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¿Hombre o mujer? por Yori

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Notas del capitulo:

Es una locura que se me ocurrió no sé como yendo por la calle, sí, así de rara soy, se me ocurren estas cosas hasta por la calle!

En fin, espero que os guste, es una introducción al fic, para meteros un poco en contexto jijijiji.

A leeer!!

Guerra de Sexos.

 

 

 

 

 

El despertador sonó a las siete de la mañana, anunciando el comienzo de una jornada estudiantil en uno de los institutos más importantes de todo Japón. Solo reservado para los hijos de los personajes más ricos del país y sin duda mi padre era uno de ellos. Tenía una empresa de seguros que le otorgaba grandes beneficios, pero había una gran pega para él. Y ese problema era yo, no yo como persona, sino más como género.

Para esta parte de la sociedad lo normal era tener un hijo, normalmente varón, pero mi padre y madre habían tenido la mala suerte de tener mellizos. En ese caso lo recomendable (o bien visto por estos snobs) era tener ambos sexos, es decir, un niño y una niña. El primogénito varón heredaría la empresa de su padre, mientras que a la niña la casarían con un hijo de otro gran empresario y asegurarían el futuro así de ambos hijos. Pero en mi caso había sido todo lo contrario, había cometido el gran error de nacer varón y ser el menor de los mellizos. Es decir, DOS niños. A mi madre y mi padre se les planteó las siguientes opciones: El darme en adopción u ocultar al mundo mi género e invertirlo. Mi madre se vio incapaz de separarse de mí, así que mi padre propuso el decir que los bebés eran un niño y una niña.

Por lo tanto desde pequeño había sido vestido y visto como una mujer a los ojos del mundo.

 

Me levanté de la cama con pereza y me restregué los ojos, ya sentado al filo de esta. Bostecé unas cuantas veces antes de levantarme y coger mi uniforme escolar (femenino), el cual consistía en una falda de tablas negra a cuadros y una chaqueta del mismo color, con una camisa blanca y un lazo azabache, sustituyendo a la corbata varonil.

Me duché tranquilamente y una vez vestido y peinado me observé en el espejo. Mi rostro era aniñado, mi cabello castaño claro a la altura de los hombros y mi baja estatura facilitaba mi visión de mujer. Realmente no me gustaba tener que verme como una chica, pero creo que era mejor que ser abandonado, además había llegado a acostumbrarme. Me puse unas orquillas en el pelo y me coloqué el flequillo.

 

-        Bien, ahora es hora de un nuevo día de colegio- sonreí, a mi imagen reflejada.

 

Bajé las escaleras al primer piso, la casa era realmente grande, así que no teníamos problemas respecto al espacio. Bajé al comedor, donde ya me esperaba mi madre sentada a la mesa, junto con mi hermano. La doncella servía un exquisito desayuno recién preparado.

 

-        ¡Buenos días oka-san!- saludé con efusividad, sentándome en mi asiento.

-        Buenos días, Taka- correspondió, con una sonrisa.

-        ¿Qué pasa a mí no me saludas, mujercita?- preguntó, mi hermano con sorna. Odiaba que sabiendo que era un chico, me tratase como una fémina y por eso lo hacía.

-        Por supuesto, Mao, es que eres TAN pequeño para ser un chico que no había reparado en tu presencia- respondí, con una sonrisa falsamente encantadora e inocente.

-        ¡Pues tú eres prácticamente de la misma altura!- se quejó, el rubio.

-        Ya, pero siendo una mujercita- recalqué la última palabra- no pasa nada.

-        Dejad ya de discutir y comer o llegaréis tarde a la escuela- nos regañó mamá.

 

Mao era el mayor de ambos así que es el que podía mantenerse como hombre y heredero de la empresa de la familia. Realmente algún día conseguiría que todo el mundo dejase de verme como la adorable y guapa hija de la familia Matsumoto, pero no sabía muy bien como lo lograría.

Lo normal sería que odiase a Mao por quedarse con todo solo por nacer unos minutos antes y realmente a veces lo hacía desde el fondo de mi corazón, pero no podía odiarle siempre. Hay veces que me protegía de muchas cosas y al fin y al cabo el tenía la misma culpa que yo por nacer, o sea, ninguna.

 

Recogimos nuestras mochilas y salimos de la casa, contábamos con chófer privado, pero ambos preferíamos ir caminando hasta la escuela. Llegábamos un poco tarde, pero aún así se veía a otros alumnos retrasados como nosotros dos. Entonces vi a lo lejos a Reita, el cual venía corriendo, medio asfixiado por la carrera.

 

-        Voy subiendo a clase, nos vemos Ruki- se despidió saliendo de allí. Mao a pesar de tener mis mismos años estaba un año avanzado por su gran cociente intelectual. Yo era listo, pero Mao simplemente era un genio.

-        Bien, nos vemos- le dediqué una sonrisa, antes de verle alejarse corriendo.- ¡Reita, llegas tarde!- le reclamé falsamente.

-        ¡Pero que dices Ruki, si tú llegas tan tarde como yo!- exclamó dificultosamente, debido a la respiración agitada. Solté una carcajada.

-        Ya, pero al menos no vengo corriendo como un loco- sonreí.

-        ¡Oh, claro que no!, las señoritas no corren porque podrían sudar y verse mal ¿no?- rió, mientras que caminábamos juntos por los pasillos hasta nuestra clase.

-        Desde luego, podrían no verme como la chica más atractiva e irresistible de todo el instituto- respondí, haciéndome falsamente el ofendido. Llamé a la puerta ya cerrada del aula.- Ohayou, ¿se puede pasar, sensei?- pregunté con mi expresión más adorable y femenina al profesor de matemáticas.

-        Oh, s-sí, por supuesto Matsumoto-san- respondió, medio sonrojado, bajando la cabeza. Le dediqué una sonrisa y entré tranquilamente al interior, seguido por Reita.- ¡Suzuki, ¿otra vez llega tarde?, la próxima vez se quedará castigado limpiando las aulas!

-        P-pe…- comenzó el aludido.

-        ¡Nada de peros, siéntese inmediatamente y saque su tarea! Hoy saldrá a corregir- interrumpió el profesor, realmente cabreado. Miré a Reita con una sonrisita, algo bueno tenía hacerse pasar por mujer.

-        Que morro tienes…- murmuró, antes de salir a la pizarra, con una mueca de disgusto. Yo me reí en bajo.

 

Había llegado la hora del almuerzo rápidamente y todo mi grupo de amigos nos subimos a la azotea con nuestros obento ha almorzar. Mi grupo consistía en cuatro chicos, muy distintos entre sí, pero supongo que eso era lo que nos unía. Kai, era tranquilo y sonriente; Uruha, era el chismoso del grupo, con algo de apariencia femenina y era un gay consumado, que fingía ser hetero; Aoi, atractivo e irresistible, la perdición de cualquier chica (y chico, ya que le da igual) y finalmente Reita, capitán del equipo de fútbol, le encantan los deportes y era realmente bueno en ello, por lo que sufría el acoso de las féminas del instituto; y finalmente yo, el caso más raro de todos un chico que se viste de chica, la más popular y femenina de la escuela. Recibía cartas de amor casi a diario, lo cual resultaba horrible. Era animadora del instituto (del equipo de Reita) y hermana de un popular genio (Mao).

A toda la escuela le parecía raro que una chica tan atractiva y femenina como yo pasara las horas de clase con los cuatro chicos más reclamados del lugar, pero habíamos inventado una coartada para que rumores de que “es una guarra” “en realidad es un marimacho” etc saliesen a la luz. Así que para la escuela era la novia de Uruha, sí, resulta irónico que alguien tan gay como Uruha fuera mi novio, pero era así.

Y os preguntaréis, ¿cómo se enteraron de que era un chico disfrazado de mujer? Bien, pues os lo contaré: Me había hecho muy amigo de Reita, aunque se comportaba muy vergonzosamente a veces, pero me caía bien. Una noche me invitó a salir con él y con sus amigos, para conocerlos. Nos fuimos a un bar y comenzamos a beber, al principio me parecieron demasiado raros y distintos entre sí, pero simpáticos al fin y al cabo. Entre tanta broma, risas y alcohol, terminé emborrachándome. Decidí ir entonces al baño, siempre era recomendable cuando bebes, pero el alcohol en mi cuerpo, hizo que cometiese el error de meterme en el de chicos en vez del de mujeres (que es como me veía, en ese momento). No sé cuanto tiempo estuve allí, pero es que cada vez que iba a salir me volvía a entrar ganas. Hasta que el grupo se debió de aburrir y fue a buscarme, primero en el de tías, pero al no verme entraron en el contrario, encontrándome así con todo el “pajarito” al descubierto. Al principio fue un shock para ellos y algo realmente vergonzoso para mí, pero una vez les expliqué toda la historia, lo comprendieron y prometieron no contar nada. Y así nos hicimos los amigos inseparables que éramos en estos momentos.

 

-        ¡Hey, Ruki, dame algo de comer, se me ha olvidado mi almuerzo en casa!- suplicó con cara hambrienta Aoi.

-        Nop- negué hinchando los mofletes, apartando mi deliciosa comida de sus garras.

-        Rukiiiii, estooooy hambriento- lloriqueó arrastrándose y frotando su mejilla en mi pierna medio desnuda por la falda.- Puedo recompensarte de otras formas- insinuó.

-        ¡Quita de ahí, pervertido!- dije, alejándome y haciendo que su cabeza chocase contra el duro suelo.- Que vista como una chica no quiere decir que me gusten los hombres.- Todos rieron, incluido yo. Sabía que las insinuaciones de Aoi eran en broma.

-        Pobre Aoi, le han negado ambas peticiones- opinó Kai, mientras que bebía de su zumo.

-        ¿Estará perdiendo su encanto?- se burló Reita, mirando a su amigo con mofa.

-        ¡Eso nunca!- saltó en su defensa Uruha, colgándose del cuello de Aoi.- No les hagas caso, tú siempre serás el más atractivo- murmuró en su oído, aunque todos pudimos escucharlo.

-        No me afecta lo que digan estos raros…- masculló Aoi.

-        Venga, te daré algo de mi comida- acepté, entregándole lo que quedaba. Sus ojos brillaron de emoción.

-        ¡¡Gracias, Ruki, eres el mejor!!- exclamó, nuevamente feliz, comenzando a llenarse la boca como un loco.

-        Bueno, ¿a qué hora quedamos esta tarde?- saltó Reita al rato.

-        A mí me viene bien a las siete- señaló Kai.

-        Por mí no hay problema con esa hora- convino Uruha.

-        Sí, a las siete, así me dará tiempo a hacer las tareas que manden en clase- intervine.

-        Yo pasó de los deberes, me viene bien cualquier hora- respondió Aoi.

-        Bien, entonces a esa en el centro de la ciudad- finalizó Reita, antes de que volviésemos todos a clase.

 

Notas finales:

De vosotros depende que continue con esa locura, xD

Aun así espero que no se os haya hecho aburrido!

Byeeee^^


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