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The One Night Stand por Fallon Kristerson

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Notas del fanfic:

Ta-ta-ta-tan! Nuevo fic! Oh, yeah, estoy inspirada y tengo vacaciones, muajajaja! Mi sagrada persona aquí les trae una no tan reciente idea que nació hace mucho, solo que originalmente iba a ser un one-shot, pero que al final se desarrolló de manera totalmente distina a la inicialmente planeada. X3

Bueno, la con este fic es que en mi cabeza ya lo desarrollé hasta la milésima temporada, pero cuando quiero pasarlo al papel (en realidad a la compu) no logro conectar todos los hechos como quisiera u.u y he estado pensando en centrarme un poco en este fic, por lo que puede que, si alguien esta esperando la conti de otro fic mío, me vaya a tardar un poco más de lo que normalmente me tardo ena ctualizar. El único fic que voy a tratar de no perder el ritmo es 50 VECES DREAM. ^^ Espero que le tomen el mismo cariño que yo ya le tomé a este fic XD

Universo Alterno, Lemmon (lo que no significa que no sea la misma dulce e INOCENTE Fallon que todos conoces! ^^U), Personajes originales y todo lo que implica un fic à la Kristerson.

Edad de Gakutoy todos los que luego aparescan como sus compañeros de promoción: 16 años

Notas del capitulo:

Dedicado a Holly, porque tengo ganas de dedicarle esto

1. Un típido fin de semana

-Y dime, preciosura, ¿que haces aquí tan solita y sin compañía?

-Soy hombre, idiota.

-Claro, y yo soy santa.

-En ese caso tendrás que explicarme por que nunca recibí el nuevo skate que te pedí –los hombres que habían comenzado a rodearle rieron, pero él trató de ignorarlos, apoyando sus codos en la barra. La música del club era atolondrante, pero en sí le agradaba ese ambiente. Le hacía olvidar cosas...

-Vaya que eres graciosa...

-¡Qué soy hombre, imbécil!

El grupo siguió riendo, soltando algunos comentarios burlones en contra del pelicereza.

-Aunque seas hombre te ves bastante apetecible, crecita...

El acosado comenzaba a molestarse, sintiéndose más que nada incómodo.

-¡Hey, él viene conmigo! Lárguense –dijo entonces una voz, interrumpiendo las risotadas del grupo acosador.

El chico se sorprendió antes tales palabras, más que nada porque él no había venido con nadie. Fue entonces que, con varios gruñidos, los sujetos se apartaron de él, dando paso a otro sujeto por los veinte y pico, cuyo oscuro cabello era de un misterioso tono azul, al igual que sus ojos. Una vez que ya no había rastro de los acosadores, el adulto se le acercó al chico, sonriéndole de manera seductora. Sin embargo, el menor lo ignoró.

-Y bien, ¿cómo te llamas?

El acróbata trató de ignorar al misterioso sujeto casanova. -¿Te interesa? –falló su intento, a lo que el peliazul sonrió triunfante.

-Si no, no preguntaría-, respondió adaptando un tono un poco más amigable, pero sin perder su pinta de conquistador. –Yo soy Yuushi.

-No pregunté -le cortó el pelicereza y el otro rió.

-No me has dicho tu nombre.

-No tengo por qué -bufó el menor, haciendo el intento de llamar la atención del mesero para que este le trajera algo de beber.

-Anda, dímelo -pidió ahora el sujeto, apoyándose también en la barra de costado, sin dejar de sonreírle al pelicereza, pero este no respondió. –Dímelo.

-...-

-Dímelo por qué estás fuera de mí y al mismo tiempo estas muy dentro -musitó entonces divertido, tratando de romper el hielo, cosa que logró. Más o menos.

-¡Ya, no me digas que te gustan esos estúpidos estribillos!

-¿Y qué si así es, mi querido...?

-Buen intento, pero no te diré mi nombre –bufó el pelicereza.

-¿Por qué tanta insistencia en ocultarlo?

-¿Por qué tanta insistencia en saberlo?

-Por que me interesas -contestó con tono burlón Yuushi.

-¿Ah si? ¿En qué sentido? -questionó mordaz el acróbata.

-En más de uno...

-Así menos te lo voy a decir. ¿Qué quieres de mí?

-Conocerte -un silencio se interpuso entre ambos, que solo era interrumpido por la música y las risas hebrias que llegaban desde la pista de baile. El mas pequeño sintió la penetrante mirada del peliazul, mientras que comenzó a jugar con los dedos. Miró al mayor de reojo, pero al notar que todavía lo observaba con esa enigmática sonrisa, volvió a desviar la mirada, sintiendo arderle las mejillas y maldiciéndose por ello y por lo que iba a hacer.

-Gakuto.

-¿Cómo?

-Que me llamo Gakuto -oyó la risa del otro, como casi era ahogada por el beat del techno.

-¿Y qué te hizo cambiar tu voluntad de hierro?

-¿Te interesa? -volvió a repetir el menor.

-Si no, no preguntaría -repitió Yuushi.

-Mátate.

Gakuto estaba empezando a perder la poca paciencia que tenía, detestaba tratar con sujetos como ese, que creían que con una sonrisita todo el mundo babeaba por ellos. Aunque... ni que estuviese nada mal ese sujeto. "Nada mal...", pensó distraído el acróbata. El mesero le sirvió algo en un vaso y él lo tomó esperanzado, sin embargo se llevó una amarga descepción al sentir el sabor dulzón de la Coca-Cola. Estaba por lanzarle el vaso al idiota del mesero que creía que no era mayor de edad. Bueno, tampoco lo era, pero de todas maneras le molestaba que lo tomasen de adolescente. Giró aburrido el vaso en su mano, mirando como se reflejaban las luces fosforecentes en el líquido oscuro.

-¿Quieres una bebida más fuerte? -interrumpió Yuushi sus pensamientos vacíos.

-¿Para que me secuestres y me violes?

-No me gusta violar -contestó el mayor con una sonrisa que se le antojaba terrorífica al pelicereza.

-Lástima -Yuushi alzó una ceja-, hubiera sido divertido.

-Tienes una manera muy peculiar del concepto "diversión" -comentó el peliazul sin perder la sonrisita y la perfecta pokerface.

-Prefiero tener un concepto raro pero propio, a copiarme todo de todos y no tener personalidad –murmuró Gakuto tomando otro sorbo de su vaso, resignandose a su suerte con los cantineros.

-¿Significa eso que quieres que te viole?

-En tal caso ya no sería una violación –rió Gakuto ya más accesible, sin molestarse en fijarse en la clase de conversación que se estaba creando entre esos dos. Yuushi rió por lo bajo, sin dejar de mirar al pelicereza, quien en serio parecía querer algo más fuerte que solo una Coca-Cola. El mesero se había alejado otra vez y les estaba sivviendo una ronda a un grupo de amigos que reían a carcajadas y parecían ya bastante ebrios. Gakuto aún mantenía la mirada fija en su vaso, sin saber qué era en lo que relamente estaba pensando. Su cabeza estaba hecho un caos, siempre que venía a lugares como esos.

-Oye, ¿quieres bailar? –dijo por fin el peliazul a su lado, interrumpiendo cualquier pensamiento bizarro que estuviese teniendo. El acróbata lo miró, un poco dudoso, pero luego sonrió.

-A cambio de un vaso de Vodka, supogo que sí.

-¿Supones? –cuestionó Yuushi, pero luego accedió y pidió un vaso y se lo ofreció al menor. Este tomó el vaso y se tragó la bebida lo más rápido que pudo, deseando que fuese suficiente para esa noche. Luego de eso, se tambaleó ligeramente y luego le sonrió a su compañero de baile.

-Bueno, vamos...

Yuushi lo tomó de la cintura, pegándolo a su cuerpo lo más que pudo. Gakuto solo se dejó arrasar por la múscia, perdiéndose entre el tumulto que se apretujaba sobre la pista de baile, sintiendo las manos que se deslizaban por su cuerpo. Supuso que esas manos serían las de Yuushi, pero ni que le importara mucho de quien fueran. Alzó los brazos y la múscia se lo tragó. Yuushi se mantenía pegado a él, rodeándole, celándolo de los demás que bailaban. Podrían haber parecido incluso una pareja, claro está que solo de lejos. El peliazul acercó los labioa al cuello del acróbata y este sintió cosquillas a causa del aliento del mayor. Yuushi posó las manos sobre las caderas de su compañero de baile y lo jaló otra vez hacia sí. Una vez más se perdió con el cuello del menor. Olía bien, un poco a humo dulzón, pero aquello solo lo hacía aún más embriagante. No es que se metiera seguido con menores, de hecho hasta prefería a las mujeres. Sin embargo, ese día simplemente se la había apetecido ese chico. Una vez que se aburrieron o que el poco alcohol ingerido los hubiera prendido lo suficiente, el peliazul se alejó de la pista de baile, jalando consigo al acróbata que solo se dejó hacer. Salieron del club, porque ahí de todas maneras ya no había mucho qu hacer o ver. Gakuto no se inmutó en lo más mínimo cuando vio adónde lo había traído el adulto. Un motel. Yuushi le dirigó una corta mirada, pero el chico solo se encogió de hombros. Aquello sería fácil, pensó el peliazul y terminó de entrar al lugar, seguido de cerca por el menor.

-¿Haces esto seguido? –preguntó Yuushi mientras cerraba tras su espalda la puerta de su habitación. Gakuto se había quedado parado en el centro de la pequeña pieza. Nada extravagante, pero tampoco era que no hubiera espacio suficiente. El adolescente no respondió, solo se quitó la casaca y la dejó tirada en algún rincón, esperando el avance de su pareja para esa noche. Esta se le acercó por atrás, rodeándolo con sus brazos.

-Hueles bien –murmuró hundiendo otra vez el rostro en su cuello.

-No eres el primero que me lo dice –respondió susurrando Gakuto. Yuushi rió y sus manos bajaron por el torso del chico, volviendo a subir luego otra vez por debajo de la tela de la camisa. El adolescente se apoyó contra el pecho de su amante y suspiró. Estuvieron por un rato así, quietos, únicamente con Yuushi acariciando el pecho del adolescente.

Entonces se separaron y el mayor se dirigió a la cama, jalando consigo al otro. Este se dejó hacer, riendo al pensar en que sus padres no tendrían ni idea de en dónde se encontraba su lindo hijito.

-¿De qué te ríes?

-De nada importante –contestó Gakuto-. Solo pensaba...

Yuushi no dijo nada más, le daba curiosidad qué era aquello en lo que pensaba el chico, pero decidió no preguntar y concentrarse mejor en lo que estaba haciendo. Se colocó encima de su nueva presa y se inclinó para besar su cuello, sintiendo de cerca la respiración de este. Gakuto pasó sus manos por la cabeza del mayor, enredándose con el pelo azul y pensando en lo suave que era dicho cabello. Se entretuvo un largo rato con solo jugar con los mechones color cobalto, aún cuando Yuushi comenzó a desabotonar su camisa, comenzando luego a besar su pecho y a torturar sus pezones. Un gemido abandonó los labios del pelicereza, quien se aferró a la espalda de su amante. Yuushi sonrió satisfecho, mordiendo suavemente el pezón aprisionado. Otro gemido se oyó por parte de Gakuto. El acróbata jaló uno de los mechones azules.

-¡Au! –se quejó el adulto, alzando la mirada hacia la del menor. Este le sonrió y luego soltó una carcajada.

-Perdón, no es que suceda seguido... –se excusó rápidamente.

-Me sentiré bueno en esto entonces –presumió Yuushi, reciebiendo como respuesta una mueca y un ligero golpe en la cabeza.

-Ya, solo cállate y sigue –le espetó molesto Gakuto, dejándose caer otra vez hacia atrás. Yuushi volvió otra vez a su trabajo, bajando ahora sus manos hacia el borde del pantalón. Gakuto se volvió a incorporar, al igual que Yuushi, dedicándose ahora a deshacerse de la ropa del peliazul. Este acarició la espalda ahora desnuda del menor, quien se ocupó con el cuello de su amante, tratando de ver si le molestaba si dejaba una marca. Yuushi lo alejó de su cuello, dándole así la respuesta. Gakuto se burló con una arrogante sonrisa y descendió por el pecho del adulto.

-Típico, nunca quieren que quede marca –murmuró el menor, besando el pecho de su amante, quien estaba ocupado con deshacerse de lo último que quedaba de la ropa, cambiando a Gakuto de posición, para que quedara de cuatro patas, y ya llevando dos dedos a la boca del menor. Este los lamió con ganas, hasta que Yuushi los volvió a retirar, llevándolos ahora hacia la entrada de su uke de turno. Este gimió débilmente al sentir la primera intromisión, más que nada por ansiedad e impaciencia. ¡Por favor! ¿Con cuántos creen que había hecho eso con otros? Y ni que todos lo tratasen como a una muñeca de porcelana, estaba acostumbrado a no encontrar cariño bajo toda piedra y la verdad es que le daba lo mismo si su amante lo preparaba o no. Ambos sabían que no habría nada de rodeos, sino que ahora se trataba de cuántas rondas lograrían llevar a cabo. Yuushi metió un tercer dedo y luego los sacó todos, causando un hormigueo en el adolescente. Este sin embargo, no logró reprimir un delatador jadeo. "Creo que lo subestimé" fue lo que pensó, mientras sentía como era invadido. Su amante se detuvo por un rato a esperar que el chico se acomodara bien, y luego comenzó con un vaivén tranquilo pero acelerando rápidamente, arrancándole fuertes gemidos al adolescente luego de poco rato. Gakuto se aferró a las sábanas, percibiendo como aquel punto en su interior era golpeado por el miembro del adulto, quien lo llevó al orgasmo luego de poco. "Vaya, rompió el récord" pensó mientras sentía como Yuushi seguía embistiéndolo y finalmente corriéndose dentro de él.

-Eres delicioso –oyó la voz del mayor, ronca de placer y deseo, cerca de su oído. El ardiente aliento de su amante le acariciaba la nuca y lo sentía como si le quemase la piel. "Oh, sí, esta será una buena noche después de todo", pensó el menor, sintiendo como Yuushi ya se preparaba para el segundo round.

Notas finales:

Waaa! nooo, kami-sama, perdoname, me estoy volviendo demasiado pervertida *se siente mala* XD

Por último: el título del fic aún no es fijo, la verdad es que me gustaría oír sus opiniones. Puede que incluso hasta casi al final no tenga un título de verdad, pero eso no importa, lo que importa es que tengan algo que ller XD Nos llemos! ^3^


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