Tic… tic… tic…- El continuo siseo de las gotas de agua al caer lo despertó de su letargo: abrió los ojos perezosamente, sin embargo algo obstruía su vista, también se dio cuenta de que no podía mover sus brazos ni sus pies. Se movió desesperadamente tratando de soltarse pero era imposible.
-“¿Qué mierda?”- Su boca también se encontraba amordazada- “¿Qué diablos pasa aquí? ¡¿Donde estoy?!”- Sintió su cuerpo caer de la cama en que estaba postrado dándose de cara contra el piso, se arrastró por el suelo sin saber siquiera la dirección. Escuchó pasos que se acercaban, “tic… tic… tic…” ahí estaba de nuevo el molesto sonido mezclándose con el de los zapatos de aquel sujeto que se detuvo justo enfrente de él. Se quedó inmóvil, esperando cualquier patada o golpe… lo único que pudo sentir fue una mano acariciando parte de su cara para después, como lo esperaba una seca bofetada sobre su barbilla que logró sin duda abrirle el labio, pues sentía el liquido caliente escurrir hasta su cuello. Permaneció estático. Sintió como aquella persona se alejaba unos cuantos pasos, el sonido chirriante de la llave que detuvo el goteo y, de nuevo los pasos que regresaban justo enfrente de él. Un par de brazos lo levantaron del piso depositándolo nuevamente en el frio colchón donde despertó… siguió quieto esperando lo siguiente, por alguna razón no tenia miedo y tomando en cuenta la situación en la que se encontraba, eso era demasiado extraño.
-Shhhh… tranquilo- Susurró aquella voz grave y jadeante sobre su oído, el sudor comenzó a empapar su frente cuando se dio cuenta de quien era el dueño…
-“¡Reita!- Se dijo a si mismo sorprendido, aquello no podía ser cierto, no… Reita, su amigo, su casi hermano… Sintió nuevamente la suave caricia que descendía poco a poco por sobre su piel, infiltrándose con delicadeza debajo de la camisa. No pudo evitar el gemir y comenzar a respirar entrecortadamente, su pequeño cuerpo comenzaba a sentir los estragos de ese tacto nada inocente que aprisionaba y palpaba sus pequeños pezones sin pudor, mientras una mano se colaba entre sus pantalones.
-“¡No! ¡Detente!- Pensó. De un movimiento brusco trató de patearlo, pero era imposible, sus piernas también se encontraban atadas.
-¿Crees que será tan fácil, eh Ruki?- Un puñetazo que logró sacarle el aire fue lo que recibió- Eso te pasa por ser un niño desobediente- rió sin gracia el rubio, mientras Takanori trataba de recuperar un poco de oxigeno y contener las lagrimas que estaban a punto de salir. Reita paró de reír y volvió a acercarse lamiendo la oreja y piercings del más bajo, pasando la lengua sobre su cuello, limpiando un poco la sangre que comenzaba a secarse. El vocalista ahogó un sollozo al sentir como su pantalón y ropa interior eran retirados de un jaló y su miembro era engullido por una boca salvaje y caliente, despertándolo completamente.
-Mhhh…- Gimió cuando Akira mordió suavemente su glande para después succionarlo- “¡Dios!- su espalda se arqueó, aquella sensación era por demás deliciosa y es que no podía evitarlo: era cierto que Akira Suzuki lo estaba violando, pero…
-“Kiyoharu…”- Recordó el nombre de su pareja…-“…no… ¡No!”- No pudo contenerlo mas, las lágrimas comenzaron a salir empapando la tela que cubría sus ojos. Sorpresivamente, su captor quitó la mordaza de su boca para comenzar a besarlo de una manera tan dulce que no pudo evitar el corresponderle por unos instantes.
-¿Por qué… haces esto?- Preguntó con la voz ligeramente quebrada a causa del llanto.
-… Yo… quiero escucharte gemir mi nombre, por favor, solo una vez… Taka- Sus delgadas piernas también fueron soltadas y separadas tan de golpe que apenas se dio cuenta los dedos del bajista se encontraban ya en su interior, preparándolo para la penetración. Se mordió la lengua y los labios tratando de evitar los sonidos que gritaban en el interior de su pecho. Los dedos que antes se movían en pequeños círculos fueron retirados, siendo remplazados por el miembro del mayor.
-De…tente… por favor- No obtuvo mas respuesta que los movimientos lentos y acompasados del vaivén inicial, acomodó sus brazos firmemente en el colchón y colocó su cabeza aun lado del de cabellos cobrizos…
-Ruki…- Susurraba su nombre cada vez que su espina dorsal le mostraba aquel cosquilleo de placer que subía por todo su cuello, el incesante calor del salir y penetrar cada vez mas rápido, mas profundo. El solo hecho de tener a Matsumoto Takanori debajo de su cuerpo lo hacia temblar y descontrolarse. Por otro lado, el cuerpo sometido comenzaba a dejarse llevar por el momento.
-Nnnnhhh…- Gemían ambos, los delgados labios buscaron la boca del otro sin saber por que… lo único que sabía era que la necesitaba como jamás imaginó hacerlo, el roce suave y delicado se había convertido en una lucha entre sus lenguas, la saliva escurría, empapando el delgado cuello de Ruki… su voz entrecortada pedía mas con cada suspiro que dejaba salir…Continuo, incesante, placentero movimiento a horcajadas, la cama se agitaba con cada embestida, el calor, la fricción entre sus cuerpos empapados en sudor frío que ellos por el contrario sentían a hervir.
-Rei…- Se mordió la lengua, no le daría aquello que había pedido -¡Ahh!- La mano del bajista comenzó a masturbar frenéticamente su miembro, desplazando calientes caricias alrededor de su contorno, aprisionando la punta con sus dedos.
-Ríndete… no… no puedes hacer nada para evitar… lo.
-¿Por qué… lo haces?
-Es que… ¿acaso no lo entiendes?- Una embestida certera arremetió contra el vocalista, su espalda se arqueó un poco y un gemido sordo escapó por sus bellos labios.
-No… no lo… nnnhh… no lo entiendo- Aquel placer era tanto que no podía evitar gemir, nunca en su vida le habían cogido de esa forma, ni siquiera su novio.
-Te amo… Ruki, ¿por que mierda no lo comprendes?- Dijo de golpe con la voz quebrada.
-…- Sintió como si su corazón se detuviera, después los latidos vinieron con fuerza y en sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza. El rubio salió de su interior sin decir nada más.
-Es… ¡Espera!
-Ahora te desato…
-¡No! Este… digo… no… ¿No vas a… terminar con lo que iniciaste?- De nuevo el rubor cubriendo sus mejillas lo hacía lucir encantador. No escuchó respuesta alguna, no obstante sus ojos y manos fueron liberados y nuevamente el suave contacto de las grandes manos surcó sus mejillas para acercarlo y poder besarlo con más delicadeza, mientras abría las piernas de Takanori.
-¡Ah! ¡Reita!- Gritó cuando el miembro entro en su interior, tocando aquel punto que lo hacía temblar. Se abrazó fervientemente al cuello del mayor soportando las nuevas embestidas que aumentaban de velocidad a cada instante.
-¡Ruki!- Lo cargó sentándolo sobre sus piernas, mientras el otro entraba y salía… el solo observar sus ojos hundidos en el placer y las pequeñas lagrimas brotar de ellos empapando su cara y la de él le hacia desear permanecer de esa forma por siempre “si tan solo…” pensaba Reita tristemente…
El momento final del acto llegó siendo acompañado por sonoros gemidos. La húmeda esencia derramada en el interior de Ruki lo hizo venirse también. Ambos se quedaron estáticos, fundidos en un abrazo.
-Perdóname… Takanori
-Yo… ¿sabes que yo amo a Kiyoharu, verdad?
-… Si… lo se…
-Pero… también te amo a ti
-Yo…
-Shhh… dame tiempo para pensarlo, Akira… -Se levantó de la cama, poniéndose su ropa rápidamente… el sonido de la puerta cerrándose hizo eco en sus oídos y las lagrimas escapando de sus ojos se dejaron venir cuando entró al elevador del edificio.
-Akira… Akira… yo… no se, ¡no se!- Sus pies se movieron solos, llevándolo nuevamente al apartamento del bajista, recargando su cuerpo sobre la puerta, cayendo lentamente al piso.
Despertó en la habitación de Reita, cubierto con las frazadas de la cama. Se talló los ojos perezosamente y bajó la mirada encontrándose con el rubio arrodillado y profundamente dormido. Los surcos de lágrimas aun delineaban su cara y su entrecejo frucido lo hacían ver demasiado tierno, demasiado arrepentido. No supo en que momento una pequeña sonrisa sincera se había apoderado de su cara, pero cuando se dio cuenta, sus delgados labios besaban la comisura de la boca del de la bandita en la nariz y su mano acariciaba tiernamente su cabeza como si fuera un niño sumergido en un profundo sueño.
-Puede que yo sea el único que pueda curar tu soledad…