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The Good Left Undone por Mary-chan6277

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Notas del fanfic:

Bueno, créditos respectivos: 

1)Evangelion no me pertenece, que más quisiera yo u__u sus personajes pertenecen a su respectivo creador, yo los tomo prestados sin ningún ánimo de lucro n__n

2)El título del fic viene de una canción de Rise Against (sabían q el cantante tiene los ojos de diferente color?? no lo supero .__. xdddd) "The Good Left Undone" me parece perfecta para estos dos (y no lo había planeado antes de escribirlo hahaha el título siemre lo escojo al final!! xd)

3) la historia pertenece al escritor en mi cabeza n__n (?) xd

Notas del capitulo:

Acabé de terminar Evangelion y... creo que fue uno de los MEJORES animes que me he visto en mi vida .__. casi me pongo a llorar con el capítulo 24 T^T fue demasiado triste... y yaoístico muahahaha (?) xd

En fin... xddd

sin más preámbulos, el fic ==> 

All because of you,
I believe in angels.
Not the kind with wings,
No, not the kind with halos,
The kind that bring you home,
When home becomes a strange place.
I'll follow your voice,
All you have to do is shout it out.

1

El reloj despertador sonó a su lado, y estirando una mano fuera de las cobijas, lo apagó con un solo movimiento, volviéndose a cubrir hasta los hombros, no deseando levantarse.

 

Desde la concina le llegaba el delicioso aroma del café recién preparado, de unos huevos revueltos, y de fruta fresca picada en pequeños trozos sobre un plato de porcelana. Hasta alcanzaba a distinguir el aroma fresco de unas flores sobre la mesa.

 

Misato-san se levantó temprano hoy…— fue el único pensamiento del chico mientras imaginaba a la morena preparando los cubiertos en la mesa, con individuales adornados con flores, y portavasos con extrovertidos diseños. —¡Misato-san!— de repente esa visión se le antojó imposible. Su tutora era una persona maravillosa, eso estaba claro para él luego de que por voluntad propia lo acogiera en su casa y le prestara su apoyo, pero Misato no era capaz de preparar si quiera un desayuno instantáneo…

 

Abrió los párpados sobresaltado, y se frotó los ojos. El techo sobre él, las cobijas que lo cubrían, la enorme cama en la que estaba acostado, en la que aun se sentía el calor de una segunda persona durmiendo a su lado. Las pinturas de atardeceres en el mar colgando en las paredes blancas; el televisor de última tecnología justo enfrente; el Ipod reposando en su mesita de noche. Todo era desconocido.

 

Se incorporó sobre sus codos, e intentó asociar ese lugar con alguno de sus recuerdos. Intentó recordar cuando había sido la última vez que alguien preparara un desayuno que oliera tan delicioso.  

 

Salió de la cama con paso lento. Se calzó unas pantuflas que encontró junto a sus pies, y abrió la puerta de la habitación. Siguió por el pasillo sin inspeccionar las demás estancias que aparecían a lado y lado, simplemente siguió avanzando guiado por el olor de los alimentos, guiado por la voz que tarareaba una canción. Esa canción.

 

El Himno a la Alegría.

 

Abrió la puerta de la concina de par en par, sorprendiendo al cocinero que tenía una jarra de jugo de naranja en una de sus manos.

 

El desconocido le regaló una sonrisa. La sonrisa más hermosa que él jamás hubiera visto; una sonrisa que logró iluminar su corazón.

 

—Pensé que tendría que ir a despertarte, Shinji— le dijo al recién llegado, que miraba sorprendido a su interlocutor, incapaz de expresar palabra, alagado ante tanta familiaridad que le expresaba su nombre saliendo de esos labios tan pálidos. —No te quedes ahí, ¡siéntate!— Shinji hizo lo que el otro le pedía. Tomó asiento en la mesa frente a todos los manjares que había imaginado antes: fresas partidas en rodajas rojas y jugosas; un café humeante que despedía un aroma exquisito; y un plato con una porción de huevos revueltos, y dos salchichas doradas hasta su punto.

 

Levantó la mirada de los platos al chico de cabellos albinos que se movía de un lado a otro en la concina.

 

El conocía al cocinero de la brillante sonrisa, era ese que con solo una mirada había logrado lo que nadie pudo antes. Que había podido penetrar sus barreras y sus miedos, y que luego había defraudado, y asesinado con sus propias manos... recordar aquello le daba escalofríos. Él jamás quiso acabar con su vida, con la única persona que lo había amado, y que él mismo había amado desde su primer encuentro.

 

—¿Kaworu?— pronunció su nombre lentamente, como temiendo que con solo decirlo en voz alta esa visión tan hermosa y ese sentimiento de tranquilidad y armonía fuesen a desaparecer como un suspiro que se funde con el aire.

 

El aludido simplemente dejó sus labores en la cocina, y volteo a mirar con sus ojos escarlatas al otro que le observaba confundido, anhelante.

 

—Come— le apuró con otra de sus sonrisas, que lograban descolocar el corazón de Shinji— en seguida iré a acompañarte.

 

El piloto del EVA unidad 01 tomó el tenedor, y se metió un trozo de fresa en la boca. Estaba deliciosa; se preguntó con un deje de melancolía si no seguiría durmiendo en  su habitación del departamento de Misato, y esto no era más que un cruel sueño de lo que pudo haber sido.

 

Desayunó en silencio. Kaworu se sentó en la silla de al lado unos minutos después, y le animó a que conversaran.

 

El día era maravilloso, dijo, deberían ir a tomar un poco el sol:

 

—¿Qué tal si vamos a la playa?— le preguntó animado, tocando levemente la mano de Shinji que estaba apoyada distraídamente sobre la mesa.

 

Esto le sorprendió. No era que el otro muchacho le estuviera tocando, era el hecho de que él no había hecho nada por evitarlo. No se sentía incómodo con el contacto, la sensación suave de esos dedos acariciando el dorso de  su mano con suavidad y hasta ternura, y el calor que emanaba. No, no era para nada incómodo, se sentía extraordinariamente bien, pensó para sí mismo.

 

Jamás había estado acostumbrado al contacto con las otras personas, pero el contacto con él parecía totalmente natural. Como destinado a ser.

 

—¿La playa?— preguntó sorprendido, ¿Cómo en una cita?, inquirió su mente con el corazón desbocado, y un suave rubor cubriéndole las mejillas ante tal pensamiento— yo…

—Solo di que sí, Shinji, será divertido— sus mejillas se sonrojaron aun más bajo la intensa mirada del de cabellos plateados, y se limitó a asentir concediendo sus deseos y los propios, que rogaban jamás despertar de ese sueño.

 

2

Al llegar a la playa, le pareció que jamás había estado en ese lugar antes. La arena tibia bajo sus dedos se sentía demasiado suave y demasiado fina al tacto, y se veía tan blanca y delicada que casi parecía hecha de granos de azúcar pulverizada.

 

Las olas de un color cristalino llegaban hasta la orilla mojándole los pies. El sol brillaba en lo alto, haciendo sonreír a todas las personas que concurrían esa playa que parecía virgen y fuera de la destrucción humana.

 

Kaworu le tomó de la mano, arrastrándolo bajo una sombrilla, bajo la cual lo besó tomándolo completamente por sorpresa, haciendo que se pusiera totalmente rojo, mientras sus ojos se cerraban involuntariamente para disfrutar mejor del contacto, y su mente se esforzaba por responder a la caricia.

 

—¡Eso es lo que me encanta de ti!— dijo sonriente Kaworu, riéndose con una risa cristalina y musical al apartarse— siempre que te beso, es como si fuera la primera vez— agregó antes de juntar sus labios en un nuevo beso, que Shinji disfrutó más relajado, olvidándose por completo de la realidad.

 

El resto de la tarde fue una completa maravilla. Shinji dejó de preocuparse del porcentaje de probabilidad que tenía que todo lo que estuviera pasando pudiera ocurrir; pero es que el sol sobre su piel se sentía demasiado intenso, los labios de Kaworu sobre los suyos se sentían demasiado suaves, y su saliva entremezclada sabía demasiado dulce.

 

3

—¿Estás feliz?— le preguntó el ángel una vez volvieron al departamento, recostados sobre la cama.

—Eso creo…— respondió Shinji mirando el techo y las aspas del ventilador que se movían rítmicamente con un ronroneo.

—¿Crees?— inquirió el otro.

—Kaworu, yo…— Shinji se incorporó sobre un codo en la cama, mirando directamente en los ojos carmesíes, tratando de controlar ese nuevo impulso de querer derramar lágrimas. —¡Esto no puede ser real!— dijo casi gritando— yo te mate— agregó, bajando el tono de su voz— no importa cuánto desearía revertirlo, ¡yo te mate, y esto no puede ser más que un sueño!— una solitaria lágrima rodó por su mejilla sin que pudiera retenerla por más tiempo. Kaworu sonrío ante el llanto del otro, y atrapó la lágrima con su dedo pulgar.

—¿Eso es lo que te ha estado preocupando todo el día?— inquirió sin perder su sonrisa— Era inevitable que en algún momento recordaras el pasado— suspiró, cerrando sus párpados por un segundo— Shinji, yo soy el último ángel, ¿crees que criaturas como ustedes, Lilims, pueden acabar con mi existencia inmortal?

—Pero--

—Mi muerte fue solamente simbólica, Shinji— le interrumpió— un pacto que hice con Seele para que los humanos pudieran recobrar la paz, recobrar sus vidas, y nosotros, conservar la nuestra. —Hizo una pequeña pausa— no te mentí cuando dije que había nacido para reunirme contigo. Ese era nuestro destino.— Kaworu se acercó lentamente a los labios de Shinji, robando un dulce beso para calmar los miedos del otro, como confirmándole que era real, que todo lo que sucedía en su entorno era real.

 

Shinji lo aparto suavemente. Se quedó en silencio por un par de minutos. Se sentía desconcertado, y perdido. Había sido enviado por la misma Misato a vivir con Kaworu, luego de que su memoria hubiera sido intervenida para evitarle un dolor y sufrimientos innecesarios. Aun así, era inevitable que recordara. Era imposible escapar del propio pasado y eso hasta MAGI lo sabía, por eso, esa mañana se despertó con el peso de las memorias sobre su espalda, con ese sentimiento de que todo a su alrededor era desconocido, como una hermosa mentira.

 

Pudo haber sido mañana, quizás dentro de tres semanas, o cuatro meses, pero ahora recordaba todo, y era inevitable: el desastre que le habían causado los EVA’s, el dolor que le producía pilotarlo, y aun así seguía haciéndolo a pesar de sus negaciones. Recordó sus días en el instituto, sus tardes de peleas con Asuka, y el mutismo de Ayanami.

 

Recordaba la primera noche que pasó junto a Kaworu. Lo feliz que se había sentido desde entonces. Como si perteneciera a ese lugar, y no tuviera que dejarlo nunca.

 

—Eres un ángel…— dijo luego de un rato.

—¿Y no puedes amarme porque sea uno?— inquirió serio, esperando una respuesta.

—Desearía decirte que no— respondió— porque eres el enemigo contra el que luché… pero esto que siento, ese sentimiento tan intenso cada vez que me tocas o me miras, ¿es eso amor?— la inocencia de Shinji conmovió a Kaworu, que le besó rápidamente los labios, y lo atrajo hacia sí en un abrazo.

—Ya te lo dije, nacimos para estar juntos, somos el uno para el otro— contestó, guiñándole un ojo, antes de atrapar de nuevo sus labios. —Claro que es amor…— agregó antes de seguir besándolo, cada vez con mayor intensidad y desenfreno.

 

Shinji se sentía abrumado ante tantas caricias. No era la primera vez que hacían esto, él lo sabía, pero si era la primera desde que él reconocía su pasado, y a su amante como el último de los ángeles enviados.

 

Dejó que los labios del otro se apoderaran de los suyos. Que los besaran y los poseyeran. Dejó que sus manos recorrieran el cuerpo del contrario sin pudor, las caricias inocentes de antes carecían de significado ahora que sus cuerpos clamaban por atenciones más intensas e inmediatas.

 

Pronto la ropa de veraneo desapareció en algún lugar en las tinieblas de la habitación iluminada por la luna.

 

Sus cuerpos se conectaron, a medida que el nombre del otro era pronunciado con decadentes susurros y sensuales gemidos que les hacían perder la cordura.

 

Shinji recordó brevemente su pasado, el ser abandonado por su padre, volver a verlo luego de tanto tiempo, y que el conservara su insoportable frialdad. Recordó el estar a bordo de un EVA. Recordó ver heridos a sus amigos. Recordó el dolor y el sufrimiento… y los evocó en su mente, solamente, porque sabía que jamás los volvería a experimentar.

 

—¿Estás seguro que esto no es un sueño?— preguntó intentando recuperar el aliento.

—Seguro— respondió besándolo— y lo ángeles nunca mienten. 

Notas finales:

Bueno, últimamente he tendio un arduo periodo de "Bloqueo del Escritor", contando con mucho estrés y poco tiempo libre... espero q con esta "terapia" pueda superar mi bloqueo u__u

Espero que les haya gustado este pequeño OneShot...

Reviews?? estaría encantada de recivirlos, buenos, malos, algunos mentándome la madre, no importa, todos seran bienvenidos n__n

De antemano: gracias por tomarse el tiempo de leer mi historia y pido perdón si se me pasó algún error ortográfico o de redacción >____<


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