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Cambio de papeles por Ruu Ochibisan

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Notas del fanfic:

Inazuma Eleven no me pertenece, yo sólo escribo fanfics sobre esta serie sin ánimo de lucro y con el único fin de entretener a los lectores ^^=

Notas del capitulo:

¡Ye-he-hey! >////< Como prometí, aquí está mi nuevo fic de Inazuma Eleven. Advierto que al principio es muuuuy confuso, y puede que no os entereis de nada, pero más tarde todo tendrá sentido ewe. Por cierto, si teneis alguna duda, no dudeis en preguntarla, yo con mucho gusto os responderé ^3^ ~~Besos~~

¿Por qué a Nosotros? ¿Por qué a mí? ¿Por qué? No lo entiendo, no entiendo nada de nada… ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Ya tengo demasiado con soportar la vida que llevo, y lo que he tenido que vivir, para que ahora me ocurra esto… ¿Por qué?


 


XxXxXxXxXxXxXxXxX


 


-¿E-estáis todos bien? –Preguntó a duras penas un joven pelirrojo que se encontraba en el suelo, buscando con la mirada a sus compañeros. El muchacho se levantó, por suerte no estaba herido, y empezó a avanzar a ciegas por la habitación, por culpa del espeso humo que había provocado la explosión. Estaba buscando a sus amigos.


Anduvo con cuidado unos cuantos metros, hasta que tropezó con un cuerpo. Se sentó a su lado, para intentar diferenciar de quien se trataba, pero el molesto humo le dificultaba la visión. Por suerte puedo conseguir distinguir el color verdoso del pelo de aquel chico.


-¡Mido!- Acomodó la cabeza del peliverde sobre su regazo y empezó a palmear sus mejillas para que volviera en sí.


El moreno entreabrió los ojos con algo de esfuerzo y comenzó a toser por el humo que había aspirado. El pelirrojo le masajeó la espalda hasta que dejó de toser y luego le abrazó con fuerza.


-¡Qué susto me has dado! –Susurró al oído del peliverde con un tono de voz triste y alegre al mismo tiempo -¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? –Preguntó con bastante nerviosismo el chico de cabellos rojizos.


-N-no, estoy bien –Contestó el secamente moreno. Parecía sorprendido ante el trato tan cariñoso que le daba el otro chico.


El pelirrojo suspiró aliviado y volvió a abrazar al moreno –Menos mal… - Se separó unos centímetros del muchacho y le acarició la mejilla con mucha delicadeza. Acercó sus labios a los del moreno para unirlos en un pequeño beso.


-Mido… -Susurró mientras volvía a abrazar  a su pequeño. Hasta que el peliverde lo empujó con fuerza, separándolo de su cuerpo y haciendo que el otro joven cayera de espaldas.


-¿¿CÓMO QUE ‘’MIDO’’?? –Preguntó enfurecido el chico de ojos negros mientras se ponía en pie y cruzaba los brazos a la altura del pecho.


-¿Mido-chan? ¿T-te encuentras bien? –Se empezó a Masajear la cabeza, dónde se había dado contra el suelo.


- ¡Y dale con ‘’Mido’’!  Burn, esto no tiene gracia – Dijo el peliverde muy seriamente, mirando con frialdad al pelirrojo.


-Mido, creo que estás alucinando. Será mejor que te vea un médico –El pelirrojo cogió del brazo al peliverde, con intención de salir de la sala y llevarlo al hospital, pero este rompió bruscamente el agarre y retrocedió.


-Haruya, ya basta –Habló enfurecido el peliverde. Sus ojos no parecían los mismos de siempre.


-Mido, me estás asustando –Se acercó a él nuevamente e intentó tocarle la frente para comparar temperaturas, pero el moreno le golpeó la mano antas de que llegara a tocarlo.


-¡Te he dicho que pares! –Retrocedió nuevamente y lo miró con enfado.


 Al ver que el otro chico lo miraba confuso, sin entender nada, su mirada cambió a una de preocupación.


-Burn… -Hizo una pausa- Esto no tiene gracia – Dijo el moreno, con la esperanza de que el comportamiento de su chico sólo se tratara de una broma pesada.


El pelirrojo estaba a punto de responder cuando escucharon una voz conocida, que parecía estar muy cerca de ellos.


Escucharon unos pasos aproximarse a su posición y al poco pudieron distinguir unos hermosos ojos azules, bañados en preocupación, y unos alborotados cabellos blanquecinos a menos de dos metros de distancia. La capa de humo ya empezaba a disiparse.


-¿Habéis visto a Suzuno? ¡No lo encuentro por ningún lado! –Gritó alterado el peliblanco mientras se acercaba a ellos.


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Todo esto es tan ilógico, tan surrealista… Debo estar soñando, Tiene que ser un mal sueño, una pesadilla. No puede ser verdad, me niego a creerlo.


 


XxXxXxXxXxXxXxXxX


 


Los dos jóvenes lo miraron totalmente confundidos. El peliverde se cayó al suelo por la impresión. Le temblaban las rodillas, y no podía apartar la vista del rostro del peliblanco.


-¿Te encuentras bien Mido? Estás pálido –El albino se acercó al peliverde y le extendió su mano para ayudarlo a levantarse.


-Esto no puede ser... –Susurró para sí mismo, retrocediendo, ignorando la ayuda del ojiazul.


-¿Qué le oc…? - No terminó la frase. Cuando se fijó en el rostro del pelirrojo que estaba a su lado casi se le escapa el alma por la boca.


-¿¿PERO QUÉ…?? –Gritó el albino mientras se separaba del otro chico. Se había quedado sin habla.


-Suzuno ¿Qué ocurre? –Preguntó asustado por la reacción de su compañero.


-T-tú… -El ojiazul le señalaba con temor -¿Q-quién cojones eres tú?-.


 


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Tiene que ser una broma. Una jodida y apestosa broma pesada. ¿Qué se supones que tengo que hacer ahora? ¿Sigo siendo yo? ¿Soy otra persona? Dudo mucho que exista un manual de instrucciones para este caso…


 


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-Suzuno, tranquilízate, soy yo, Hiroto –Habló con serenidad el pelirrojo, intentando así calmar al ojiazul.


-No soy Suzuno –Contestó el albino, totalmente perdido -¿En serio que eres tú, Hiroto?


-¿Qué pasa? ¿Es que no me reconoces?-


-¿¿Cómo quieres que te reconozca así?? – Le señaló acusadoramente. El pobre albino estaba histérico.


-¿¿Así, cómo?? –Gritó el pelirrojo, que estaba a punto de colapsar. No entendía nada de nada. ¿Por qué todo el mundo actuaba tan extraño?


-¡¡Cómo yo!! –Gritó nuevamente el peliblanco, que poco  le faltaba para empezar a arrancarse al pelo de un ataque de nervios.


El pelirrojo lo miró angustiado. Algo muy malo le estaba ocurriendo a sus compañeros.


-No os mováis de aquí, iré a buscar a Nagumo – Dijo el pelirrojo mientras empezaba a caminar, para empezar a buscar al otro pelirrojo entre la niebla que se había formado. Pero fue detenido por el peliverde, que por fin había reaccionado.


-Haruya, por favor –Le cogió del brazo y se abrazó a él –No sigas… -Habló en bajo, casi en un susurro.


El pelirrojo se separó del ojinegro y continúo su camino. Le dolió en el alma haber tenido que ignorar las súplicas de su adorado novio, pero sabía que era por su bien. En cuanto encontrara a Haruya, los llevaría a todos al hospital. Ese humo les debía de haber afectado.


No le hizo falta gritar el nombre del ojiambarino, ya que escuchó unos gritos que lo llamaban. Siguió andando, guiándose por el sonido de la voz que lo llamaba.


Tras andar perdido en la niebla unos largos segundos, localizó el cuerpo del chico, sentado y con las manos en su boca a causa de la tos.


Se acercó a él a toda prisa y se arrodilló a su lado.


-¿Estás bien? –


Cuando el chico dejó de toser lo miró a los ojos, fue entonces cuando el pelirrojo dejó de respirar a causa del shock.


Se estaba viendo a sí mismo. Sus ojos verdes, su pelo rojo y liso, su ropa… Todo, absolutamente todos sus rasgos, reflejados en ese cuerpo al que ahora ayudaba.


 


-Nagumo… ¿Te encuentras bien?


 


XxXxXxXxXxXxXxXxX


 


Parece una absurda idea sacada de una serie de dibujos… ¿Quién va a creerme? ¿Quién va a creernos? Cuando les diga que yo no soy quien ellos piensan que soy, que mi apariencia no es la verdadera, que este rostro que ven no me representa… Que sin saber cómo, hemos intercambiado nuestros cuerpos.


 

Notas finales:

... ¿Qué tal? >////< espero que os hayais enterado de algo n////nU si no, no os preocupeis, que en el primer capítulo se explica todo OwO ~~Nos leemos~~


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