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Miroku: It Never Ends por Kurenai Mido

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Notas del fanfic:

Este fic está basado en personajes del animé de Get Backers y no contempla hechos o personajes del manga.

Notas del capitulo:

Ya arranca mal la historia, con Yukihiko enfermo, pero tenganle paciencia y serán recompensados. A leer!

 

 Natsuhiko se consideraba a sí mismo como un profesional: estaba muy orgulloso de su servicio de protección, y no había trabajo que lo asustara. Cuando la situación lo requería, podía volverse un temible asesino, un guerrero poderoso que enfrentaba cualquier reto. Su carácter era fuerte y decidido.

Sin embargo, en su vida privada, era otro hombre. Nada lo hacía más feliz, por ejemplo, que ir de paseo con Yukihiko al centro comercial, o quedarse con él mirando una película  en casa. En tales ocasiones el menor lo deslumbraba con una deliciosa comida casera, y se la pasaban realmente bien riendo, charlando y haciéndose bromas. Era demasiado orgulloso para mostrarle afecto en público a nadie, pero cuando estaba a solas con Yukihiko… ah… el moreno sabía despertar su lado sensible, y él lo quería muchísimo por eso; hasta podía decirse que lo amaba, por su ternura y su bondad.

Alguna vez había escuchado que, cuando se quiere demasiado a alguien, se termina sufriendo. Y cuando supo del mal que aquejaba a Yukihiko, se le partió el corazón.

(…)

Los hermanos Miroku estaban a las puertas de la mansión de Rei Hibari, una millonaria que los había contratado para proteger una valiosa antigüedad que pronto vendería a un coleccionista privado. Sabian que tanto Rei como el sujeto en cuestión pertenecían a la mafia, y que la antigüedad era producto del robo astuto a un museo italiano, pero eso no los inquietaba en lo más mínimo. A Natsuhiko lo único que le preocupaba de aquella vigilia era el aspecto pálido de Yukihiko.

-Hermano, luces exhausto- le dijo- ¿se puede saber que hiciste para quedar así?

-Nada, en serio- contestó el menor con la mirada un poco perdida- no te preocupes por mí…

-Pf, no sé. Déjame verte bien.- El peliverde se le acercó y le tocó la frente, que ardía. Se dio cuenta que el moreno temblaba un poco y le pasó protectoramente un brazo por la cintura, para que no se cayera.

-Te dije que estaba bien…

-¡Pero que mentiroso! Vuelas de fiebre y apuesto que desde hace rato. ¿Por qué no me avisaste que te sentías mal?

-Bueno, ¡no podía dejar que hicieras este trabajo solo!- se justificó Yukihiko- el transportista que contrataron para llevar esa antigüedad vendrá en un momento, pero si surge alguna complicación…

-Yo me encargaré que todo salga bien, pero tú métete a la casa ahora mismo- ordenó- así como estás no sirves para pelear. ¡Y no me pongas esa cara! Haz lo que te digo.

-Pero Natsuhiko, yo…

-Pero nada. Como tu hermano mayor hago lo que es mejor para ti, así que no me discutas y entra.

Para estar seguro que no lo desobedecía, Natsuhiko mismo condujo a Yukihiko dentro de la mansión Hibari, y lo dejó al cuidado de Lu, el andrógino ayudante de Rei.

-Dile a tu señora que yo solo culminaré la misión- instruyó- y no dejes que éste se te escape.

-¿Cómo que “éste”?- preguntó el Miroku menor ofendido.

Natsuhiko no le contestó y regresó a su puesto de vigilancia. Sabía que Lu lo cuidaría bien mientras él estuviera ocupado, así que no debía preocuparse más por una simple fiebre. Sin embargo, no dejaba de consultar su reloj, ansioso por acabar el trabajo para llevar a Yukihiko a su propia casa y poderlo cuidar él mismo. ¿Pero por que demonios se tardaba tanto ese transportista?

-Querido Natsuhiko, mil perdones por este retraso- dijo una voz dulce cerca suyo.

-Vaya, Kurodo Akabane llegando tarde para variar. ¿Qué sucedió?

-Nada de importancia, te lo aseguro. ¿Y bien?

-Ven conmigo, la señora Hibari te espera.- Natsuhiko lo condujo al despacho de Rei, estuvo presente durante toda la operación de traslado de la antigüedad desde la caja fuerte hasta el camión de Magaruma, el hombre sin frenos. Solo cuando estos se fueron dio por concluido su trabajo de protección.

-Si me disculpa, señora Rei, iré a ver a mi hermano, a menos que me necesite para algo más.

-No. Solo quiero decirte que estoy satisfecha de cómo manejaste todo estos días. El servicio Miroku de protección recibirá una paga muy generosa por esto. Mañana a la mañana sin falta.

Natsuhiko se inclinó para despedirse y luego corrió hacia el living, donde había dejado a su hermano. Yukihiko yacía acostado en un diván, encogido, temblando. Lu se le acercó.

-Ah, señor Miroku, menos mal que no se tardó…

-¿Qué sucede aquí?- preguntó éste arrodillándose junto a Yukihiko con preocupación.

-Tiene una fiebre muy alta, señor, por eso me pareció más prudente ayudarlo a acostarse. Luego no sabía si llamar a una ambulancia o llamarlo a usted…

El peliverde le tocó una mejilla y lo notó mucho mas acalorado que hacía un rato. Al sentir su contacto Yukihiko abrió los ojos y lo miró como un cachorrito mojado por la lluvia.

-Por favor, llévame a casa, pronto…

-Tienes que ver a un médico, hermanito- afirmó el mayor con toda la serenidad que pudo.

-No necesito a un doctor, quiero irme a casa- insistió el moreno con debilidad.

-Muy bien, obstinado, vamos. Lu, saca nuestro auto.

-Sí, señor Miroku.

Natsuhiko alzó a su hermano con suma facilidad, aunque este no tuvo fuerzas para sujetarse, por lo cual solo se quedó con los brazos encogidos sobre el pecho. Al verlo tan frágil el mayor sintió muchos deseos de cuidarlo y mimarlo hasta que se curara, cosa natural, excepto por la parte en que se imaginó que se acostaba junto a él y lo besaba con suavidad. Esa clase de mimos no podían ser.

En el auto, Yukihiko se acostó a lo largo del asiento delantero, con la cabeza apoyada sobre las piernas de Natsuhiko. Se sentía muy mareado y no entendía porque de repente le había agarrado una fiebre así, si hasta hace unas horas atrás había estado bien y listo para la misión.

Al llegar, el peliverde volvió a cargarlo en brazos y lo llevó a su cuarto, donde lo ayudó a quitarse la capa y los lentes. Luego lo llevó al baño, le mojó bien la cara, y mientras éste se secaba le preparó un baño frio para bajarle la temperatura.

-Será mejor que te quites la ropa y te metas ahí, así te sentirás mejor- indicó el Miroku mayor.

-Ah, sí… arigatou, niisan- balbuceó el castaño. Natsuhiko ya se iba cuando notó que Yukihiko temblaba mucho y no podía con la ropa, por lo que regresó a su lado.- No te preocupes, yo puedo…

-Sabes que si me necesitas para cualquier cosa, yo estaré a tu lado- señaló. Yuki medio lloraba pero asintió con la cabeza. Natsuhiko se quitó la capa y la arrojó al suelo, y luego lo ayudó a desprenderse de la camisa y el pantalón; cerró su mente a pensamientos insidiosos cuando le quitó el bóxer y lo metió al agua. Respirando hondo, tomó una esponja y lo ayudó a lavarse y a mojarse el rostro para refrescarse. Y por más que quiso, no pudo evitar mirarlo ahí.

Sucedía siempre que tenían algún tipo de intimidad. Aunque fuera un simple abrazo: el corazón se le aceleraba, el amor le brotaba como una catarata, y no precisamente un amor fraternal. Las veces que lo había visto desnudo en algún vestuario o algo por el estilo, había tenido que controlarse severamente para no tener una erección, cosa que le parecía un pecado mortal. ¿Cómo podía ser que su hermanito lo excitara así? Era su sangre, su pariente, y sin embargo no podía evitarlo.

-Natsuhiko, muchas gracias- dijo el menor con voz un poco mas clara.

-¿Te sientes mejor?- preguntó, solícito.

-Sí, algo. Creo que podré salir solo.- Natsuhiko se apartó procurando que no se le notara la decepción y entró al cuarto por un pijama abrigada y una bata. Las dejó sobre la tapa del toilet.

-En cuanto te vistas, métete a la cama. Yo mientras te prepararé algo rico y saludable y t traeré aspirinas.- Yukihiko asintió y el peliverde se fue, agradecido de tener una excusa para desviar la vista de aquel cuerpo tan exquisito que llenaba su mente de ideas y deseos pecaminosos.

(…)

La fiebre cedió apenas pasada aquella noche, con Natsuhiko en la misma habitación por si empeoraba, cosa que por suerte no ocurrió. Pero lo que no se fue más fue la debilidad, un cansancio que fatigaba al Miroku menor con mucha rapidez. El peliverde notó alarmado como se cansaba de nada, cuando gracias a su entrenamiento especial debiera tener el doble o el triple de resistencia que las personas normales. Como era un hermano amante y devoto se quedaba en casa con él a hacerle compañía y a cuidarlo, por lo que dejó de lado el servicio de protección.

-No hagas eso, Natsuhiko- le dijo el menor- no tienes que rechazar trabajos solo por mi.

Estaban sentados juntos en el enorme sofá de la sala, oyendo música. El mayor tenía a Yukihiko bien abrazado contra su pecho, mientras le acariciaba el pelo con delicadeza.

-Claro que tengo que hacerlo. No voy a dejar solo a mi hermano en casa con esa fatiga extraña que te agarra últimamente. ¿Y si te desmayas y no hay nadie para ayudarte?

-Pero… tú vives para el servicio de protección…

-No, no, nada de eso. Yo vivo para ti- al decirlo sintió un ligero sonrojo que le abrasó las mejillas- hasta que no sepas que tienes y no te cures no me despegaré de tu lado ni un segundo.- Suspiró.- El servicio de protección Miroku tendrá que ser suspendido hasta entonces.

Yukihiko alzó un poco el rostro para mirar a su hermano mayor.- ¿Harías ese sacrificio por mi?

-No es sacrificio. Si es por tu bien no es ningún sacrificio.

El moreno le sonrió con muchísima dulzura, poniéndolo nervioso. Lo tenía tan cerca…

-Hermano mío, ¿Cómo puedo pagar esto que estás haciendo por mí?

Pero, ¿Por qué se lo preguntaba de ese modo tan provocador, con los labios entreabiertos y a tan solo centímetros de su propia boca? ¿Acaso Yukihiko quería que lo besara? Para probar, le apoyó una mano en la mejilla con suavidad; la caricia le gustó a Yuki y cerró los ojos, claramente invitándolo a seguir. Natsuhiko, muerto de vergüenza, colocó sus labios sobre los del moreno, y al hacerlo sintió como si un enjambre de mariposas le bailaran en el estómago… olvidando todas las convenciones morales que le habían impedido hacer eso hasta entonces, el peliverde tomó impulso y lo besó con más decisión, saboreando sus labios cálidos como si fueran el más exquisito manjar. Sí, era delicioso, mucho más que cualquiera de sus anteriores conquistas, era un compendio de ternura que lo volvía loco.  Yuki le había echado los brazos al cuello y se había apretado más contra él; luego no tardó mucho en meter su lengua a la boca del sorprendido mayor, con total naturalidad. Para Natsuhiko, sentir como su lengua chocaba con la de su hermanito fue un impacto mayor que el de diez bombas, solo que infinitamente más placentero. Unos minutos después se soltaron las bocas.

-Vaya, no sabía que besabas tan bien… con razón tuviste tantas novias antes.

-¡Yukihiko!- lo reprendió.- ¿Qué acaso no te das cuenta de… lo que acabamos de hacer?

-Claro que sí. Nos besamos en la boca.

-¿Y lo dices con esa tranquilidad? ¡Tú y yo somos hermanos, no podemos hacer esas cosas!

-¿Por qué no? ¿Quién va a venir a reclamarnos nada?- argumentó el castaño con total desfachatez. Luego agregó con suspicacia:- ¿Vas a decirme que no te gustó?

-No es eso… me gustó, pero nunca imaginé que haríamos algo así, se supone que no debería pasar…

-Bueno, si de ti dependiera ya lo creo que no hubiera pasado nunca- afirmó Yukihiko con una sonrisa pícara- me hubiera muerto de viejo esperándote, así que decidí acelerar un poco las cosas.

-Un momento. ¿Qué estás insinuando… que tú planeaste esto?- Yukihiko cerró los ojos asintiendo.- ¿Pero cómo?

-¡Ay, Natsu-chan, a veces eres tan lento!- lo reconvino el menor, divertido- hace mucho que me doy cuenta como me miras, como te disgustas cuando hablo con otros chicos, y en estos días me has demostrado de muchas maneras que me amas.- Se sonrojó y volvió a reclinarse contra el pecho del peliverde.- Admito que al principio me dio miedo, pero tú eres mi hermano mayor, se que puedo confiar en ti y que nunca me lastimarías.

-Jamás- afirmó Natsuhiko con el corazón acelerado- jamás te haría daño, y por eso me callé…

-Supuse que dirías algo así. Pero a la vez que decidí esperar que me dijeras alguna cosa, que me avanzaras, me di cuenta que no soportaría la espera. Así que he estado a la espera del momento especial para mostrarte que yo también te quiero y que estoy dispuesto a ser todo tuyo.

-Yukihiko…- Natsuhiko lo tomó por el mentón y miró en la profundidad de sus ojos lila, completamente enamorado de él.- Tienes razón, yo te amo… a pesar de todo, te amo…

Volvió a besarlo al tiempo que lo reclinaba contra el sofá y lo abrazaba, perdido en la calidez de su cuerpo y en la dulzura de su mirada. El castaño temblaba de la emoción al sentir como su onichan le llenaba la cara de besos y le acariciaba la cintura. Sin embargo, cuando ya estaba preparándose mentalmente para que lo desnudara y le hiciera el amor, Natsuhiko se levantó y lo ayudó a sentarse. Le dirigió una mirada de reproche.

-¿Por qué no continuaste? ¿Tienes miedo?

-No me provoques, mocoso- dijo el mayor fingiendo severidad- que te haya dicho que te amo no significa que vaya a descuidar tu salud. Sé que te cuesta respirar y no voy a ser yo el culpable de robarte el aliento y minar tu fuerza.

-Me robas el aliento con solo estar cerca de mí- ensayó Yukihiko con su carita más dulce.

-Buen truco, pero no funcionará- lo previno- y ahora que lo pienso ya es tarde, deberías ir a dormir. Recuerda que mañana tienes cita con el médico.

-Ah, sí. Bueno, iré al cuarto pero solo si vienes conmigo.

-En eso si puedo complacerte. Vamos.

Cuando era más pequeño y le temía a las tormentas, Yukihiko iba al cuarto de su hermano mayor y se acostaba en su cama, en busca de refugio, y Natsuhiko lo acogía con particular paciencia. Sin embargo, esa noche las cosas eran distintas. El que se acostó a su lado no era ningún niño asustado sino un hombre, uno muy hermoso por cierto, que le había confesado su amor, que lo había besado y que estaba a punto de cambiarle la vida para siempre. Era un pecado, pero uno muy dulce.

-Voy a apagar la luz, hermanito. Que duermas bien.

-Sí, sí…- Yukihiko se coló entre sus brazos y se durmió casi enseguida, sin saber que sería la última noche hasta dentro de mucho tiempo que podría pasar con Yukihiko.

 

Notas finales:

Que les pareció? Siempre tuve una fantasía con esos hermanos Miroku, son tan lindos los dos... nos vemos en el siguiente cap!


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