Capítulo 6
POV HanGeng
No recuerdo muy bien las clases, ya que aunque no podía dormir, me dedique a hablar todo el rato con Eetuk, KangIn y Heechul que le había cedido su asiento a ReoYii que quería estar cerca de DongHae para estar de ilegal un rato -simplemente sentarse a hablar... Hmp, pero podría haber estado hablando con nosotros. En fin, el día transcurrió normal, como normalmente suele transcurrir.
Me dirigí a la salida -ahora por desgracia, compartía el auto con el Intruso - caminé unos pasos con mis amigos, era viernes y todos planeábamos descansar a nuestras anchas jugar mucho rato con la play y todas esas cosas.
Me asombré -y creo que nuevamente hasta me enfurecí- cuando vi que el Intruso entraba al auto junto con DongHae. De haber estado un poco más lucido hubiese considerado la opción de irme caminando pero... En ese estado, ¿Quien me aseguraría llegar?
Abrí la puerta del auto y sentí como mis nudillos se deshacían. Ignorando el dolor me senté en el asiento disponible de atrás, justo al lado de DongHae.
A él no le guardaba absolutamente ningún rencor -a acepción de ser molesto- asique cuando entré le sonreí por una fracción de segundo antes de que el auto comenzara a moverse y mi vista se dirigiera a la ventana.
No le presté atención a ninguno de los dos, en lo absoluto asique ni bien el auto entró en nuestro terreno me bajé y entré. Sin más me dirigí a la cocina por un poco de comida para merendar y luego -a pesar de mi cansancio- solo me fui a la sala a ver tv.
POV RyeoWook
Al final de la mañana había aceptado la propuesta de DongHae, ¿como no hacerlo cuando cada tres segundos me decía que no se molesto, me ayudaría y que sería buen tiempo para que conociéramos mejor?
Oh, simplemente le dije que sí antes de pensar en las consecuencias.
Que más daba, HanGeng estaba molesto por algo que no hice así que nadie cambiaría que ahora este mucho más molesto, ¿cierto?
¿A quién engañaba? Sabía que este día podía ser el último día que podría ver la luz del sol.
Entramos al automóvil y rápidamente DongHae comenzó a alabarlo. Le sigue la corriente, y es que tenía razón, el vehículo era caro y precioso para ser un auto del chofer. Tan pronto como comenzamos a hablar de otro tema, la puerta se abrió dando paso a mi primo que nos miró a ambos y luego se sentó -sin ni siquiera saludar- a lado de mi invitado.
— ¿Lo conoces? —acercó su rostro a mi oreja para preguntarme.
— En la casa te cuento —fue lo único que pude llegar a decir al ver HanGeng viendo las clases.
Uff, de la que me salve al no darse cuenta que hablábamos de él.
El vehículo estacionó en la entrada y rápidamente mi primo se bajó de él. Le siguió DongHae y de último yo.
— Wauuu —abrió los ojos encantando mirando todo el lugar— ¿Esta es tu casa? ¡Pero si es más que una casa, es una mansión!
— Shhh... No grites —le tapé la boca-—Ven por aquí.
Lo guié hacia el jardín, ahí seguro nadie estaría. Esperaba que mis tíos llegaran más tarde su trabajo, eso me facilitaría para que mi nuevo amigo comprendiera lo que sucedía en mi vida. Bueno quizás no le contaría todo, omitiendo sobre todo que soy mucho menor que él y HanGeng. Eso nadie debía saberlo, ni siquiera mis tíos.
POV HanGeng
La tele comenzó a actuar como un potente somnífero y en menos de quince minutos ya sentía como mis parpados pesaban y las frases de las personas en la tele perdían fuerza.
Como un niño pequeño refregué mis ojos con mi mano izquierda a causa de la herida en la derecha, no tenía ganas de arreglar eso asique simplemente me levanté y salí del lugar.
En mi vida esos pasillos me habían parecido tan largos y solitarios, y mucho menos imaginé llegar a perderme en la casa que conocía hacía casi 18 años -dentro de dos semanas cumplo años, eso me hace feliz... ¿O quizás no?
En fin... Finalmente pude dar con la habitación y sin pensarlo dos veces me saqué el uniforme. Habré dado vueltas tres veces antes de darme cuenta que lo habían puesto a lavar, asique fui a mi armario y busque unos pantalones holgados y mi remera blanca de manga larga -también holgado- y sin más, me tiré en la cama.
No abrí las sábanas e ignoré el hecho de haber dejado mi comida en la cocina; definitivamente todo podía esperar ahora que estaba sobre mi colchón, sobre mis sábanas.
De repente reparé, al darme vuelta, que mi almohada no tenía mi olor y tampoco ese lado de la cama. Era simplemente delicioso y embriagador. Con lentitud dejé que la paz que me transmitía aquel aroma me arrullara lentamente, conduciéndome hacia el fantástico mundo de los sueños.
No me había dado cuenta que mi mano aún sangraba ligeramente, pero vamos... Estando en ese paraíso ni siquiera la herida de una bala valdría la pena.
Espero que ahora que puedo dormir, mi sueño no sea interrumpido.
POV RyeoWook
Sentados bajo la copa de un árbol le había contando mi llegada a esta casa, y alguna que otra cosa de mi familia. Podía sentir que su sonrisa fue desapareciendo poco a poco al contar el accidente de mis padres.
— Ya veo, pero te sientes bien aquí, ¿verdad? —preguntó mirándome con melancolía, asentí— No debe ser nada fácil tener de hermano a HanGeng —soltó molesto.
— No lo es… —le sonreí—… para tanto. Puedo soportarlo, he vivido cosas peores.
— Oh, entiendo —dijo jalando pequeñas hierbas del pasto— Aún así si no lo aguantas, cosa que puede pasar pronto, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti Wookie.
— Muchas gracias DongHae —no cabía duda que podríamos tener una buena amistad— ¿Por qué me miras así?
Su amigo dejó el pasto en paz y se acercó a mi rostro para mirarme a los ojos. Un acto bastante extraño, pero no suficiente mi pensamiento al verlo como tocaba mi cabello, giraba mi rostro izquierda a derecha como si me examinara.
— ¿Qué sucede? —le pregunté por su acto— ¿Tengo algo en el rostro?
— No, pero... —se alejó de mí aun sin quitarme la mirada fija— ¿cuántos años tienes?
Tragué duro, ¿es que se notaba que menor que era? ¿O...? ¿Cómo pudo sospechar con solo verme el rostro? DongHae era demasiado analista en estas cosas, quizás por eso quiso ser amigo.
~*~
Finalmente había transcurrido cerca de una semana en esta gran escuela, ya comenzaba a adaptarme. En parte debía agradecerle a DongHae que me mostraba la escuela presentaba a los chicos populares y me hacía recorrer todo el campus sin descanso. Era demasiado energético al compararse conmigo. No tenía idea de como fue que nos volvimos tan amigos siendo tan diferentes.
Hace dos días que me había preguntado nuevamente mi edad, y como siempre le cambié el tema. Algún día tendrá que enterarse. Aún así trataré de prepararme para decírselo. Caminaba por los pasillos de la escuela, era el receso y mi amigo se había ido a la dirección por un castigo que había tenido en la clase anterior. Siempre metiéndose en problemas.
Suspiré mientras caminaba recordando los intentos fallidos que había tenido al acercarme a HanGeng.
Sin embargo todo tenía el mismo resultado, el mismo desprecio y rechazo hacia mi persona. Como aquella vez que le preparé un pequeño plato de comida que me enseño mi mamá, por poco me lo tira en la cara.
O cuando nos encontramos aquel sábado por calle con sus amigos, ese día DongHae quería que paseáramos y al final del día habíamos terminado saliendo en grupo. Sus compañeros me miraban raro y con recelo, no tenía idea del porque. Pero cuando llegamos a casa me había refregado en mi cara que había tenido su peor día por mi culpa.
Aún así, me preocupe por el al ver su herida cuando lo vi dormir ese día, aquel día que tuve un invitado, sin que lo notara le curé la herida y salí de la habitación silenciosamente.
— Oye tú... —scuché decir tras mí y me giré viendo a unas chicas— ¿eres Kim RyeoWook?
— Si, ¿quienes son ustedes? —les pregunté, estaba en un pasillo vacío. No había nadie más que nosotras allí.
Esto me daba mala espina, sin alumnos que recorrieran el lugar era bastante extraño. Y quizás coincidencia. La más me miró con una mirada petrificante mientras sacaba su mano detrás de su espalda con un… ¿Eso era un bate de beisbol?
— Debería dejar a la gente en paz niñato —habló una joven pelo castaño y la más baja del grupo, mirándome de arriba abajo como si le diera asco— Creo que tenemos que enseñarle una lección chicas, ¿no creen?
Todas ellas respondieron a coro con un "si".
¿Qué pasaba aquí?
Tumbé mis libros al ver que se aproximaban a mí, ahora sentía aquel miedo insaciable que había tenido una vez en mi vida. Y antes de que pudiera notarlo estaba acorralado a la pared, se abalanzaron contra mí dándome golpes con los bates, uno tras otro.
El dolor comenzaba a sentirlo en mis antebrazos, cubriendo mi cabeza con ellos me agaché al suelo diciéndoles que pararan. Pude escuchar sus risas y luego como una de ellas me dió una patada en el estómago.
— Déjenlo en paz —escuché decir. Pequeñas gotas de sangre salían de mis labios— Váyanse ahora si no quieren meterse en problemas.
Antes de que pudiera abrir los ojos, mis manos estando en mi estómago, sentía que alguien se aproximaba a mí.
— Wookie, ¿estás bien? —era DongHae, me tomó entre sus brazos mirándome— Oh, por Dios estas sangrando.
— DongHae~.. —mascullé saliendo lágrimas de mis ojos y abalanzándome sobre el.
En un rápido abrazo lo tenía contra mi cuerpo, apoyando mi cabeza en su hombro. Tenía mucho miedo. Mi amigo correspondió mi abrazo dándome con una de sus manos golpes en mi espalda y con la otra sobándome mi cabeza.
— Todo esta bien, estoy aquí.
Y rompí en llanto como un niño pequeño al escucharlo. Esas palabras me las decía mi madre en la escuela cuando era un niño pequeño. Abrí mis ojos medio llorosos y pude ver HanGeng parado en una pared viendo la escena. Aún este estado no le preocupaba. No me quería en su vida.