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Mas q un simple reportaje por Kimika88

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> MÁS QUE UN SIMPLE REPORTAJE <


 


 


Raúl Pérez es un jugador de fútbol, del Real Madrid concretamente. Un chico moreno de ojos azules guapísimo que traía de cabeza a todas las chicas. Además de su belleza era un gran jugador, admirado y respetado. Siempre estaba en boca ya fuera por las alabanzas de los aficionados, bien por las chicas que se sentían atraídas por él o bien siendo portada en cualquier periódico o revista sensacionalista.


Tras ganar un partido: 2 - 0 contra el Barcelona, en el cual Raúl metió el primer gol a los 7 minutos del comienzo, los jugadores fueron al vestuario en donde celebraron la victoria arrojando champán sobre todos ellos.



Uff, que pesados son los periodistas. Ya les dije que ahora no quiero hablar, se dijo a si mismo Raúl tras volverse a negar a ello a otros que se intentaron colar en el vestuario.


Pasado un rato, se quedó solo Raúl en el vestuario ya que deseaba darse una ducha antes de ir a su casa. No había querido salir a celebrarlo puesto que estaba muy cansado. En el momento en que se quitó completamente la ropa, un "lo siento" le sobresaltó. Era un chico joven moreno, con una sonrisa que le delataba el rubor por entrar en el momento equivocado.


Raúl que no supo reaccionar a tiempo, solo supo decir:


¿Quién eres?¿qué haces aquí? - preguntó ruborizado el chico.


Pues... me llamo Arce, periodista de la revista GSM. - le dijo con cierta timidez mientras que le acercó la mano pero quitándola repentinamente ya que veía que no era ese el instante de presentaciones.


Pero... esto es inaguantable. Ya dije que no daría entrevistas... - enojándose dijo el desnudo muchacho.


Ya, lo siento pero como la puerta estaba abierta, y... si no hago este reportaje me echan de mi trabajo. Así que como comprenderá he tenido que hacer esto. Pero de verdad que no pretendía molestarle. Lo siento, ya me marcho. - y diciendo esto se le escapó una erótica mirada hacia el miembro viril del futbolista. Raúl que lo había notado, no sabe cómo pero de momento sintió algo, pensó en una locura, en algo que no debía pero que su cuerpo le pedía. Entonces le dijo al periodista rápidamente.


Espera... - pidió Raúl casi sin pensarlo.


Sí - contestó Arce dando un giro rápido.


Que... que deseo concederle esa entrevista. - dijo éste con ojos pícaros.


Si? Qué biennn! Gracias!!! - dijo entusiasmado Arce mientras que el instinto hizo que corriera hacia él para abrazarlo. ¿Pero qué estoy haciendo?, está desnudo y yo abrazándole. Tierra trágame!!.


 


 


 


Con rapidez y sin mirarlo a la cara se apartó y le dijo:


Perdón, pero es que me dio mucha alegría su generosidad y... Bueno le espero fuera, ¿de acuerdo? - dijo muy avergonzado Arce.


No!!! Espera. Es que yo te concedo esa entrevista pero tu me tienes que ofrecer algo a cambio. - exasperó el muchacho que ahora mostraba interés en algo que el periodista desconocía.


Pues... no sé. Que quieres?¿Una cena? Porque si es por dinero, no puedo ofrecerle nada puesto que mi revista no paga por las entrevistas y yo...


No, no. No se preocupe. Es algo más accesible que el dinero. Creo. - dijo de boca para afuera ya que al contrario, su razón le decía: ¿pero qué estás diciendo?


Ah... Dígame entonces. - dijo dudoso de lo que le iba a pedir.


Pues te quiero a ti.


¿Cómo? - preguntó Arce ya que no se enteró bien o más bien no quiso enterarse.


Pues eso. Que te quiero a ti - y diciendo esto se acercó tímidamente al periodista y agarrándole por la cintura comenzó a besarle.


Pero... ¿qué hace?¿está loco?¿es una broma? - dijo exaltado el chico empujando hacia atrás al futbolista.


Mira, no te hagas ahora el duro. Me has mirado la polla y sé que te gusta. Así que ven a mi. Lo pasaremos en grande. - dijo convirtiéndose su angustiado deseo en una loca pasión desesperada.


No, yo no.... - no le dio tiempo más a decir puesto que de nuevo tenía al chico encima.


Llevándolo hacia una pared, comenzó a besarle con fuerza, con lascivo coraje. Parecía que le iba a arrancar los labios de tanta locura que había en sus besos. Sus manos se deslizaron por sus ropas hasta introducir una de ellas por debajo de su camisa.


Arce, que escondía dentro el deseo que sentía por su admirado entrevistado, poco a poco fue dejándose llevar por él. Lo deseaba, pero todo fue muy raro. Nunca imaginó que se fijaría en él. Tenía además una larga lista de chicas con la que había estado. Pero tampoco desaprovecharía ese momento para hacer lo que más deseaba. Así que agarrándole de la cabeza, comenzó a lamerle el cuello.


Ambos estaban ahora sumergidos en un circulo de sexo. El frenesí los abordaba y con él las caricias. Sus labios se unían y se desunían para volver a unirlos con más fuerza aún.


Entonces Raúl, levantando a Arce y poniéndole sus piernas alrededor de sus caderas, lo llevó hasta la ducha. Allí abrió el grifo rociándoles con un agua que quemaba y enfriaba a la vez.


Mientras sus manos dibujaban figuras ilusorias sobre el cuerpo del otro, Raúl comenzó a desvestir a Arce. Y en el momento que subía de haberle quitado los pantalones, su lengua lamía el camino que le llevaba hacia la boca de su húmedo amante. Tras ello, Raúl cogió la cabeza a Arce arrastrándole hacia su pene. …ste, como si de un sumiso se tratase, le hizo caso introduciéndose en su boca aquella hermosa y dura polla. Lamió, chupó, succionó. Todo era poco para poder adorar tal maravilla. Su lengua rozó su escroto, su perineo, su largo tronco, su glande. Raúl estaba realmente excitado hasta tal punto que en su mente solo había una deseada imagen: penetración. Pero era pronto aún, así que dando de vuelta al chico que fue incorporado por éste, le abrió sus nalgas y posó en su ano su lengua, deseosa de lamer aquel recóndito lugar que escondía un placentero goce.


Arce, víctima de las sensaciones inimaginables que estaba sintiendo, rezaba para que aquello nunca terminase. Pero en el momento en que pensaba esto, un gemido confuso entre placer y dolor salió de su boca. Raúl unió a su lengua la presencia de un dedo que jugando puerilmente fue introducido en su ano.


Estaban divirtiéndose. Estaban llenos de entusiasmo en aquel juego morboso de dos. Estaban anhelando cada roce, cada húmeda caricia con sus lenguas, ...


Por fin, por fin llegó el deseoso momento. Raúl, incorporando un poco a Arce y haciendo que abriera un poco las piernas, tocó con movimientos circulares aquel agujero ansioso para posar allí su glande, que ayudado por los dedos de su ferviente amo, fue introducido con fuerza hasta su interior.


Los dos soltaron un grito, uno de dolor y el otro de placer. Pero lentamente ese dolor se convirtió también en un gusto desenfrenado. El movimiento de caderas de Raúl hacía que su pene entrara y saliera de allí de una forma rítmica e indolora ya que lo hacía en cierto modo con cuidado.


Arce rozaba el cielo por el placer que sentía mientras que Raúl lo embestía. Una y otra vez sus cuerpos se agitaron bajo el agua que no dejaba de caer sobre ellos.


Tras ello, Raúl cogió con su mano derecha el pene de Arce que meneaba con delicadeza para que se acercara el momento que ambos deseaban impacientemente. Entonces Raúl se delató que pronto se correría, sabiéndolo por ello su compañero, ya que con la mano izquierda apretaba con fuerza la nalga de Arce mientras que el ritmo se hacia más rápido aún y más bestia.


Bajo los gemidos jadeantes de los dos un grito de Raúl hizo notorio que se corría en el interior de su embestido amante al que Arce correspondió también con otro al estar corriéndose también.


Quedaron por unos segundos en esa misma posición, hasta que Arce como volviendo en sí de tan extraño sueño, salió rápido de la ducha y comenzó a secarse, a lo que Raúl con una sonrisa lasciva le dijo:


Te ha gustado ehh. Se notó cuando gemías de placer. Sabía que caerías al final rendido a mis pies.


¿Pero qué dices? - preguntó indignado Arce por lo que sus oídos oían.


Que me has sido muy fácil, jejeje. Pero no te preocupes. Tu has estado bien. Te doy un 5. Has aprobado. ¿No estas contento?


Arce enfurecido y sin poder controlar su rabia se dirigió a Raúl al que abofeteó con todas sus ganas mientras le dijo:


Eres un cerdo tío.


Y dicho esto, recogió sus cosas y salió rápidamente del vestuario ante la atónita mirada del jugador que tras esa repentina despedida pensó: "Me encanta ese carácter. No esta nada mal", mientras se mordía los labios.


Arce furioso condujo hasta su casa y tras darse una ducha caliente y tomarse un té se agarró a su almohada en donde reflexionó sobre lo que allí había pasado. Lo peor de todo es que le encantó todo lo que sintió pero por otro, él se portó muy mal. No debió haber dicho aquello. Estaba dolido. Pero ya para colmo se había quedado sin entrevista. Dioss, todo me sale mal, masculló el chico entristecido. Y con esto se quedó dormido bajo la tenue luz de su lamparita de mesilla.


 


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Arce llegó a la redacción sobre las 8 y encontró sobre su mesa un ramo de flores con una tarjeta que decía:


Te espero a las 13:30 en el Rush Palace para almorzar y así concederte la entrevista que te prometí.


Un beso



Raúl Pérez



Esto era increíble, pensó Arce algo desconcertado. Cómo es posible que tras lo que pasó aun tenga ganas de verme, y encima para hacerme un favor.


Aún así titubeó cierto rato sin saber si asistir a la comida. Pero llegado ya casi la hora pensó que no podía abandonar su reportaje porque si no se quedaría sin trabajo por una cosa que seguro que podría aclarar.


Pues bien, Arce llegó al restaurante diez minutos tarde porque una reunión de última hora lo retuvo más de la cuenta. Pero ya estaba allí. Justo antes de entrar cogió aire y entró decidido.


Miró a su alrededor hasta que consiguió divisarlo en una mesa del fondo del restaurante en un sitio mas bien apartado del bullicio de la demás gente. Claro, él era una estrella, pensó a la vez que sonreía y se acercaba al lugar.


Hola - dijo Arce con una sonrisa algo tímida.


Hola - contestó encantado al ver de nuevo al chico que durante toda la noche y mañana había ocupado todos su pensamiento.


Perdona por mi retraso pero es que una reunión me retuvo más de lo necesario y ... - se intentó disculpar el reportero.


No te preocupes - le dijo antes de que terminara su frase prosiguiendo: Toma asiento por favor.


Gracias - le contestó encantado.


Bien, creí que no asistirías. - dijo Raúl.


Pues ya ve. Antes está mi trabajo que cualquier otro percance. - inquirió descaradamente el joven periodista.


Ah - dijo un poco desconcertado ante tal respuesta.


¿Te gustaron las flores? - preguntó intentando cambiar de tercio.


Sí mucho, aunque no debiste haberte molestado. - le dijo.


No es molestia cuando las recibe alguien tan hermoso como tu - le dijo mientras una sonrisa escapaba de su sensual boca, tras lo que se hizo un silencio evocador.


Bueno, he venido para la entrevista que me prometió así que déjese de halagos por favor.


Comprendo que esté molesto por lo que pasó anoche en el vestuario, por eso quería pedirle disculpas. Es que no se que me pasó y...


Mire, dejemos ese tema por favor, ya le he dicho que estoy aquí por su entrevista - le insistió Arce intentando esquivar el susodicho tema a la vez que un camarero se les acercaba para tomarles nota de lo que iban a tomar, por lo que el tema se quedó sin más que hablar.


 


Tras una, dentro de lo que cabe, apacible comida, Arce le sugirió si podía comenzar a hacerle algunas preguntas a lo que el jugador asintió encantado. Tras una charla de dos horas y media, ambos se dieron cuenta que se sentían muy cómodos el uno con el otro convirtiéndose ese momento en su momento.


Cuando Arce terminó de asediarle con cuestiones a las que gustosamente Raúl le contestó, se disculpó para ir al baño a lo que Raúl aprovecho para seguir sus pasos a los dos minutos.


Una vez dentro, Arce se sobresaltó al oír tras de sí esa voz que tanto le había embelesado durante la comida.


Dime la verdad. Dime si sientes algo por mi como yo lo siento por ti.


Pero... qué dices??


Es que desde que ayer apareciste en el vestuario y sobre todo tras sentir tu cuerpo y tu piel unida a mi, no he podido quitarte de mi cabeza ni un segundo. Siento algo muy hermoso por ti y quisiera saber que es lo que tu sientes, ya que me ayudaría a saber bien que es lo que verdaderamente siento ya que esto nunca antes me había pasado.


Mira, lo de ayer fue una locura pero que no se volverá a repetir. Fue una imprudencia por mi parte el seguirte el juego.


Pero yo... yo siento algo y... como ahora mismo que siento unas inmensas ganas locas de...


De?


De esto. - y agarró el rostro de Arce y besó sus labios con tanta ternura que creyó derretirse por el calor que desprendían.



Fueron unos segundos que parecieron eternos. Ambos estaban sumergidos en la pasión espontánea que Raúl provocó. Pero Arce sintió que aquello no debía pasar. Aquello estaba mal porque no estaba seguro de si estaba jugando con él o solo era un capricho. Lo suyo si que era amor, admiración, miles de sensaciones que su cuerpo experimentaba con solo una mirada de sus ojos. En cambio algo le decía en su interior que Raúl no sentía lo mismo que él, por lo que sus labios rápidamente se despegaron de los de su compañero.


¿Qué te pasa? - preguntó dudoso Raúl.


Nada. Es que... - dijo interrumpiendo la frase Arce.


Qué!


Que me tengo que ir


Pero...


¿Cuanto te debo de la comida? - preguntó el periodista.


No, no. Te he invitado yo. - le contestó.


Bueno, me voy. Adiós - se despidió el joven dirigiéndose hacia la puerta de salida del aseo.


A..adiós - terminó de decir quedando ensimismado por la extraña reacción que Arce había tenido.


Cuando Raúl llegó a la mesa para pagar la cuenta y recoger sus cosas para marcharse, encontró en ella 50 € que Arce puso en ella. "Eres imposible" pensó Raúl sonriendo.


 


 


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El viernes por la tarde el jefe de Arce lo llamó a su despacho. Cuando entró Ramón le dijo:


Tienes que cubrir un reportaje mañana. - le dijo su jefe sonriendo.


Ah, de acuerdo. Dígame de que se trata. - continuó con entusiasmo Arce.


Es sobre la nueva casa que Raúl Pérez, el jugador de fútbol, se ha comprado. Para ello dará una fiesta a la que ha invitado a algunos periodistas.


Bueno, ¿no puede ir Sara o Ainhoa? Yo es que iba a terminar el de la inauguración del nuevo museo de Madrid que aun estoy redactando... - se excusó Arce ya que no quería volverlo a ver.


No!! Quiere que vayas tú.


¿Cómo?- preguntó asombrado el joven.


Que ha exigido que vayas tu a cubrir esa noticia. Me alegro enormemente que te hicieras amigo de ese Raúl ya que tendremos noticias que nadie tendrá. Eres fantástico Arce. - alabó al chico.


No, pero es que yo no...


Pues ya sabes. Mañana sábado a las 22.00 en calle Zaranga, 15. Toma tu invitación y ve vestido de chaqueta ehhh.


Pero yo...


Ni peros ni nada. Sigue haciéndolo tan bien como hasta ahora y puede pero sólo puede que te ascienda.


De acuerdo jefe. - acabó por darse por vencido ya que no veía forma alguna de librarse de ir a esa fiesta y recogiendo la invitación salió del despacho algo pensativo.


 


 


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"Dios mío no se que hago aquí. No he debido venir. Pero claro, cualquiera le dice a mi jefe que no... No quiero verlo!! Pero no tengo más remedio, jo" se decía a sí mismo Arce mientras ya en la puerta del jugador a la que se disponía a pasar esperaba a que entraran los que estaban delante suya.


Tras enseñar su invitación y entrar dentro, se quedó alucinado al ver lo hermoso que estaba todo. Siguió el camino que señalizado con antorchas lo dirigían hacia el gran jardín que estaba decorado con bolas de papel iluminadas, una piscina en el centro a cuyo alrededor se disponía todo tipo de gente: famosos, periodistas, camareros, y una orquesta que ambientaba el lugar con una música excelente. Y un poco más a la derecha se encontraba la bellísima casa que con piedra y varios ventanales de cristal le daban a todo el conjunto un aspecto de naturalismo exquisito y entorno agradable. Tenía que reconocer que tenía buen gusto, además de mucha pasta.


"Allí estaba. Rodeado de mucha gente que seguro con hipocresía lo alababan. Pero yo no soy así. Paso.", pensaba el chico. Al momento se le acercó un camarero con una bandeja de copas y cogió una de champaña y se puso a observar bien todo lo que le rodeaba para escribirlo en su reportaje. Aunque intentaba no mirarlo, no podía evitar observarlo de vez en cuando ya que estaba tan guapo que por su cuerpo le recorría las ganas de sentir de nuevo aquel beso que le había dedicado en el restaurante. Pero de pronto, Raúl que lo vio le sonrió y se disculpó a los que con él estaban y se dirigió hacia


Arce. …ste que lo vio venir no sabía hacia donde huir. Ya era demasiado tarde, venía hacia él.


Me alegro que hayas venido. Pensé que no lo harías.


He venido porque mi jefe prácticamente me ha obligado, porque si no no estaría aquí ya que tengo cosas mejores que hacer.


Jajaja. Tu siempre tan "especial" y con tu carácter difícil. Lo que no sabes es que eso me encanta de ti.


Ah si? Pues... pues... tu estás tonto, no?


Si, pero por ti.


Bueno vale ya.


Tras titubear un poco sin saber que decir al final le dijo:


Muy bonita la fiesta, y la casa es fantástica.


Muchas gracias. Me la aconsejaron y la verdad es que no me puedo quejar. Es estupenda.


Pues me alegro.


Bueno, ahora si me disculpas voy a dar la rueda de prensa y si quieres te concedo que hagas tu la primera pregunta.


Ah, gracias.


Y ambos se dirigieron a la zona de periodistas que estaban impacientes porque la rueda se diera ya. Tras hacerle Arce su primera pregunta sobre los proyectos mas inmediatos del jugador y luego abordarle todo el mundo sobre preguntas sobre el fútbol y el Real Madrid, sobre su nueva casa y de su vida privada, aunque estas las evadió con disimulo, la fiesta prosiguió con normalidad.


Poco a poco la gente se fue marchando y Arce que se sentía un poco solo. Solamente hacía beber mientras paseaba por los jardines de la casa de Raúl observando todo lo posible.


En repetidas ocasiones Raúl se le acercaba para preguntarle si estaba cómodo y si se lo estaba pasando bien, a lo que Arce le respondía que sí aunque más bien su comodidad se lo estaba dando las copas de vino, champaña y cubatas que se estaba bebiendo. Raúl que lo notó un poco ebrio quiso que pasara a su casa y se alojara en una de sus habitaciones para que descansara pero Arce se negaba con una risa floja debida al alcohol, cosa que a Raúl le hacía gracia el verlo tan a gusto como estaba.


Finalmente tras haberse marchado todo el mundo, Raúl se dirigió al jardín trasero en donde sabía que Arce se encontraba. Allí lo encontró hablando con una estatua de Minerva desnuda a la que le estaba diciendo: Oye, tu tienes que taparte porque vas a enfriarte chiquilla. Debido a esta cómica situación Raúl soltó una carcajada, pero fue lo peor que hizo porque Arce se giró y le dijo:


¿Y tú de qué te ríes? ¿No tienes bastante con jugar conmigo por el amor que siento por ti que también te metes con lo que digo? Tu don Raúl Pérez eres un desgraciado cabrón. El dinero no lo da todo, ¿sabes?


Pero Arce si yo no juego contigo. Me gustas mucho, en serio. Siento por ti algo enorme que no me deja ni dormir.


Mentira, mentira y mentira. No me vengas con tonterías. ¿Cómo lo demuestras? ¿Regalándome la oportunidad de abrir la rueda de prensa con una pregunta? ¿Con una comida o con un ramo de flores? Pues lo mejor que harías es no molestarme más. Te odio.


Y dicho esto salió del jardín trasero como pudo ya que su estado no le permitía ir más deprisa de lo que debiera mientras que Raúl lo acompañaba detrás suyo pensativo en aquellas palabras que tanto le dolieron.


Cuando Arce pasaba junto a la piscina un mal tropiezo le hizo caer dentro de ella a lo que Raúl rápidamente sin pensarlo se tiró tras suyo para poder ayudarlo. Tras algunos movimientos bruscos con Raúl mientras le gritaba que él no necesitaba de su ayuda el silencio los envolvió. Se miraron a los ojos y sin mediar palabra alguna comenzaron casi por intuición a besarse apasionadamente. Aquellos besos húmedos, nunca mejor dicho, les hacía sentirse enormemente excitados. Sus caricias se hacían cada vez más sensuales y más personales. La extravagancia de la ternura se hacía más y más visible. Sus manos iban desabrochando la corbata, la camisa, el pantalón del otro hasta quedar ambos completamente desnudos. Solo les quedaba aquella ropa húmeda como era el agua y la piel de su ardiente amante.


Arce besaba el cuello de Raúl mientras éste besaba su hombro. Notaban sus penes erectos que rozaban la piel. Raúl besó exhaustivamente los labios de su amante. Luego, lo llevó hasta el extremo de la piscina en donde se encontraba una escalera. Allí Raúl sentó a Arce al que lamió sus pezones mientras éste acariciaba la espalda de su chico. Después bajó lentamente y se introdujo su pene en la boca haciendo que Arce gozara enormemente con lo que Raúl le estaba haciendo. Se la lamió una y otra vez a la vez que acariciaba su escroto, pero Arce que también quería complacerlo se levantó y sentó entonces a Raúl al que besó por todas partes además de practicarle excitantes lamidas su duro miembro arrancando de la boca de Raúl gemidos entrecortados por el placer que sentía. Después se puso el musculoso futbolista tras Arce a quien poniéndolo a cuatro patas acarició sensualmente al joven que tenia delante suyo y mordiéndole suavemente sus nalgas poniendo a continuación su glande en el orificio de su ano y lo introdujo suavemente haciendo que éste expulsara de su boca un gemido corto y seco. Cuando ya estuvo más relajado Raúl comenzó a embestirlo con un movimiento tierno pero intenso. Poco a poco fue aligerando haciendo que ambos unieran sus gemidos en uno. Mientras lo penetraba tocaba sus caderas y sus pezones. Los dos estaban llegando al éxtasis jamás conocido. El placer era tan intenso que sus cuerpos experimentaban sensaciones nunca sentidas. Cuando de pronto Raúl comenzó a gemir más intensamente por lo que sacó rápido su polla y comenzó a masturbarse mientras que de nuevo chupaba el pene de su compañero. Finalmente, mientras Raúl se corría, Arce empezó a dar fuertes gemidos haciendo ver que también se iba a hacerlo, así que Raúl lo masturbó más rápido ya fuera de su boca dejando caer el blanco líquido en su pecho.


Ambos que quedaron exhaustos tras el coito tan intenso y ardiente como el que habían realizado, se abrazaron y se besaron como si fuera la primera vez.


 


 


 


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"Pero... ¿dónde estoy? Uff , me duele todo el cuerpo." , se dijo así mismo Arce tras despertar por el rayo de luz que entraba por la ventana y que le dio en la cara. Envuelto desnudo por sabanas de seda blancas temió lo peor y para comprobarlo se giró mirando a su lado descubriendo a Raúl también desnudo que aun dormía.


"Dios mío!! ¿Qué he hecho? Joder, he metido la pata hasta el fondo", pensó mientras con cuidado se levantó de la cama y al observar que su ropa estaba mojada le cogió prestado de su armario algo para salir de allí rápido.


Cuando Raúl se despertó no encontró a Arce a su lado, pero poniendo sus brazos tras su cabeza y una sonrisa que invadió su boca, recordaba lo sucedido en la piscina, el sentirlo solo suyo, el poseerlo. Pero su cara cambió al recordar las palabras que tanto le dolieron. "No se cree que lo amo. Quiere que se lo demuestre. Pero es que no puedo..., pero también es verdad que si no hago algo lo perderé para siempre y no puedo permitir eso ya que lo amo de verdad. Ha llenado mi corazón con su manera de ser, con su belleza. Es que me encanta. Así que algo tendré que hacer para demostrarle que lo amo.", pensó ingenioso el jugador.


Mientras tanto Arce, que llegó a su casa y tras ducharse, se sentó en su sofá pensado en lo maravilloso que era Raúl, pero que no funcionaría ya que él era famoso y el que supieran que era gay le podría hundir su carrera profesional. Y agarrando un cojín pensó en aquel cuerpo desnudo que vio a su lado al despertar provocándole que sus ojos se le iluminaran de amor.


 


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El lunes por la tarde, al llegar Arce a la redacción con su reportaje ya listo para entregárselo a su jefe, notó que había un enorme revuelo. No había ido por la mañana porque tuvo que ir al médico, así que desconocía lo que pasaba.


"Notición para ponerlo en portada", gritó un compañero de su redacción.


Pero, ¿qué pasa? - al fin pudo preguntar a una compañera que estaba por allí.


¿No te has enterado de nada?


Pues no, ¿qué pasa?


Joder Arce, pues serás el único que no lo sabe. Es Raúl Pérez, el jugador del Real Madrid.


¿Qué pasa? ¿Le pasa algo malo? - le preguntó preocupado Arce.


No para nada, es algo mucho mejor. Ha declarado que es gay y que está muy enamorado de un chico al que quiere demostrarle que por él haría lo que hiciera falta, y estamos como locos intentando saber quién es ese chico... Arce, ¿estás bien?


Arce se había quedado sin palabras y su cara se puso pálida como el papel. "Pero, ¿qué has hecho Raúl? Todo esto es por mi culpa", pensó horrorizado el joven que no quería creerlo.


Sí, si, perdona Eva. Estoy bien. Ahora vengo, ok? Dile a Ramón que me ha surgido algo urgente. Hazme el favor de darle este reportaje de mi parte por favor.


De acuerdo Arce, pero ¿qué te pasa?


Luego hablamos Eva. Adiós.


Adiós.


Y salió corriendo en busca de Raúl para hablar con él. No podía permitir que hiciera eso. Eso no es lo que tampoco le había pedido.


 


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Cuando llegó a su casa, muchos periodistas se peleaban por intentar conseguir una entrevista con Raúl pero dos guardaespaldas aguardaban en la puerta impidiendo que pasara nadie.


Por favor, déjenme pasar. Tengo que hablar con Raúl


Lo siento pero no puede pasar.


Pero yo soy amigo suyo y seguro que me recibirá, pregúntele por favor. Dígale que Arce quiere verlo.


Tanto les insistió que uno de ellos entró saliendo al momento diciéndole:


Arce, pase que Raúl lo va a recibir.


Gracias, muchas gracias. - les dijo mientras entraba con dificultad ya que viendo que alguien pasaría los periodistas se agolparon mas aun en la puerta por lo que los guardaespaldas tuvieron que pedirles calma y hacer que retrocedieran.


Una vez dentro, llegó hasta el salón y allí lo vio sentado.


¿Raúl?


Holaaa Arce. Por fin has venido.


Pero, ¿qué has hecho? ¿Por qué lo has hecho? - le preguntó Arce.


Por amor. Te dije que te amaba en serio y no me creíste. Como ves por ti soy capaz de todo.


Pero esto es una locura. Tu trabajo, tu vida se puede ver afectado por esto. Y todo por mi culpa.


No es culpa tuya mi amor. Debí haber hecho esto antes. Te amo mi vida y quisiera que tu y yo pasáramos la vida juntos.


Si, pero...


No hay peros cuando se habla de amor. ¿Me amas?


Claro que sí. Desde el primer día. - le dijo a Raúl mientras sus labios se unió a los de él.


¿Estarás a mi lado toda la vida?


Te lo juro mi amor. Toda la vida y toda la eternidad.


Emm... cariño tengo que decirte algo.


Dime.


Que tengo que coger un avión. Quiero alejarme de aquí por un tiempo para que se calme todo un poco.


Ah - dijo un poco triste Arce que cambió las facciones de su cara repentinamente.


Tengo un billete más que me sobra, jejeje, por si me quieres acompañar - le dijo levantando su barbilla suavemente.


Claro que siiii.


Pues nada. Tenemos que cogerlo a las 21.00, así que cojo algunas cosas y nos vamos, no?


No espera. Tengo que coger algo de ropa y eso.


No, no te preocupes. Ya compraremos en Italia ropa.


No nene. No quiero eso. Voy a mi apartamento y cojo algo. Dame una hora y estoy aquí rápidamente. No tardo mi vida


Como quieras mi amor.


Y los dos se unieron en un hermoso beso carnoso que hasta sus entrañas ardieron.


Ahora vengo mi amor - se despidió Arce.


Te espero impaciente cariño - le dijo con una sonrisa.


"Al fin estaremos juntos, ya nada podrá separarnos", pensaba Arce mientras con una enorme sonrisa salió de la casa esquivando a la gente que allí se agolpaba.


"Soy la persona más feliz del mundo", pensaba cuando:


Ah!!! - un grito seco salió de su boca.


 


Todos los periodistas que estaban en la puerta de Raúl callaron repentinamente y se volvieron para ver qué pasaba.


El cuerpo de Arce yacía en el suelo junto a un baño de sangre que lo rodeaba. Un coche que llegaba a toda prisa lo atropelló haciendo que Arce saliera despedido y su cabeza diera contra el duro asfalto que aun no le quitó el hilo de vida que le quedaba.


Todos salieron a su alrededor mientras que llamaban aterrorizados a una ambulancia, a la vez que el conductor se lamentaba entre gritos y sollozos de que no lo había visto.


Los guardaespaldas que vieron lo sucedido avisaron a Raúl de que un accidente se había sucedido frente a su casa y éste que tuvo una mala intuición salió corriendo de su casa hacia el bullicio de gente y con lágrimas entre los ojos pedía a Dios que por favor no fuera él.


Al llegar, allí lo vio. Con sus hermosos ojos verdes inundados de tristeza con la vista perdida. Raúl se arrodilló llorando a su lado y cogiendo su mano le decía:


Arce, por favor, no te me vayas. No me dejes solo. Te amo amor mío. No me dejes, por favor. Todo esto lo hice por ti y ahora tu me dejas así.


Lo siento Raúl - dijo Arce casi como un suspiro sin poder apenas respirar.


Cariño, no me dejes. Tenemos que pasar la vida juntos. Lo prometimos. Me lo prometiste.


Te amo Raúl - alcanzó a decir Arce mientras una lágrimas resbalaba por su cara y sus ojos se iban cerrando muy lentamente.


Te amo, te amo, te amo. Arce no te duermas, no lo hagas. No me dejes. NO!!!!!!!!! - terminó gritando Raúl tras ver que había perdido a quien más amaba.


Y posó sus labios con los de Arce mientras que llenaba su cara de lágrimas.


 


 


 


 


♥ LAS DECISIONES DEBEN TOMARSE EN SU MOMENTO JUSTO PORQUE EL TIEMPO PUEDE HACER CAMBIAR LAS COSAS CUANDO MENOS TE LO ESPERAS ♥


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