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Cuando estuviste allí por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

Para los que desean leer este OS  y no siguen "Infierno de Ángeles"  a criterio personal opino que no es necesario que hayan leído el ff en caso que queden dudas sobre el personaje un review y les aclaro todo :)

Notas del capitulo:

Ha petición de todos los que querían este OS :) Un día tarde debido a problemas técnicos de la página ayer :B

Va para Yumi que casi colapsa ayer al saber que la pág había muerto :B

Y en honor a los 300 reviews que me han dejado gracias por su apoyo incondicional :)

Espero que sea de su agrado :D

Eran alrededor de las doce y treinta de la medianoche cuando la última persona abandonó el restaurante de Dante Di Ferrer. La velada había sido excelente, estaba seguro que los críticos culinarios le darían las cinco estrellas al lugar. Era imposible no hacerlo. La comida había sido exquisita, la música también, él era excelente...

Si, heme aquí diciendo que un hombre al cual solo había visto dos veces en toda mi vida era excelente. Estoy volviéndome loco ¿verdad?

Hacía más de media hora que me había ido a sentar a la mesa donde cenamos con su familia. Armand y Tessa Di Ferrer eran unas grandes personas. Armand era un hombre equilibrado, honesto y trabajador. Italiano de nacimiento  además de mitad irlandés. Mientras que su esposa Tessa, francesa de nacimiento además de ser mitad polaca.  Era una mujer extrovertida, muy elegante y un tanto obsesionada porque su hijo consiguiera una pareja que estuviera a su altura.

No en el ámbito económico porque difícilmente lo iban a encontrar, fuera hombre o mujer, ya que con una cadena de hoteles, otra de restaurantes y otra de servicio de banquetes, difícilmente alguien podría competir con eso o siquiera igualársele. No, lo que Tessa buscaba era alguien que estuviera a la altura en el ámbito intelectual, equilibrio emocional y con una gran madurez. Aparentemente había creído cumplía esos requisitos por lo que quería convertirme en el próximo Di Ferrer. ¿Ethan Di Ferrer?  No sonaba mal pero para bien o para mal no sentía nada por Dante...

Consulté mi reloj nuevamente cuando noté que casi eran la una de la mañana, veía a Dante pasarse de un lado a otro terminando de ver cómo había resultado todo, despidiendo a la pequeña sinfónica que había contratado, en fin, estaba haciendo su trabajo.

Ya era muy tarde, me repetí por milésima vez. Aunque no me preocupaba por qué me riñeran por llegar tarde, después de todo mi madre era la que me había dejado tirado allí. Y no tenía que preocuparme por telefonear para avisar que llegaría tarde porque dudo mucho que la soledad supiera como levantar el teléfono de la casa.

Debí haberme ido a casa yo solo,  de todas maneras si me asesinaban no creo que le hubiera importado mucho a alguien. Total mi madre estaba demasiado ocupada con su trabajo de abogada como para fungir además el título de madre.

Nunca se lo había reprochado. Probablemente nunca podría hacerlo porque antes de ser mi madre ella tenía su propia vida, una que por un desliz arruinó y nací yo. Jamás había pensado así sobre mí mismo hasta hacía solo unos días.

Era alrededor de las once de la noche cuando la puerta de la entrada se abrió. Estaba terminando de ordenar unos papeles de un nuevo trabajo en el que mi madre trabajaba. De vez en cuando hojeaba uno que otro con cierta curiosidad porque no parecía el mismo trabajo que solía hacer en la multinacional para la que trabajaba. Aquello tenía que ver con, según lo que podía ver, el ámbito penal.

Cuando apareció por la puerta me quedé un tanto confundido al ver que se tambaleaba, no fue hasta que se acercó más que noté que estaba ebria, se balanceó peligrosamente delante de mí y rápidamente me apresuré a tomarla en brazos- ¿Estás bien? - No respondió. Simplemente me miraba fijamente y luego sonreía un poco- Mamá, no me digas que condujiste así desde el trabajo...

-Eres igual a él- susurró. Creo que si estaba bastante borracha, cosa que casi nunca había sucedido. La llevé hasta su habitación y la arropé, le pedí que descansara, se notaba que no estaba en sus cabales, me di la vuelta cuando me tomó del brazo y me atrajo a ella y me abrazó con fuerza- Mi Ethan, eres igual a él- No entendía a que se refería-. No, no...-Se corregía entre risas-No eres igual a él, o quizás sí- decía entre risas que realmente me estaban asustado- ¿Sabes? Hoy hace diecisiete años el hijo de puta de tu padre nos abandonó.

Mi corazón latió con cierta violencia al escuchar aquello- Si claro que muy maldito me embaraza y él puede seguir con su vida ¿y yo? -Me separé de ella y le pedí que descansara me disponía a irme de la habitación cuando sentí como me lanzaba su zapato y el tacón se me clavaba en la espalda dolorosamente- ¡Tú también me abandonas! - gritó y rompió en llanto.

Ella no era de las que lloraban, era una mujer fuerte y el verla así tan vulnerable me rompió el corazón me apresuré a ir a su lado y abrazarla- No, no te abandonaré, te lo juro mamá, yo te quiero.

-Mientes, él también me decía que me quería y mira ahora, el muy maldito me dejó, me dejó contigo, yo ni siquiera te quería- Aquello fue como una bofetada para mí-. Yo quería seguir estudiando y luego naciste tú, tuve que postergar mis estudios, apenas logré acabar pero si no te hubiera tenido en ese momento ahora todo sería más fácil.

  -L-lo siento...-Susurré con voz quebrada. No comprendía por qué pedía perdón pero lo hacía. ¿Pedía perdón por haber nacido? Yo ni siquiera se lo pedí.

-Todo por un maldito desliz con el bastardo de Demian- Era la primera vez que escuchaba el nombre de mi padre. Demian, ¿Demian qué? -. El muy maldito nunca me quiso ¿sabes? Sólo me utilizaba, sólo quería cierta información que yo podía darle pero ahora voy a joderle la vida, voy a atraparlo...

-Sí mamá, sé que lo harás- me sentía abrumado por sus palabras, quería irme de ese lugar ya mismo.

-No me crees ¿verdad? Pero voy a atraparlo y voy a hacer que pague por todo. Lo he visto Ethan, tu padre está en la ciudad- Mi corazón empezó a latir con fuerza al escuchar aquello- Está aquí, el muy maldito aparentemente volvió hace poco. ¿Y sabe que es lo peor? - Negué con la cabeza- Que aún lo amo...

Mordí mi labio sin saber que decirle, habían pasado diecisiete años. ¿Qué podrías decirle? No mamá, olvídalo, total él ya te olvidó. No podías romperle el corazón a tu madre de esa manera, aunque ella si lo hiciera con el tuyo- Eres igual a él Ethan, cuando tenía tu edad. Ahora ha cambiado bastante pero sus facciones la nariz, la quijada sigue siendo la misma, te costaría reconocerlo pero eres igual a él cuando tenía tu edad. Por eso no soporto verte y trabajo hasta tarde. Si no tuvieras mis ojos hacía mucho que te hubiera matado creyendo que eras él- Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar aquello-. Mi Ethan, ¿Cómo fue que saliste así? Tan puro de corazón cuando en el de tu padre solo hay odio y mientras te cargue en mi vientre solo te alimenté con rencor. Curioso ¿verdad? - Empezó a reírse pero se ahogaba en su llanto. Yo ya no había soportado estar allí y había salido corriendo de su habitación y me encerré en la mía echándole seguro. Desde allí me llegaban sus llantos, unos que no cesaron toda la noche.

Esos llantos que aún después de varios días seguían gravados en mi mente y en mi alma. Aquella noche no pude conciliar el sueño, los llantos de mi madre inundaban toda la casa y  tuve que contener las ganas de gritarle, de suplicarle que se callara, que no llorase porque su llanto provocaba el deseo de hacer lo mismo, de llorar lo que jamás había llorado en mi vida y sobretodo de romper la promesa que me autoimpuse de no derramar ni una lágrima por un pasado que realmente no tendría que importarme. Porque el pasado debía quedarse allí, porque las decisiones de ellos no influían en quién era yo ¿verdad?

Veía como pasaba el último violinista mientras seguía hundiéndome en esos recuerdos. Bajé la mirada y noté que en mi celular aún estaba ese mensaje:

"¿Es normal que tenga una enormes ganas de llorar en brazos de alguien que no seas tú? Ethan"  

No me había atrevido a enviárselo a Ariel. En esos momentos debía estar demasiado ocupado con su novio el del humor de los mil demonios.

Leía una y otra vez el mensaje, y es que estaba tan desesperado que ya no me importaba llorar ante un desconocido, hacía mucho que no lloraba, había olvidado la horrible sensación de tener un nudo en tu garganta, en el momento en que te costaba respirar para reprimir las lágrimas, en como tus ojos se iban llenando de lágrimas que suplicabas que no salieran.

Hacía mucho que había olvidado cómo se lloraba pero estos últimos días era lo único que sentía deseos de hacer pero hasta ese momento no me había quebrado. Jamás había sentido la necesidad de contarle a alguien mis cosas y últimamente de a poco le contaba un poquito de mí a mi mejor amigo. Aunque en esos momentos sólo necesitaba olvidar todo porque Ariel era tenía otras cosas que hacer como para ocuparse en tonterías como las mías.

Después de todo yo solo era un error del destino, nadie debería preocuparse o tomarme demasiado enserio ¿verdad?

Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas ante esas ideas.

-Ethan querido, nosotros ya nos vamos- Alcé la mirada confundido y me encontré con la mirada de Tessa. Su sonrisa desapareció al ver mi expresión- ¿Te encuentras bien?

Asentí un poco- Es que acabo de bostezar- Mentí estúpidamente. Sabía que no me había creído pero por lo menos no hizo más preguntas- Ha sido un placer conocerla señora.

-El placer ha sido todo mío, le diré a Dante que te invite un día de estos a andar a caballo en la casa de la montaña y a la barbacoa que hacemos todos los meses así podemos seguir esa maravillosa charla sobre las obras de Oscar Wilde- me dijo con una sonrisa mientras ponía su mano en su mejilla-. Ha sido un honor conocer un jovencito tan encantador como tú.

-Muchas gracias es usted muy amable. Y claro que me gustaría seguir nuestra charla, aún tenemos mucho que discutir sobre él- le recordé. Ella solo sonrió gentilmente y se despidió. Armand llegó y se despidió haciéndome la misma invitación. No sé cómo pero aparentemente estaba oficialmente invitado a la siguiente barbacoa de los Di Ferrer.

Dante llegó a los pocos minutos un tanto apurado- Lo siento, ya es muy tarde. ¿Nos vamos? - Simplemente asentí. No tenía muchas ganas de hablar. Él pareció percatarse de eso y simplemente me guió hasta un flamante jaguar convertible rojo- ¿Y bien dónde vives? -Preguntó animado mientras encendía el motor del carro y la radio comenzó a sonar una triste melodía:

 "When I dial the telephone, noboby's is home, All by myself, don't wanna be, all by myself anymore."

Dante volvió a preguntarme gentilmente donde vivía- ¿Puedes apagar la radio? - Supliqué.

Sometimes I feel so insecure...

Por suerte fue lo último que escuché de esa canción. Dante me miraba preocupado- ¿Estás bien? - Simplemente negué con la cabeza, intenté respirar profundo para contener el llanto pero solo sentí que empeoraba mi ánimo- ¿Quieres que te lleve a casa? - Volví a negar con simples gestos. Estar solo era lo que menos quería en esos momentos, no podía decirle eso porque si intentaba hablar estaba seguro que sólo iban a salir sollozos.

Puso en marcha el automóvil. Cerré mis ojos intentando controlarme, llevé una de mis manos hasta mis sienes e intente masajearlas como intentando que eso me brindase alivio. No quería lucir así, él no era Ariel, no podía hacer esas cosas frente a él, en realidad no debería hacerlo frente a nadie: ponerme a llorar.  No era normal, desde los ocho que nunca lloraba, siempre tenía todo bajo control. Hacía mucho en que dejó de importarme mi pasado, lo que los demás pensaran de mí, creí que todo estaba olvidado, además era un hombre, no tenía que estar llorando en el automóvil de otro hombre que sólo lo había visto dos veces en mi vida. No podías ponerte a llorar frente a un casi desconocido, pero me moría de ganas de hacerlo.

Sentí como el auto se detenía y la puerta de su lado se abría. Escuché que hablaba con alguien más y luego abría mi puerta, abrí los ojos confundido y a mi pesar estos estaban algo llorosos, desvié mi mirada  mientras me bajaba- ¿Dónde estamos? - Pregunté mientras veía como el jaguar se iba de allí- ¿Te han robado? - pregunté alarmado.

Dante me miró extrañado unos segundos y luego sonrió- Se lo he dado al Valet Parking- Dijo simplemente. Confundido alcé la vista y noté que estábamos en un hotel- ¿Qué hacemos aquí?

-Vamos a buscar al que se jacta de ser tu mejor amigo- dijo como si nada mientras cruzaba el vestíbulo y los empleados que estaban cerca lo saludaban respetuosamente.

- ¡¿Qué?! - Corrí detrás de él justo antes que las puertas del elevador se cerraran- ¿Estás loco? No puedo ir a hablar con Ariel, está ocupado...

-Pues tendrá que desocuparse para hablar contigo- respondió con tranquilidad.

- ¡Alessandro va a matarme! - Le recordé. El tipo ya me odiaba y si llegaba a interrumpirlos definitivamente me iba a pulverizar.

-No lo hará, yo se lo impediré- Iba decirle que no tenía ninguna oportunidad contra alguien como Alessandro-. Además tú necesitas más de Ariel en estos momentos, él no se dio cuenta de ello cuando estábamos en el restaurante porque pensaba con la cabeza de abajo- Mis mejillas ardieron ante esas palabras.

-No por favor, estoy bien- Su vista se clavó en mí dándome a entender que no me creía ni un poco-. No quiero molestarlos, no quiero que luego me odie por interrumpirlo...

-No va a odiarte simplemente porque interrumpiste una segunda o tercera ronda, según lo que me dice Alessandro lo hacen como conejos, además si se quedan con las ganas que sigan después de que hables con tu amigo- Respondió con tranquilidad-. Porque tú necesitas hablar sobre algo importante y no puede esperar, lo he visto en tu mirada cuando te despedías de él.

Empezó a caminar por el pasillo y yo salí detrás de él- Dante por favor, te lo suplico- Mi voz se quebró, el giró rápidamente-. No, no es importante. Sólo se trata de mí, así que no importa...

Se acercó a mí y suspiró- ¿Estás escuchando lo que estás diciendo? - No respondí- Esa no parecen las palabras del joven con el cual estuve charlando toda la noche. Ethan tú estás mal. Lo puedo ver en tus ojos. Fue mi culpa ¿verdad? - No comprendí porque se echaba la culpa- Cuando mencioné a tu padre, tu ánimo cambió por completo. ¿Fue por eso?

Agaché la mirada- No te preocupes- ¿Cómo explicarle que era la primera vez en años que me dolía decir que no tenía un padre? -. No es nada, de verdad. Mejor vámonos...

Tomó mi barbilla con gran delicadeza y me hizo alzar la mirada hasta que nuestras miradas se encontraron. Me miraba preocupado pero intentaba mostrarse sereno para que no me sintiera aún peor- Deberías hablarlo con alguien, entre más te guardes eso más daño te haces...

Lo sabía, estaba consciente de ello. Mis ojos se llenaron de lágrimas, las cuales me avisaron que iban a caer sí o sí- Entonces...-intenté controlarme pero una de ellas rodó por mi mejilla y me sentí tan estúpido por estar llorando allí frente a él- ¿Puedo hablar contigo? - Pregunté en un hilo de voz. Su expresión fue de sorpresa pero luego sonrió de una manera que no supe descifrar-No necesitas ponerme atención, sólo necesito desahogarme por favor- mis lágrimas caían como jamás lo habían hecho. Intentaba quitarme las lágrimas con rabia pero entre más me esforzaba porque pararan salían con más fuerza. Cerré mis ojos llenos de cólera contra mí mismo por ser tan patético. Había olvidado qué se sentía llorar, lo humillante que era hacerlo frente a alguien, lo desesperante que era buscar un consuelo que nunca llegó para mí.

Lo que nunca me imagine era que Dante me abrazara  con fuerza. Abrí mis ojos confundido. Sus brazos eran cálidos. Era la primera vez que alguien me abrazaba cuando lloraba. No creía que se sintiera tan bien. -No digas estupideces- me susurró- ¿Cómo no voy a ponerte atención? - Un tanto abrumado, temeroso porque se separara de mí, mis brazos algo temblorosos le rodearon y mis manos se aferraron con timidez a su ropa de diseñador. Creí que rompería el abrazo pero me sorprendí al sentir como me apegaba más a él. Cerré mis ojos y una sensación tan nueva me embargó y a pesar de estar llorando me sentía bien...

Me guió por los pasillos de ese enorme hotel y llegamos a una habitación, introdujo un código con el cual abrió la puerta. Me sonrió un poco y me invitó a pasar. Me guió hasta la habitación y me hizo sentarme en ella y él se puso de cuclillas- ¿Quieres algo de tomar? ¿O algo para que estés cómodo? - Negué un poco- ¿Seguro? Puedo mandar a pedir helado de chocolate a la cocina, dicen que ayuda a aliviar las penas.

A mi pesar sonreí un poco-Me gusta más el de vainilla- susurré. Dante solo sonrió y salió disparado al teléfono y marcó a recepción donde ordenó que le trajeran inmediatamente medio galón de sorbete de vainilla-. No tenías que hacerlo, no voy a alcanzar a comerlo completo.

-Entonces también te ayudaré a comerlo- Para esos momentos ya me sentía un poco más calmado aunque de vez en cuando una que otra lágrima caía sin previo aviso de vez en cuando- Deberías quitarte esa ropa para que estés cómodo- Asentí un poquito. En eso tocaron a la puerta y se fue a abrir yo aproveché de quitármela, los pantalones, los calcetines, aunque en esos momentos no encontraba cabeza para quitarme la corbata así que solo la aflojé un poco y me quité el chaleco y la camisa.

Dante apareció con el medio galón de sorbete con dos cucharitas. Sonrió al verme así, en esos momentos olvidaba que el tipo me había besado con intención la primera vez que nos conocimos y que ahora estaba yo allí en su cama semidesnudo- ¿Problemas con la corbata? - Sólo asentí. No dijo nada más y me indicó que me acomodara en la cama. Él se quitó el saco y la camisa y se quitó el cinturón y se desabrochó los pantalones y sonrió un poco- Anda no seas tímido- me dijo con tranquilidad. Por un momento me quedé desubicado con su comentario- El helado, se va a derretir si no empiezas a comerlo- El helado, se refería al helado.

Me acomodé mejor en esa cama tan mullida que parecía que me hundiría por completo. Apoyé la espalda en la cabecera de la cama,  abrí el bote de helado de vainilla y empecé a comer. A los pocos segundos él estaba allí junto a mí comiendo. Durante los primeros minutos nadie decía nada- Se te ve más tranquilo pero el helado hace mayor efecto cuando cuentas tus problemas al mismo tiempo.

Sonreí un poco. En esos momentos ya no estaba seguro de querer decirle todo- Mejor no, no es nada importante. Además ya es tarde y de seguro tienes cosas más importantes que hacer escucharme lloriquear por mi pasado o tienes que descansar.

- ¿Por tu pasado? - Preguntó con cierta curiosidad obviando el último comentario- ¿Se trata de tu padre?

Quizás fue su enigmática  mirada o porque sentí que Dante se preocupaba genuinamente por mí  lo que me hizo empezar a hablarle de todo lo que mi madre me había dicho aquella noche. De contarle como me sentía al no saber nada de él más que su nombre. No supe en qué momento el helado se nos había acabado y me encontré en sus brazos llorando. Él volvía a abrazarme como nadie jamás lo había hecho- Lo siento- susurraba por milésima vez-. N-no debería estar aquí en primer lugar contándote estas cosas, es decir, de seguro no te importan en absoluto apenas y te conozco...

-Si me importan, Ethan- me aseguraba con tranquilidad-. Se trata de ti...

Quería creer en sus palabras, entonces no dudé en contarle mis sospechas de que mi madre había adquirido más trabajo del que podía ahora para no verme. De lo destrozado que me sentí cuando me llamó para decirme que no iba a llegar a dormir y que mañana probablemente llegaría hasta pasada las doce para no tener que verse conmigo. De lo incomodo que fue el viaje hasta su restaurante, en cómo pensaba estudiar leyes solo para hacer que me quisiera.

-No lo hagas, no es tu sueño- me susurraba-. Vas a hacer muy desdichado si lo haces, cumple tus sueños no los de ella...

¿Cómo decirle que ya me sentía muy desdichado? No sé cuánto tiempo pasó pero seguí hablando, de todo, incluso de cosas que jamás me había dado el lujo de comentarle a alguien más que no fuera mi mejor amigo, en lo triste que me sentía al ver como Ariel parecía irse alejando cada vez mí,  en lo solo que me sentía últimamente- ¿Por eso querías irte a casa de Ariel?

-Sé que es estúpido. Lo sé pero ya no quiero sentirme así y con Ariel no me siento solo pero ahora él...

-Lo entiendo- me susurró mientras sus manos acariciaban mi cabello-. Créeme que te entiendo más de lo que sospechas, pero no tienes que estar solo, si quieres yo puedo ayudarte a alejar esa soledad.

- ¿Cómo? - me parecía imposible que pudiera hacer que ese sentimiento, que antes era ocasional y que hoy parecía formar parte de mí las veinticuatro horas del día, desapareciera.

Sentí como alzaba mi barbilla y noté como sus ojos eran ahora de un enigmático gris azulado, me sonreía con serenidad-Así...-sus labios rozaron  los míos suavemente. Me separé un poco confundido. Negué con mi cabeza- ¿No qué? -Preguntó con su sonrisa más amplia mientras rozaba nuestros labios una vez más haciendo que mis ojos se cerraran y  por alguna razón más lágrimas resbalaban- ¿No es lo que haces con Ariel? - Al escuchar aquello abrí los ojos y desvié mi mirada avergonzado-. No te preocupes, es tu amigo especial, son cosas que ese tipo de amigos hacen, no te juzgo yo también lo tengo, o eso creo- Dijo con una enigmática sonrisa- Si quieres puedo ser tu amigo especial también...

-Ariel dice que te gusto...

Dante rió  un poco- No recuerdo haberle dicho a Ariel que te revelara mi pequeño secreto- Le miré sin saber que decirle-. Pero ambos sabemos hasta donde llega la amistad y donde empieza el amor ¿verdad? - Me abrazó un poco más- ¿O será que te estás confundiendo con respecto a tus sentimientos sobre Ariel? - Le miré un poco dudoso.

-No. N-no lo sé...- Tenía miedo pensar en aquello. A veces me daba miedo a mí mismo, al encontrarme maldiciendo a su novio cuando lo trataba mal, o cuando me besaba una parte de mí quería besarle sólo un poco más, tenía miedo de pensar que realmente pudiera sentir algo por mi mejor amigo -No importa la verdad. Mientras lo tenga junto a mí como amigo es todo lo que importa.

- ¿Y si llegas a quererlo más de lo que debes?

- ¿Y si lo haces tú conmigo? - le pregunté.

-Yo ya te quiero más de lo que debería Ethan pero si no me permites llegar a más entonces sólo seré un amigo para ti. El más leal, ¿Y sabes por qué? - Negué- Porque me has cautivado-Me dijo con una sonrisa que me hizo contener el aliento-. No sé que tienes que me haces volverme loco, no tienes idea de lo dichoso que he sido estas horas junto a ti, conociéndote, escuchándote, mirándote. Y ahora que conozco más de ti sé que quiero formar parte de tu mundo. Y sí, no me gustas-Posó su mano en mi mejilla y un agradable escalofrío me recorrió en ese momento-. Me encantas, y me tienes tan loco que no me importa ser sólo un reemplazo de Ariel, no me importaría seguir tu juego y que seas tú quien ponga las reglas pero quiero estar junto a ti, de la manera que necesites.

No comprendía por qué mi corazón latía de esa manera- Dante yo...

-Déjame entrar en tu vida- me pidió deslizando las yemas de sus dedos por mi mejilla-. Te prometo que seré lo que tú quieras.

¿Cómo explicarle que ya no creía en las promesas? Ya estaba harto de las promesas rotas, mamá me prometió que su trabajo no nos separaría, que siempre tendría tiempo para mí, que estaría allí cuando nadie más lo estuviera, Hayley me prometió que siempre estaríamos juntos, que me amaría por siempre, todos rompían sus problemas, incluido  Ariel  que me prometió que estaría a mi lado cada vez que me sintiera solo, pasara lo que pasara. ¿También cómo explicarle a Dante que empezaba a sentirme extraño por la manera tan intensa que me miraba?

Como decirle que en esos momentos solo quería creer que él sería diferente-De acuerdo...

Su rostro se iluminó- ¿De verdad? -Tomó mi rostro en sus manos, por alguna razón ya no me sentía tan idiota llorando frente a él y solo asentí- ¿Me dejas entrar en tu vida? -- ¿Me dejas ser, a mí también, tu amigo especial? -Sí. - Entonces tenemos un trato, lindura.

Lo sentía acercarse poco a poco. Cerré mis ojos y sin querer entreabrí mis labios al sentir como los suyos se rozaban contra los míos. Una de mis manos se fue hasta la suya y lejos de apartarla la presioné contra mi mejilla.  Él no dudó en besarme un poco más de lo debido y yo no pude evitar corresponderle-Has que se vaya- supliqué entre besos, mis lágrimas empezaron a caer nuevamente pero esta vez sentía que eran de alivio, de esperanza-. Has que se vaya toda la soledad, Dante, te lo suplico.

Entre abrí mis ojos y él hizo los mismo, nos miramos de una manera que sería difícil de describir pero me hizo sentir que yo no era un error, que estaba vivo por alguna razón, sentía su aliento chocar contra mis labios, provocándome un agradable escalofrío-Se irá, estás conmigo ahora- Fue lo único que me dijo y me abrazó más fuerte -. Te quiero, Ethan...- Me besaba suavemente y yo a mi pesar me estremecía un poco al sentir sus besos, a veces un poco traviesos donde mordía mis labios, esos besos  me hacían sentir querido que de vez en cuando me hacían reír a pesar de estar llorando.

-Dante...

-Dime, mi niño...

-Yo también te quiero...

- ¿De verdad?

-Sí, gracias por ser mi amigo...

Nos besábamos  como si el tiempo fuera nuestro, compartiendo ese sabor a vainilla que estaba impregnado en nuestras bocas, a veces degustando un poco más de lo debido cuando alguno de los dos colaba su lengua en la boca del otro y le sacaba un pequeño jadeo al otro, besándonos hasta tal punto que por momentos nos quedamos simplemente con nuestros labios unidos, dormitado unos minutos para que luego uno de los dos volviera a besar al otro y empezara de nuevos aquel juego que expresaba todo lo que las palabras no querían decir.

Eso estaba bien ¿verdad? Después de todo a mí no me gustaba Dante,  ni ningún hombre y sobre todo él sólo era otro amigo más, otro amigo especial, uno que quería creer que estaría junto a mí cuando lo necesitara y que sería mi amigo para siempre...

Entonces no tenía por qué preocuparme de que mi corazón latiera como loco cada vez que sus labios me besaban o no debería darle importancia al cosquilleo en mi estómago como si me hubiera comido un millón de mariposas, tampoco debía importarme el hecho de que quizás, solo quizás me gustaría que sus manos recorrieran todo mi cuerpo y no solo ocasionalmente mi espalda desnuda, pero a lo que menos debería darle importancia era que a su lado todo parecía perfecto incluso en esos momentos que sentía que el mundo se me vendría encima,  que quería quedarme a su lado para siempre y que junto a él me olvidaba de todo y de todos.

No, no debía estar pensando en todo eso,  después de todo a mí no me gustaba Dante, de hecho jamás me había enamorado de nadie, aparentemente sólo me había sentido atraído físicamente a un número mínimo de personas. Además últimamente tenía la idea de que el amor era un sentimiento que no tenía lógica alguna o por lo menos carecía fundamento válido y que por lo tanto implicaba que no creyera en la teoría del amor a primera vista, y si en caso de que el este existiera, aquello no aplicaba para nosotros porque esta la segunda vez  nos veíamos.

Así que no corría riesgo de enamorarme de alguien tan perfecto como él ¿verdad?

Notas finales:

¿Críticas? ¿Dudas?  ¿Sugerencias? Comentario :)  Infierno lo actualizo siempre el jueves no se preocupen :]


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