“¡Maldición!” pensé para mí mismo mientras evitaba que mis gafas oscuras se cayeran mientras corría. Vi a los lejos el estudio, sonreí para mí como todo un maestro, y afirmé con más fuerza mi hermosa y sensual guitarra. Observé mi reloj pulsera, bien, no llegaría tarde esta vez, tan solo en dos minutos debía llegar o me meten a una piscina con ropa. Corrí más rápido, tan sólo quedaba un minuto, y debía cruzar la calle. Miré a ambos lados, y proseguí con correr, abrí las puertas del estudio, me dirigí al quinto salón y entré rápidamente.
-¡Llegué! –grité feliz.
-¡Ven! ¡Sabía que llegaría! ¡Páguenme! –exclamó mi compañero guitarrista; Hizaki.
-¡Agh, maldición! –exclamó Masashi dándole unos billetes a Hizaki.
-Dah, quien me manda a apostar que llegaría temprano –rió Yuki imitando la acción de Masashi.
Les miré sin comprender mientras me quitaba mis gafas y me acercaba a mis compañeros.
-¿Qué sucede? –pregunté sacando mi guitarra negra.
-Apostamos a qué hora llegabas, y gané –sonrió Hizaki con esa extraña sonrisa felina que a veces le sale.
-¡Llegaste! –exclamó otra vos detrás de mí.
Me giré para reconocer quien hablaba. Era Kamijo, mi compañero vocalista con su clásica sonrisa “me creo vampiro”.
-Que tal vampiro –le saludé.
-Deja de decirme vampiro –rió dándole cierta cantidad de dinero a Hizaki-. Yo creí que no llegarías.
-¡¿Eh?! ¿Por qué? –exclamé frunciendo el ceño.
-Porque anoche cuando fuimos a beber quedaste… -rió-. Para qué te digo, tuvimos que ir a dejarte a tu departamento.
Sonreí rascándome la cabeza mientras buscaba mi uñeta.
Bueno, esto está muy enredado, déjenme explicarles. Yo soy Teru, segundo guitarrista de una banda visual kei llamada “Versailles Philharmonic Quintet”, sí, sí, lo sé, el nombre es gigante, pero genial. Mis compañeros son Hizaki, el primer guitarrista, Masashi, el bajista, Yuki, el baterista y Kamijo, el vocalista. Somos bastante unidos como podrán notar, al igual que mis retrasos en los ensayos. Sobre lo de haber bebido la noche anterior digo de ante mano que no soy un ebrio, sólo que anoche me tentaron.
-Bien, es hora de ensayar –exclamó Hizaki tomando su guitarra blanca-. Vamos a nuestros puestos.
Y así comenzamos a ensayar algunas canciones como Ascedead Master, Zombie, Aristocrat’s Symphony y The Revenant Choir. Kamijo está trabajando en la letra de una nueva canción que la llamo algo del destino, porque aún no quería darle nombre hasta terminarla. Kamijo es así, pero se sobre esfuerza mucho, duerme muy poco, nosotros le repetimos que de más espacio a su salud, pero el siempre responde “la música es mi vida, si la música está bien, yo lo estaré”, admito que me dejó cautivado con esa frase, pero cuando se desmayó en un concierto en Moscú (1), dejó de hacerme tanta gracia, y con los chicos nos esforzamos más para que se cuidase, bueno, al menos duerme más y ya no fuma tanto.
Me concentré en mí solo de Ascendead Master, me encanta la combinación de nuestros solos con Hizaki, él es realmente genial, a pesar que parecer Barbie como decimos todos. Observé a Masashi, el hace un tiempo atrás se nos unió a la banda, cuando nos habló yo quedé impresionado por su ruda vos, y al parecer todos quedamos así, él se nos unió porque en el 2009 falleció nuestro bajista; Jasmine You, fue realmente triste… Pero ahora sé que está en un lugar mejor. Comenzamos a tocar Serenade y sonreí con melancolía.
Después de un rato nos tomamos un descanso. Kamijo fue a sentarse junto a mí, casi recostándose en la silla apegada a la pared mientras tomaba algo de agua.
-Me ha quedado la garganta tan seca como un espejismo en un desierto –suspiró tomando agua.
-Me imagino, te estas esforzando más últimamente –le di leves golpes en la espalda.
-Sí, la verdad es que estoy a un paso de terminar la canción –sonrió mirando hacia el techo con cierta esperanza.
-¡Vaya! ¡Eso es genial! –exclamé mirándole-. Con los chicos ya tenemos un tipo de melodía y notas.
-Genial –me devolvió la mirada-. ¿Puedo escucharla? –miró directamente a mis ojos.
-Claro, cuando terminemos de descansar te la mostraremos –exclamé algo nervioso.
Sí, las miradas directas de Kamijo me ponen nervioso un tanto, es inevitable.
Al terminar de descansar, le mostramos a Kamijo la melodía que habíamos creado. Él nos dio más ideas para mejorar los solos, y propuso un solo de Masashi como presentación al ser nuevo miembro en la banda, a todos nos pareció una idea fantástica, y luego de unos arreglos, parecía genial, mi guitarra sonaba excelente, y eso me fascina, pero necesitábamos la letra. Kamijo me nos mostró la hoja donde salía la letra, era romántica y tierna, le dimos una que otras ideas para agregarle, y el muy master en unos minutos tenía la canción lista. Nos cantó la forma en que sonaría, Yuki recomendó las partes donde Kamijo podría alzar más la vos y Hizaki propuso comenzar con piano, la canción sonaría genial, aun así, no teníamos nombre. Ensayamos cada uno nuestras debidas partes para luego tocarla en conjunto y quitar los errores y fallas, hasta poder hacerla bien.
La tarde había pasado rápida con tanto ensayo de la famosa canción sin nombre. Observé mi reloj, marcaban las ocho de la noche, y decidimos dejar en ensayo hasta ahí. Me fui con Kamijo y Masashi conversando sobre diferentes temas banales mientras reíamos. Masashi se desvió de ruta para su casa, y con Kamijo seguimos en la misma ruta.
El silencio había reinado entre nosotros. Siempre sucedía lo mismo, cada vez que caminaba solo con Kamijo por las noches hacia nuestros hogares el silencio nos abrazaba como si no quisiese dejarnos escapar, pero aun así, no se sentía tan silencioso, siempre nos enviábamos miradas, a nuestros ojos les tocaba conversar esta vez. Nos reíamos de la nada ambos, y nos mirábamos extrañados, pero nos daba más risa, ahí era cuando uno de ambos comenzaba un nuevo tema de conversación para pasar el rato. Si fuera por mí, me la pasaría todo un día sin hablar con Kamijo, pero, aun así nos comunicaríamos totalmente.
Sin notarlo, ya habíamos llegado al edificio de mi departamento, ahí era donde ambos no sabíamos que hacer o decir.
-Bien… ¡Nos vemos mañana! –exclamó con su típica sonrisa vampírica.
-¡Claro! ¡Adiós! –exclamé sonriente al tiempo que entraba al edificio y veía a Kamijo marcharse.
Suspiré y busqué mis llaves entre mis bolsillos seguido de abrir la puerta de mi departamento. Al entrar, dejé mi guitarra sobre el sofá, y fui despojándome de mis zapatos y chaqueta dejándolos tirados por el piso. Había sido un gran y agotador día, pero realmente había valido la pena.
Me dirigí hasta el baño para tomar una ducha. Me quité la ropa y entré a la bañera para dejar las gotas resbalar sobre mi blanca piel. Suspiré. Al rato después salí de la ducha, poniéndome una toalla alrededor de mi cadera. Me dirigí hasta mi habitación a ponerme mi pijama azul, para luego ir hasta la cocina y tomar un poco de agua. Al volver a mi habitación mi mirada llegó hasta el living, donde mi guitarra yacía.
-Ah… La tentación –reí yendo hasta mi guitarra, quitándola de su funda, y comenzar a tocar un poco de la canción sin nombre.
Suspiré, me gustaba como sonaba, era un sonido romántico y envolvente, bueno, al menos el comienzo, ese punteo me encanta…
-Bien, ahora no llegaré tarde –sonreí para mí mismo mientras iba caminando tranquilamente rumbo al estudio.
Al llegar, dejé mis cosas y saqué mi guitarra de su funda, buscando como siempre mi uñeta entre el bolsillo de la funda, ese bolsillo siempre se traga mi uñeta, se pierde en un tipo de mundo estilo Alicia en el País de las Maravillas, mi uñeta está loca. Cuando al fin pude encontrarla, saqué las partituras que tenía de la canción sin nombre, y comencé a ensayar.
Estaba sólo, lo cual me daba algo de tranquilidad, aun que prefiero practicar la guitarra con Hizaki, el realmente es una gran ayuda.
-Un, dos, tres –susurré comenzando a tocar el solo, intentando hacerlo de una forma más llamativa, como si tocara piano (2).
¡Bien! Me estaba resultando. Sonreí con alegría, repitiendo varias veces la forma de tocar, para que me pudiera acostumbrar a ello. Me equivocaba varias veces dado a que aún no me aprendo la canción, pero cuando lleguen los chicos será mejor.
-¡Teru! ¿Y ese milagro que llegaste temprano? -¡Aleluya! Era Kamijo quien entraba y me saludaba riendo.
-¡¿Eh?! ¡No llego siempre tarde! –Exclamé, seguido por sentir su mano revolviendo mi cabello-. ¡No! ¡Mi cabello!
-Sabía que dirías eso –rió Kamijo sacando una partitura de su bolsillo, seguido por ir hasta el piano-. Teru, quiero que escuches esto y me des tu más sincera opinión.
-Claro.
Kamijo comenzó a tocar una hermosa melodía en el piano. Quedé totalmente encantado con ello, estaba casi en shock, era realmente preciosa, pero aun así, había uno que otro detalle. Seguí escuchado la melodía mientras a vece él la tarareaba. Admito que sentí que esa melodía me hacía quedar como un bebé en su cuna, era tranquilizante. Al terminarla, me miró totalmente ansioso, como un niño que espera ser felicitado por sus padres, a veces, esas actuaciones de Kamijo me conmovía.
-Esta preciosa –dije casi en un susurro, pero suficientemente audible como para que Kamijo me escuchara-, pero aun así, tiene uno que otro detalle –me acerqué a él, y apunté algunas de las notas de su partitura-. Creo que sería mejor idea que aquí fuera más agudo, al igual que por acá –apunté otra nota-, y luego vuelva a bajar y subir lentamente.
-Hmm, sonaría algo así –tocó las notas, dudando-. Quizá un poco más agudo.
-Sí, un poco más –puse atención a como tocaba-. Sí, así, repítelo, por favor.
Él repitió la parte, y a mí me encantó.
-Bien, ahora mira el principio –dijo.
Y comenzó a tocar el principio de la canción mientras cantaba. En el momento que Yuki había propuesto que comenzara la guitarra, yo comencé con el punteo. ¡Maldición! ¡Sonaba realmente bello! No podía esperar a que llegaran los chicos para que siguiéramos y tocáramos toda la canción. Paramos en la parte donde empezaba la batería, yo miré emocionado a Kamijo, y él me veía sonriente. Nuevamente, ese silencio que era nuestra conversación, solo nos mirábamos, y reímos.
-¡Qué tal chicos! ¡Woah! ¡Teru ha llegado temprano! –exclamó Hizaki al llegar, seguido por que entrara Yuki detrás de él.
-¿Por qué todos dicen lo mismo? –hice un puchero.
-Porque es la verdad –rió Masashi de la nada al llegar.
-¡Pero…!
-¡Pero nada! –exclamó riendo Kamijo-. Chicos, tengo la melodía del piano, Teru me ayudó a mejorarla.
-Bien, ¡déjanos oírla! –exclamó Yuki yendo junto a Kamijo.
Todos escuchamos atentamente como Kamijo tocaba la melodía. Vi la expresión de cada uno, y sonreí ante ello. Hizaki estaba igual que yo, sólo que más impresionado, Yuki sonreía con orgullo y Masashi también sonreía, solo que con los ojos cerrados mientras movía su pie al ritmo de la melodía. Al terminarla, Hizaki propuso cómo adecuarnos a ella, y luego de aproximadamente media hora la pudimos adecuar bien. Bien, por fín comenzamos a tocarla. Kamijo comenzó cantando junto al piano, eso era relajante y hermoso. Luego nos unimos todos, en especial cuando comenzaba a tomar fuerza la canción, hasta que Kamijo…
-¡Mierda! –Exclamó con frustración al haber desafinado de la nada-. Maldición, detesto eso... Debo ensayar más las partes altas… Lo siento chicos, lo arruiné…
Me sentí mal al ver como Kamijo se desanimaba, y rápidamente hice algo al respecto.
-Oh, vamos Kamijo, fue de la nada, sabes que cantas demasiado bien –le abracé estilo “somos los mejores amigos”-. A demás, si una fan te hubiera escuchado decir lo reciente se hubiera puesto a llorar por tu negativa, y sabes perfectamente, que nosotros…
-No queremos hacer sentir mal a los fans –dijimos todos al unioso.
-Anímate, recién comenzamos a hacer la canción –sonreí.
Él me miraba atentamente, y por fin esbozó su sonrisa vampírica.
-Tienes razón, ¡sigamos! –exclamó con entusiasmo.
Y así ensayamos por toda una semana, hasta poder conseguir que la canción sonara totalmente preciosa.
Nuevamente, volvíamos a nuestros departamentos Kamijo y yo, Masashi se había ido con Hizaki y Yuki esta vez a celebrar, nosotros preferimos descansar.
Suspiré. Me sentía tan feliz por la canción, y al parecer, Kamijo estaba igual que yo, ya que en sus labios estaba una gran sonrisa de satisfacción. Sí, aquel silencio volvía en nuestra conversación, nuestras miradas se encontraron mientras seguíamos sonriendo. Él me desordenó el cabello mientras reía, bien, estaba relajado, y yo tan sólo reí junto a él. A veces Kamijo se sobre esfuerza mucho, se molesta al equivocarse, por eso intento que se relaje, para que no le afecte tanto, y verlo así, riendo tan a gusto, me hace sentir bien a mí. De la nada, se detuvo, yo lo miré sin comprender el porqué de su detención de la nada, hasta observar que ya habíamos llegado a mi departamento. Él miraba fijamente el cielo, para luego observarse, y despedirse. Hice lo mismo, pero al momento de abrir la puerta, escuché nuevamente su vos.
-¡Teru! –exclamó mirándome.
Me giré a verle, sonreía feliz, aun mirando el cielo.
-Ya lo sé –susurró.
-¿Qué cosa? –me acerqué a él, quedando como a un metro de distancia.
-Ya sé cómo se llamará la canción.
-¿Sí? ¿Cómo? –pregunté feliz.
Él me miró a los ojos, intentando perderme en ellos, y nos quedamos viendo el uno al otro en silencio, hasta el él susurró.
-Destiny, the lovers.
Y se fue.