Naruto llegó con una sonrisa completamente amplia a su casa, era algo habitual desde que el azabache había regresado a la villa, pero el motivo de esa vez era que se había hecho de un botín demasiado exquisito. Cerró la puerta, se sentó contra la misma y abrió el paquete que había tomado.
Sabía que le pertenecía a su sensei, pero era justo que se lo quedara después de lo mal que lo había echo pasar cuando le oculto que Sasuke había aparecido en la villa y que se encontraba con los ANBU en interrogación. Había sufrido demasiado pensando como recuperarlo siendo que el chico ya había regresado.
-Veamos… ¿Que tenemos aquí?- sacó el papel con cuidado y descubrió que se trataba de una simple caja de chocolates- Esto es todo…- murmuró con decepción- esperaba más que un puñado de chocolates-
Destapó la caja plateada adornada con un listón rojo brillante para cerciorarse de la cantidad de unidades que había dentro. Había sólo seis míseros dulces, hizo un puchero pensando que no era gran cosa y que si ese era el regalo de San Valentín también era muy pobre.
-En fin… ya que me tome la molestia, lo menos que puedo hacer es comérmelos- dijo con un sonroso leve en las mejillas- “¿Y si eran para Iruka sensei?” -
La culpa llegó a la mente del rubio, si los dulces eran para el castaño estaba a punto de dejarlo sin su obsequio, miró el dulce envuelto en el papel verde y lo depositó nuevamente en la caja. No podía ser tan cruel y dejar a su sensei sin su regalo, no lo hacia pensando en el peliplata, lo hacia por Iruka.
Se sentó en la cama y miró la caja abierta sobre la misma. Los chocolates tenían un color cada uno: azul, verde, violeta, plateado, rojo y dorado. Ya pensaba que sabor podía tener cada uno, se le hacia agua la boca, pero seguía pensando en el delfín y tenia planeado devolver la caja… aunque no estaba seguro de cómo hacerlo ya que la había tomado del negocio al ver la etiqueta con el nombre del jounin.
Se apresuro a esconderla caja dentro de un cajón al oír unos golpecitos en el cristal de su ventana. Se dirigió a la misma y vio que el Uchiha estaba fuera, aun mantenía su mano apoyada en el cristal. Naruto abrió la ventana y, literalmente, se arrojó sobre el ojinegro.
-¡Hola! Que bueno que hayas venido a visitarme, dattebayo- sonreía- ¿Qué querías?-
-Quería verte, ¿Qué mas podía ser, usuratonkachi?- guardó silencio un momento al ver como la sonrisa del otro se había ensanchado- ¿Ahora que te pasa, dobe?-
-Es que es la primera vez que me dices “usuratonkachi” desde que te dejaron libre-
-No estoy “libre” aun sigo en observación, al menos se que compense un poco todo lo que hice-
-Demo… ya no hay que preocuparse ahora que Orochimaru esta muerto-
-Creo que esta muerto, no lo sé. Al menos creo que lo elimine definitivamente- suspiró- Naruto…-
-Dime-
-Levántate, ya no eres tan pequeño como para que estés encima-
-Gomen, gomen- se levantó- Vamos a Ichiraku- lo ayudo a ponerse de pie.
-Aun te gusta esa cosa- dijo con una gotita en la cabeza.
-Mas respeto cuando hables de ramen- le dio un golpecito en la frente, que nuevamente lucia la banda de Konoha- Ahora vamos… y por cierto… el uniforme se te ve bien-
Sasuke sonrió, jaló al rubio del brazo para atraerlo y lo abrazo. Le había hecho mucha falta desde que se había ido, tantos intentos del chico por recuperarlo y él había sido tan terco de no querer darse a vencer. Ambos habían sufrido tanto, pero si había regresado era para no volver a dejarlo. Esa vez no iba a soltar su mano nunca más.
El ojiazul correspondió al gesto del otro con una sonrisa, finalmente tenia la oportunidad de tener a Sasuke y no lo dejaría marchar por nada. Se sentía tan feliz que no quería soltarlo nunca, quería sentir como estaba cálido en sus brazos y como respiraba suavemente contra su oreja… sintiendo sus manos deslizarse por su espalda… y… sus labios recorriendo suavemente su mejilla…
¿QUE ESTABA HACIENDO?
-Sasuke… creo que debemos darnos prisa- se dirigió a la puerta- Vamos…-
-Ya voy…- respondió de mala gana- “Creí que ya te tenia ¿Por qué hiciste eso, dobe?”-
Después de regresar de un pequeño paseo y de las interrupciones de las chicas que se hipnotizaban con el Uchiha que no había perdido su encanto. Naruto regresó a la casa, no sin antes ver su botín y disponerse a regresarlo. Pero este no estaba en ningún lado, reviso cada pequeño rincón de la casa y sólo hallo la caja vacía.
-¿Dónde están?- gritó una vez que no quedó rincón sin revisar.
Mientras tanto Sasuke, ya en su casa, miraba los pequeños dulces que había secuestrado del poder del rubio. Los miraba con bastante curiosidad, conocía ese tipo de chocolates, lo que sabia era que Naruto no estaba enterado de lo que pasaba con ellos. No podía ser egoísta y quedarse con todos. Lo que si era bueno era pensar en el resto de los chicos.
-Hay seis de ellos…- tomo el verde entre sus dedos índice y mayor- estos son los míos- tomo el azul y el plateado y los envolvió en un pañuelo para guardarlos posteriormente en el refrigerador. Aun quedaban otros cuatro… y si estaba en lo correcto sabia a quienes podía darles los demás.
Se puso de pie y salió de la mansión con los dulces en su bolsa. El primero que debía encontrar de seguro estaba cerca de la mansión de la hokage y el otro en el bosque. Dos para cada uno era lo justo después de todo.
-Espero que les den buen uso- y sin más partió en la búsqueda del dúo de semes.