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Falling por Khira

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Notas del fanfic:

Me borraron este fanfic por no actualizarlo en más de un año; de hecho lo tenía completamente parado, pero ahora por fin le voy a dar un final, así que lo vuelvo a subir.

Falling

 

Por Khira

 

Un fanfiction basado en Slam Dunk de Takehiko Inoue

 

Disclaimer: los personajes de Slam Dunk no me pertenecen (ya me gustaría....)

 

Advertencias: contiene yaoi, es decir, relaciones chicoXchico, y spoilers del final del manga.

 

****************

 

Capítulo 1. Encuentro

 

Era de noche, y el único ruido que se escuchaba a su alrededor era el de las cigarras, señal de que el verano estaba próximo. Hacía calor, pero desde hacía un rato se había levantado un vientecillo muy fresco y agradable. Ambos estaban frente a frente, en silencio desde hacía unos segundos. Se encontraban junto a la entrada del pequeño jardín delantero de una casa muy humilde; en realidad todo el barrio era muy humilde. A lo lejos se escuchó una sirena.

 

El silencio entre ellos comenzó a hacerse pesado, por lo que el chico más alto carraspeó, y finalmente se decidió a seguir hablando.

 

- Y bueno, eso es todo... - murmuró - Quería que lo supieras.

 

El otro chico le miró melancólico, como si lo que estaba pasando fuera cosa del pasado y no del presente, como si esa tristeza que le embargaba desde hacía meses hubiera desaparecido de repente y sólo quedara el recuerdo de tiempos mejores.

 

- Gracias - dijo forzando una sonrisa amable, de esas que pocas personas le habían visto, pero sólo consiguió mostrar una amarga mueca - Pero no tenías por qué venir a propósito hasta mi casa sólo para decirme esto.

 

- Tenía que hacerlo. Me voy mañana...

 

- Ah... - aunque sólo fue por un instante, Sakuragi vio perfectamente un relámpago de dolor cruzar por la cara de su amigo, quien luego desvió la mirada - Entonces... buen viaje...

 

- Rukawa... - susurró preocupado.

 

- De verdad, espero que todo te vaya bien... - le miró a los ojos de nuevo - No te dejes avasallar por los americanos, ¿eh?

 

- Claro que no...

 

Sakuragi intentó sonreír, pero también falló en su intento.

 

- Volverás de vez en cuando, ¿no? - preguntó Rukawa.

 

- ¡Claro! - exclamó Sakuragi - Mi madre se queda aquí, así que vendré siempre que pueda. Sobretodo en vacaciones.

 

- Estupendo... Y dime, ¿ya sabes que  vas a estudiar allí?

 

- Empresariales, como mi padre... ¿Y tú...?

 

- Periodismo.

 

- ¿En la universidad de Kanagawa?

 

- No, en la Todai.

 

- ¿Te han aceptado? - se sorprendió Sakuragi; al momento se arrepintió de su tono escéptico - Quiero decir, dicen que es muy difícil entrar... Debes haber sacado muy buenas notas en los exámenes de ingreso...

 

- Digamos que últimamente no tenía nada más que hacer que estudiar...

 

A cada segundo que pasaba Sakuragi se preguntaba como era posible que Rukawa se mantuviera tan sereno; que se hubiera mantenido tan sereno todos esos meses. Conociéndole como ahora le conocía, debería estar destrozado.

 

- En fin, tengo que volver a entrar - dijo el chico más bajo - Ya nos veremos entonces...

 

- Sí...

 

Otra vez el silencio les envolvió, más pesado que nunca. Sakuragi se estaba preguntando como sería la manera más adecuada de despedirse, si darse la mano o un abrazo... Pero por lo visto Rukawa estaba considerando otra opción más.

 

Porque entonces sucedió. Rukawa dio un pasito hacia él... y le besó.

 

Un beso corto, tierno. Los labios de aquel a quien aún llamaba zorro se separaron de los suyos tan suavemente como se habían posado. El pelirrojo no tuvo tiempo ni de reaccionar.

 

- Adiós... - dijo simplemente Rukawa, justo antes de darse la vuelta para entrar de nuevo al jardín.

 

Sakuragi se le quedó mirando entrar en la casa con cara de idiota, en ese momento no pudo analizar lo ocurrido.

 

- Hasta pronto... - suspiró mirando por última vez aquella casa humilde, luego se dio la vuelta y se alejó por las oscuras calles del barrio.

 

xXx

 

Se despertó un poco agitado. Ya era de noche, así que miró su reloj y comprobó que sólo eran las ocho de la tarde. Dio un par de manotazos a la almohada y se acomodó para dormirse otra vez. De pronto recordó lo que había soñado.

 

"Rukawa..."

 

No era la primera vez que soñaba con la noche en que se despidió de Rukawa, el día antes de partir a los Estados Unidos. Seguramente porque, aún después de tantos años, seguía preguntándose porqué el zorro esperó a que le dijera que se marchaba para confesarle sus sentimientos.

 

"Bueno, tanto como confesar...", se dijo mentalmente. Lo único que Rukawa hizo fue besarle... un gesto que ya decía mucho de por sí.

 

Lo peor de todo era que nunca había podido preguntárselo a él, ya que desde entonces que no había vuelto a saber de Rukawa. Cuando regresó a Japón a principios de verano, es decir, apenas unos tres meses desde su marcha, que el zorro ya había desaparecido. Nadie sabía nada de él, ni Ayako, ni Ryota, ni Akagi, ni Mitsui, ni Haruko... ni siquiera el entrenador Anzai.

 

Por supuesto fue a su casa un par de veces, aunque nunca encontró a nadie. Pero incluso si su familia se había mudado y la casa estaba vacía, no podía ser que nadie se hubiera enterado de su nuevo barrio o ciudad. Y Rukawa tampoco había entrado en la Todai ni en la carrera que había dicho.

 

Cada vez que volvía a Japón preguntaba por él a todos sus conocidos, pero siempre con idéntica respuesta... y así durante siete años.

 

Ahora estaba otra vez en Japón, concretamente en Hiroshima, convocado por su selección para el mundial de baloncesto, tenía 25 años y jugaba en los Chicago Bulls, eso sí, como suplente. Tenía casi todo lo que quería, excepto a su madre, fallecida un par de años atrás en un accidente, y la sensación de que le faltaba alguien más...

 

La puerta de la habitación se abrió de golpe, y su compañero de cuarto entró tan ruidosamente como siempre. Encendió la luz y se acercó a la cama donde descansaba el pelirrojo.

 

- ¡Ey, Sakuragi! ¿Todavía en la cama? - preguntó Furuta con su voz estridente.

 

- Déjame en paz, tú no te has pasado medio día en un avión para venir aquí - gruñó Sakuragi tapándose la cabeza con la mata.

 

- Pero es que ya llevas la otra mitad metido en la cama, esta noche no dormirás y mañana no habrá quien te levante...

 

- ¿Y a ti que más te da? Ni que tú fueras en encargado de hacerlo.

 

- ¡No seas así, hombre! Venga, levántate y nos divertiremos.

 

- No me quiero divertir, sólo quiero dormir...

 

- ¿No te apetece salir un rato?

 

- Que no...

 

- Pues la verdad a mí tampoco - Furuta se sentó en la cama de un salto y cogió un periódico nipón que había sobre su mesilla - ¿Nos traemos la fiesta aquí?

 

- Que nooo...

 

- ¿Tú que quieres, un tío o una tía? Yo un tío, pero esta vez no quiero una ‘loca' que no haga más que soltar plumas, ni un travesti como aquella vez. Voy a buscar a ver si encuentro algo...

 

Sakuragi no se sorprendió demasiado. Ya conocía a Furuta de anteriores convocatorias y también sus preferencias y aficiones. Maldijo el que le hubiera tocado compartir la habitación del hotel con él.

 

- ¿Pero a dónde vas a ir ahora...? - preguntó el pelirrojo cansino - Si te pilla el entrenador...

 

- Ya te he dicho que a mí tampoco me apetece salir, así que llamaré a alguno que pueda venir aquí... - respondió Furuta.

 

- ¡¿Qué?!

 

- Así que ya sabes, o te apuntas o te vas...

 

- No me lo puedo creer, que cara más dura que tienes...

 

- ¿Qué te parece este? - Furuta empezó a leer - "Satoshi, 24 años, alto, buen cuerpo. Discreto. Llámame al..."

 

No pudo seguir leyendo porque Sakuragi le tiró su almohada a la cara. Se levantó con cara de malas pulgas y se dirigió al baño.

 

- ¡Pero no te pongas así, sólo quiero distraerme un rato!

 

No terminó de escucharle porque cerró de un portazo. Sakuragi se miró un momento en el espejo y luego se metió directamente a la ducha, si tenía que salir obligado al menos se arreglaría un poco, pues con esas pintas de recién levantado daba bastante miedo.

 

Se entretuvo más de lo que pretendía, ya que se pasó más de media hora bajo el agua. Cuando salió del baño, vestido únicamente con una toalla, Furuta estaba peinándose frente a uno de los espejos de la habitación, lo que significaba que su visita estaría a punto de llegar. Dejó la toalla en el suelo, a un lado de la cama, y sacó unos pesqueros y una sencilla camiseta de su maleta, la cual aún no había desecho. Mientras se vestía tuvo que aguantar miraditas lascivas y poco disimuladas de Furuta.

 

Pero claro, con su belleza, su cuerpo y sus 2.05 metros de estatura, ¿quién no iba a fijarse en él? Eso pensaba Sakuragi, y es que el pelirrojo no había perdido ni pizca del ego que le caracterizaba desde la adolescencia.

 

Mientras él también se peinaba un poco con los dedos sus cabellos rojizos frente a otro espejo, pensaba que hacer durante ese par de horas. Si Yohei y los demás hubieran podido venir a Hiroshima en lugar de trabajar, ahora podría quedar con ellos. Hacía un montón que no les veía y les echaba mucho de menos...

 

También echaba mucho de menos a sus compañeros del equipo de Shohoku. Apenas los veía un par de veces al año, o incluso menos. Siempre pensó que coincidiría con alguno en la selección, pero no había sido así. Era cierto que el mundo del deporte era como un embudo, muchos destacan de jóvenes pero son pocos los que llegan a profesionales... Mitsui y Ryota no fueron a la universidad y se pusieron a trabajar, por lo que no continuaron jugando, Akagi y Kogure dejaron el baloncesto al entrar en la universidad, aunque el ‘gori' parecía que quería seguir, y Rukawa... Rukawa ya tuvo que dejarlo definitivamente a los 17 años.

 

En cambio, otros jugadores de otros institutos sí que habían alcanzado el nivel profesional. Por ejemplo Eiji Sawakita, que al igual que él jugaba en la NBA y también estaba convocado pero llegaría un día más tarde, y Maki y Morishige, que jugaban en la liga japonesa, concretamente en los Aishin Sea Horses, el primero también estaba convocado -de hecho estaba en la habitación de al lado-, pero el segundo se había perdido el mundial por una lesión.

 

- Bueno, yo me voy - dijo Sakuragi cogiendo su cartera y dirigiéndose a la puerta - Volveré en un par de horas, más te vale haber acabado - le amenazó medio en serio medio en broma.

 

- ¡Oooook! - dijo Furuta imitando a un famoso humorista japonés.

 

En ese momento tocaron a la puerta. Sakuragi, que estaba al lado ya listo para salir, fue a abrir.

 

- Recuerda, eh, dos horas y... - en cuanto abrió del todo la puerta Sakuragi se quedó sin palabras.

 

Al otro lado de la puerta, esperando en el pasillo mientras se fumaba un cigarrillo, estaba Rukawa. Cuando él también le reconoció enseguida no se mostró tan sorprendido.

 

- ... - Sakuragi trató de decir algo pero no pudo hacer más que quedarse con la boca abierta como un idiota.

 

Rukawa le dio otra calada a su cigarrillo sin dejar de mirarle. El zorro se veía bastante bien, aunque estaba más delgado que antes. Iba vestido con unos vaqueros y una camisa manga larga negra a pesar de ser verano. También llevaba el pelo más largo y un pendiente con un brillante en la oreja izquierda.

 

- Vaya, que sorpresa... - murmuró Rukawa finalmente.

 

Por detrás de Sakuragi, quien aún no alcanzaba a reaccionar ni siquiera después de escuchar de nuevo su voz tras tanto tiempo, apareció Furuta apartando un poco al pelirrojo.

 

- ¿Satoshi? - preguntó mirándole de arriba abajo, visiblemente complacido.

 

Rukawa miró a Furuta también de arriba a abajo, y para estupor de Sakuragi, asintió.

 

Continuará...


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