Desde que todavía fuera cuarzo
Feldespato y caolín
Brillante satén y delicado raso
Desde antes de que mis llamativos ojos fueran pintados
Y la sonrisa dibujada como falacia en mi rostro
Desde entonces, mi destino estaba marcado bajo una estrella de amargura
“Es demasiado hermoso para darlo a los niños huérfanos” le dijo su mujer al titiritero
Cuando me observó completo, ataviado con mi sombrero de cuatro picos
Mi larga capa escarlata
Y mis guantes de encaje
“¿Qué he de hacer entonces, mujer?” preguntó él, llevándose una mano a la frente
“Véndelo. Su beldad nos sacará de la pobreza, si alguna niña rica se prenda de él”
Y así fue como cada mañana, colocado como sirena guardiana en buque
Iba yo en el pequeño cochecito sentado
Fingiendo ser auriga, mientras el buen hombre empujaba detrás
Y gritaba, ofreciendo las más bonitas de sus creaciones todas
Muchas señoras se acercaron
Preguntando cuánto costaba llevarme con ellas
Pero si bien escuchaban del hombre el justo precio
Me tomaban en sus manos y me miraban
“Usted tiene que estar bromeando” le decían, con los ojos vidriosos
“Si diera este precioso arlequín a mi hija, y por su torpeza lo quebrara, jamás en mi vida me perdonaría el haberlo comprado”
Y así pasaban los días, y yo más me iba entristeciendo
Al ver que lo que tanto habían amado mis dueños
Tan grande mal me hacía
Pero una vez, harto de mirar hacia adelante
Giré la cabeza
Y sentí que algo nacía en mi vacío pecho de trapo
La miré a ella
"Era la Gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate,
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol"
Fue así como la vuelta de cada día
Ya no se me hacía tan pesada
Porque siempre esperaba el momento
En que debíamos pasar su acera
Y aunque ella sonreía
Sus pupilas negras jamás levantaba
Yo me había enamorado
Y deseaba estar con ella
Así es que una vez que el titiritero se detuvo
Para conversar con alguna clienta
Me bajé del cochecito
Y corrí hasta la tienda
Apostándome tras la puerta
Escuché entonces la razón de la mirada de la muñeca
“Nadie quiere comprarla. Argumentan que es muy bella”
Como dagas, esas palabras
Traspasaron mi corazón de tela
Y cuando fui a mirarla de nuevo para compadecerme de su tristeza
Sus ojos grandes me estaban viendo
Y comprendí perfectamente lo que me decía
"No, no. Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina...
Como una novia,
como un pajarillo, pidiéndome:
'libérame, libérame...
y huyamos a escribir la historia'"
Sus ojos lánguidos se perdieron en los míos
Cuando con firmeza devolví la mirada
Jurándole que no permitiría que sufriera por más tiempo
Con presteza volví donde mi amo
Y adopté de nuevo la falsa postura
Soportando el resto del día
Con la ilusión muy presente
Así es que llegada la noche
Me escapé de mi encierro sin barrotes
Tan bien conocía aquel pueblo
Que llegué rápido a mi destino
A pesar de mis zapatos rojos y altos
Que amenazaban con tirarme al suelo
"De una pedrada me cargué el cristal
y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos.
Nos sonreía la luna de marzo.
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres, un, dos, tres... todo daba igual"
Nos guarecimos de la lluvia
Que justo en ese momento había comenzado
Haciendo más pesados nuestro satén y raso
La bajé de mis brazos
Mirándola por fin a los ojos, de nuevo
“¿Cómo te llamas?” susurró ella “Yo soy…”
“Mana. Lo sé” repuse con una sonrisa, tomando su delicada mano
“Me llamo Közi”
Y tras rodear su talle con mi brazo
La atraje hasta mi cuerpo
Besando sus labios con denuedo
Habríamos sido tan felices
Viviendo por siempre nuestro irreal sueño
Ella conmigo, yo con ella
Danzando siempre al son de la música
De violines y guitarras
De contrabajos y chelos
Perdido yo por siempre en sus ojos melancólicos y sinceros
"Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema"
Fue en ese momento cuando deslizó su carta
Hacia uno de mis bolsillos
Al dar la vuelta, aún tomada de mi mano
Un pedacito del tul de su vestido
Que yo guardaría por siempre conmigo
"Y entonces, llegaron ellos.
Me sacaron a empujones de mi casa
y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas,
donde vienen a verme mis amigos
de mes en mes...,
de dos en dos...,
y de seis a siete..."
Entre cuatro paredes blancas
Y una que cae cuando el telón se abre
Danza el arlequín
Atado de un tobillo
Pero batiendo alegremente las palmas
Sonriendo con los labios pintados de rubí
Pero con el corazón de tul añil
"Ellos todavía están bailando y no siento nada
Me quemo ambas manos mientras las extiendo
Repito las palabras, demuestran la verdad que permanece
en alguien que parecía ser amable
Voy a recitar la poesía del mundo bajo un sol de mentiras
Y recitar hasta incluso después de que mi cuerpo se desvanezca
Ofrezco mis palmas al cielo y sólo ahora
Recuerdo sólo un poco de mi olvidado dolor"
Vertiendo lágrimas detrás de los ojos
Que no logran despintar la porcelana
Mientras se pregunta adónde estará ella
En cuya sonrisa vio primero el alba
"Enrollo su carta en torno a mi mano
Voy a ponerla distante en mi bolsillo
Sin ser capaz de decirle a nadie;
Lo hice yo mismo, solo
Incluso ahora los que no pueden dejar de aplaudir y alegrarse
Yo soy así, como usted dice, un musette falsamente adornado
Voy a recitar la poesía del mundo bajo un sol de mentiras
Y recitar hasta incluso después de que mi cuerpo se desvanezca"
¿Estará acaso encerrada de nuevo
adornando una vitrina?
¿O tal vez injustamente
en la recámara de una chiquilla rica?
No importa cómo sea, pues ya no veo sus ojos
Y por siempre luce mi sonrisa, nacida bajo una mala estrella
"Ofrezco mis palmas al cielo y sólo ahora
Recuerdo sólo un poco de mi olvidado dolor
Enrollo su carta en torno a mi mano
Voy a ponerla distante en mi bolsillo
Sin ser capaz de decirle a nadie;
Lo hice yo mismo, solo
Incluso ahora los que no pueden dejar de aplaudir y alegrarse
Yo soy así, como usted dice, un musette falsamente adornado"