Para amarte necesito una razón
¿Enserio? ¿De verdad? Nunca pensé que esto llegara a pasar, te amo, en verdad que sí. Eres perfecto. Tu rostro, a pesar de estar siempre serio y de que se esté endureciendo con el paso del tiempo, es hermoso, el más bello que haya visto en la vida; nunca te lo digo porque sé que me dirás que es una cursilada o algo como eso, pero eso no me impide pensarlo.
Es que cada vez tus profundos ojos negros, que contrastan perfectamente con tu tono de piel, se posan sobre mí, la piel se me eriza de tan solo saber que me perteneces. Ah, y tu piel, perlada por el sudor luego del entrenamiento o de las veces que me hacías el amor, ¿recuerdas? ¿Qué pregunta? Por supuesto que lo recuerdas, tú nunca olvidas nada.
Y es difícil creer que no exista
Una más que este amor
Y aunque admito que no soy una persona celosa, te lo digo en serio, muchas veces llegue a pensar que tenías a alguien más, no es que pasáramos mucho tiempo separados el uno del otro, pero oye, ¿Qué pensarías tu si yo tuviera a media docena de chicas tras de mi casi todo el día?
¿Pero qué digo? Eres demasiado posesivo, apuesto que si eso pasara ya las habrías matado a toditas. Y ganas no me faltaron, pero tú siempre me decías que me amabas y que no debía de preocuparme de nada, porque tú siempre estarías para mí. Y nunca me fallaste, excepto ahora.
Sobra tanto dentro de este corazón
Y he de admitir que aún me queda mucho amor para dar, para darte, a ti, el único que logro conquistarme, el que robo mi primer beso, el que me quito la inocencia. Siempre te lo dije, eres el mejor, tú lo sabias, y siempre que lo decía, sonreías de medio lado para decirme tu típico lo sé, maldito bastardo egocentrista.
Y a pesar de que dicen que los años son sabios
Todavía se siente el dolor
Ahora me estas fallando, justo en este día, se han cumplido tres años desde tu partida. La gente me decía que con el tiempo lograría olvidarte, ambos, Sakura tampoco te ha olvidado. Fue mentira, una total y vil mentira, aun no logro poder volver a aquel campo de entrenamiento sin ponerme nostálgico, trato de no pensar en ello, pero me es inevitable recordarte, recordar todo lo que vivimos juntos, como equipo, como amigos y como pareja.
Porque todo el tiempo que pasé junto a ti
Dejo tejido su hilo dentro de mí
Cada segundo que estuvimos juntos, cada mirada, cada rose, cada beso, sigue tan presente en mi memoria como si lo estuviera viviendo. No sé cómo lo hacías, pero lo lograste, lograste meterte tan dentro de mí, como si fueras un tatuaje, imborrable. De mi mente, de mí cuerpo y de mi corazón.
Y aprendí a quitarle al tiempo los segundos
Tú mi hiciste ver el cielo aún más profundo
Me enseñaste un montón de cosas y aprendí cosas que jamás creí lograr hacer en la vida, por ejemplo a contar el tiempo que no estábamos juntos. Se me hacía eterno, pero cuando estabas conmigo, me parecía que era una nada. Cuando te despedías de mí y me notabas triste siempre me decías que había un mañana y que estaríamos juntos entonces, luego me veías sonreír y me besabas tan dulcemente como lo desearas.
Y cuando nos tirábamos por ahí en el pasto, bajo la sombra de algún árbol, yo me quedaba observando el cielo y te decía lo lindo que era y todo lo demás, pero tú solo podías decir otra de tus frases de filosofo mientras me mirabas a los ojos para luego simplemente besarme. A veces no lograba comprenderte.
Junto a ti creo que aumenté más de tres kilos
Con tus tantos dulces besos repartidos
Además eras un desgraciado, te burlabas de mí siempre que podías. Cuando me levantabas para abrazarme o llevarme hasta la cama para hacerme lo que quisieras, me decías que había subido de peso y que entrenara más o no sé qué tanto. Pero lo que tú no sabías era que yo había subido de peso no porque mis entrenamientos no funcionaran, ni porque comiera de más, lo que sucedía era que tanta azúcar me hacía pesar más, y pronto me provocaría diabetes también. Yo tenía azúcar en el cuerpo por tu dulzura.
Aunque frente a todos te comportaras como el ser más frio de universo, y mantuvieras ese porte elegante y serio que te hacia ver misterioso y aún más sensual y provocador de lo que ya eras; conmigo eras otra persona, una que solo yo conocía, aquella que cada uno tenemos pero tememos dar a relucir por miedo a ser rechazados o a las burlas de los demás. Pero conmigo era diferente, no temías a nada y nadie, te sentías poderoso y fuerte, pero también eras dulce y atento, todo un caballero, tus besos llegaban a ser castos, tan solo un simple rose de labios, pero significaba aún más de lo que los demás pensaran.
Desarrollaste mi sentido del olfato
Y fue por ti que aprendí a querer los gatos
Mis sentidos se súper desarrollaron junto a ti. Podía llegar a ver partes de ti que nadie más conocía. Escucharte decir cosas que nadie habría imaginado que saldrían de tus labios. Deguste el más delicioso sabor en tus labios y tu cuerpo. Mis manos se hacían de lo más sensibles cuando comenzabas a tocarme. Y tu aroma tan varonil, tan... tan a ti se impregnaba en mis sabanas y en mi cuerpo que no lograba quitarse en días.
Pero había otra cosa que me hacía recordarte cada noche, unos animalitos que se la vivían cantándole a luna, como tú decías, y no me dejaban dormir. Gatos. Si, esos malditos animales peludos que lograban quitarme tu atención casi por completo, nunca entendí porque te gustan tanto, no son limpios, ni obedientes, tal vez lindos, pero son muy caprichosos. Tú lo sabias y también sabias que los odiaba, y aun así me convenciste en conservar uno pequeño que habías encontrado por ahí.
Como sea, creo que te extraña, si, lo conserve luego de tu partida. El que tu fueras un bastardo egocentrista no tenía nada que ver con que el pobre animal se quedara solo y abandonado como tú me dejaste a mí.
Despegaste del cemento mis zapatos,
Para escapar los dos volando un rato.
No sé cómo lo hacías, pero siempre lograbas elevarme hasta el cielo. A veces con solo decirme uno de esos versos de amor, eran tan lindos, y tu voz ronca y varonil me hacía suspirar. Otras me besabas tan tierna y dulcemente, que olvidaba todo lo que había a mi alrededor, solo estábamos tu y yo.
Pero olvidaste una final instrucción
Porque aún no sé cómo vivir sin tu amor
Pero aun después de todos esos buenos momentos que vivimos juntos, de todo lo que aprendimos el uno del otro. Nunca, nunca me enseñaste a estar sin ti, jamás se te ocurrió que algún día te irías de la aldea y me dejarías con este dolor en mi corazón.
No sé cómo pudo ser posible si tú nunca pasabas nada por alto, pero siempre hay una primera vez para todo, tú ya me lo habías dicho. Lo dejaste pasar, porque siempre me prometías que estaríamos juntos por siempre, que estúpido fui al creer en tus palabras.
Pero tú lo fuiste aún más porque tal vez, solo tal vez, tú esperabas quedarte a mi lado toda la vida, ¿no es así?
Y descubrí lo que significa una rosa
Pero aquellos momentos que viví contigo son irremplazables, aunque siempre fuiste un orgulloso que no se atrevía a pedir perdón o reconocer sus errores.
Pero tú tenías una forma única para pedirme perdón. Rosas. Cuando cometías un error o me quedabas mal, que fueron algunas veces, me regalabas rosas rojas. Siempre que encontraba una de esas en mi casa, al volver del entrenamiento, sabía que luego de que la tomara entre mis manos aparecerías tú y sin necesidad de palabras me llevarías hasta la cama para poder tocarme a placer y hacerme el amor como solo tú sabías.
Me enseñaste decir mentiras piadosas
Para poder a verte a horas no adecuadas
Y me enseñaste a mentir, tú que eras tan recto y tradicional, como te habían educado tus padres. Sabias mentir. Me pedias que dijera alguna mentirilla para poder irnos por ahí y faltar a los entrenamientos o irnos temprano a casa. Mentiras piadosas decías.
Y cuando nos descubrieron aquella vez en el bosque volviste a mentir, le dijiste a Kakashi y a Sakura que te había convencido de no ir a entrenar pero tú como siempre te habías negado, y entonces yo te había llevado a la fuerza, según tú era un secuestrador. Sakura me golpeo tan fuerte esa vez y tú no hiciste nada. Lo peor fue Kakashi, que siguió molestándome con lo mismo toda la semana.
Y a reemplazar palabras por miradas
Pero luego me mirabas, tan misterioso, tan callado, tan seductor, y sentía tantas ganas de ir corriendo a tus brazos solo para sentirme una vez más protegido, seguro, amado. Pero lo único que podía, y debía, hacer era corresponderte de la misma manera, con tanto amor que no cabía en mí, por eso te lo brindaba a ti.
Y fue por ti que escribí más de cien canciones
Y hasta perdoné tus equivocaciones
¿Quién lo diría? Jamás fui bueno con las letras, pero de tanto pensar en ti me salían tantas rimas que ni yo me lo creía, escribí tantos poemas y cartas para ti, aquí están todas por si lo preguntas.
Y como dije, te equivocaste, tantas veces, fuiste celoso, posesivo, molesto en ocasiones. Pero de eso se trata el amor, aceptar a la persona que amas con sus defectos y virtudes. Y yo lo hice y lo seguiré haciendo.
Y conocí más de mil formas de besar
Y fue por ti que descubrí lo que es amar
Cuando me declaraste tus sentimientos me sentí más humillado que nunca, pensé que solo me estabas tomando el pelo, que era una broma cruel, de lo más cruel. Fue lo más horrible que me pudo pasar en años, cuando por fin creí encontrar a mi mejor amigo, este me salía con que estaba enamorado de mí, te odie tanto. Esa noche llore a más no poder.
Pero te apareciste en mi habitación a la mitad de la noche, consolándome, abrazándome protectoramente. Tan cálido, siempre lo fuiste, aunque una vez más esa mascara de frialdad salía a flote para ocultarlo. Con tanto amor, me besaste con todo el amor que le estuviste negando a tu única familia, como olvidarlo. Y me enseñaste el significado de amor, y más importante, me enseñaste a amar. Me enseñaste a amarte. Mi amado Sasuke.
Lo que es amar...