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Historias con final conocido por Drarko

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Notas del fanfic:

Catarsis que salió en forma de historia. Espero que les guste.

 

-Dime, ¿cuantas veces te has sentido solo?- preguntó un joven de cabellos castaños y profundos ojos azules a su acompañante.

-Toda mi vida...- contestó otro joven, mirándose en el espejo y acomodando el cuello de su camisa. El reflejo devolvía una sonrisa melancólica, que acompañaba su grisácea mirada cansada -¿Siempre te surgen estas preguntas después del sexo?- espetó de pronto, en tono de fastidio, mirando a su desconocido amante a través del espejo.

-Sólo cuando quisiera que las cosas sean diferentes...- respondió el ojiazul, frunciendo su ceño, al tiempo que salía de la cama.

 

Lentamente se acercó hacia el espejo, posicionándose junto al otro joven. Lo abrazó por detrás, pegándose a su espalda y perdiéndose en el aroma de sus cabellos azabaches.

Un sonoro suspiro escapó de la boca del ojigris.

-¿Sabes cuántos añoran lo mismo que tú? ¿Sabes cuántos desearían que todo fuera diferente?- interrogó el pelinegro, tomando las manos que lo abrazaban.

-No, no lo sé, ni siquiera me importa- dijo el castaño, apretando su agarre -Lo único que sé, es que quiero que esa diferencia se de contigo- susurró al oído del joven que seguía sosteniendo sus manos.

-¿Por qué intentas cambiar el final de esta historia?- preguntó el de ojos grises, deshaciendo el abrazo, y girando para enfrentar a quien lo acompañaba -Si es la misma que repites cada fin de semana, en cada encuentro, con cada persona diferente- dijo mirándolo fijamente a los ojos.

-Porque albergo la esperanza de cambiar, aunque sea un poco. Porque esta historia la repiten miles como nosotros, porque añoro encontrar a quien me haga cerrar todos sus capítulos- una lágrima rebelde acompañó estas palabras.

 

-Se cuánto sufres- dijo el pelinegro, limpiando aquella perla salada, precipitando su muerte en la mejilla del ojiazul -No puedes ocultarlo debajo de tu manto de lujuria, pero no hay nada que yo pueda hacer por ti.

-Si tu eres igual a mi, si cuentas la misma historia que yo, si incluso sufrimos de la mima manera, ¿qué te detiene de elegir otro final?- susurró el castaño, besando la mano que acarició su mejilla.

-Simplemente no puedo hacerlo. Quizás muchos antes que tu, quisieron cambiar la historia conmigo, quizás muchos antes que yo, quisieron cambiar la historia contigo. ¿Acaso les diste la oportunidad que hoy me pides a mi?- esa respuesta tomó por sorpresa al joven de mirada azul, que no pudo más que llevarse las manos a la boca, reprimiendo un grito de angustia.

 

-Esta historia terminará como todas las demás- sentenció el ojigris, acercándose a la puerta, con claras intenciones de abandonar aquella habitación.

-¿Al menos me dirás tu nombre?- preguntó el joven de cabellera castaña, al borde del colapso.

-Francisco...- contestó, sonriendo de lado -sé que nunca lo olvidarás...- completó, saliendo del cuarto.

 

El ojiazul se desplomó en su cama. La primera persona por la cuál había sentido algo más que puro deseo, no sólo era igual a él, sino que también le hizo ver y le hizo vivir en carne propia todo lo que sus actos podían provocar. ¿Debería replantearse toda su vida, todo lo que había hecho hasta este día? desistió de este pensamiento, después de todo, siempre se tendría a él mismo, no necesitaba nada más. Al parecer, no podría cambiar, y tampoco pensaba hacerlo.

 

 

-Yo tampoco podré olvidarte... Espero que mi decisión te haga ver la realidad de esto que hemos elegido, aunque sé que será en vano... Me hubiera gustado aprender a amarte...- susurró el extraño de mirada gris a las calles desiertas de la ciudad.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Muchas gracias por leer.


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