Estaba decidido a hacerlo, si bien habían teñido su pelo hace poco por su último video, un pequeño comentario lo hizo cambiar de parecer y rogarle –casi de rodillas– a las estilistas que hicieran lo que le pedían. No le costó nada hacerlo: una pequeña sonrisa, un movimiento rápido de pestañas, el juntar sus manos, y poner los ojitos de perrito –tal como Jjong le enseñó –, hizo que las estilistas se desmayaran prácticamente, eufóricas de felicidad: Lee TaeMin les estaba pidiendo que tiñeran nuevamente su cabello. Las estilistas, si bien no sabían la razón, nada le podían negar; por lo menos, no a él.
Lo llevaron al salón, en donde éstas se peleaban por mojarle el cabello, para cortárselo y después teñirlo; se escuchaban sus murmullos y sus insultos a la que logró posicionarse para hacer el cometido. Simplemente se dejó llevar. Ya no sabía lo que le estaban haciendo, se quedó callado, cerró sus ojos y sumiso en sus pensamientos, comenzó a recordar nuevamente lo que cierta persona le había dicho unos días atrás.
– ¿No te gusta como quedó mi cabello? –
– Claro que me gusta tonto, sólo que... –
– ¿Sólo que...? –
– Me gustaba más cuando estabas algo castaño, casi rubio, te veías más niño... –
– ¿Es por eso? ¿Más niño dices? –
– No, no es eso, no lo tomes a mal... Es que simplemente me gustabas más así... –
– ¿Qué? – Se impactó el pequeño, creyendo que entendió mal.
– Tu cabello... – Y miró hacía un costado.
– Ah... – Algo decepcionado escuchó la respuesta del mayor.
– Pero no pienses mal, el rojo te queda bien, pero sigo diciendo que el rubio me gusta más – Le sonrió.
– Bien, era sólo eso... –
– Si... –.No le habló más y siguió con lo que estaba haciendo.
Y así había acabado la conversación, no lo miró más. Se había sentido mal, ¿tan mal le quedaba el cabello, para que cada vez que lo encontrara, éste no lo mirara? Sí, después de ese día MinHo no había cruzado palabra con él. Se sentía incómodo, creyendo que algo había hecho mal. Sentía que algo le echaban sobre el cabello, eso había sido todo. Lo había logrado, estaba tiñendo su cabello de rubio nuevamente, tal como a MinHo le gustaba.
¿Por qué lo hacía? Aún se preguntaba, pero no hallaba respuesta, le gustaba ver a Minho feliz, y era la primera vez que el mayor se sentía algo incómodo junto a él. Si bien anda podía hacer, aunque sea teñirse el pelo nuevamente podía ser un intento de cambiar algo.
– TaeMin, hemos terminado, sólo falta el enjuague y te secaremos el cabello – Le dijo una de las estilistas.
– Claro, no hay problema Noona, gracias – Hizo una pequeña reverencia, apenas agachando su cabeza en un pequeño movimiento de arriba abajo. Se quedó allí un rato, leyendo una revista de moda que había por allí encima.
Tenía muchas fotos de modelos, paisajes, muebles y esas cosas. Se quedó admirando las fotos y la información que salía de la piel, la salud, tips de bellza, etcétera. Cerró la revista algo impactado, y vio la portada: era una revista para mujeres. Si bien no tenía problemas en leer cosas para chicas, se sentía algo avergonzado, todas las estilistas hablaban entre ellas apuntando la revista y mirándolo a él. Tenía claro que al momento de soltar la revista todas se lanzarían a quedársela.
Pasaron los 30 minutos que tenía que tener con la tintura sobre su cabeza, y le enjuagaron el cabello. Se veía rubio de nuevo, tal como él esperaba. Sonrió y lanzó una pequeña risita, lo había logrado. Le secaron y peinaron su cabello, acomodándolo. Se le veía espectacular. Agradeció a las Noonas estilistas que le ayudaron y salió corriendo de allí buscando a MinHo.
Corrió por todos lados, empujando a quién se le cruzara en su camino, gritando después un “¡Lo siento!”. Entró a la sala de ensayos y ahí estaba MinHo bailando frente al espejo gigante de la sala.
– ¡MinHo! – gritó sosteniéndose del marco de la puerta, agitado y recuperando su respiración.
– Minnie, ¿qué pasa? – le dijo aún bailando sin parar mirándose al espejo.
– Mírame – Le dijo sonriendo ampliamente.
– ¿Para que quie…? – se había girado a verlo y dejó de bailar inmediatamente mirando el nuevo color de cabello del pequeño – ¿Volviste a teñir tu cabello? –
– Sí, ¿no te gusta? – le miró decepcionado.
– Claro que me gusta, ¿no te lo había dicho ya? – El más joven se sonrojó mirando hacía un costado.
– Sí, me habías dicho… Es por… Es por eso que volví a teñirlo… –
– Mi pequeño, no tenías porqué hacerlo – Fue caminando hacia el más bajo, sonriéndole –
– Pero a ti no te gustaba mi otro color… –
– Nunca entiendes las indirectas pequeño – Y se rió deteniéndose frente a él, mientras el maknae le miraba con cara de no entender nada.
– ¿A que te…? – El más alto calló al pequeño con un dedo sobre sus labios, mirándolo a los ojos y sonriendo.
Estaba nervioso, el corazón le latía a mil, casi sentía como se le salía del pecho y una felicidad indescriptible le corría por las venas. El más alto se había acercado, y pasando un brazo por encima del hombro del pequeño, tomó la puerta y la cerró. Le volvió a sonreír, con esa sonrisa de comercial que simplemente le encantaba al pequeño, que le hizo sonreír también, entonces el mayor sacó su dedo de allí, ambos sonriéndose cómplices. Entonces fueron acortando las distancias, hasta casi rozar su labios y volvieron a sonreír, el más bajo pasó sus manos por los hombros del más alto, mientras éste lo acercaba por la cintura. Ya no había espacio entre los dos, un beso pausado, sincero y apasionado, explorándo esos labios vírgenes, había sido la respuesta de MinHo hacía el maknae, que le había quedado sin duda: al mayor no sólo le gustaba su cabello y por fin lo había entendido.