su novio no estaba haciendo ejercicio neuronal cuando dijo que estaba dispuesto a adoptar a un niño. Él, por lo menos, se negaba en redondo a tener a una de esas bestias que sólo sirven para comer y cagar; antes, se compraba un perro, que morían antes.  Y, por si fuera poco, asumía que su capricho le sería concedido sólo por hacer mofletes y adjudicarse una idea que no se le había pasado por la cabeza una semana antes. Tampoco, por supuesto, se había puesto a pensar que un niño debe tener una madre y un padre, no dos padres. La sociedad de Japón no era la de Noruega u Holanda. Era total y completamente tradicionalista, y le pesaría si eso quebraba las altas expectativas del trigueño.

Entró a casa tras un largo día de trabajo. Quería sexo, bestial e irracional si se podía, pero Naruto seguía demasiado necio como para querer colaborar. A ese paso, se mataría a pajas. Pero, ¿y si cedía? No era como que tuviese mucho qué perder… Total, el 99.9% de las probabilidades estaban en su contra. Así tendría una feliz vida sexual, sin necesidad de recurrir al autoservicio y podría convencer al otro con mayor sutileza.

Anduvo hasta el cuarto, donde estaba el de ojos azules, y reparó en un montón de folletos esparcidos en su cama. Todos ellos con bebés, niños y adultos que parecían anunciar pasta dental.

—Esto es publicidad engañosa—habló mientras cogía uno distraídamente y se ponía a leerlo.

El otro sólo gruño con aire molesto, pero tranquilo porque al fin esa ley de hielo había visto el fin.

—Nadie puede ser así de feliz si tiene hijos, seguro que están pensando en cómo matarlos y que parezca un accidente.

Un cojín se estrelló de lleno contra su cara.

—Cállate, que así luciremos en poco tiempo— Naruto sonaba seguro de sí mismo.

—Humm, sí, sobre eso…—el más alto suspiró—lo estuve pensando y, si lo quieres, está bien. 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

En conjunto con una señorita muy maja (Eruka) hemos decidido que no queremos parásitos en nuestros fics. Por favor, los exhorto a dejar un comentario. Les juro que se van a tardar menos haciendo eso de lo que yo me llevo escribiendo y subiendo el fic. 

Ustedes disfrutan con mi trabajo, yo quiero apreciar sus opiniones. Es justo, ¿no?

Y, si quieren algo más, JURO que la entrada ya está en mi LJ

Kissus,

c.


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