En una mañana dulce y triste apenas nublada dándole un sombrío toque a la mañana en la que una persona y tal vez no haya sido la única pero nos enfocaremos en ella, no podría disfrutar ni el cantar de las aves. La casa en la que se encontraba tal deprimente persona se sentía un ambiente tan pesado como una tonelada y más frágil que cualquier cristal, le dolía su cuerpo, algo lo sentía como un calambre en sus brazos y un dolor en su cabeza era profundo, porque su llanto empezó desde muy temprano, el ya podía sentir cada vez mas tibias sus mejillas, subió sus lentes y limpio sus ojos mientras el que provoco tal dolor lo llamaba por su nombre real: Mathew quien también es conocido es Canadá el fantasma cara linda Y frente a él su “hermano” Alfred también conocido como el héroe de todos América trataba con lo que fuera para calmarlo pero a el rubio ya no le importaba lo que diga, solo gimoteo
Mat – ¿Pero qué paso? – dijo entre tanto llanto bajando la cabeza
Alf – no es que haya pasado algo Mat – dijo tratando de ablandar la situación Aunque él fuera feliz con alguien más, no quería decir que dejara hecho añicos a Mathew– es solo que… No se… Es difícil
Mat - ¿¡DIFICIL!? ¿¡Qué tiene de difícil decir que me engañaste con alguien más!? – Dijo levantando la mirada bruscamente – no te entiendo, Tienes el descaro de hacerlo casi en público – Tenía razón, la “traición” fue en un parque que según América, Canadá jamás pasaba por ahí, claro error.
El parque abra sido grande, y con bastantes personas pero Mat pudo ser capaz de identificar a su ahora Ex novio, quien no tuvo discreción al decir “me gustas” a la otra persona el volteo creyendo que era un error de su oído y ni kumajirou se creyó lo que vio.
Alfred se empezaba a casi desfallecer de la culpa, apretó sin los dientes el labio inferior y los puños, tembló no por miedo o algo así, simplemente tal culpa y remordimiento lo hacía temblar con dolores en ambos brazos y piernas
Mat – tomo un respiro y digo en voz baja - eres capaz de gritar como si nada que eres el rey y el héroe de todos – volvió a apretar sus ojos, su nariz empezaba a arder – Y- y se te hizo difícil al menos decirme *ya no te amo Canadá lo siento, me iré con Inglaterra” como una persona madura ¡pero no! – Dijo rápido y desesperado, porque sabía que el siguiente ataque de quejidos y gimoteos ya no le dejarían aclarar lo que pensaba
Se tiro de rodillas al suelo, dolió, pero eso no le importaba, Se limpio la cara con la manga y la orilla del guante
Mat- América. Lo siento ¿te estoy causando problemas con mi llanto? – él se refería a la culpa que puede sentir, Mucho se guardan tal sentimiento “¿Lo estaré haciendo sentir culpable con esto?” y lo remplazan con el pensamiento de “esto hará que lo coma la culpa” pero Canadá quiere al menos si es que lo toman en cuenta, lo vean como alguien amable y dulce – Mira, dejémoslo así y me iré ¿ok?........... Bye…..- se dirigió hacia en frente con pasos fantasmales, América no escucho en ningún momento tales pasos, pudo enterarse de que el ya no estaba por esa “área” cuando cerró con fuerza la puerta de su cuarto
Alf - tal parece que como quedamos…no fue bien – dijo bajando la cabeza
Alfred, salió de la casa con la chamarra puesta, guantes y botas el no aguanta ni una ventisca.
Canadá lloraba acongojado, se sentía dolido, presionado por unas manos muy fuertes que no lo dejaban de hacer sentir mal, recostó la cara en la almohada y lloro con más fuerza y quejidos. Cuando sea arto de tener la nariz y las mejillas húmedas, busco algún pañuelo o servilleta.
- ten Canadá - dijo alguien atrás de el
-¿ah? – Pronuncio volteando la cabeza – kumajirou,…. Pero, ¿Recordaste mi nombre? – Dijo sorprendido – Tu usualmente dirías “¿dare?” ( que en japonés significa ¿Quién eres?)
- es que hablas muy bajito y siempre se me olvida que estas ahí, pero ahora lloras con fuerza y te asimilo, ósea te puedo recordar como mi amo Canadá – dijo mientras le daba la cajita de servilletas
-….kumajirou – dijo volviendo al llanto
El osito pidió con las manos al aire dirigiéndose a él que lo levantara, el con mucha dulzura y gesto sensible, lo levanto y lo recostó contra su hombro, el adorable osito cerro sus ojos
- no importa que tanto te olvide, yo estoy para apoyarte – dijo calmando su respiración para dormirse – o ya sumí.
Al rubio le daba tanta ternura el pequeño osito el pequeño cariño que el sabe que existe en el por él lo hace feliz, decidió hacer lo mismo que el, recostó al oso a un lado de él y lo arropo junto con él. Volvió a llorar, pero casi en silencio, no quería despertar a kumajirou. Tuvo que admitirlo, sus lágrimas pusieron tibias sus mejillas y las pestañas frías.