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Recuerdo por danyleo

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Notas del capitulo:

¡Puaj! Qué asco de resumen, aún así [Para no variar] es un one-shot. Tiene lemon sexy y tierno [No sé si esa combinación es posible].

 

*La mayoría ya debe saber qué significa. Pero si no, aquí va: El frijol/arroz rojo es utilizado para la celebración del matrimonio cuando el chico pide a la chica con los padres.

 

*Le puse Shin porque significa: "Pureza" y creo que me gusta mucho ese nombre.

 

Espero que les haya gustado. Visiten mi cuenta y vean las categorías que trabajo. Si quieren informes, localicen el msn: dpba_17@hotmail.com

 

Estaba en Wikiqoute, leyendo frases célebres de Dr. House y encontré esto:

 

2ª. Temporada/Capítulo 8 - El Error (The Mistake)

 

(A Stacy, que le pregunta qué le oculta (del caso que están investigando)): "Soy gay. Ah, ¿No era eso lo que preguntabas? Pero piénsalo: Siempre con Wilson, sin novia, obsesión por estar con él... Lo explica todo".

 

Por eso hay tanta fangirl  º(*w*)º

 

¡¡AAAHHH!! Casi tres semanas para esto y no fue lo que esperaba, pero bueno, ojalá que dejen reviews.

 

--Voy saliendo-Avisó un alegre castaño en la puerta de la casa Kasanoda, aquella que lo había acogido durante el último año.

 

Iba de visita a casa de su padre porque le prometió que iría una vez a la semana si se podía quedar al lado de su violento (y tierno) pelirrojo. El señor aceptó, con el propósito de ver feliz a su pequeño.

 

Ritsu no estaba conforme con esa decisión pero si así podía mantener a su lado a ese chico de amable sonrisa, estaría bien.

 

Fue a dar una vuelta por el jardín; era fin de semana, no había instituto y sus deberes eran mínimos por lo que iría a relajarse.

Se recostó en una banca y cerró los ojos. Su vida se había vuelto tan pacífica que comenzaba a extrañar las peleas... Pero el recordar que su amante le reprocharía y lloraría si lo viera, lo provocaba culpable. Despejó su mente y unas escenas pasadas lo molestaron.

 

*Flash Back*

 

Una discusión con su padre acerca de una pelea por el aspecto tan atemorizante que poseía fue la gota que derramó el vaso y entonces salió bajo la lluvia para relajarse. Gracias al intempestivo clima, no habría mucha gente y podría pasar desapercibido de las curiosas miradas de temor que eran costumbre.

 

Iba sin rumbo fijo por las calles, pensando en la manera de cambiar su vida o al menos su rostro. Estaba harto de que nadie se le acercara sinceramente por ser hijo de un yakuza... O por el mítico rostro atemorizante. Nunca pudo tener un amigo o una novia, sólo sirvientes y más sirvientes. La rabia llegaba a su mente.

 

--Estúpido viejo...--Farfulló.

 

De repente, con el cerrado campo visual, pudo distinguir una figura algo pequeña.

 

<<Quizás es un animal>>--Pensó.

 

Pero conforme se acercaba al bulto, escuchó unos ligeros sollozos y no precisamente de animales.

 

Fue entonces cuando lo vio. Un chico vestido de manera casual, completamente empapado y una mirada triste le adornaba el rostro. No dudó en cubrirlo con su paraguas aunque su cuerpo recibiera la helada lluvia.

 

Razones desconocidas lo hicieron actuar mecánicamente.

 

--Levántate...

 

El chico lo vio perplejo, y por un segundo intuyó que era la razón más lógica, pero algo se sentía diferente. Un momento después el chico se levantó y sumisamente se pegó a su cuerpo. Ese tacto lo hizo sentir nervioso y confundido.

 

El frío se sintió más fuerte y comenzó a caminar por el bien de ambos. Un taxi los alcanzó y lo abordaron. Un silencio interminable los acompañó.

 

Llegó a casa, donde los sirvientes lo esperaban desesperados.

 

--¡Waka! ¡Está empapado! ¡Rápido, que alguien traiga una toalla y preparen el baño!-Los hombres se agilizaron.

 

Le tenían mucho respeto y lo querían. Siempre cuidándolo tan bien.

 

Entró y detrás de él iba caminando lentamente una sombra castaña que fue detectada por todos.

 

--¡Joven maestro! ¡Un mocoso! ¡Está ahí!

 

--¡¡¿¿¿AAAHHH???!!

 

Todos se asustaron pero el chico no. Ritsu sintió un tirón en su chamarra cuando al voltear vio que el otro se precipitaba al suelo inconsciente.

 

Lo tomó entre sus brazos, pero por el cansancio y pesor, quedó de rodillas con el cuerpo.

 

--¡Maestro!

 

--¡Quiero ropa limpia y el baño!

 

Lo llevó al cuarto de baño y le quitó la ropa, de una manera rápida y sin ver. Lo metió a la tina y lavó con delicadeza el cuerpo. Tenía unas marcas en los brazos y un rasguño en la mejilla, pero nada grave. Una criada lo ayudó a cambiarlo y arroparlo en cama. Tenía fiebre, así que un médico se presentó inmediatamente.

 

Se dio un baño rápido y salió para cambiarse.

 

--Aquí tiene las medicinas, con esto se recuperará en dos días.

 

--Gracias doctor.

 

El médico salió y decidió entrar a la habitación. Se acercó sigiloso a la cama y observó los rasgos delicados de su nuevo... ¿Objeto? No, definitivamente no era un objeto.

 

Su padre preguntó por él y fue necesario que llegara. Hablaron y resolvieron que se quedaría por un tiempo considerable, o hasta que fuera necesario.

 

Dos días pasaron y el chico era atendido por una criada dedicada única y exclusivamente a él. Ritsu se asomaba sólo cuando el otro dormía. Se entretenía observando sus largos cabellos y su serena expresión. Aún recordaba los ojos llorosos y sinceros de ese día de lluvia. Le hubiera gustado al menos saber su nombre.

 

Sin sentirlo se quedó dormido en la silla donde estaba.

 

Despertó y bostezó. La espalda le dolía. Cuando despertó bien, notó que unos curiosos ojos lo observaban sin perder detalle.

 

--Gracias...

 

Esa voz era tan suave, que creía estar dormido todavía.

 

--Te ves incómodo, ven esta cama es muy grande... Puedes dormir conmigo.

 

--¿Eh?

 

--Perdona por todas las molestias...

 

Ahí fue cuando reaccionó. El chico delante de él, envuelto en una sábana gruesa y con el cabello cayendo por la tela, con una sonrisa tímida era el mismo con fiebre.

 

Se quedó sin palabras. Se veía tan hermoso a contra luz y esa bandita en su mejilla lo hacía tan adorable. Sus pensamientos lo asustaron y comenzó a sonrojarse.

 

--¿Estás bien?

 

--Tú...

 

--Ah, lo lamento mucho... Mi nombre es Shin...

 

Por su propia seguridad, volvió a la cama.

 

--En serio, te pido perdón por las molestias que te he causado... En cuanto me reponga me iré...

 

--No, eso no es necesario... Tú puedes... Quedarte...--No sabía qué decir.

 

--¿En serio? Me encantaría pero me temo que no podría aceptar...

 

--¡¡¿¿AAHH??!!-Gritó por inercia pero se avergonzó. Sin embargo, el otro no se intimidó.

 

--No es que no quiera... Yo no sé si podría estar aquí...--Un leve sonrojo llegó a sus mejillas.

 

--¿Por qué?-Fue a sentarse en la cama.

 

--Es que... Parece que me he enamorado a primera vista...--Le sonrió tímidamente.

 

El pelirrojo no contestó nada. ¿Qué significaban esas palabras?

 

--Suena muy estúpido pero es cierto... Como sea, me siento mejor así que me iré.

 

--¿Te gustaría pasear en el jardín? Me han dicho que es bueno para la salud...

 

--Claro.

 

Le puso ropa abrigadora y salieron de manera lenta por el corredor hasta llegar al jardín trasero.

 

Dieron un paseo sin decir mucho. Cuando quisieron regresar, Shin tropezó y el otro muy atento lo tomó entre sus brazos. La posición era bastante comprometedora.

 

Los fisgones que los rodeaban, estaban expectantes... ¿Qué haría su joven maestro? Todos ya sentían el calor de la primavera en su corazón.

 

--Aún me siento débil... Soy muy torpe, lo siento-Le sonrió sonrojado a un Ritsu que estaba perdido en sus ojos.

 

Casi por puro instinto, su cuerpo se movió y terminó besando al castaño.

 

El otro abrió los ojos sorprendido y después los comenzó a cerrar, respondiendo el beso. Se colgó suavemente a su cuello.

 

Todos los sirvientes se quedaron impactados, casi sentían el llanto de la emoción. El amor joven era tan emocionante.

 

El pelirrojo disfrutó la sensación mientras duró pero luego se separaron cuando escucharon murmullos. Ambos ya habían notado a la audiencia pero no les importó.

 

--Creo que todavía tengo fiebre... Vamos a la recámara-Le sonrió pícaro.

 

Kasanoda no dudó y lo tomó en brazos; sus sirvientes aplaudieron bajo la audacia de su joven amo.

 

Llegaron a la recámara donde estaba antes Shin y el pelirrojo lo puso sobre las sábanas. Comenzó a besarlo mientras le quitaba la ropa y dejaba ver la blanca piel que poseía.

 

--Sé cuidadoso...--Besó sus hombros desnudos y los apretó cuando Ritsu mordió su cuello.

 

Las caricias del pelirrojo no se detuvieron y tocó tanto como pudo de ese maravilloso y cálido cuerpo. Cuando sintió que estaba duro completamente, separó las piernas de su amante y mientras lo masturbaba, comenzó a preparar su entrada.

 

Un dedo se introdujo de manera lenta y deliciosa en su interior. Luego uno más lo acompañó y sus gemidos aumentaron. Ritsu se acomodó entre sus piernas y retiró los dedos para sustituirlos con algo que le daría más placer. Lo penetró de manera cuidadosa mientras lo besaba con dulzura.

 

--Aaahhh... Más... Si...

 

Entró hasta donde pudo y sintió como apretó mucho más. La sensación lo estaba matando, así que comenzó a embestir de manera lenta y precisa hasta escuchar los jadeos entrecortados.

 

No duró demasiado, esos delgados pero hábiles brazos que recorrían su cuello y su espalda y esas piernas que se abrían todo lo posible para él, lo tenían hipnotizado.

 

Shin estaba muy feliz. En unas horas había vivido tanto y ahora le estaba entregando todo a un desconocido.

 

Llegaron juntos al orgasmo cuando Ritsu tocó su punto de placer y el castaño lo besó cadenciosamente.

 

Sus respiraciones agitadas resonaban bajo por la habitación. Al castaño se le fue la fiebre y se acomodó entre los brazos de su compañero.

 

--Cielos... Siento que podría dormir por una semana entera...

 

El pelirrojo lo abrazó pero no decía nada, no sabía qué hacer.

 

--¿Qué pasa? ¿No te gustó?

 

--Yo... No estoy seguro...

 

El chico le sonrió.

 

--Creo que debo confesarte algo...--Acarició el pecho del pelirrojo y lo vio a los ojos-Mi nombre es Tetsuya, no Shin...

 

--¿Ah?-Estaba realmente sorprendido.

 

--Es que no te conocía y bueno... Pero ahora creo que es justo que lo sepas... ¿Te llamas Ritsu, cierto?

 

--¿Cómo sabes?

 

--Le pregunté a la chica que me cuidaba... Oye... Sé que parecerá tonto pero ¿Puedo quedarme aquí?

 

--¿Por qué?

 

--La verdad es que no tengo a donde ir... Me echaron de casa y no tengo más familiares, así que me encantaría que me conservaras aquí como un gatito y yo en cambio podría ser adorable y ayudar en cualquier tarea... ¿Es un gran trato, no?

 

El otro lo pensó por unos instantes. No era necesario pedirle a su padre el consentimiento.

 

--¿Puedo quedarme?

 

--Creo que serás el gato más querido de la casa...

 

--¡Yay! ¡Gracias!-Se abalanzó sobre sus labios y se dejó hacer por un rato más.

 

A la hora de la cena, bajaron al gran comedor y todos los sirvientes se admiraron de ese chico que seguía al pequeño amo y nadie sabía quien era. De pronto una de las sirvientas casi tiró una charola de comida, pero el castaño de manera hábil la rescató y ayudó a terminar de servir. Al principio hubo resentimientos por parte del señor Kasanoda, pero el chico supo ganarse la confianza y se convirtió en el favorito. El tiempo hacía mejor la convivencia de ambos, la intimidad aumentó pero hubieron ciertos acontecimientos que los hicieron pelear, sin embargo, lograron sobrevivir. Siempre tenía en cuenta le amable sonrisa de Tetsuya y esa mirada llena de sentimientos excitantes que...

 

*Fin Flash Back*

 

--Despierta dormilón...

 

Tetsuya estaba frente a él sonriendo. Hasta había cambiado su ropa.

 

--Traje regalos de la casa de papá. Ya casi es hora de comer, así que te quiero en la mesa en diez minutos o vendré a golpearte.

 

Se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a la casa. Ritsu se levantó y restregó sus ojos, su estómago ya rogaba por comida y una parte de él estaba algo animada, así que pediría el postre a su recámara.

 

Sonrió cuando encontró al castaño con el cabello suelto y un bonito delantal en la mesa, esperando por su novio... O mejor dicho, su próximo esposo.

 

Si, el padre de Tetsuya había decidido dejarlo casarse con Ritsu, así unirían fuerzas y los chicos serían felices.

 

Cuando el pelirrojo lo supieron, casi se mueren, pero después de recuperarse, brindaron, comieron frijoles rojos* y el hijo de Kasanoda supo que eso sería algo más para agregar a su lista de recuerdos.

 

FIN

 


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