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orgullo, miedo y negacion por urumelii

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Notas del capitulo:

waaaa

Recostado sobre la barra, no totalmente ebrio pero bastante pasado de copas. Patético. No es la primera vez, tampoco la ultima; sonrió ante la idea. Casi todas las noches era lo mismo: tomar, fumar, irse con la primera que se le cruzara y despertar sintiéndose peor que cuando había llegado en la noche. No era su culpa, por supuesto que no, sino tuviera que soportarlo, a él y a su horrenda noviecita, seguramente no tomaría.

 

Ni siquiera hizo el intento de levantarse cuando sintió alguien detrás de él, sabia perfectamente quien era ¿para que mirar? Para que seguir haciéndose daño, lo amaba ¿y que? Eso no cambiaba nada ¿decírselo? Claro, lo había pensando varias veces, muchas en realidad pero no serviría de nada, él tenía a su novia; todo lo demás no tenía importancia.

 

-estás ebrio – le dijo preocupado. Ojala no se preocupara por él, ojala solo lo dejara ahí tirado y nada mas; eran ese tipo de comportamientos lo que lo hacían sentirse incapaz de olvidarlo – ven, te llevo a casa – le tendió una mano, él la ignoro.

 

-          vete Aoi, no creo que a tu novia le parezca que me lleves y la dejes aquí – le contestó sin voltear a verlo. Cerró más los ojos.

 

-ya le dije, no tiene ningún problema en esperarme, vamos – siguió con la mano extendida pacientemente –vamos Uruha no te voy a dejar aquí – lo empujo ligeramente.

 

Uruha se levantó tambaleándose, tomó mas esfuerzo del que pensó, sin mirar a Aoi caminó directo a la salida, sabia que él pelinegro lo seguía. Efectivamente, Aoi lo seguía, preocupado por su actitud e incluso enojado.

 

Desde hace algunos meses Uruha se comportaba de esa manera, salía a tomar y a meterse con cualquiera; eso le dolía, mirar mientras hacia todas esas cosas. Sin embargo no era que pudiera quejarse o decirle algo, ellos dos no eran nada. Amigos, y los amigos están para apoyar y ayudar, no para juzgar o reclamar ¿verdad?

 

¿Cómo podía decirle que dejara de comportarse así? Qué lo lastimaba cada vez que lo veía salir con una tipa de algún bar. Seria hipócrita de su parte, después de todo él mismo tenía novia y estabas más que seguro que ella era la causa del comportamiento de Uruha.

 

Tantos años de conocerlo, de intercambiar miradas inofensivas que los dos sabían perfectamente su significado; años increíbles de compartir su amor por ese instrumento tan perfecto, donde mas de una vez las cuerdas habían hablado por ellos. Esas palabras que ninguno se ha atrevido a pronunciar, porque Aoi lo sabía, sabía de los sentimientos de Uruha; eran los mismos que él sentía.

 

Miedo, orgullo, cobardía, negación; cualquiera que fuese la razón no importaba, pues era suficiente para que ninguno de los dos hubiera pronunciado palabra jamás y ahora ya era tarde ¿verdad?

 

Uruha caminó pero no hacia el estacionamiento, caminó por la calle ignorando al pelinegro. Hacia frío, era de madrugada y ninguno de los dos traía puesto ni una chamarra. Caminaba sin mirar atrás con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones, ni siquiera entendía porque estaba tan molesto. Bueno, le molestaba que Aoi se preocupara por él y se molestaba aun más cuando al parecer él mismo era incapaz de negarse a lo que el pelinegro le dijera.

 

El carácter de Aoi no era de los mejores y definitivamente Uruha hacia que sobrepasara sus límites, intentó ser paciente, pero estarlo persiguiendo como idiota por la calle no era precisamente tranquilizante.

 

-¿podrías esperarte? – le dijo harto jalándolo por un brazo haciendo que el castaño se girara violentamente hacia él – te dije que te llevaría, no que te iría siguiendo como tarado – Uruha no contestó, ni siquiera lo miraba a los ojos,  lo que hizo que se sintiera aun mas molesto - ¿Qué te pasa? – se acercó buscando su mirada y sin soltar su brazo.

 

El castaño solo atinó a reír. Tal vez  estaba mas ebrio de lo que creía - ¿Por qué haces esto Aoi? – lo soltó así nada mas. La verdad ya estaba harto de aparentar, aparentar que todo estaba bien y de sonreír cada que veía a la persona que él más amaba con alguien más. Estaba harto de llorar por él, de pensar en él, de sentir esa opresión en el pecho cada que recordaba que nunca estarían juntos. Solo quería sacarlo todo, sacarlo de una vez y poder seguir adelante, sin hacerse ilusiones cada que Aoi parecía tener un gesto hacia él y hacia nadie más. Quería dejar de volar pensando en que tal vez ellos tendrían una oportunidad juntos y darse contra el piso cada que se daba cuenta que aquel pensamiento solo era una ilusión.

 

-¿hacer que? – claramente Aoi estaba confundido.

 

-esto – contestó soltándose bruscamente del agarre del otro – preocuparte por mi, llevarme a mi casa, acompañarme a comer, invitarme un helado cada que vez que estoy mas triste de lo normal o llevarme dulces en las noches que debo quedarme a trabajar – si bien pensó que estaría casi llorando al decírselo, las palabras de Uruha se convertían en gritos de enojo - ¿Te gusta jugar conmigo? Porque estoy bastante seguro que lo que tu haces no lo haces con nadie mas, ¿tu crees que no me doy cuenta la forma en que tu noviecita me mira? Como si yo le hubiera hecho algo imperdonable, no es tonta – dejo de hablar solo porque se le terminó el aire. Listo, estaba hecho, años de amistad tirados a la basura por culpa de este sentimiento que se rehusaba a abandonarlo.

 

Un numero infinito de pensamientos atravesaron la mente de Aoi al escuchar a su Uruha pronunciar aquellas palabras, de repente se había quedado sin nada que decir – Uru…yo – intentó explicar. Explicar ¿Qué?

 

-no lo digas – interrumpió el castaño alzando los brazos y dándole la espalda – no tiene sentido – volvió a caminar.

 

No era tristeza, ni tampoco era sorpresa. Enojo. -¿entonces yo soy el malo por preocuparme no? – Aplaudió dos veces – bravo Uruha, tu si sabes interpretar el papel de victima – el otro se giró dirigiéndole una mirada asesina - ¿y yo? ¿Alguna vez en tu maldito infierno mental te pusiste a pensar en mí? Soy yo quien soporta ver como te vas con cualquiera que se te atraviesa, soy yo quien ha observado como tú no tienes ni el más mínimo respeto por ti mismo. Si, tienes razón, pobre de ti que tienes a un estupido detrás de ti, mientras tu te vas por ahí a embriagarte y quien sabe que mas. Traté de esperarte, pero al parecer tu nunca has tenido ese tiempo para mi, siempre se trata de ti – soltó con un deje de amargura.

-          si claro, tú sufres tanto por mí que tienes a la zorrita esa que te consuele ¿no? – el sabor metálico en la boca fue lo que le advirtió del golpe que había recibido, de lo contrario ni se habría dado cuenta, gracias adrenalina.

 

El golpe había sido tan fuerte que tiró a Uruha al suelo y dejó a Aoi con el puño palpitando. Uruha por su parte al levantarse le soltó un golpe al pelinegro, estaba decidido, se sacaría el amor a golpes.

 

Aoi no se quedó a atrás y embistió a Uruha contra la pared de un callejón, lo azotó varias veces tomándolo por los brazos, el castaño le dio un rodillazo en el estomago tan fuerte que provocó que Aoi retrocediera. Y justo cuando le iba a soltar otra patada, Aoi se recuperó y lo empujó con el cuerpo hacia la pared.

 

Ante tal acción sus caras quedaron a escasos centímetros una de la otra, el pelinegro no dudo ni un segundo y junto sus labios con el castaño. No fue tierno, no fue suave; parecía otra batalla; una batalla en la que ambos descargaban tanto su ira como su amor. En menos de dos segundos las manos de Aoi acariciaban los muslos de Uruha y el castaño le rodeó el cuello con los brazos.

 

Ansiaban un poco más de contacto, pero la falta de aire se hizo evidente y se separaron con miedo a reanudar el beso. Aoi retrocedió dándole espacio a Uruha y este recargó la cabeza en el hombro del pelinegro, quería rodearlo por la cintura pero se sintió incapaz.

 

-te amo – pronunció Uruha casi en un susurro.

 

Aoi sonrió, acarició el cabello castaño del menor, ese cabello con olor a vainilla que lo volvía loco – te amo – contestó besando su cabello. Sintió a Uruha sonreír en su hombro.

 

-          regresa con tu novia, ha de estar preocupada y yo regresare a mi alcohol – se separó y miró fijamente al hombre frente a él.

 

Ninguno de los dos dijo algo, era obvio que eso pasaría, él regresaría a los brazos de su novia y él regresaría a embriagarse en las noches. ¿Por qué? ¿Por qué si ahora habían sido valientes y se habían confesado? ¿Había llegado muy tarde? Porque tal vez si no hubieran estado enojados y bebidos, las palabras no habrían salido, tal vez seguirían fingiendo que la opresión del pecho era algo pasajero.

 

Orgullo, cobardía, miedo o negación ¿Qué era lo que los separaba esta vez? Ninguno de los dos lo sabía, pero no estaban dispuestos a averiguarlo. Par de idiotas. Enfrentar sus sentimientos es mas difícil que ignorarlos, porque sufrir en silencio es mas fácil que pedir ayuda, porque amar desde atrás es mas fácil que sacrificarse, porque tener fuerza para ti mismo es mas fácil que ser el apoyo de alguien, porque estar solo es menos doloroso que estar con alguien. Y si ya dolía, no querían averiguar como seria si estuvieran juntos, porque no querían arriesgar y perder, más de lo que ya habían perdido.

 

Uruha guardo las manos en su bolsillo y volvió a encaminarse, despidiéndose solo con un gesto de la cabeza.

 

Y Aoi lo vio alejarse, eso era todo, de eso se trataba ¿verdad? Sufrir, declararte y volver a sufrir. No valía la pena ¿verdad? Seria muy difícil, tendrían que enfrentar a todo el mundo para poder estar juntos, no seria sencillo, era mejor así ¿verdad?

 

-espera….- gritó lo suficientemente alto para que el castaño lo escuchara.  


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