Todavía no había nadie despierto cuando sus ojos nerviosos y vacilantes ya daban tumbos en la oscuridad buscando algo; se sentía como si de nuevo fuese un niño la noche de navidad, deseoso de sus regalos; pero no era eso lo que le había excitado de tal manera; si, bien era cierto de que se trataba de la madrugada de su cumpleaños y que todos sus amigos lo recordaría y, obviamente, le darían sus regalos; era esa sensación de emoción inexplicable que a algunas personas les entra solo en esos momentos, la que ahora le dominaba.
Onew era así, como un niño grande para algunas cosas y responsable y trabajador para otras; tomó aire con profundidad pero sin hacer demasiado ruido, no quería despertar a Minho o a Taem que dormían plácidamente a su lado; después de todo él era el líder y no podía comportarse de esa manera; observó a Minho, todavía con el semblante serio, petrificado, profundamente entregado a su sueño; ah! Minho cuan trabajador era él también, recordó que la primera vez que se vieron le pareció más maduro de lo que debería y ante aquel recuerdo sonrió.
Se estiró en la cama y Taem pareció murmurar algo en sueños, no consiguió entenderlo, se acercó un poco a él, revolvió su flequillo y besó su frente; su pequeño Taem, cuantas cosas habían cambiado, ya, cierto? Cuantos años habían cumplido juntos, pero cada vez que se acercaba su cumple siempre, siempre se alegraba de que su pequeño Taem continuase durmiendo a su lado y murmurase aquellas cosas sin sentido, que de igual manera conseguían arrancarle una sonrisa.
Pero que cosa no conseguía eso? Onew, el bueno de Jinki-ah él siempre sonreía, a veces por costumbre, otras por acto reflejo y muchas otras porque lo requería el guión, el chip de Idol que nunca podía quitarse; dirigió la mirada hacia Key ; su diva, su esposa, recordaba ese cariño que se le había escapado en el Hello Baby, que divertido, también aquella otra frase “Onew-hyung no sonríe así con nosotros”, como hacerlo key? Cómo revelar para el mundo esa sonrisa que solo vosotros me hacéis sacar, piensa para si mismo; si pudiera alargaría la mano para acariciar la cara del zorro durmiente, esa piel blanca tan bien cuidada y quizás susurrar un gracias levemente a su oído, pero no quiero despertarles, él no es así.
Al otro lado duerme JongHyun, el dino increíblemente impredecible, sonríe mientras le mira, porque todavía sigue durmiendo con esa mala manía, que al mismo tiempo, fascina a nuestro lides, sabe que duerme porque no fija la mirada pero esos enorme ojos oscuros le observan entre los sueños; puppy, tierno e impulsivo como siempre, sonríe de nuevo, con esa manera que solo él sabe tener, con esa fascinación que provoca, sabe que lo ha pasado mal, se han juntado tantas cosas, lo de su novia, la lesión, la opinión publica, el lanzamiento de The Ballad, ah! Tanto, pero ahora está ahí, roncando sobre su cama, con la vista perdida en ensoñaciones y la sonrisa fija en sus labios, y Onew sabe que así es como tiene que ser.
Se estira nuevamente en la cama, checkea por última vez su móvil, su padre ya le ha enviado el sms de felicitación, no lo había oído pues lo tiene en silencio, le contesta un simple gracias y promete que le llamará nada más pueda; sabe que su padre lo entenderá, siempre lo ha hecho; se acurruca en la cama lanzándose las mantas por encima, solo así es capaz de dormir; cierra los ojos y deja que la noche le inunde; es entonces cuando escucha como en un susurro todas esas voces, cercanas, lejanas, familiares y confusas, nuevas y conocidas.
“온유 생일 축하합니다!!!!” (Feliz cumpleaños Onew!!!)
Y él, como de costumbre sonríe y murmura.
“감사합니다” (Gracias)