Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido Daniel por Bloody Pain

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, he aquí el primer y único capítulo. Agradezco sus críticas y/o aplausos xD.

 

Querido Daniel:



Sábado, 30 de octubre del 2010.

Lee esto con atención, por favor:


Aquella vez llegué borracho, me habían ascendido de puesto en el trabajo y la felicidad no podía ser más grande. Al llegar a mi casa todo me daba vueltas, mis pies no coordinaban y mi voz susurraba tu nombre; no podía esperar para contarte tan enorme noticia. Me dirigí a tu habitación para avisarte, para que me felicitaras, para que me apreciaras un poco más de lo que ya lo hacías. Pensé que tal vez estarías despierto y  estarías leyendo uno de tus libros como de costumbre, pero no. Aquella noche por algún motivo te fuiste a dormir más temprano, habías decidido no esperarme, no saludarme ni preguntarme cómo me fue en mi trabajo. 

Me acerqué a tu cama intentado hacer el menor ruido posible. Me aproximé bruscamente a tu mejilla sin detenerme a observar, como todas las noches, tu rostro sonrojado mientras duermes, tus labios entreabiertos y las finas gotas de sudor que se deslizan por tu blanquecina frente. Besé la tibia piel de forma áspera, sin esforzarme por no despertarte. 

El problema fue que algo comenzó a molestarme, a inquietarme, algo que en mi estado no me importó en lo más mínimo. Cada vez que te veía no podía evitar excitarme, tu cuerpo era menudo, tu piel tersa, tus labios rojos y tus ojos traviesos. Pero por supuesto no podía darte nada más que simples abrazos, y a veces roces indirectos cuando pasaba por tu lado, porque simplemente no podías ser mío. 

—Daniel… —te llamé, pero no me respondiste más que con movimientos inocentes, no querías despertarte. 

No me molesté en seguirte llamando, no me interesaba. Estaba excitado, estaba solo y tú durmiendo; nadie nos escucharía, nadie te escucharía. ¿Entonces, por qué me detendría? Acerqué mi boca a la tuya para mezclar mi agrio sabor con el tuyo, aquel sabor a dulces, a juventud. Tus ojos se abrieron asustados, no sabías lo que ocurría, ni porqué lo hacía. Mi mano sostuvo las tuyas con gran facilidad, te movías y te preguntabas qué ocurría, pero yo no te escuchaba, nadie lo hacía. 

Mi otra mano comenzó a acariciar tu pequeño cuerpo, aquel cuerpecito que desde hace trece años deseaba tocar, el mismo en el que pensaba mientras me masturbaba cada noche. Levanté tu camisa para sentir tus rosadas tetillas, pequeñas y tibias. Pero eso no me interesaba mucho, no me complacía demasiado; asalté entonces tus pequeños pantalones, buscando aquel círculo pequeño y virginal, aquella entrada que tanto quería probar. Al encontrarla comencé a penetrarla con mis dedos que para ti eran gruesos y dolorosos. Quería escucharte gemir de placer, pero sólo oía gritos de dolor, de auxilio. Me molesté contigo y aprisioné tus labios con los míos, mordiéndolos, rompiéndolos, sacándote sangre sin compasión alguna.

Sí, aquella noche te hice de todo, pequeño mío. Te arrebaté lo que para ti era más importante, te lastimé con mis impulsos, mi fetichismo y mis parafilias. Te robé tu orgullo y tu dignidad. 

Por eso estoy aquí, en el precipicio de la perdición, con una pistola que apunta a mi cabeza mientras espero perder el equilibro y caerme de este puente, para así hundirme en el mar. Dile a tu madre, hijo mío, que te cuidé todo lo que pude, que te amé con todo mi corazón, incluso más de lo que le había prometido. Dile a tus hermanas, hijo mío, que por más que les dijera que a todos los quiero por igual, mentí; sólo te prefiero a ti, al más alegre y hermoso de la familia. 

Ahora mismo seguramente lees esta carta con gran odio, odio hacia tu padre, el mismo que te dio la vida y la cuidó por muchos años. Tal vez en este momento ya estoy muerto en el fondo de un lugar, donde nunca podrás encontrarme, donde nunca volveré a lastimarte. Sólo espero que me perdones, pero que nunca olvides esto, que nunca confíes en nadie ya que te puede fallar como lo he hecho yo. Espero que encuentres a una esposa o… esposo adecuado, que te quiera y te aprecie, que te libere de la cicatriz que he dejado en tu pecho, justo donde está tu corazón.

Adiós, hijo mío. 

Att: Eduardo, tu padre.




Luego de leer aquella carta Daniel la tiró a la basura, estaba lleno de lágrimas y enojo. Su padre nunca le permitió hablarle, y ahora se había suicidado pensado que su hijo nunca le correspondió.

Notas finales:

¿Les gustó?

Espero que sí ;_;

¡Espero reviews!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).