El roce de sus labios fue un instante muy breve. Kiba sintió como el suave aliento del otro chocaba en sus labios y le producía un escalofrió en todo el cuerpo. Sus ojos entreabiertos, las mejillas teñidas con un bello rubor y el hecho de que el otro no supiese cual era el destino de su beso…
WE ARE FIGHTING DREAMEEEEEEEEEEERS!!!!!
Cantó el celular del castaño haciendo que el otro se sobresaltara y diera un paso hacia atrás. Si Shino no hubiese estado ciego, en ese momento podía haber disfrutado de la mirada cargada de odio que el castaño había dirigido a su teléfono y como lo apretaba fuertemente en su mano derecha, temblando de ira por el momento interrumpido. Era su canción favorita y en ese momento la odiaba más que nada en el mundo.
Pero aun así tenía que contestar a esa llamada, la pantalla del celular mostraba a la persona que lo molestaba como “privado”. Podía ser su madre desde un teléfono de línea del hotel en el que se estaba hospedando y por eso decidió atender.
-diga…- bufó molesto el castaño.
-la persona que está mas cerca de ti… es quien te traiciona- se escuchó del otro lado decir por una voz más culina.
-quién habla?... a que se refiere?-
-ten cuidado. Estás siendo vigilado… al igual que todos. Desde un principio fue tu peor error confiar en él- insistió.
-de qué rayos est…?- el sonido constante de que le habían colgado fue lo único que le dio respuesta.
-qué ocurre?- preguntó el mayor intranquilo.
-nada, alguien que no tiene nada mejor que hacer- su rostro se iluminó instantáneamente- Shino- lo sujetó del cuello de la camiseta- quiero que nos tomemos una fotografía. Cuando salimos la otra vez me olvidé por completo de pedírtelo-
-quieres gastar memoria con una foto mía?-
-por supuesto. Tengo muchos amigos, pero realmente eres el único adulto con el que me llevo bien y disfruto mucho de tu compañía- dijo sonriendo ampliamente.
-espero que me visites entonces cuando regreses a tu casa-
Era verdad, sólo faltaban algunos días para que volviera a retomar su curso de vida normal. Volver a la escuela, salir con sus amigos… pero de alguna manera no quería volver. Era capaz de quedarse a vivir con sus tíos con tal de no irse jamás. Shino era el primer adulto con el que se llevaba bien, la primera persona que conocía tan de cerca y que lo conocía a él.
-Por que… hablaste de irme- murmuró en un tono excesivamente bajo, por lo que el otro no lo oyó- foto!!!!!- gritó abrazándose al muchacho y levantando la tapa del teléfono. Como el aparato tenía una cámara en la cara interna de la tapa, podía ver en la pantalla cual sería el resultado de su trabajo fotográfico- sonríe como su estuvieras feliz enserio- bromeó.
-estoy feliz enserio- dijo Shino reluciendo su blanca sonrisa digna de un comercial de dentífrico (N/A: Colgate no, porque casi me mata XD).
-entonces, mira al pajarito…-
-cual?-
El sonido de la captura y el leve flash, dieron a entender que la tarea estaba cumplida. El castaño miró la pantalla del aparato, sonrió e inmediatamente, él colgado del hombro de su compañero se convirtió en el fondo de la pantalla de su teléfono.
-creo que debo irme a buscar a Akamaru… dentro de poco van a cortar el pastel y quiero una porción. Aunque no creo que sea tan delicioso como uno hecho por la señora Denver-
-cuando quieras puedes venir y comer lo que gustes. Sólo tienes que pedirlo-
-en serio- dijo el castaño con los ojitos llenos de estrellitas.
-si- pasó su mano por la cabeza del menor cariñosamente- en serio-
-nos vemos- dijo el castaño sonrojado y, dando un paso hacia delante, depositó un pequeño beso en la comisura de los labios del otro para salir corriendo en dirección a la fiesta.
El mayor llevó una mano a su pecho, latía con tal fuerza que sentía que iba a romperle el tórax. La señora desde adentro le avisó que tenía una llamada de su padre. La decepción que sintió la mujer al ver que el muchachito se había ido le partió el alma, el Aburame se veía excesivamente feliz con él. Shino se dirigió hacia adentro mientras con el dedo índice tocaba la zona donde los finos labios del otro se habían posado… de seguro fue un error de cálculo.
Llegó a la casa donde su primo estaba jugando como loco con otros niños, le hacía acordar a él… sólo que le gustaba pelear con los niños mayores. En determinado momento, Akamaru tropezó y se quedó tendido un momento en el suelo. La madre de la cumpleañera se alarmó… pero sólo era una estrategia para atrapar a uno de los que huían de él y poder seguir jugando.
La fiesta siguió tranquila, según la tranquilidad que puede haber con un montón de niños correteando y gritando sin cesar por todas partes. Además de que una chica un par de años mayor intentaba tener una cita con él, pero le dijo amablemente que no salía con personas mayores… aunque en realidad había salido con Shino, en una cita de amigos, por supuesto.
Akamaru se veía como todo un ganador, se había instalado con la niña que estaba vestida de hada y charlaba con ella hasta por las orejas. Se la veía muy tímida, pero también muy contenta. A la hora de partir el pastel, después de la clásica canción, el pequeño le llevó una porción del mismo y un vaso con una bebida… le causaba gracia ver como estaba conquistando a pesar de tener crema en toda la cara.
-vámonos, Romeo- dijo el castaño.
-no soy Romeo, soy Akamaru… ya te olvidaste?- dijo con su clásica inocencia.
-como sea… dile adiós a tu novia y nos vamos-
-sip- con una sonrisa se despidió de la chica de cabello azul y le dijo algo que la sonrojó hasta las orejas.
Lo llevaba cargando en su espalda, el chico estaba más que feliz. El castaño recordaba esa vez que, estando en la playa a los 7 años, su padre lo había cargado sobre sus hombros y había terminado con el cabello lleno de helado… después de todo, si tenía muy buenos recuerdos con su progenitor.
-Shino…- susurró en un suspiro.
-ese es tu amigo de enfrente… ese señor que usaba anteojos?-
-de qué hablas, pulga?-
-te vi con él. Por eso no estuviste en la fiesta, primero le sacaste una foto y después le diste un beso en la boca- dijo alegre.
-QUEEEEEE!!!!!???? yo…yo no le di un beso en la… bo…boca- lo bajó de su espalda y lo miró de frente- no le digas a nadie eso…-
-lo del beso en la boca?- dijo ladeando la cabeza.
-no fue en la boca!!!! Digo que no le cuentes que estuve en esa casa. Me voy a meter en problemas si se enteran-
-no hay problema. Pero si le diste un “no beso en la boca” es porque lo quieres mucho… a nadie más que a la tía, la prima Hana y a mí nos das un beso-
-si. Quiero mucho a Shino- dijo sonriendo.
-te pusiste rojo!!!!- gritó el chico moviendo, Dios sabe como, la colita de su traje.
-no estoy rojo- se defendió el castaño jalando de las pequeñas marquitas del rostro de su primo.
-te pusiste más rojo!!!- salió corriendo con el globo en la mano y dejando que su primo lo persiguiera con la bolsa con recuerdos de la fiesta.