El distinguido escritor Usami Akihiko, merecedor de diversos premios y reconocimientos, un hombre fuerte, varonil, independiente y dueño de una mirada seductora, así es como normalmente se le describe pero… ¿por qué en estos momentos se encuentra en esa sala de hospital, sentado en esas incomodas bancas amarillentas que seguramente una vez fueron de un blanco nacarado y porqué tiene la mirada perdida, por qué se ve cabizbajo, frustrado, triste y culpable?
Lo único que el peligris escuchaba eran gritos, llantos de niños y adultos, susurros; veía a doctores y enfermeras pasar con rapidez en frente de él.
-¡Akihiko!- escucho que lo llamaban. Volteo a su derecha y se encontró con el rostro preocupado de su mejor amigo. -¿e-estas bien?, ¿estás herido?, tienes sangre en las manos… y tienes golpes en la cara- Usami se levanto y se aferro al castaño abrazándolo con las únicas fuerzas que le quedaban. -Aki…-
-Misaki él… Misaki esta… fue mi culpa ¿qué voy a hacer si muere?... – Kamijou no estaba seguro de lo que había pasado; a eso de las 8 de la noche decidió llamar a su amigo de la infancia para pedirle amablemente, gritando, que le regresará los libros que le había prestado, lamentablemente el otro no contestaba ni en el teléfono de casa ni en el celular.
Para el quinto intento “El demonio Kamijou” despertó, decidiendo no rendirse.
A la llamada número 15 al fin el conejo se había dignado a contestar aunque lo que le dijo el peligris fueron puras incoherencias puros “Misaki”, “sangre”, “muerte”.
Eso lo asusto y no supo que contestar, pero luego Akihiko le susurro un “ven”, seguido de un “por favor” con una voz desesperada que nunca había escuchado, luego de descubrir donde estaba, se decidió a ir, no podía evitarlo, era su amigo después de todo.
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Definitivamente ese no era su día. Primero que nada era su aniversario con su Misaki, un año más juntos no es cualquier cosa, por eso planeaba una de sus celebraciones extravagantes, pero al estúpido de Isaka se le ocurrió que sería bueno que justo ese día asistiera a una conferencia de prensa, luego a una firma de autógrafos y finalmente una fiesta, todo el mismo día.
El escritor estaba listo para sacarlo a patadas de su casa, pero Misaki intervino.
-Usagi-san es tu trabajo, tienes que cumplir… además- el ojiverde se sonrojo completito antes de continuar –no solo se pueden hacer cosas de día... bien nos vemos más tarde tengo adelantar trabajo, adiós- concluyo rápidamente y subió a su habitación.
Misaki, Su Misaki ¿en serio había dicho eso?... usaría eso a su favor, claro que sí.
Esas simples palabras que para él implicaban un placentero ejercicio nocturno lo ayudaron a soportar fans locas, escritores matados, críticos, raros, propuestas de otras editoriales; lo único que reinaba en su mente era regresar con su pequeño.
-Me voy de aquí- dijo al llegar a la fiesta con su usual voz monótona.
-¿¡¡Qué!!?- exclamaron tanto el editor en jefe como Aikawa.
-Sensei pero si acabamos de llegar- expuso la editora asustada.
-No me importa- lo cierto es que no había planeado irse tan pronto, esta vez sí se iba a quedar un poco más que otras ocasiones, sonriendo y hablando amablemente, en conclusión siendo hipócrita, pero un extraño sentimiento se instalo en su pecho como si alguien estuviera tocando algo que le pertenecía…
¡Misaki!
-Me voy de aquí- hablo nuevamente mientras salía por la puerta
-Akihiko recapacita, al menos saluda a algunas cuantas personas- dijo Isaka.
Usami se detuvo a pensarlo, pero aquel sentimiento se volvió más fuerte y recordó el extraño comportamiento del castaño en las últimas semanas.
-No- exclamo rotundamente.
¬¬
Misaki cambiaba los canales, aburrido, canal, tras canal, tras canal…
-tantos canales y nada que ver- en ese momento llego a un canal en el que una mujer y un hombre parecían tener una conversación seria.
-Juan Marco de la Rosa… estoy embarazada- soltó la mujer, la música de fondo comenzó, era dramática, la cámara captaba la mirada de la mujer luego la del hombre, mujer, hombre, mujer hombre...
-¡No!- hablo al fin Juanji. –ese bebé no puede ser mío-
-¿De quién va a ser si no?-
-Pues no lo sé, tú eras una cualquiera (por no decir otra cosa)* cuando te conocí y no dudo que aún lo seas, quieres que me haga cargo de un hijo que no es mío… hazle como puedas- concluyo él cruelmente. La mujer cayó de rodillas en el lugar.
-¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!! , ¡NO ME DEJES!- exclamo histérica.
Misaki sostenía el control remoto fuertemente con ambas manos mientras sus ojos se volvían acuosos, sin ponerse a recapacitar en la sobreactuación de esos 2.
-Misaki- la caricia en su cabeza y esa fuerte voz lo regresaron a la realidad. Dio un pequeño brinco soltando el aparato haciendo que la televisión se apagará al chocar este contra el suelo.
-Usagi-san- exclamo asustado. El recién despertado escritor sonrió de lado al ver a su lindo novio.
-¿Por qué estas tan alterado?-
-¿YO?, ¿alterado?, ¿de qué hablas?, estoy bien- Akihiko lo miro no convencido.
-Desde hace unos días estas extraño-
-No, no, estoy bien, perfectamente- concluyó riendo nervioso. El mayor le dedico una mirada de seriedad con un toque de preocupación.
-Misaki, ¿me estas ocultando algo?- preguntó al tiempo que se sentaba a su lado.
-No- respondió sin encarar al sensei.
-entonces por qué no me miras- el castaño trago con dificultad, comenzó a girar con lentitud su cabeza para observar al otro pero antes de lograrlo Usami lo empujo recostándolo en el sofá, quedando el menor abajo.
-ah, Usagi-san, ¿Qué haces?- cuestiono con un tono de sorpresa como siempre pasaba cuando Akihiko realizaba ese tipo de acciones que no esperaba hiciera.
El escritor acercó su rostro al del recién graduado para unir sus labios, al hacerlo una corriente eléctrica lo recorrió, como siempre, sintió ese agradable calor alojarse en su pecho, como siempre, sintió la felicidad inundarlo, como siempre… y a pesar de tanto “como siempre”, no dejaba de ser igual de especial; no, mentía, cada beso era más especial que el anterior.
Al separarse de los labios del Takahashi, prosiguió a dar una caricia al otro con su nariz; desde la base del cuello hasta la sien. Lo que sorprendió al Usami es que ese pequeño roce hizo que el pequeño soltará un sonoro gemido.
-estas algo sensible hoy- afirmó. El ojiverde se sonrojó y empujo al mayor. Akihiko quedo de rodillas viendo como Misaki se levantaba rápidamente, extrañamente lo siguiente fue que el castaño iba de cara al suelo.
-¡Misaki!- dijo asustado apenas alcanzando a agarrarlo de la cintura. El de ojos esmeraldas tenía los ojos cerrados según pudo apreciar el más alto, aunque no estaba inconsciente, no pudo evitar aferrarse a ese delgado cuerpo con todas sus fuerzas. -¿Estás bien?- cuestionó.
-Sí- dijo bajito –es que me levante muy rápido y me maree- rió nerviosamente sin mucha fuerza. Lo tomó en brazos sin problemas y lo llevo directo a su habitación escuchando como otras veces las protestas de su inocentón amor.
Lo recostó en la cama con delicadeza para luego ponerse él encima.
-¿seguro de que estás bien?- preguntó de nuevo.
-Ya te dije que sí- hablo molesto pero al final termino sonriéndole suavemente. –Ahora déjame ir- intentó escapar sin lograrlo.
…
Recordaba perfectamente el ejercicio nocturno realizado aquella vez y no podía evitar sonreír pervertidamente… digo… amorosamente.
A pesar de todo Misaki no dejaba de estar extraño como cuando lo encontró hincado en la cocina algo pálido y le dijo que estaba buscando un tomate o cuando lo escucho vomitar y le dijo que era porque había comido muchos de esos dulces que le traía Aikawa o la vez que… ¡mierda! Por qué lo había dejado solo, aparte este sentimiento que no lo dejada.
-Akihiko te das cuenta de que tendrás que irte caminando…- le grito
Era cierto, había decidido ignorar el hecho de que llego ahí junto con Aikawa e Isaka en un auto salido de un lugar que no le importaba.
Dejo atrás los gritos de los 2 editores.
Daba igual. Ir caminando o en auto, ¿cuál era la diferencia?
…
El peligris bufó con molestia
-cómo puede estar tan lejos- dijo refiriéndose al departamento. –Tengo como… como 3 horas caminando… compraré una casa rodante- la verdad era que sólo habían pasado 15 minutos, pero bueno.
Ni su enojo ni su preocupación se vieron reprimidos en ningún momento, ni siquiera se distrajo con aquel encantador osito acomodado tiernamente en el centro de un aparador.
En definitiva si el oso pudiera hablar se sentiría indignado.
“yo aquí siendo lindo y ese tonto escritor actitud de niño ni un pedo me tira”**
Sí, en definitiva sería algo así.
Sin esperarlo, Akihiko pudo apreciar a su pareja salir de un restaurante familiar que se encontraba al otro lado de la calle.
Soltó todo el aire que no sabía estaba conteniendo. Cuanto alivio sintió al verlo.
-¡¡¡Misa…!!!- no pudo terminar de gritar el nombre del otro cuando vio salir a su hermano detrás de él. Takahashi caminaba rápidamente mientras que el mayor parecía querer alcanzarlo.
Vio como el de lentes tomaba del brazo a SU pequeño y lo besaba, LO BESABA.
Creyó que los dejarían en paz, su padre, él… todos… pero ahí estaba su hermano, besando la persona que le pertenecía, a la que amaba, que lo amaba… porque… lo amaba ¿verdad?, Misaki…
Misaki…
Nunca lo diría en voz alta pero, en ese momento, dudo, dudo del amor de Misaki y de todo lo que habían pasado juntos.
Pudo observar como el ojiverde le daba un puñetazo con todo lo que tenía al mayor, se tallo la boca con el dorso de la mano mientras lo miraba con molestia y retrocedía, unos cuantos pasos.
-No lo vuelva a hacer, jamás- fue entonces cuando Akihiko se sintió culpable por haber dudado y se sintió molesto, con él mismo, con su familia, pero sobretodo con su hermano.
Antes de que Haruhiko pudiera decir cualquier cosa, recibió otro golpe en la cara esta vez cortesía de su “hermanito menor”.
Y la pelea Usami vs Usami comenzó.
El castaño menor solo podía gritarles que se detuvieran mas solo los veía revolcarse más y más en el suelo. La gente comenzaba a aglomerarse, algunos corrían lejos de ahí, otros tomaban fotos y otros cuantos video. Misaki temía que llegará la policía.
Los “adultos” terminaron cayendo de la banqueta, el universitario se asusto todavía más los autos pasaban aún lado de los hermanos mientras estos se estaban matando.
1.-El semáforo en rojo.
2.- Los Usami rodando más hacía el centro de la calle.
3.- Los nervios de Misaki que no tenían la culpa de nada y aún así la estaban pagando ellos.
Haruhiko estaba arriba de Akihiko y este, para desgracia del mayor, termino pateándolo en el estomago tan fuerte que lo hizo regresar a la orilla de la calle. Usagi se levanto lo más rápido que pudo pero era tarde.
1.-El semáforo en verde.
2.- Un pobre hombre que volteo por unos cuantos segundos a ver a su hijo para saber la razón de su llanto.
3.-Un Misaki lanzándose hacía el conejo.
Nadie lo previo, nadie lo supuso, nadie espero eso… bueno tal vez alguien sí, Takahashi Misaki.
El delgado cuerpo del ojiverde había corrido hacía el peligris empujándolo lejos del auto siendo él, el golpeado. El treintañero se levanto con rapidez de donde había caído, encontrándose con algo que definitivamente no esperaba y nunca habría querido ver…
Su Misaki en el suelo, con los ojos cerrados, sangre saliendo de su cuerpo.
Se acerco al cuerpo del pequeño completamente asustado, su corazón latía rápidamente, podía sentir punzadas en su cabeza, algo en su pecho se estaba rompiendo, se arrodillo a un lado del otro y no pudo evitar preguntarse si su corazón aún latería. Sus ojos se abrieron grandemente.
-¡¡¡MISAKI!!!- atinó a gritar histéricamente.
…