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El dolor nos unió por Paz

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Notas del fanfic:

Tengo en borrador ideas para nuevos fics... las iré perfilando para que sean pequeños drabbles o oneshots según el tamaño.

Notas del capitulo:

Es una corta historia de como Hanamichi acabó enamorado de Kaede.

El dolor nos unió

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

Estuvo obligándose a seguir con su practica, tratando de ignorar a su compañero que había llegado hasta ese apartado lugar de la playa y estaba sentado de cara al mar, aunque no quería hacerlo, entre juego y juego su mirada, inevitablemente, se dirigía hacia él que permanecía quieto, ni un solo movimiento de su cuerpo daba indicios sobre que miraba o que pensaba, era extraño esa inmovilidad.

Finalmente, tras un último tiro, se dio por vencido, no podía seguir con la continua distracción de Sakuragi. Recogió el balón y lo guardó en su bolso, sacando al tiempo un paño que paso por su cuello para evitar que el sudor se enfriara, el pelirrojo continuaba en la misma posición. Abrió una botella, dando un largo sorbo a la bebida isotónica que contenía, tras mirar que no se dejaba nada recogió el bolso y lo colgó de su hombro. Salió de la cancha dispuesto a regresar a su casa, no tenía sentido seguir allí, más sus pies no hicieron caso de su mente y le llevaron hasta donde estaba el pelirrojo sentado.

Dejo caer su bolso a su lado, con un ruido sordo, ni siquiera así le vió moverse, un tanto perplejo se ubicó de manera que pudiera verle de frente.

Se quedo impresionado, su rostro mostraba tal expresión de dolor que se condolió a su pesar, estaba llorando con tal desconsuelo que sintió como si su dolor fuera suyo, abundantes lágrimas rodaban como un torrente, surcando sus mejillas, pero lo que más le impresionó fue ese dolor silencioso, ese llanto callado, ni un gemido, ni un sollozo salía de sus labios apretados, ni un movimiento de sus hombros acompañaba ese caudal de lágrimas que seguían cayendo.

Verlo así rompió sus esquemas dejándose llevar por sus sentimientos se sentó a su lado y ese amor que su corazón albergaba por él afloró deseando calmar ese dolor, por ello su brazo pasó por sus hombros atrayéndole contra él, dejando que su mejilla reposara a la altura de su corazón. Su otro brazo le rodeó la cintura, moviendo despacio la palma de su mano abierta por su espalda a modo consolador.

Fue entonces que su respiración se torno audible, un suave gemido le alcanzó.

Una suave brisa que llegaba del mar les alcanzó, el sabor salobre del agua lleno sus pulmones.

No rechazó el consuelo que le proporcionaba, su mano se poso a la altura de su rostro, en su pecho, y como si no le importara quien estaba confortándole una palabras salieron de sus labios.

-¿Por qué?

Incapaz de responde a su interrogante se limitó a estrechar aún más abrazo.

-¿Por qué nadie me quiere?

-Si te quieren -pudo decir tras tragar en seco, de pronto su garganta parecía haberse cerrado, por ello se limitó a acariciar su mejilla expuesta a recibir su atención, aprovechando para secar sus lágrimas.

Sus palabras parecieron sorprenderle porque sus lágrimas cesaron durante unos segundos como si meditara lo que había oído.

-Ella no... -musito finalmente.

Comprendió al oírle que esa chiquilla le había rechazado.

-Eso es porque no te conoce.

Un hondo suspiro ensanchó su pecho.

-¿Quién puede quererme?

-Yo... -y los latidos de su corazón se aceleraron al confesarlo.

Alzó su rostro lloroso, quedando muy próximo al suyo, el deseo de besar sus labios temblorosos se alzó sobre cualquier otra razón, más no en vano había pasado años ignorando sentimientos o emociones, controlando férreamente unos y otros, en aquel momento no fue diferente a otros, sobre todo porque no quiso estropear ese instante, en el que el rostro de Sakuragi brillaba sonrosado por su declaración, luego el asombro dio paso en su mente y le escuchó balbucear.

-¿Bro... bromeas?

-¿Te parece que lo hago? -preguntó a su vez.

-No... ¿Tú me quieres? -Insistió- ¿de verdad?

-Es mucho más que eso..., estoy enamorado de ti, te amo, pero se que nunca sentirás ese mismo amor, no me gusta verte así,  yo... -ahora fue él quien titubeo, pero su deseo de confortarlo le dio valor para expresar aún más profundamente sus sentimientos- Necesito tu alegría para sentirme vivo, por eso me duele verte triste o llorando como ahora. Si te lo he dicho es para que no te desanimes pensando que nadie te quiere, no espero que respondas a mis sentimientos.

La mirada de Sakuragi le confortó.

-Gracias... -animoso se levantó desprendiendo de su calido abrazo.

Rukawa se sintió vacío cuando sus brazos cayeron a su costado, fijándose como se alejaba y daba unos pasos airosos, con los hombros cuadrados, sin manifestar ese dolor que instantes antes llenaba su ánimo. Libre de pesares, fue entonces cuando la desolación le alcanzó a él, había confesado sus sentimientos sin esperar nada a cambio, pero dolía. Se llevó la mano al pecho como si así pudiera evitar el dolor de su pecho.

Sabía que era lento en reacciones, por eso cuando le vió volver sobre sus pasos y estirar su mano hacia él, cerró los ojos, más el golpe que esperaba no se produjo, lentamente los abrió viendo que había recogido su bolso y lo sostenía sobre su hombro.

-¿No vienes, zorrito? -preguntó estirando su mano hacia él, para darle su apoyo para levantarse.

Rukawa se quedo mirándola sorprendido y aunque no la necesitaba la acepto y el calor de su piel le estremeció.

La tomó con firmeza, se sintió alzado con excesiva fuerza chocando contra su pecho, se tambaleó pero él evito que cayera al rodearle con sus brazos, el contacto de sus cuerpos le excito apresurándose a apartarse de su lado para preguntar.

-¿Dónde? -preguntó turbado, deseando que él no se hubiera dado cuenta.

-Vivo ahí... -hizo un leve gesto con la cabeza hacia unas casitas próximas.

Hanamichi no hizo nada por romper el contacto de sus manos, y él se sentía tan a gusto que le siguió en silencio.

Al verse en el interior de la casita la vió tan pulcramente limpia que le llamó la atención, no parecía acorde con el carácter bullicioso de su pelirrojo, en su mente ya empezaba a llamarlo así, porque ya no albergaba dudas o temores, él no le rechazó, tampoco se lió a golpes cuando supo que otro chico le amaba, esa reacción le daba ciertas esperanzas pensaba mientras esperaba sentado en la sala que él volviera.

Sakuragi lo hizo pocos minutos después, llevaba una bandeja con bebida y algunos dulces de aspecto muy apetitoso.

Dejo la bebida sobre la mesa y se sentó en el suelo, separados apenas por medio metro de madera.

Bebieron y comieron en silencio, se miraban sin pronunciar palabras, como si entre ellos ya todo estuviera dicho, sin embargo, Sakuragi sabía que por su parte quedaba mucho por decir.

-Ya nos hemos lastimado bastante en el pasado, no quiero seguir haciéndolo, tampoco quiero que creas que de un momento a otro puedo sentirme atraído por ti.

-No lo espero, se que no te fijarías en un hombre con sentimientos amorosos. -dijo mirándole.

-Solo puedo ofrecerte mi amistad.

-La acepto -eso era más de lo que podía esperar de él.

-Entonces -levantó el vaso que contenía un resto de bebida- brindemos por nuestra amistad. ¡Kampai!

-¡Kampai! -respondió acercándole su vaso al suyo.

Aquella noche sellaron una amistad que les dio muchas satisfacciones.

***********

Hanamichi se fue dando cuenta con el paso del tiempo que sus sentimientos hacia su nuevo amigo habían alcanzado ese sentimiento por el que siempre había suspirado, saberse amado hizo de él un chico diferente, su carácter se atemperó, se volvió más tranquilo, todos los que les veían juntos pensaban que eran más que amigos, él se reía, Kaede no decía nada, ahora sabía que Kaede y el básquet le habían convertido en una persona más tratable y supo que sin ellos seguiría siendo el chico bravucón y pendenciero y que su vida en aquel entonces pendía de un delgado hilo que de romperse hubiera caído en un abismo, Kaede con su presencia le había salvado.

-¿En qué piensas? Estás muy callado -preguntó Kaede, era bastante sorprendente que estuviera más de dos minutos sin dejar oír su voz.

-En nosotros... en mi..., en lo que hubiera sido mi vida sin vosotros. -se acomodó mejor en su calido abrazo.

-¿Nosotros? -preguntó extrañado.

-Tú y el básquet.

-¡Ah! -su pecho se ensanchó con un suspiro alegre.

-¿Qué habías creído? -se apartó de su apoyo, buscando otro mejor, quedo tumbado sobre él, con sus manos apoyadas en su pecho, mirándole con amor.

-Nada...

-Hummm... yo nunca podría hacer con otro las cosas que hacemos juntos... -el sonrojo de sus mejillas era algo que no dejaba de sorprenderle. Esas alusiones siempre le sofocaban, sabía que Kaede era muy atractivo y que tenía admiradores en ambos bandos, pero ninguno conseguía que Kaede reaccionara como lo hacia con él.

Serpenteo sobre su cuerpo para alcanzar la altura de su rostro, la mirada de Kaede estaba fija en sus movimientos.

-¿Qué intentas? -preguntó cuando quedo a escasos centímetros de su rostro.

-¿A ti que te parece? -se fue acercando lentamente a su boca, su mirada iba de sus ojos hacia sus labios, haciéndole saber que iba a besarle.

Kaede alzó la cabeza dándole a saber que él también lo deseaba.

Sus labios se posaron en ellos, se entretuvo mordisqueándole el labio inferior, al dejarlo libre se apartó unos minutos, mirándole nuevamente a los ojos, el deseo estaba fijo en sus miradas, enseguida inclinó la cabeza y volvió a posar sus labios en los suyos, una suave presión, una toma de contacto, la punta de su lengua delineo su contorno, un gemido entreabrió sus labios que le permitieron profundizar en la caricia, su lengua se deslizó sinuosa alrededor de su boca, cálida y húmeda hasta toparse con la suya, una lenta y arrebatadora sensación que arrebató sus sentidos, fue entonces que sus manos se movieron hacia su espalda, descendiendo hasta sus nalgas amasándolas a través de la fina tela de la yukata, su cuerpo se movía en vaivén con sus caricias y cierta parte de su anatomía comenzó a cobrar vida, dándose cuenta que no era el único en excitarse, Kaede sabía como incitarlo.

El beso les dejo sin aliento.

-Vayamos a la cama. Estaremos más cómodos. -dijo alzándose y sin previo aviso le levantó en sus brazos, llevándole así hasta su lecho. Kaede mimoso, escondió su rostro en el hueco de su cuello y se entretuvo dándole ligeros besitos.

Algunos minutos después la puerta de su dormitorio se cerraba tras ellos.

17 de enero de 2011

Fin

Paz

Notas finales:

Autora: Esta es mi justificación a no haber actualizado los fics pendientes ni la semana pasada ni esta. En casa no acaba de gustarme el Windows 7, me abre todos los archivos en modo lectura y me pide cambiar nombre cada vez que escribo algo, lo que no deseo hacer porque pierdo la fecha de creación, en cuanto a la forma del teclado, lo encuentro incomodo, las teclas están en exceso juntas y se me marca cualquiera. Intento aprovechar los ratos libros en la oficina pero, entre la música ambiental y las conversaciones a viva voz no hay modo de concentrarse para escribir unas líneas. Solo me permite actualizar y como soy una persona de ideas fijas... no doy mi brazo a torcer, finalmente decidí ir a mi casa a buscar el portátil y creo que a partir de mañana adelantaré la terminación de algunos de los capítulos pendientes para poder subirlos.

Tenedme un poquito más de paciencia. Gracias. Paz.


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