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Sólo una noche, quizás dos. por NicoleMonsterDaaw

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Notas del fanfic:

 

Los personajes no son míos bla bla bla.

Si fueran míos, los tendría para mi propio deleite.

Notas del capitulo:

Para mi amiga Tamara H. ♥ :D Te lo dediqué a tí porque estabas triste por que terminó Harry Potter y lo hice con mucho cariño para tú ese día, para que subieras tus animos, babe ~

El fic está inspirado en tiempos de Lucifer, con esa foto grupal que todos salen alrededor de MinHo con su extraño gorro y esos abdominales que envidiar –y que dejan que desear– y TaeMin sale lejitos mirando hacia otro lado.

Me pasé el medio rollo, y bueno, aquí está.

Disfruten :)

Sólo una noche, quizás dos.

 

 

Se despertó agitado, con las sabanas enredadas en sus pies, con media tapa afuera, con la polera hasta arriba y sudado a más no poder. '¡Por favor, no, no de nuevo!' se repetía y gritaba mentalmente mientras esperaba que sus cinco sentidos se activaran completamente. Se sentó en la cama, mirando hacia todos lados, se acomodó su largo cabello castaño que yacía pegado sobre su frente, acomodándose la pijama y esperando lo peor. Levantó las tapas de su cama, mirando hacia abajo. Las bajó rápidamente rojo de vergüenza, ¡por Dios!, quería que la tierra lo tragara, que se hiciera una grieta gigante exactamente en dónde él estaba y que lo desapareciera de allí. ¡Era la 3era vez que despertaba así! Y no le acomodaba mucho ver a su "amigo" allí, levantado y pidiendo atención. Era la tercera vez que le sucedía y seguidas, todo después de ver a MinHo en toalla. Su nota mental de hace tres días es: jamás esperar el baño después de MinHo, si bien este salía en toalla, hace exactamente 3 días salía con una toalla pequeñísima. Apenas lo cubría –sí, "eso" apenas cubría también– y al pequeño le ponía los nervios de punta. Se preguntaba mentalmente el por qué MinHo lo torturaba así.

 

Sí, estaba completamente convencido de que MinHo lo hacía a propósito: porque el día anterior de que empezara a salir con esa pequeña toalla, Jjong entraba después de él, pero el flojo del dinosaurio quería dormir más, entonces entraba él. Y mágicamente –nótese la ironía– apareció con esa toallita –no le alcanza para toalla– envolviendo sus caderas y con otra sobre sus hombros, el pequeño creía que la que tenía sobre los hombros era más grande que la que cubría sus caderas. No, no lo creía, estaba completamente seguro. Para colmo del pequeño, no era capaz de secarse completamente, y veía como las gotas bajaban lentamente por su pecho y su espalda, marcando su trabajada figura: creía que hasta las gotas de agua tenían un complot contra él.

 

Se levantó de la cama rápidamente tomando un cojín tapándose avergonzado. Miró la hora, eran las 6:45 AM, le quedaban 15 minutos para mejorar su "problema" antes de que Key se levantara para entrar al baño. Abrió la puerta de su habitación, sacó la cabeza y miró para ambos lados del pasillo. No había nadie y se escuchaba todo en silencio, era raro no escuchar ruido en el departamento, usualmente después de las 7:00 AM sólo se escucha Key gritándoles a todos por levantarse tarde.

 

Corrió –casi volando– hacia el baño, para cerrar la puerta rápidamente y ponerle pestillo. Joder, se le había olvidado prender el calefón, y es que siempre Key lo prendía para los demás. Se acordó de su problema de nuevo; el agua fría no le haría mal por el momento. Se comenzó a desvestir y a tirar las ropas al piso y se miró avergonzado. No quería hacerlo de nuevo, lo avergonzaba, se sentía sucio, un depravado, un competo pervertido. Maldecía a MinHo por lo bajo mientras daba el agua fría, quedándose bajo ésta, por haberse metido en sus sueños de nuevo. No precisamente en un sueño bonito, tranquilo como lo que usualmente tenía, no, claro; tenía que meterse en "esa" clase de sueños que el menor no estaba acostumbrado a tener, no tantas veces y menos seguidas, por supuesto sin él allí también. Las hormonas le estaban jugando una mala pasada.

 

Volvió a recordar su sueño, y aún no creía cómo podía ser sometido así, ¡ni siquiera sabía como se hacía hasta que lo soñó!, tenía una idea, pero no explícita, incluso seguía pensando si realmente se podía hacer de esa manera. Tan…tan…de esa manera. Lo que creía el pequeño que era peor, era como le pedía por más, ¿dónde había quedado su dignidad? Jamás se habría imaginado de esa manera, abajo, sudando, pidiendo por más y con MinHo sobre él cumpliendo cada cometido. Comenzó a pensar como sería sí... ¡No! Se golpeó mentalmente y cantando la primera canción que se le vino a la mente, se quedó bajo el agua fría.

 

     – ¡TaeMin! ¿¡Te puedes apurar!? ¡Llevas media hora allí bajo el agua! – Se escuchaban los gritos de Kibum, era demasiado bueno para ser verdad que la casa estuviera callada por tanto tiempo –. ¡Estamos esperando con MinHo!

     – Demonios... – Susurró y cortó el agua, el susto que le dio Key fue suficiente para calmar sus hormonas que estaban por los cielos –. ¡Ya salgo! ¡Deja secarme!

     – ¡Bien, apura! – Fue lo último que escuchó para salir de la ducha y mirar el baño sólo con su ropa. ¡Perfecto! Se le había quedado la toalla.

     – ¡Key-ssi! ¿Me puedes traer una toalla? – Gritó hacia la puerta temblando de frío.

     – Si quieres te la traigo yo, Minnie – Casi se desmayó allí mismo, no, no quería que MinHo entrara al baño a pasarle la bendita toalla.

     – Huh...– No alcanzó a responder cuando MinHo golpeó la puerta.

     – Abre Minnie, tengo la toalla aquí.

 

Caminó con los nervios de punta hacia la puerta, temblando de frío y con la vergüenza recorriendo sus venas, se sentía apenado. Sacó el pestillo y MinHo abrió la puerta dejando ver su mano con la toalla en ella, TaeMin rápidamente la tomó, MinHo sacó su brazo y el pequeño cerró la puerta suspirando aliviado, sin saber lo que pasaba detrás de la puerta.

 

El más alto estaba completamente rojo, sonriendo para sí. MinHo no pudo evitar ver por la rendija de la puerta que se abría para recibir la toalla, mirando el espejo que le daba justo en el ángulo perfecto para ver detrás de la puerta, que en donde, avergonzado, se escondía el pequeño.

 

Pudo ver su silueta perfectamente, su cabello mojado pegado a su cara y las gotas de agua que se deslizaban lentamente por su cuerpo, ya que el vidrio no estaba empañado en lo más mínimo, simplemente pudo ver todo a lujo y detalle, casi sacando una foto mental. Se preguntó si se bañó con agua caliente, pero después lo volvió a pensar. Se rió para sus adentros, aún sonrojado. Estaba logrando su objetivo con el más bajo: volver locas sus hormonas de adolescente.

 

Esa tarde tenían la sesión de fotos para Lucifer, tenían que llegar a las 10:30 AM a la compañía. Llegaron a tiempo a la sala –gracias a los insistentes gritos de la madre del grupo–. Las estilistas emocionadas, como siempre, comenzaron a preparar a los chicos para la siguiente toma. Terminado el maquillaje, el peinado y la depilación de cejas –que en ese momento, Jjong necesitaba– les pasaron los trajes para irse a cambiar. Aún se sentía algo incómodo con su traje el más pequeño –ya que éste no tenía polera–, era más simple que el de los demás, aunque no lo hacía sentir mejor; mientras que todos los otros lucían y hablaban y alardeaban de cómo se veían. Key no dejaba de elogiar la espalda bien trabajada de JongHyun, éste ponerse rojo, Onew reclamando que la polera le quedaba gigante y se veía gordo y que MinHo se veía ridículo con esa cosa peluda sobre su cabeza, molestándolo y diciendo que era una rata muerta con forma de gorro.

 

Los llamaron a todos para la sesión. Primero iba a ser individual; los fueron llamando uno por uno, partiendo por las ropas que tenían todos ese momento. El pequeño estaba nervioso, no se podía olvidar del incidente de la mañana y le daba una vergüenza horrible mirar al más alto. Y precisamente comenzaron con él. Estaba con una polera blanca y una chaqueta plateada encima, con unos pantalones bastante ajustados y unos bototos espectaculares. Iban a empezar con las fotos cuando lo llamó una estilista.

 

     – ¡MinHo-ssi! Te haz equivocado.

     – ¿En qué Noona?

     – Esa polera – La apuntó. – No va con tu traje de esta sesión, va con la del video, la próxima, ¿no escuchaste cuando te avisé antes que no te la pusieras?

     – Huh, creo que no... Perdón entonces..

 

Hizo una reverencia avergonzado y se sacó la cosa peluda que simulaba ser un gorro de su cabeza. Se sacó la chaqueta lentamente mirando a TaeMin, que rojo, no le podía quitar la vista de encima, el más alto sonrió y dejó la chaqueta entre sus piernas, tomó la orilla de la polera y lentamente la fue subiendo, dejando ver sus trabajados abdominales.

 

El pequeño casi de desmaya; no por el hecho de que MinHo se haya sacado la polera lentamente, mostrándole sus abdominales muy bien trabajados junto a esos oblicuos que dejan que desear y fantasear y sin quitar la vista de él, si no porque el más alto terminó de sacarse la polera, con una sonrisa provocativa en sus labios y soltando una pequeña risita, mirando al menor una y otra vez. Quería que la tierra lo tragara por segunda vez en el día y en tan pocas horas. Empezaría la toma grupal después de eso... No quería salir cerca del más alto y lo evitaría a toda costa. Fotos mirando hacia otro lado, alejado del mayor, intentando mirar a la nada, distrayéndose… Sería un día largo.

 

 

Terminó la sesión de fotos y quedaron espectaculares, en dos días grabarían el video y luego la sesión de fotos con la ropa de éste. Si, junto a la famosa polera que hizo que el pequeño se quisiera morir por segunda vez en el día. Llegaron a su departamento completamente cansados, era agotador estar allá toda una tarde –consecuencias de ser famoso–, pero nada podían hacer, más que convencer al fotógrafo para que los dejara ir pronto.

 

TaeMin no dejaba de bostezar, arrastraba los pies y apenas llegó a su cuarto, dejó la puerta abierta y sólo se tiró en la cama. Cerró sus ojos mientras escuchaba que lo llamaban a lo lejos, no se dignó a mover, ya lo llamarían de nuevo. Ahora sólo quería…

 

Se sentía cómodo, sentía que su cabello se movía a un ritmo lento y que alguien susurraba una canción que se le hacía bastante conocida, o eso creía. Se acomodó sentándose en la cama, sobándose un ojo y bostezando, abriendo su boca lo más que podía y escuchó una risa.

 

     – ¡MinHo-hyung! – Casi le dio un infarto ver al más alto sentado a su lado sonriéndole como si nada pasara, a pesar de que es el pequeño el que se preocupa y exagera todo en demasía – Hyung. Me asustaste, digo, ¿qué hace acá? – Intentó sonar lo más respetuoso posible sin gritarle a la cara que se fuera de su habitación.

     – Te venía a buscar para que fuéramos a comer, Key-ssi tiene la comida lista – y le sonrió de nuevo acariciándole los cabellos –, pero me quedé aquí contigo – Y volvió a sonreír más ampliamente.

     – ¿Po-Por qué? – Tenía los nervios de punta y se estaba mordiendo el labio.

     – Porque me llamabas en sueños, por eso me quedé aquí.

     – ¿¡Qué!?

     – Si, por es–

     – ¡Te juro que no fue mi intención! – Le interrumpió – ¡Hace días que es así y no sé qué hacer! ¡Perdón, perdón, ya no sé que hacer MinHo-ssi!

     – ¿De verdad? – preguntó incrédulo.

     – ¡Si! ¡Me estoy volviendo loco! ¡Te apareces en mis sueños y después no puedo volver a dormir! ¡Hace días me pasa lo mismo! ¡De verdad que no sé que hacer! – Habló sin pensar, aún sin decirle la completa verdad. Se avergonzó y aceleró aún más. Escuchó la risa de MinHo a su lado y los nervios le subieron de nuevo. Al mayor le gustaba ver al pequeño morirse de nervios.

     – Lo decía en broma pequeño – Y se volvió a reír.

     – ¿Q-Qué? – Casi se desmaya nuevamente. Definitivamente no era su día, quería que la tierra lo tragara de una jodida vez y que esta humillación se detuviera.

     – Sólo quería ver que decías... Creo que me pasé – Y le sonrió de nuevo. El pequeño avergonzado y completamente sonrojado apartó la mano de MinHo de sus cabellos y la sonrisa del más alto se esfumó – ¿Qué pasa?

     – ¿Puede...puede salir? –

     – No quiero – El pequeño le miró aún rojo y el más alto se acercó a él para besarle la frente – Me quedaré aquí.

     – Pero...–

     – Pero nada, me quedaré nada más – Se levantó y el más bajo lo siguió con la mirada, se dirigió a la puerta, sacó su cabeza por el pasillo mirando hacia todos lados, tal como lo había hecho en la mañana, cerró la puerta y le pasó el pestillo. El pequeño trago saliva lentamente.

 

MinHo se acercó a la cama y pasó por arriba del pequeño, acercándose a él, quedando frente a frente, corriéndole el largo y castaño cabello de los ojos. Y miró sus labios, entre abiertos y rosados, ansioso por probarlos. Acercándose más, rozándolos suavemente, haciendo que el pequeño se pusiera más nervioso y rojo de lo que estaba.

 

     – Entonces... ¿qué soñaste conmigo? – Le dijo susurrando sobre sus labios vírgenes.

     – Yo...yo... –

     – Me gustas pequeño – MinHo sonrió, no aguantó más y lo besó.

 

Un beso pausado, dejándose encontrar y explorar se hizo presente en la habitación, los inexpertos labios del pequeño jugaban con los del más alto, apenas dejándolo respirar. Sus manos pronto empezaron a reaccionar y comenzaron a recorrer el cuerpo del otro, sobre la ropa que los cubría, para luego MinHo colar sus manos bajo ésta.

 

El pequeño se estremeció por el frío contacto, y pasó sus brazos por el cuello de MinHo, dejándose llevar y profundizando aún más el beso. El más alto fue sacando la ropa el pequeño que bajo éste suspiraba, cerraba los ojos y se sometía por el mayor. No caeré, TaeMin, detente. MinHo pasaba su mano por sobre la ropa interior del más bajo, que sólo ahogaba los gemidos en el beso, el primer beso que tanto esperaba.

 

Los pantalones le apretaban y los gemidos de TaeMin no le ayudaban en nada, en un movimiento rápido y desesperado pudo sacarlos. Puso una de sus piernas entre las del más bajo, y bajó su cuerpo, sonriendo por el sonoro gemido que había emitido el pequeño por el contacto de sus miembros ya despiertos. Comenzó a gemir y a suspirar nuevamente cuando MinHo comenzó a lamer su torso y tocar sus abdominales, torturándolo.

 

Comenzó a bajar dejando un camino de besos y saliva. Llegó hasta la pelvis para besar su miembro ya despierto sobre la ropa interior, que retiró luego con los dientes.

 

     – Ah... ¿po-por qué... haces eso? – Dijo en un suspiro ahogado.

     – Tú sólo disfruta – Le calló con un beso apasionado y volvió a lo que estaba sonriendo lascivamente.

 

Tomó su miembro y se lo metió de lleno a la boca, el pequeño se estremeció completamente y gimió de placer. El cambio de temperatura cálido hizo que arqueara su espalda y que involuntariamente se comenzara a mover. Comenzó con un ritmo lento, para ir aumentándolo de a poco. Manoseaba por dónde quería y sus manos llegaban, mientras que el pequeño se ahogaba en placer. El más pequeño pasó una de sus manos por el cabello de MinHo, mientras que con la otra agarraba las sábanas fuertemente.

 

     – Ah, Min... MinHo...– apenas se le entendía palabra de lo que articulaba entre cada gemido que daba.

 

Estaba a punto de correrse cuando MinHo se detuvo y puso uno de sus dedos en la punta, masajeándolo y sonriendo. El pequeño no entendía nada, sólo se dejaba llevar por las hormonas que tapaban lentamente por el placer a su conciencia. MinHo masajeaba el miembro del pequeño aún con el dedo encima, mientras que se lamía 3 dedos de su otra mano, separó las piernas del pequeño y se posicionó para ingresar un dedo a su entrada, sintiendo como las paredes se estrechaban. Se estaba desesperando, quería sentir la estreches del más bajo por él mismo, pero se negaba a hacerle daño. Pronto posicionó otro, moviéndolo en círculos mientras se comía a besos el cuello del pequeño, distrayéndolo. Otro más, aún con desespero y pacentándose, esperando su turno.

 

     – Ah, Min...MinHo... Hazlo – El pequeño estaba envuelto en placer, con los ojos nublados arqueando la espalda, moviendo sus caderas en un vaivén desesperado.

 

MinHo se bajó lo que quedaba de ropa, mientras que el más bajo pasaba sus manos por dónde el iba despejando de estas, tenía que aprovechar de alguna u otra manera el momento. Paseó sus manos por los brazos de MinHo, le encantaban. Sus abdominales, esos oblicuos, esas piernas, todo tan completamente perfecto, incluso más que en sus sueños. Y un jadeo por parte del más alto lo trajo a la realidad de nuevo. Posicionando su miembro, entró lentamente para que el pequeño se acostumbrara. Un pequeño quejido lo alarmó, y se quedó allí quieto, mientras besaba y marcaba su cuello nuevamente. No pasó ni un minuto cuando dejó de quejarse del dolor y se comenzó a mover nuevo, apegando sus cuerpos, rozándose entre sí. Lo comenzó a embestir pausadamente, aumentando el ritmo a cada estocada.

 TaeMin sólo gemía de placer, arañaba la espalda del más alto, conteniéndose el gritar, tomó la cara de MinHo para besarla y ahogar, ambos sus gemidos, dentro del beso más pasional que se pudieron dar.

 

–        Mu-muévete… más... Ah... –

 

–        Mi-Minnie… Ah…–

 

Le pidió entre gemidos, y el alto comenzando a embestir más rápido y con más fuerza que antes, haciendo al pequeño tocar el cielo. Lo volvió a besar entre ahogados gemidos, para comenzar a masturbarlo nuevamente. Recorría de arriba abajo, masajeado su extensión en todo lugar. Pasaba sus dedos por la punta, y bajaba nuevamente para masajear y subir de nuevo en un vaivén a ritmo desesperado. La conciencia del más bajo se había esfumado apenas MinHo empezó a tocar puntos de placer que ni él mismo conocía.

Subía y bajaba con más intensidad que antes, al mismo ritmo que embestía, hizo que el más bajo se corriera en su mano gritando su nombre, un orgasmo que quedará en la mente del mayor para su propio uso. Un par de estocadas más, en el punto que sentía que se hacía cada vez más estrecho, las paredes del más bajo le apretaban, simplemente le enloquecía cada parte de él, y se corrió dentro del menor.

 

Un sonoro orgasmo por parte de ambos se escuchó en la habitación, se quedaron en dónde estaban, mirándose a los ojos, sonrojados y aún sin creer –por parte del más bajo– lo que habían hecho. Respiraciones entrecortadas y una leve capa de sudor cubría sus cuerpos cansados.

 

MinHo acomodó a TaeMin en las tapas, despacio mientras depositaba pequeños besos sobre sus labios, se quejó de la brusquedad con que salió de él, el mayor sólo se rió y lo abrazó por la espalda, besando su cuello y hombro nuevamente, susurrándole al oído una canción para dormir. El más bajo podría acostumbrarse a que le cantaran todas las noches así. Le acarició la espalda y calló dormido junto al pequeño.

 

El menor despertó en la mañana con unos fuertes brazos rodeando su cintura, y se avergonzó completamente. Se supone que no caería, y fue lo primero que hizo, vio a MinHo dormir plácidamente, le besó los labios carnosos que habías recorrido su cuerpo completo y se acomodó en la cama de nuevo moviéndose de un lado a otro, pasando uno de los brazos del más alto por sobre sus caderas, algo avergonzado, pero sonriendo. Y sintió como unas manos que se escurrían volvían a hacerle cariño en el cabello.

 

Después de todo, el día no fue tan malo –luego se las verían por dejar a Key con la comida lista–, porque pudieron hallar hasta en los momentos más oscuros esa pequeña felicidad de la cuál ninguno se había dado cuenta. Sólo necesitaban esa pequeña luz a su lado. El más alto le hacía cariño y le obligaba a abrazarle nuevamente, para besar su frente y sentirse avergonzado.

–        MinHo…– Susurró para sus adentros, con una boba sonrisa en su cara, creyendo que él mayor no lo había escuchado, pero la habitación estaba en silencio, sólo se escuchaban sus respiraciones.

 

–        ¿Huh? – Respondió en un quejido.

 

–        Nada – Sólo pudo sonreír como idiota y girarse para quedar frente a frente con el más alto, que volvía a tararearle una canción que hacía que se tranquilizara. Rozó sus labios en un pequeño beso y volvió a caer dormido, que se joda la compañía.

 

Para la próxima sesión de fotos, no le importaría sacar la polera que hizo que su día mejorara completamente.

 

Fin.

Notas finales:

Espero les haya gustado asdfgh. Es mi primer coso así (?)

¡Gracias por leer! Espero sus comentarios ~


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