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Verdades dolorosas por Yaoilady y Kira

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, pero algun día voy a ahorrar mucho y voy a intentar comprarlos (soñar no cuesta nada... menos mal XD)

Las correciones son de mi ototo Demimax@hotmail.com o sea Spirit XD

Notas del capitulo:

Yaoilady: bueno... volvimos a subirlo

Kira: con conti XD

Knife: esperamos que les guste

El verano había llegado con todo su resplandor a Konoha. Sin duda alguna era un día maravilloso y hacía un calor insoportable capaz de derretirle hasta los huesos a cualquiera. Pero eso no era un impedimento para los trabajadores de Konoha, ya fuesen comerciantes o ninjas, que debían seguir con sus trabajos normalmente.


 


La temperatura era tan elevada que los profesores habían cambiado sus atuendos de manga larga por algo más ligero. El calor desprendido por el suelo era sólo superado por el de los tejados de la villa, así que los ninjas preferían caminar por la calle que saltar por éstos como usualmente lo hacían. De hecho, se producía una distorsión debido al ardor de los objetos en la distancia.


 


Kiba estaba acostado en un banco largo ubicado cerca de la entrada de la villa, junto a un lugar privilegiado dentro de un conjunto de árboles, si lo pensaba estaba utilizando un espacio que podían usar al menos tres personas más. Pero estaba muy cómodo junto con Akamaru y no pensaba levantarse por nada del mundo. Mantenía sus ojos cerrados como si estuviese dormido.


 


Llevaba una playera blanca y un pantalón corto azul, con el calor infernal no pensaba estar de chaqueta y pantalón largo, después de todo nadie le prohibía vestirse como se le antojara. Sonrió conforme con la tranquilidad de ese lugar, aunque una posibilidad le decía que su hermana lo iba a encontrar para darle una paliza por irse sin cumplir con sus tareas.


 


-Kiba, no te parece que estas siendo un poco desconsiderado?-


 


El castaño apretó los ojos fuertemente, era la primera vez que se veían en todo el maldito día y ya lo estaba regañando. Pero fingió no escucharlo y ubicó una de sus manos sobre sus ojos. Su cuerpo se erizó completamente al sentir como su compañero tomaba sus piernas para bajarlas del asiento.


 


-qué mierda crees que…?!!!- paró en seco su berrinche.


 


Shino, su compañero de equipo y, aunque le daba pánico admitirlo, la persona que le gustaba. Siempre había sido raro, pero esa vez estaba como para entrar en los records mundiales. A pesar del calor insoportable, Shino estaba con su ropa habitual, o sea… esa enorme chaqueta.


 


-ESTÁS COMPLETAMENTE LOCO!!!!- no podía ser más escandaloso- cómo puedes tener eso puesto con el calor que hace?!!!


 


-Kiba… estás exagerando- dijo con su tono de voz tranquilo e inexpresivo de siempre.


 


-yo exagero? Ja… no me digas que no tienes calor?-


 


-la verdad, no…-


 


-te vas a sofocar ahí dentro- dijo con un tic en el ojo.


 


-estoy perfectamente fresco y cómodo-


 


Ambos se quedaron en silencio, sólo Akamaru ladraba incesantemente. Con el chico de lentes no se podía entablar una conversación, eso era tiempo perdido, así que el castaño se levantó y se fue. No podía creer cómo era que había llegado a gustarle alguien tan raro como él pero no podía evitarlo. Cada vez que lo veía le hervía la sangre y, aunque al principio pensaba que era furia, era debido a sus deseos incontrolables.


 


El otro, por su parte, se quedó mirándolo alejarse. Kiba siempre había sido engreído y escandaloso, pero por eso le gustaba. Mientras lo veía alejarse dando fuertes pasos y apretando los puños, lo examinaba de punta a punta. Su cabello castaño se mecía levemente y su cuerpo exquisitamente bronceado se movía de una forma tan feroz que le daban ganas de saltarle encima y arrancarle la poca ropa que llevaba puesta para tomarlo en medio de la misma calle… pero así no eran los Aburame.


 


-… lástima…- murmuró en un suspiro antes de levantarse para irse de allí.


 


Kiba volvió a su casa y, tal como lo había previsto, su hermana lo tomó del cuello de la playera y lo tiró, literalmente, al patio para que lo barriera como habían acordado. Él lo hizo, pero en cuanto terminó se retiró de ahí en compañía de Akamaru.


 


Comenzó a caminar por debajo de todo aquello que pudiese brindarle un poco de sombra, sus pasos lo llevaron al Ichiraku y se le pintó una sonrisa al imaginarse que el rubio podía estar allí atascándose con ramen como siempre. Pero no era el rubio quien estaba allí.


 


Se quedó parado debajo del árbol frente a la tienda mirando en dirección a ésta. Las personas que estaban allí dentro eran Shino y Kankuro. Le hirvió la sangre al pensar que, a pesar de la poca sociabilidad de su compañero, pasaban mucho tiempo juntos últimamente. De qué podían hablar esos dos? Después de todo eran más rivales que otra cosa, el ninja de la arena tenía la costumbre de llamarlo para entrenar aunque siempre terminaba derrotado.


 


-“por qué no te vuelves a tu aldea”- pensó furioso Kiba.


 


Estaba decidido a interrumpir la cita de esos dos cuando algo lo detuvo. Un sonido demasiado poco familiar y peculiarmente bello… Shino… SU Shino… estaba riendo con Kankuro, pero de qué? Estaba celoso, lo admitía, pero cómo se atrevía ese insecto a reír tan abiertamente y no para él? Siempre tenía que ser tan serio con la excusa de su clan y, sin embargo, estaba riendo para ese marionetista.


 


“Los odio”


 


Salió de ahí, aun podía oír la risa tranquila de su compañero dentro de su cabeza, haciéndole perder la razón y matándolo de celos. Se fue a entrenar para descargar su furia, estuvo al menos dos o tres horas. Terminó exhausto, bastante desaliñado y, sobretodo, algo más calmado. Jadeaba mientras miraba el cielo, el sol había bajado un poco su fuerza y por eso estaba más agradable el clima. Miró a su lado, Akamaru estaba completamente agotado, le acarició la cabeza y éste meneó débilmente la cola.


 


Akamaru era su compañero, el mejor perro ninja del mundo y su mejor amigo. Lo tomó en brazos con cuidado dispuesto a volver a su casa, pero recordó algo, Shino debía estar en donde siempre buscando insectos. Dirigió sus pasos hasta allá ocultando su chakra, para no distraerlo y que terminara enfadándose, su olfato lo guió hasta donde se hallaba el de lentes… no estaba solo.


 


-“que demoños… nunca te vas a ir?”- pensó apretando los dientes.


 


El Aburame y el ninja de la arena estaban juntos, para variar. Con cuidado se desplazó por la parte baja del árbol de forma en la que pudiese verlos mejor, abrazó bien a Akamaru y rogó que no hiciera ningún ruido para seguir oculto. Ambos ninjas estaban parados sobre una rama gruesa de uno de los muchos árboles, Shino llevaba en la mano una caja de cristal con algunos insectos y Kankuro lo observaba en su labor.


 


- es increíble que te dediques a esto-


 


-es algo necesario- ambos hablaban tan bajo que el castaño tuvo que agudizar su oído para escuchar mejor.


 


-si… supongo que por esto es que me vences siempre- dijo en tono molesto- amplías tu ejército-


 


-… no creo que sea tan así- capturó un pequeño escarabajo- tu jutsu es muy bueno, sólo que no hay como escapar a mis kikai-


 


-… entonces quieres que me de por vencido?- preguntó sonriendo.


 


-yo no dije eso- dejó su trabajo un momento.


 


-claro que si. Es como si dijeras: Kankuro, es imposible vencerme, deja de molestar- dijo imitando la voz del de lentes.


 


-“mierda, Shino… por qué carajo te ríes así con él?”- Kiba estaba a punto de saltarle al marionetista y ahorcarlo con las vendas de sus propias marionetas.


 


Se quedó observándolos con furia. Kankuro intentaba tomar un insecto que estaba descansando en la corteza del árbol, pero cuando ya lo tenía lo dejó escapar y se sujetó la mano con la otra mano libre. Por la cara de dolor que había puesto, parecía que el insecto lo había picado y Kiba no podía estar mas conforme.


 


Ambos descendieron del vegetal. Una vez en el suelo el de lentes pidió ver la mano del otro, pero éste se rehusaba diciendo que no era nada de otro mundo, sólo una picadura. Pero quien sabía de insectos era Shino, así que terminó cediendo, el de lentes le quitó el guante con el que cubría la palma de su mano y palpó la zona de la picadura.


 


-… el aguijón está dentro… es mejor que lo quite antes de que se vaya a tu torrente sanguíneo-


 


-es… es mortal?- preguntó el marionetista.


 


-no… sólo te produciría mucha fiebre y quizás parálisis durante unos días-


 


-que alentador- dijo sarcásticamente- ya me siento mucho mejor-


 


-es tu culpa por intentar tomarlo de ésa forma. Voy a quitarlo, así que, quédate quieto-


 


Con ayuda de un Kunai, el ninja de los insectos hizo un pequeño corte cerca del pulgar del otro y quitó el aguijón del insecto. Kankuro se quedó tranquilo hasta que su mano salió de cirugía, en cuanto el otro guardó el Kunai miró la mano y estaba sangrando.


 


-ya está listo?-


 


-no, aun tengo que quitar la toxina…-


 


Kiba abrió los ojos ampliamente y se le hizo un nudo en el estomago al ver como Shino llevaba la mano del otro a su boca y succionaba un poco de sangre de ésta. Conforme con su tarea, presionó la herida y escupió la sangre hacia un lado y para finalizar le puso un pequeño vendaje.


 


-eres muy descuidado- murmuró.


 


-no- el ninja de la arena puso al otro de espaldas al tronco del árbol- tu eres descuidado…- fue lo ultimo que dijo antes de besarlo.


 


El castaño dio un par de pasos hacia atrás, lo estaba besando realmente, esperaba el momento en el que Shino le diera un buen golpe al otro, pero eso nunca pasó. El de lentes levantó sus brazos, hasta el momento inertes a los lados de su cuerpo, y se abrazó a la espalda del otro. El corazón de Kiba estalló en un millón de pedazos en cuanto Kankuro dejó libres los labios de su compañero y ése buscó nuevamente besarlo.


 


Kankuro acarició la mejilla de Shino con mucha delicadeza, le quitó los lentes y le dijo que sus ojos eran perfectos. Tenía razón, pero había decidido mostrárselos a él… sus ojos… su risa… sus labios. El maestro de los insectos se acercó a la oreja del otro y susurró dos palabras que Kiba prefería jamás haberlas escuchado. Con el corazón hecho pedazos y el rostro bañado en lágrimas salió de ahí.


 


El ninja de las marionetas sonrió, miró al Aburame detenidamente durante algunos segundos y le acarició el rostro. Luego le sujetó el mentón y susurró en su oído.


 


- estoy orgulloso de ti, Karasu. Te ves demasiado bien- miró en la dirección en que había desaparecido el castaño- lo siento por ti, Kiba. Pero él tiene que estar conmigo- dicho eso, deshizo su jutsu y se marchó con ambas marionetas a sus espaldas.

Notas finales:

Yaoilady: ahora el otro capi

Kira: esperamos que les guste

Knife: progresa un poco la historia


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