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Dulce Sacrificio por Terry

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Notas del fanfic:

D-Grey Man no nos pertenece, solo tomamos esta y sus personajes prestados  *pareja principal Kanda-Allen*

Notas del capitulo:

Bueno esta es una nueva historia que hice de nuevo con ayuda de mi amiga Alone_In_The_Dark espero que sea de su agrado

Como siempre, todo estaba bastante tranquilo en la Orden Oscura, cada exorcista hacia lo suyo, ya fuera eso ir a comer algo o ir a la Oficina de Komui para ver sus siguientes misiones, sin embargo...cierto japonés estaba más anti-social que de costumbre, cosa que todos comentaban a espaldas del joven Yuu Kanda.

 

 

-No sé que se cree, cada vez nos mira con más altanería...-murmuraba un rastreador mientras observaba a la lejanía al joven nipón.

 

 

El Bookman Jr. estaba un poco preocupado por todos los comentarios que oía sobre el espadachín, se acerco a Allen cuando le vio entrar en el comedor y le sonrió alegremente.

 

 

- ¡Allen!

 

 

-¿Mmhh? ¿Qué pasa Lavi?-inquiere acercándose al mayor mientras se acomodaba el listón de su camisa.

 

 

-¿Ya te enteraste?-dijo en un susurro atrayéndolo hacia él con la ayuda de uno de sus brazos mientras le observaba con máxima curiosidad en su orbe esmeralda.

 

 

-¿Sobre qué?-inquiere el menor quién la noche anterior había regresado de una misión en Bulgaria.

 

 

-Yuu está mucho más engreído y distante de nosotros que de costumbre, ya ni si quiera nos ve a la cara-dijo con un puchero observando de reojo al lugar donde se encontraba el nipón comiendo tranquilamente.

 

 

-Mmhh que raro...-por un momento pensó en pasarlo de largo pero al verlo tan solo no pudo evitarlo-Bueno veré haber si le saco algo-dice con una sonrisa enorme.

 

 

-¿Crees poder hacerlo?-pregunto un tanto incrédulo observando sin disimulo alguno en la dirección que se encontraba su compañero.

 

 

-Pues no lo se... pero si no lo intento jamás lo sabré-dice sonriendo ampliamente acercándose al nipón.

 

 

Este último estaba comiendo con tranquilidad de su Soba con los ojos completamente cerrados con una expresión bastante relajada a decir verdad, él sabía que hablaban a sus espaldas...pero simplemente, no le importaba

 

 

Allen se acercó pero no con las manos vacías.

 

 

-¡Kanda! Toma come un poco de esto-dice poniéndole en su charla un bolita que parecía un dulce-¿Sabes? Es un dulce típico de Bulgaria...

 

 

El pelilargo al oír la voz del menor casi se atraganto con la comida, jamás imagino que sería el albino quien se acercaría a él, abrió los ojos con algo de fastidio y examino con la mirada aquel dulce.

 

 

-¿Para qué me lo das?-pregunta bastante cortante volviendo a comer de lo suyo.

 

 

-Bueno... a veces uno pasa por momentos amargos o sin sabor... por eso… es bueno comer un dulce de vez en cuando-dice tranquilamente, sin tomarse demasiado personal esa frialdad.

 

 

-Yo nunca como dulce, los odio...-dijo secamente terminando de comer de su Soba para en seguida levantarse de su lugar llevándose la bandeja caminando a paso lento.

 

 

-Tal vez este dulce te guste... un dulce no tiene por qué ser excesivamente...mmhh dulce...-dice caminando detrás de él.

 

 

-¿Por qué insistes en que lo coma?-dice con tranquilidad viéndole de reojo con una mirada entre cerrada-¿Acaso le echaste algo?-sonríe levemente con algo de malicia.

 

 

-No, no tengo porque echarle nada...mmhh si no me crees...-toma el dulce, lo destapa y da una leve mordida.

 

 

Se detiene y posa su mirada sobre el dulce unos segundos en silencio y luego observa disimuladamente a su alrededor para luego tomar el dulce y darle una pequeña mordida.

 

 

Sonríe ampliamente al ver que le da la mordida, el dulce era algo agridulce.

 

 

-¿Qué te parece?

 

 

-Demasiado dulce...para mi gusto...-dice parpadeando un par de veces- pero admito que esta bueno-susurra viéndole por unos segundos a los ojos en silencio nuevamente.

 

 

Una mirada tierna aparece en los ojos de Allen.

 

 

-¡Oh! entonces tus dulces preferidos serian esos salados...mmhh como los tamarindos-dice clavando su gris mirada en esos hermosos ojo.

 

 

-Puede ser...-dice sin apartar su mirada de aquellos orbes plateados del albino y una leve sonrisa algo tierna se forma en sus labios.

 

 

Mira esa sonrisa y un ligero rubor se apodera de ese pálido rostro

 

 

-Bueno...entonces...si la próxima misión me mandan a México te traeré un dulce de tamarindo...

 

 

 

-No estaría mal...-susurra y luego se siente demasiado observado; claro...era el pelirrojo que no les quitaba el ojo de encima, ya que el ojiverde se había dado cuenta que no estaban peleando y eso era raro.

 

 

-Bueno, entonces... así será-le sonríe, extrañado y sorprendido un poco al ver que no están discutiendo.

 

 

-Bueno, yo...-dice observando a Lavi de reojo aún- iré a entrenar, nos vemos luego...-una sonrisa maliciosa se forma en sus labios- Moyashi

 

 

-¡Ah! ¡Que me llamo Allen!-protesta con una venita-Ya decía que era mucho...-dice entre balbuceos.

 

 

El espadachín ríe para sus adentros alejándose del albino con una sonrisa en sus labios, Lavi sin quiere esperar fue corriendo hacia el otro.

 

 

-¿Qué te dijo? ¿Qué le preguntaste? -dice lanzándosele encima.

 

 

-Ah... pues... yo... no le pregunté nada realmente...-dice rojito al ver que se le había olvidado por completo-Sólo le di un dulce.

 

 

-¡¿Eh?!-con su orbe esmeralda como plato- ¡¿Y lo acepto?!-grita sorprendido zamarreando un poco al peliblanco aún sin poder creérselo.

 

 

-Hay... hay... cuidado...la... Lavi...-dice por el zangoloteo-Pues...mmhh solo...solo un poco después de que demostré que no tenía nada raro

 

 

-Jajajajaja ¿pensó que lo envenenarías o algo así?-pregunta con diversión soltándolo un poco-este Yuu...desconfía de todos, pero bueno, así es él -sonríe divertido.

 

 

-Pues sí, así es él... aunque no me ha dado motivos para envenenarlo-dice como si ya hubiera intentado hacerlo con alguien.

 

 

-Que cruel… ¿realmente lo harías?-pregunta con cara de terror viéndole con su orbe esmeralda muy abierto.

 

 

-¡Allen-kun! -llega repentinamente Lenalee- Komui-niisan quiere verte -dice sonriéndole.

 

 

Una sonrisa maligna aparece en los delicados labios del menor cuando oye a voz de la china.

 

 

-Ah... está bien... ya voy para allá...-dice con un suspiro, ni desayunado había podido.

 

 

-¿Y a mí no me llama?-pregunta alegremente el pelirrojo observando a la china quien se encoge de hombros.

 

 

- No, solo a Kanda y a Allen...-dice con una sonrisa- bueno, iré por Kanda, nos vemos chicos -y dicho esto se fue.

 

 

-"Parece que ahora me tocara misión con Kanda... vaya espero que no sea tan malo"-piensa con un suspiro para después sonreír a Lavi-Bien, me marcho... pasare por una tarta y después me voy donde Komui.

 

 

-Déjame acompañarte al menos, no quiero estar solo...-dice haciendo un puchero para seguir al menor- últimamente me siento demasiado solo, el Panda no me deja divertirme -ríe divertido ante su propio comentario.

 

 

-Oh eso es malo-dice mientras pide una tarta gigante-Mmhh pensé que te llevabas bien con toda la orden-ladea la cabeza.

 

 

-Pero no es lo mismo hablar con los demás, que hablar contigo -dice alegremente con una enorme sonrisa típica suya.

 

 

-¿Eh? ¿Y qué tengo de especial?-inquiere de lo más extrañado.

 

 

-¡Eres muy divertido! Además...-su sonrisa se ensancho- eres mi mejor amigo...-dijo viéndole con su orbe esmeralda lleno de ternura y emoción.

 

 

-Lavi...tú también eres mi mejor amigo-dice un poco rojito mientras ya le entregaban su tarta y se sentaba a comer-Desde que llegué a la orden...todos ustedes han sido muy especiales...

 

 

-Eso me alegra saberlo, ya que nunca me lo habías dicho antes-dice con una enorme sonrisa cerrando su orbe esmeralda soltando una leve risa.

 

 

-Bueno...es que temía que si lo decía el encanto terminaría-dice apenado

 

 

-¿Are? ¿Qué quieres decir con eso? ¡Somos amigos! ¿No? -se le tira encima tumbándolo al suelo mientras frota su mejilla con la del albino.

 

 

Comienza a reír ante el acto, mientras lo abraza, sin importarle que lo estuvieran viendo.

 

 

-Sí, lo somos...-admite,

 

 

Una sonrisa juguetona se forma en sus labios y observa disimuladamente a su alrededor y le roba un beso rápido y se vuelve a sentar ayudándole a pararse.

 

 

El sonrojo cubre sus mejillas ante ese beso robado, no sabe que decir.

 

 

-Lavi...

 

 

-Shh...-le dice posando su dedo índice entre sus labios con una sonrisa juguetona riendo levemente.

 

 

Solo sonríe para tener que marcharse, no le hacía nada de gracia tener que salir de casa de nuevo, aun así... toca a la puerta de Komui.

 

 

-¡Adelante!-dice cantarín Komui con una voz bastante alegre.

 

 

-Ya estoy aquí... ¿Para qué me necesitabas Komui-san?-inquiere mientras entra.

 

 

-Necesito que ustedes, vayan a una misión juntos-dice sonriente el chino posando su mirada ahora sobre el nipón, quien observo por sobre el hombro al menor.

 

 

-Ah...-se pone rojo al imaginar que Kanda había estado esperando largo rato.

 

 

-¿Nani?-pregunta burlón observando atentamente el rostro del menor con una sonrisa maliciosa, logrando llamar la atención de Komui, ya que rara vez el japonés sonreía así.

 

 

-No… nada...nada...-dice sentándose en el sillón-Este... aahh... llegué tarde...

 

 

El hermano de Lenalee parpadeo un par de veces, había algo raro...entre los dos, y podía sentirlo, aunque no estaba del todo seguro

 

 

-Llegas tarde como siempre, Moyashi...-dijo el nipón- no es novedad

 

 

-No es verdad, generalmente llego a tiempo-se defiende el ojigris sacando su lengua en un ademan algo infantil.

 

 

-Lo que digas, Moyashi-sonrió en nueva cuenta con malicia afilando la mirada sin dejar de verle a los ojos.

 

 

-COMO LES DECIA...-dijo Komui para que le tomaran en cuenta.

 

 

-¡Ah! Sí, perdón-se disculpa al ignorarlo para después prestar toda la atención al jefe.

 

 

-Deben ir a Francia, ya que la cantidad de Akumas repentinamente comenzó a crecer de un día para otro...-comento entrelazando sus dedos y posando su mentón en sus manos.

 

 

-Vaya... tal vez hay algo de interés en esa área-dice sin tomar atención de que serían mandados al país del amor.

 

 

-Exacto-comento con una leve sonrisa- así que tengan mucho cuidado, y estén siempre alertas...-dijo con seriedad para luego decir animada e infantilmente- ¡Y pueden traerme algunos regalos! Un tic nervioso dio aparición en la ceja de Kanda al mismo tiempo que torcía los labios en un gesto de disgusto.

 

 

-Jajajajaja está bien Komui-san, te traeremos algo-dice levantándose y tomando el brazo del nipón para que no lo matara-Vamos Kanda.

 

 

-¡No le traeremos nada! Si él quiere cosas, que vaya y las compre por su cuenta-dijo fastidiado con una enorme vena en su cien para luego salir de allí.

 

 

-Jajajajaja sabes que solo lo hace para molestar...no lo tomes tan enserio-dice el menor tranquilamente aun tomándolo del brazo.

 

 

-Tch, como sea...vayamos ya-dijo mosqueado dejando que le tuviera tomado del brazo, ya que por andar de rabioso ni cuenta se había dado tampoco.

 

 

-Bien, entonces... nos vemos en 5 minutos en el canal...tengo que ir por mi capa...-dice pues solo estaba vestido formalmente.

 

 

-Está bien-dijo viéndole con una expresión tranquila para después esperarle en donde habían acordado, estaba con los brazos cruzados y con la espalda apoyada en la pared.

 

 

El menor corre a su habitación, toma su capa y la maleta que aun no había deshecho, llega corriendo al lugar, con una sonrisa enorme.

 

 

-Vámonos-dijo con voz tranquila, a pesar de tener los ojos cerrados sintió como el albino ya había llegado y abrió con lentitud sus orbes oscuros.

 

 

-Sí, vayamos a la cacería-sonríe mientras sube a la barca, pensando en algún motivo especial de ese mayor numero de akumas, imaginando que su ojos estaría como loco nada más llegar.

 

 

El mayor también se sube a la barca un tanto pensativo.

 

 

-¿Qué piensas de los Akumas?-pregunta repentinamente observando cada movimiento del menor.

 

 

-No lo sé, es raro que se concentre tantos en un solo lugar...

 

 

-Exacto...-susurro posando su mirada en el agua por unos momentos en silencio, dejando la mirada fija allí.

 

 

-La única vez que vi tantos... fue cuando iban detrás de Suman-dice con algo de tristeza mientras la barca se ponía en camino.

 

 

-Mmmh...-dio como respuesta asintiendo levemente aún con la vista fija en el agua y luego observo disimuladamente al albino en silencio.

 

 

-¿Crees... crees posible que haya otro caído y vayan detrás de la Inocencia?-pregunto de pronto con algo de perturbación en la voz

 

 

-Puede ser...-susurra viéndole ahora fijo a los ojos con una mirada bastante penetrante y seria- pero sea lo que sea...hay que estar preparados, Moyashi.

 

 

-Allen, que me llamo Allen-susurro, dejando los gritos de lado, pensando, tener que ver a otro caído... eso si era doloroso.

 

 

-Ya quita esa expresión, estas fastidiándome...-dijo afilando un poco la mirada sin dejar de examinar con sus ojos cada centímetro del rostro del peliblanco.

 

 

Lo mira con ojos de rayita ante esas palabras para después mostrarle su lengua.

 

 

-Deberé darte otro dulce de esos... a ver si tú sonríes más de vez en cuando-dice con una sonrisa maliciosa.

 

 

-Tch, quizás hasta me envenenes-dijo cerrando los ojos desviando la mirada para observarle de reojo con una expresión seria.

 

 

-Eso quisieras...-dice alzando la barbilla para después sacar un caramelo de esos y sin aviso lanzarse encima de Kanda para hacérselo comer.

 

 

-¡¿Qué es…?!-no alcanzo a terminar la frase, ya que sintió un dulce sabor en su paladar y puso una expresión de disgusto y algo de asco.

 

 

Una risita escapo de la boca del Walker quien aun estaba sobre él, mientras el rastreador se hacía el loco.

 

 

-Seguro dirás que sabe horrible...demo...en un momento más notaras un saborcito ácido-dice encantado.

 

 

-Estás loco, te dije que no me…-se calla al sentir como el sabor de aquel dulce había cambiado repentinamente-¿Cómo demonios lo haces? -pregunta viéndole con ojos de punto y una vena en su sien.

 

 

-¿Qué cosa?-pregunta con inocencia mientras comienza a apartarse del mayor.

 

 

-Olvídalo-dice levantándose con un muy leve tono carmín en sus mejillas, mientras seguía saboreando el dulce, mas no demostraba que le estuviera gustando.

 

 

El albino mira de reojo a Kanda, mirando ese carmín y sonriendo, para después el meterse otro dulce a la boca, sin poder evitar hacer una mueca ante lo ácido.

 

 

Una leve sonrisa se forma en su rostro, tratando de contener las ganas de reír ante la expresión que había echo el menor al comer el dulce.

 

 

Allen tenía los ojos de rayita y los labios arrugados, tratando de comer tranquilo ese dulce ácido pero solo consigue hacer más y más muecas.

 

 

Una leve risa escapa de sus labios y le da la espalda al británico, era mejor no ver ninguna de sus caras o realmente se iba a morir de la risa.

 

 

El menor abre los ojos con sorpresa y a gatas se acerca al nipón.

 

 

-¿Te esthas  giendo? ¿Eng vergdad?-pregunta con el dulce en la boca.

 

 

-¡No! No me estoy riendo...-dice evitando ver a la cara del peliblanco, ya que tenía una enorme sonrisa en su rostro y temblaba ligeramente.

 

 

-Engtonges mírame, mírame...-dice payaseando cuando el dulce se le va a la garganta.

 

 

Traga grueso y sin ya poder aguantarlo por mucho tiempo, suelta una enorme carcajada, pero todavía seguía dándole la espalda al menor

 

 

Allen se traga el dulce y mira con sorpresa al mayor, sonriendo ante la carcajada.

 

 

-Tienes una linda risa...-dice con suavidad, tan bajo que solo el nipón pudo escuchar.

 

 

Deja de reír en seguida, le observa por sobre el hombro aún sentando en el bote y   aún tenía aquella sonrisa en su rostro.

 

 

- Eres todo un baka, Moyashi...-dice riendo levemente, ya más calmado.

 

 

-Bueno, creo que aun sirvo para mi viejo trabajo-dice con una sonrisa, poniéndose un poco rojo al ver esa expresión en el rostro que nunca nadie antes había visto.

 

 

Luego de un largo viaje, llegan a la Estación de Tren, y el japonés observa todo el lugar con desinterés y con una expresión llena de fastidio.

 

 

En cambio el menor está emocionado, le encantaba estar de viaje, por inercia toma la mano del mayor para jalarlo y entrar al tren que les correspondía.

 

 

-¡O-oi!-se queja al sentir como lo jalaba con rapidez hacia el tren, y observa un tanto incrédulo la mano que le había tomado. Sin embargo, el rastreador les observaba con una pequeña gota y una sonrisa divertida.

 

 

-Vamos, vamos, se que tenemos una cabina especial demo...quiero dejar la maleta y explorar antes de que el tren salga-dice animado aunque se frena de pronto-Yo... lo siento... te estoy arrastrando-dice apenado, había olvidado que era un chico serio.

 

 

Este último iba con una expresión de lo más sombría y seria mientras una gota caía por su cien, y no pudo evitar chocar contra el cuerpo del menor cuando este paro secamente.

 

 

-¡No me doy cuenta que olvidaste con quien te toca la misión!-le grito exasperado pero aún teniéndole de la mano, ya que estaba tan atento en gritarle, que lo olvido.

 

 

Ante el grito el menor se mordió el labio.

 

 

-Si... hay veces que olvido que te caigo mal...-dice soltándole la mano-Hay veces que creo que sí somos amigos...-dice con el flequillo cubriéndole los ojos.

 

 

-¿Amigos?-dice observando disimuladamente como le había soltado la mano- Eso no existe en mi mundo, Moyashi...-dijo observando por unas de las ventanas del tren con una mirada opaca para luego irse en silencio hacia su vagón.

 

 

El peliblanco se froto los ojos antes de voltear y gritar.

 

 

-¡Pues si en tu mundo no los hay entonces te jalaré al mío YUU KANDA!

 

 

Se detuvo secamente al oírle, y le observo por sobre el hombro en silencio aún con la mirada apagada y luego cambio de vagones en silencio.

 

 

Una rebelde lágrima se escapa de sus grises ojos, no entendía por qué el corazón le dolía de ese modo.

 

 

-Kanda...todos hemos tenido malas experiencias...no te dejare solo...-y tras esas palabras tomó su maleta y fue detrás de él.

 

 

 

 


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