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Infierno de Ángeles por PokeGirl Uchiha

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Notas del fanfic:

Safe Creative #1201090882791

Está registrado no plaguien eh? :B!

 

Bueno he aqui con un original. Generalmente estoy acostumbrada a escribir puro FF's de Naruto pero quise intentar algo nuevo. Espero que sea de su agrado ^^

 

Notas del capitulo:

He aquí el prólogo. Ya he avanzado unos cuantos capítulos así que espero traerles pronto el próximo, aunque claro eso es decisión de ustedes con su apoyo!

Era otoño en mi ciudad. Aquella estación siempre había ejercido alguna especie de atracción en mí, ya  me sentía obligado  quedarme en medio de los grandes parques mirando fascinado las hojas caer cada vez que una suave brisa venía y las arrancaba sin siquiera preguntarles si era su deseo echarse a volar.


Si alguien me hubiera dicho que me pasaría algo semejante a aquellas hojas, en aquel momento donde todo en mi vida era perfecto, hubiera creído que solo querían fastidiarme.


Era el año 2010 y acababa de cumplir diecisiete años. No tenía muchas preocupaciones en aquel entonces: aún faltaba unos cuantos meses para tomarme enserio lo de buscar una buena universidad y  mi principal preocupación era poder pasar  al último año.


Era la época donde todos mis amigos andaban con ganas de experimentar lo que llamaban “sexo”, porque sabía bien que a los diecisiete difícilmente haces el amor con alguien a no ser que en verdad hubieras encontrado a esa persona.


Yo lo había intentando un par de veces con mi novio, pero en ninguna lográbamos llegar más allá de uno que otro toqueteo. Adrián, era su nombre, íbamos al mismo grado pero en diferentes escuelas. Tenía unos ojos preciosos almendrados  color avellana que me cautivaron desde la primera vez que lo vi. Sus cabellos eran rubio paja que lo hacía verse irresistible.


Llevábamos saliendo casi un año. Sin embargo no me había atrevido a dar dos pasos importantes: El primero decirles a mis padres mi tipo de orientación. Ellos eran ¿cómo se dice? Sí, chapados a la antigua, eso era: chapados a la antigua, eran unos religiosos a morir que creían que si tenías que regalar todo a los pobres para ganarte el cielo pues iban corriendo y lo hacían, o si tenías que ayunar todo un año estaba seguro que lo harían sin renegar.


No era que fuera ateo o algo por el estilo es solo que yo no tomaba todo tan al pie de la palabra las cosas y he allí mi problema, porque ellos creían que los homosexuales debían arder en el infierno. No había semana que no sacaran el tema a colación y yo tenía que quedarme calladito fingiendo una sonrisa que todo lo que ellos decían era perfecto. Aún cuando sin proponérselo me estaban diciendo que era uno de los condenados a hacerlo.


Así como ven ese era el primero de mis problemas. El segundo era la consecuencia del primero, no podía dar ese salto con Adrian porque juraba y recontra juraba que si lo hacía, lo que vería serían los rostros de mis padres señalándome y diciéndome que estaba condenado a pasar por todos los círculos del infierno. Así que se podría decir que era un gay mojigato u otros simplemente dirían que tenía miedo de salir de clóset.


Quizás ambos  razonamientos estaban en lo correcto. Lo cierto que nuestras citas con Adrian se limitaban a pretender que éramos dos amigos que iban de vez en cuando al cine, en el cual teníamos que esperar a que todos estuvieran fascinados con la película para besarnos. A veces  simplemente íbamos  a vagar por allí. Teníamos obviamente que aparentar. Aunque eso era más difícil para mí, porque todos los amigos y la familia de Adrian sabían su orientación y se lo tomaban muy bien. A veces deseaba que sus padres fueran los míos.


La mayoría de problemas con Adrian eran mi culpa puesto que no podía hacer la mayoría de cosas que él había hecho con sus anteriores parejas. Sin embargo que llevásemos casi un año de pareja me hacía sentir que significaba algo para él. Aquello ya era decir mucho para mí, puesto que él es mi primer novio,  a quién besé la primera vez y por consiguiente quería regalarle mi primera vez. Quizás era tonto, pero era lo que sentía.


Precisamente regresaba a mi casa después de verle, las vacaciones ya estaban a la vuelta de la esquina y el otro año finalmente sería nuestro último. Lo que me sorprendió, cuando fui a verle esta tarde, es que tuviera tantos planes para nosotros, me había pedido que lo acompañara a un viaje “familiar”. Sus padres visitarían a unos familiares en Las Vegas. Él quería tomar una camioneta destartalada y recorrer los Estados Unidos e ir a ver el gran cañón.


No recuerdo cuanto tiempo pasé riéndome de aquello, sonaba muy de hippie pero me gustó la idea. Prometí que lo pensaría. Sabía que mis padres difícilmente podrían pagarme un viaje como aquel. Apenas lograban pagarme la escuela con tres meses de retraso. Estaba más que consciente que no podrían costearme un viaje como aquel, y menos  uno que durase tanto porque la familia de Adrian iba durante un mes, pero él se quedaría el resto de las vacaciones hasta que regresáramos a clases.


Lo cual implicaba no poder verlo por los próximos tres meses. Aquello era algo inaceptable para mí en esos momentos, por lo que tenía que buscar alguna manera de acompañarle. Tenía dinero ahorrado de mis últimos cinco cumpleaños, navidades y una que otra ocasión especial; así que suponía debía tener lo suficiente.


El camino regreso a casa fue muy tranquilo. Empezaba exámenes finales en una semana lo que significaba que no podría ver a Adrian por las próximas dos semanas. No quería bajar mi puntaje por lo que quería echarle todas las ganas a estos últimos, aunque esto implicaba hasta cierto punto abstinencia de ver a mi pareja.


Cuando llegué al vecindario ya había oscurecido y fue cuando me percaté que me había demorado más de lo que había pensado. Como ya anteriormente había dicho las hojas de otoño ejercían cierta atracción en mí que me atontaba y perdía la noción del tiempo. Cuando llegué me quedé extraño al ver a todos los vecinos rodeando mi entrada.


—Señor Gómez ¿Qué sucede? —pregunté preocupado a aquel  mexicano que había sido mi vecino de toda la vida.


—Ariel, entra, tu madre te necesita—En aquel momento no tomé mucho cuidado en sus palabras. Quizás era en esos momentos demasiado joven o ingenuo porque aún no comprendía el verdadero significado de que alguien te necesitara. Eso lo aprendí con el paso de los meses siguientes…

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado el prólogo. La verdadera trama empieza ya en el próximo capitulo. Este cap es más para introducirlos al mundo de Ariel. Gracias a los que leen y muchas más a los que dejan review que es mi mejor paga  -en realidad la única..-


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