Tenía frío, las manos congeladas, podía sentir incluso cada una de las líneas que formaban su huella digital; estaba literalmente congelado; y no había donde ir; los pasos se relentizaban a causa de la nieva que todavía estaba cayendo; incluso con guantes, gorro, bufanda, un jersey, abrigo y demás se sentí congelado; y lo peor es que no había ningún lugar donde resguardarse.
Alzó la vista al cielo y entrecerró los ojos que a causa de la fuerte nevada le dolían; no podía ver nada, ni hacia arriba, ni hacia a bajo, el camino había desaparecido ante sus dañados ojitos; tampoco hubiese valido de algo que intentara regresar ya que la tormenta se había encargado de borrar sus huellas.
Pero en ese mismo momento cuando pensó que no podía continuar, sintió un calor enorme rodeándole, una mano caliente tomaba la suya; un aire templado aliviaba la rojez de su piel, una canción pareció guiarle por aquel camino invisible; y entonces sonrió porque supo que por fin lo había encontrado; aquel era su lugar.
Sparklee….
Feliz Navidad!
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Estaba sentado con lo pies sobre el sofá leyendo un libro, o era una revista? Taemin lo observaba escondido desde un lado del sofá con una enorme sonrisa en los labios; sabía lo mucho que MInho amaba los deportes y estaba seguro de que su regalo le encantaría.
Mal disimulando una sonrisilla corrió con el paquete escondido entre sus manos hacia el cuarto para esconderlo; estaba seguro que en la mañana cuando Minho se levantase y lo viera le comería a besos; un rubor inesperado subió corriendo a sus mejillas y cual niña adolescente estalló en risillas.
-Te pasa algo?-preguntó el más alto desde el marco de la puerta.
-Minho, yo…-intentó esconder el regalo tras su espalda pero aquel chico era mucho más listo de lo que se había esperado Taem creyendo que no le descubriría.
-Tienes ahí mi regalo?-el frustrado papá dejó escapar una sonrisa de medio lado que hizo que las piernas de su niño temblasen.
-Yo…-contestó Taemin haciendo un puchero.
-Tonto.-le respondió Minho acercándose a él, tomándole por la cintura para aproximarlo a su cuerpo y revolviéndole el pelo con la otra mano.
-Feliz Navidad Minho!-sonrió feliz el más pequeño entregándole el presente.
-Feliz Navidad mi bebé-le dijo Minho y después le besó.
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Te toco, acaricio tu cara y todavía duermes, me miras con los ojos entre abiertos y resoplas algo sin sentido; el flequillo está hecho un remolino y tienes toda la ropa arrugada; peino cada fibra tintada de tu cabello con tranquilidad, con paciencia y parpadeas con fuerza; abres los ojos y me observas levemente, todavía duermes pero aun así te aseguras de que no sea un ente extraño el que te mima en tus sueños; sonríes, casi con cara de idiota como haces normalmente, pero el sueño te domina de nuevo y tu cabeza cae nuevamente contra el sofá hundiéndose profundamente en el cojín que hace de almohada improvisada; besó tu frente con dulzura y te tapo con una manta; me levanto y camino hacia la puerta, te ves tan lindo; sonrío tiernamente más como acto reflejo que por propia voluntad, apago la luz y susurró.
-Buenas noches Jong Hyun.
Entonces en n murmullo, justo antes de perderme del todo por el pasillo te oigo responder.
-Buenas noches Minho.
Y nuevamente sonrío.
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Ya tenía casi todo listo, tan solo le faltaba ponerse la chaqueta pero no la encontraba, había buscado por todos lados y estaba seguro de que la había dejado en el armario morado y de todas maneras la había buscado; se revolvió el flequillo molesto, seguro que Minho la había cogido de nuevo sin pedirle permiso; odiaba que ese cabezota hiciera eso, y no sabía porque siempre se lo hacía a él; parecía que disfrutaba haciéndole rabear.
Busco a Minho pero no lo encontró, no estaba en ninguna parte de la casa, al igual que su adorada chaqueta; resopló furioso y cansado colocando ambas manos sobre sus caderas, odiaba aquello, y la verdad es que cabrearse no le venía nada bien, hacía que su hermosa piel se arrugase y aquello no le gustaba.
Sin previo aviso la puerta se abrió y Minho apareció con la chaqueta puesta; Key corrió hacia el señalándole con la mano, el otro chico ni se movió.
-Se puede saber por qué siempre coges mi chaqueta?-le preguntó furioso, Minho no respondió tan solo sonrió tranquilamente y caminó pasando de él-Minho te estoy hablando-inquirió el más bajo- por qué siempre la mía?
-Por eso mismo, porque es tuya y huele a ti.
Key no supo que decir, tan solo se ruborizó y bajó la vista.
-Minho…-murmuró por lo bajo algo cortado.
-Qué?- le preguntó este sin elevar la voz
-Puedes usarla.
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El calor de la mano de Minho es siempre tan estable, como si cada vez que me tomase de la mano pudiese sentir que nada va a fallar; me siento mal, se supone que debo ser yo quien provoque eso en él, soy el mayor, soy quien debe cuidarles, pero Minho, él siempre se muestra distante, como si fuese alguien superior, Minho no me deja cuidarle, quiero ayudarle, porque me gusta estar a su lado y verle sonreír, porque es raro, y al mismo tiempo hermoso; me gusta ver cuando llega emocionado de algún acto deportivo, le observo por el rabillo del ojo y cuando él se da cuenta me sonríe y yo…. Yo le sonrío, con Minho no hacen falta las palabras, no hacen falta explicaciones, quizás si que es más raro de lo que yo me imaginaba, con Minho solo hace falta una mirada y lo entiende todo; por eso, la mano de Minho es tan cálida y no la quiero soltar.
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Sería tan sencillamente estúpido decirte te quiero, tanto que quizás no me creerías; las cosas han cambiado, ya no eres mi líder, ya no eres el chico bobo al que nadie prestaba atención; siento que te alejan de mi, siento que te alejas de mi; camino por la casa muchas veces en la madrugada esperando a que regreses y cuando lo haces finjo que duermo en mi cama y espero a que me arropes, pero…ya no lo haces; muchas veces incluso ya ni vienes a casa, o apareces dormido en el sofá; ya no sé quien eres, no sé si eres Onew el que todos aman o eres Jinki al que amo yo; tengo ganas de llorar al pensarlo y me apretó con fuerza esa necesidad porque ya no soy un niño, porque aunque siga teniendo miedo en las tormentas no vendrán tus brazos a abrazarme, ya no me besarán tus labios en la frente y no oiré tu tierna voz diciéndome que todo irá bien; odio a Onew, odio a esa persona en la que te has convertido y que te aleja de mi.
Hoy me he prometido no llorar, toco el piano dejándome llevar por mis sentimientos, nadie lo escucha, nadie me escucha; de nuevo Yiruma sale de mis dedos y de nuevo no estás ahí para mí; termina la melodía y se que al girarme no aparecerá nadie, tampoco has recordado que día es hoy y no debo reprochártelo somos idols, no? Ese es nuestro trabajo.
Mierda! Pienso para mi mismo después de todo no he sido tan fuerte y todavía te necesito, o quizás es que la melodía ha sido demasiado melancólica y por eso lloro.
Siento calor, alguien me abraza, es imposible, giro la cabeza y ahí estás, sonriendo, no puede ser cierto? Pero si tú hoy..hoy tú tenias….
No me salen las palabras te miro con los ojos bien abiertos y tu me devuelves esa tierna sonrisa, se recoges mis lágrimas con la yema de tus dedos y besas mi frente; me apoyo incrédulo sobre tu pecho todavía sin moverme del banco del piano, si esto es un sueño no quiero despertar.
-Feliz día Taemin-pronuncias con ternura-Siento haber estado tan ocupado-no maldito, no vas a convencerme sabes cuanto he estado esperando por ti? Pienso para mi mismo pero no puedo negarlo, no puedo negarme a ti-No olvides que siempre serás mi baby.
Fuera nieva y siento que de alguna manera las notas del piano no han sido tan melancólicas, puede que este llorando pero hay una sonrisa en mis labios porque, Jinki, estás aquí.
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Una lucha de miradas, el que pierda tendrá que hacerle la comida al otro, y la verdad es que ninguno de los dos tiene ganas de ello; Jong mira aguantándose la risa a Key y este se muerde el labio nervioso e impaciente; ambos están seguros de que no harán la comida para el otro; fijos muy fijo, sin dejar de mirarse, sin perder un segundo Key profundiza la mirada directamente sobre la pupila de Jjong, y este a su tiempo se hunde en la mirada de Kibum, normalmente nunca se dejan ganar, ni uno ni el otro, podrían pasarse horas mirándose sin apartar la vista; los demás chicos les ven y pasan de ellos, saben que cuando esos dos se ponen así es mejor no molestarlos; Key sonríe de medio lado y JJong le responde de la misma manera, puede que para los demás no sea divertido, quizás es porque ellos no ven lo que sucede por debajo del mantel de la mesa.
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El sabor de la nata en el dedo de Key es más amargo de lo que se esperaba, Key le mira divertido mientras acaba por lamer el resto de la crema que aun queda por sus labios; fue divertido, y siempre lo era, hacer pasteles con Key es algo que le recuerda a su madre, la hecha de menos, siempre ha sido así desde que el grupo comenzó pero los chicos han sabido como hacer que se sienta mejor, y Key…. Bueno él siempre parece apartarse del resto, como si no estuviera con ellos, como si no fuese uno más, muchas veces ríe elevando demasiado la voz, le gusta llamar la atención y mucha gente le llama Diva sin corazón, pero en momentos como ese cuando Key y él hacen pasteles y Key sonríe y ríe elevando la voz como sino no existiese nada más que ellos dos en ese momento, sí, es justamente entonces cuando Taemin siente que Key es genial.
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Taemin no pregunta, él siempre espera a que todos hagamos las cosas y después lo hace él, no busca nuestra aprobación, pero al final siempre sonríe si se la damos; nos mira como si no entendiese muchas de las cosas que hacemos y después, sin decir nada hace las suyas.
Muchas veces he pensado que lo hace por no molestar, porque no quiere darnos problemas o simplemente porque le da vergüenza; bueno, nuestro pequeño Taem es así, y estoy tan seguro de que a todos nos gusta a pesar de algunas cosas, supongo que de ciertas manías que tenemos todos, así que se lo perdonamos; supongo que en el fondo lo consigue todo con una sonrisa, porque es nuestro niño y eso, ah! Eso nos encanta a todos.
A veces Taem, cuando nadie le ve, se queda mirando por la ventana y si hace frío empaña el cristal y escribe cosas sin sentido como haría cualquier otro niño, a veces Taem cuando cree que nadie le mira deja la vista fija en la ventana como añorante y distante; a veces Taem cuando cree que nadie se fija en él suspira por lo bajo pensando en su familia y entonces es cuando me acerco y como un bobo no sé que decirle, y entonces cuando Taem sonríe inocentemente y le devuelvo la misma sonrisa, nos sentamos juntos, uno al lado del otro, sin decirnos nada, mirando por la ventana y él apoya su cabeza sobre mi hombro cierra los ojos y toma mi mano; y estos cuando yo se que mi Taem todavía sigue siendo aquel que me robó el corazón.
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Levantó la cabeza y dejó que la nieve acariciase su nariz con un respingo que le produjo cosquillas; tenía los mofletes enrojecidos y la punta de la nariz encarnada; llevaba unos guantes de estampado navideño, una enorme bufanda tapándole gran parte de la cara y un abrigo demasiado gordo y abultado que le daba un aspecto gracioso a sus piernecillas delgadas; corrió con rapidez sobre la nieve tropezando de vez en cuando hasta que no puedo más y cayó de rodillas sobre el manto blanco, levantó la cara y estalló en carcajadas, le indicó que se acercara y le lanzó una improvisada y mal hecha bola de nieve, parecía un niño, un precioso y enérgico niño.
JongHyun se acercó hasta él y le lanzó de la misma manera otra bola de nieve comenzado así una pequeña batalla que duraría minutos; cansados de tanto lanzamiento Onew saltó sobre el desprevenido puppy hundiéndolo caer en la nieve; jadeaba cansado sobre él pero todavía no dejaba de sonreír, se apartó de su lado y JongHyun sintió que no quería que se fuera, lo tomó por la mano y ambos perdieron el equilibrio cayendo, sobre la nieve mirando al cielo.
No podían dejar de reír entrecortadamente por la respiración agitada, seguramente cogerían un resfriado pero aquello no importaba; Onew tomó la mano del más joven a su lado y la estrechó, Jjong hizo lo mismo, luego se miraron, no dijeron nada, tan solo se miraron, tomaron aire y sonrientes volvieron la vista al cielo que todavía les regalaba aquella tormenta de nieve.
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No hay nadie como tú, estoy más que seguro que aunque buscase en miles de planetas, ciudades, mentes o lugares, jamás encontraría a alguien como tú; porque eres perfecto, perfecto en tus virtudes y en tus defectos; perfecto en tus reproches y en tus aprecios; eres Key, mi Key.
Eres esa diva que roba mi corazón con cada sonrisa, con cada ceño fruncido y cada suspiro tras las prácticas, eres mi todo mi nada, la nota que siempre necesito en las canciones, eres la caricia que calma mi alma agitada y la melodía que acelera mi vida.
Eres esa persona que jamás llegué a pensar que existiría y que nunca dejaré marchar; eres aquello, esto y eso; principio y fin de un sueño infinito, eres musa y tormento; eres todo lo que quiero, mi vida y mi muerte, eres quien me hace escribir chorradas como esta, y eres quien me enloquece con cada pestañeo, quien me provoca y me enciende, quien me motiva y me consuela.
Eres ángel, diablo, dios y espíritu de mi religión, eres cada uno de mis suspiros y latidos, eres la persona a la que amo y amaré.
Eres Kim Kibum, mi Key.
Jinki levantó la vista con algo de vergüenza y miedo tras leer aquello, Key le observaba fijamente sin cambiar su expresión, quizás no le había gustado aquel estúpido regalo de navidad, le vio acercarse a él y tragó saliva, fijó la mira en aquellos ojos negros, profundos, hermosos, perfectos y se mordió el labio.
-Idiota-susurró Key dejando escapar una leve y tierna sonrisa.
Después ambos, se besaron.