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El juego más divertido por hatsumiyo momichi

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Notas del fanfic:

hagan click aqui para ir a mi Deviantart y ver el fanart (no se como poner la imagen acá XXXD)

 

http://hatsumiyo-momichi.deviantart.com/gallery/#/d4alage

-Haa… que aburrimiento…- Amaimon, el rey de la tierra, joven hijo de lord Satán estaba parado junto a su hermano mayor, quien estaba ocupado leyendo unos informes.

 

-Dime algo que no sepa, Amaimon.- la voz seria y concentrada de Mephisto Pheles hacía que el pobre muchacho se sintiera aún más aburrido.

 

-Deja eso y juguemos a algo… veamos anime!- Amaimon no cambiaba su expresión perturbadora mientras hablaba, mirando fijamente los papeles que sostenía Mephisto.

 

-Estoy algo ocupado.- Su voz comenzaba a tornarse molesta al no poder volver a concentrarse completamente en su trabajo.

 

-Mmhh… te apuesto a que se trata de Okumura Rin… O me equivoco?-

 

-…- Mephist dio un fuerte suspiro. – Si, es acerca de Okumura. Ahora silencio por favor.-

 

-hermano, no entiendo por qué tú y papá están tan obsesionados con él…- Amaimon miró a su hermano de reojo mientras se metía un dulce a la boca. Mephisto dejó los papeles sobre la mesa, y apoyó un codo sobre esta para luego apoyar su mentón en su mano. Miró a Amaimon atentamente, ahora con una perversa sonrisa en sus labios.

 

-Dime… acaso estas celoso, Amaimon?- Su profunda mirada verde atrapó al joven desprevenido y a este se le cayó la paleta de la boca, para luego rebotar sonoramente sobre el piso.

 

-oh… demonios… esa era la última…- miró al piso lamentándome en voz alta, y luego fijó su atención en su hermano nuevamente. –Talvez si, talvez no, me pregunto cual será…-

 

-Es ese uno de tus juegos?-

 

-Sabes… estuve estudiando los juegos de Japón… y creo que ya los he jugado todos… que aburrido. Ya no me queda nada que jugar.- El joven mordió una de sus negras uñas, impacientándose de aburrimiento.

 

-en serio? Pobre de ti.- Mephisto se levantó de su silla, quedándose parado junto a su hermano, mirándolo de cerca, analizado sus movimientos. – Pero apuesto a que hay un juego que todavía no has jugado…- Amaimon lo miró atentamente, la curiosidad brillando en sus ojos llenos de ojeras.

 

-Cual?!- Su voz se torno juguetona y animada, tal como la de un niño pequeño, a pesar de que su expresión no cambiaba en lo absoluto. Vio como el rostro de Mephisto se desfiguraba en una sonrisa profunda que dejaba en evidencia sus filosos colmillos, y como su cuerpo se acercaba al suyo lentamente. No se movió ni un centímetro, pensando que talvez todo era parte de ese curioso y misterioso juego del que hablaba su hermano.

 

- Shh… solo diviértete, hermano.- al peliazul le provocaba morbosas mariposas llamarlo hermano mientras pensaba en el juego que disfrutarían. Todo eso le resultaba tan deliciosamente pecaminoso… era irresistible. Agarró las caderas de su hermano con firmeza, y lo obligó a sentarse en su escritorio, sobre los papeles que leía anteriormente. Se puso entre sus piernas mientras miraba sus pequeños labios… mientras disfrutaba de antemano el placentero juego del amor. Acercó su pálido rostro al de Amaimon y rozó sus labios suavemente, dulcemente, notando que estos olían al dulce de cerezas que había chupado hace pocos minutos y que había terminado sobre el suelo. Agarró el mentón del joven para separar sus labios, y acto seguido unió ambas bocas en un rítmico y sonoro beso. Degustó los pequeños y dulces labios del muchacho con ansias, saboreando ese sabor a cerezas, mordiendo la carne de estos como si fueran un fruto prohibido. Se adentró en su boca con avidez, recorriendo cada rincón con su lengua, jugueteando con la suave y mojada lengua del otro, bebiendo lentamente y con paciencia la saliva de su hermano pequeño. Amaimon se le unió en ese curioso juego de besos mojados aferrándose a su azul cabellera, obligándolo a apegarse más a su cuerpo, invitándolo a adentrarse aún más en su boca. Abrió más sus piernas para su hermano y lo rodeó con estas para no dejarlo escapar. – parece que te gusta… jeje.- Mephisto le dedicó una divertida sonrisa al chico, y acto seguido mordió sus labios una vez más, como si no pudiera contenerse por más tiempo, como si esos pequeños labios lo llamaran a gritos.

 

-Es divertido. Más!- su voz demandante e infantil logró que Mephisto se ruborizara al instante, deseando darle en el gusto lo antes posible. Rozó su entrepierna con la de Amaimon suave y tortuosamente, dejando escapar unos débiles gemiditos divertidos, intentando incitar a su hermanito. –Ah…- Amaimon se sonrojó levemente ante ese antes  desconocido placer, y no supo que más hacer aparte de comenzar a recorrer el torso de su hermano con sus curiosas manos. Mephisto comenzó a desvestirse para Amaimon, sin dejar de rozar su intimidad contra la del joven para lograr excitarlo. Amaimon observó como cada prenda caía al suelo, y como poco a poco lograba ver el pálido pecho de su hermano completamente desnudo. Acarició sus rosados pezones juguetonamente, actuando por instinto, y a partir de este mismo sintió el incontrolable deseo de lamerlos. Se llevó uno a la boca y lo mordió suavemente, oyendo complacido los suspiros de su hermano mayor. Mephisto acariciaba la cabeza del menor tiernamente, incitándolo a seguir. Amaimon lamió aquellos pezones de arriba abajo, los rodeó con su lengua, y hasta los succionó con cuidado, dejándolos enrojecidos y por sobre todo, duros. Los aprisionó con sus dedos fuertemente, oyendo los gemidos de Mephisto escapar de entre sus labios… mirando entretenido la expresión de dolor y placer en el rostro de su hermano que se le apetecía excitante. –Se siente bien?- preguntó intrigado, pero el peliazul solo le sonrió levemente y se mordió el labio inferior como toda respuesta. Aburrido ya de esto recorrió con sus manos todo espacio de piel desnuda que tenía a su alcance, deteniéndose en el cuello de Mephisto, admirando lo suave que era su piel en esa zona.

 

-Me miras como si tuvieras hambre, Amaimon.- El peliazul se rió suavemente, dejándose amar por ese inexperto demonio. El muchacho lamió aquel cuello por toda su longitud, para luego besarlo por sobre la saliva fría, sintiendo el fuerte pulso del Director bajo sus labios. Mephisto comenzó a desvestirlo para divertirse él también. Habiendo desnudado su torso, el director empujó al muchacho hasta lograr que se recostara sobre el escritorio completamente. Comenzó a bajar sus pantalones, mirando fijamente sus extraños ojos llenos de ojeras tal como los suyos, y luego bajó su ropa interior infantil, dejando expuesta su intimidad. El menor lo miró con atención, avergonzado solo levemente al verse denudo frente a su hermano. –Esto lo encontraras divertidísimo…- su ronca voz sonaba sarcástica y juguetona a la vez, y sus ojos contenían un brillo extraño que hacía que Amaimon sintiera extrañas mariposas en su estomago. Mephisto notó que el miembro del joven estaba erguido a causa de la previa excitación. Juguetonamente, llevó su dedo índice hasta la punta de aquel duro miembro y presionó hacia abajo justo sobre el agujero de este. Amaimon abrió los ojos lo más que se podía y miró a Mephisto fijamente por entre sus piernas abiertas.

 

-Her-hermano!!!- su tono de voz delataba lo asustado que se había sentido al sentir aquello, y al notarlo simplemente se tumbó devuelta en el escritorio, avergonzado. Su hermano mayor se rió deliciosamente, disfrutando su vergüenza, repitiendo el placentero y extraño masaje, gozando los gemidos de placer que Amaimon se rehusaba a expresar abiertamente y que quedaban por sonar extraños y distantes. Comenzó a masajearlo lentamente, agarrando su pene en su mano derecha con  fuerza, ahora acercando su boca a este con una sensual mirada en sus ojos. Abrió su boca lentamente y mordisqueó levemente la punta del erguido mimbro, mirando a su hermano pequeño atentamente, teniendo cuidado de no emocionarse y terminar por lastimarlo. –Nh… Hah.- Mephisto lamió su intimidad desde la base hasta la punta, saboreando, disfrutando… intentando brindarle el mayor placer a ese molestoso mocoso. –Pa- para…- el suspiro fue débil, y a los oídos del director de la escuela Seiyuji… encantador.

 

-Estas seguro? Aún ni hemos empezado, hermano.- Mephisto le regalo una burlesca mirada, y acto seguido hundió su cabeza en la entrepierna del rey de la tierra, engullendo su intimidad completamente. Lo succionó con necesidad, deleitándose con los ahora incontrolables gemidos de Amaimon. Marcó sus dientes suavemente, dejándolo sentir el calor y humedad del interior de su boca, para luego torturarlo con el frío y desamparo del exterior de esta. Llevó su boca hasta sus testículos y los lamió con lentitud, masturbándolo lentamente con su mano. Bajó un poco más hasta encontrarse con la entrada de Amaimon, dejando unos cuantos sutiles besos en ese lugar. Lamió aquel agujero en círculos, humectándolo, y luego intentándose abrirse paso hasta su interior con su lengua misma. Su hermano dio un fuerte suspiro al sentir la caliente intrusión, y luego solo cerró los ojos fuertemente para gozar lo que sentía. El peliazul llevó un dedo hasta la entrada luego de lamerlo completamente, y forcejeó su entrada completa hasta sentir el calor de las paredes internas del muchacho. Se excitó al sentir esto, y se lo dejó claro al dar un débil gemidito acompañado de una divertida risa. Intentó meter un segundo dedo, triunfando a duras penas, notando que los gemidos de Amaimon cada vez parecían ser más de dolor que de placer. Aún sabiendo esto, forcejeó un tercer dedo con dificultad, sonriendo ampliamente dejando ver sus filosos colmillos mientras Amaimon daba un corto grito de reproche.

 

-hermano!!! Suficiente, terminemos ya…- Amaimon parecía no poder aguantar el aparente desgarramiento que su hermano le provocó.

 

-jujuju… No.- Mephisto comenzó a mover sus dedos rítmicamente, separándolos, y creando una deliciosa fricción en el interior de su hermano. Notaba como este sostenía una adolorida mirada y suplicaba en silencio que se detuviera de una buena vez… que ya había perdido la gracia. Pero la verdad era que entre el susto que se estaba llevando, el aburrimiento había desaparecido por completo. Sacó sus dedos del interior de su hermano pequeño, y este lo miro con alivio en sus ojos. Pero Amaimon lo miró atentamente y un poco confundido cuando su hermano comenzó a sacarse los pantalones, y de pronto quedó completamente desnudo frente a él, su intimidad erguida y enrojecida, y por sobre todo, intimidante. Lo agarró de las caderas, y Amaimon, teniendo una vaga idea de lo que venía, cerró sus piernas rápidamente. –abre tus piernas, hermano.- lo miró sensualmente, toqueteando su pecho con ternura y lujuria escondida, intentando convencerlo de que no se detuvieran a estas alturas… El peliverde lo miró fijamente, abriendo sus piernas nuevamente con lentitud, mirando por entre estas la intimidad de su hermano mayor. Mephisto lo miró complacido, y acto seguido se aferró de las caderas del joven con fuerza para meter su miembro en su previamente dilatado agujero, arrancando un estrepitoso grito de su garganta arqueada. Entro en él completamente, y Amaimon pudo sentirlo palpitar ansioso dentro de sus entrañas.

 

-hah… ah.- el joven jadeó un par de veces, drogado de dolor, sintiendo como sus mejillas ardían como ámbar en una fogata. Su corazón parecía salirse de detrás de sus costillas y podía sentir aquel latido en sus sienes y oídos. Noto que el rostro de su hermano parecía desfigurarse en una mueca de dolor… y como sus ojos entrecerrados parecían mirar al vacío y sus dientes apretados delataban que intentaba contenerse… pero, contener que? Lo miró devuelta, leyendo la curiosidad en sus ojos, jadeando débilmente, ahora acomodando las piernas de su hermano pequeño para que estuvieran sobre sus hombros. Comenzó a moverse dentro de Amaimon, logrando que este apretara sus puños con fuerza junto a su rostro, intentando agarrar en aire y aferrarse a este en busca de una escapatoria a aquel punzante dolor que sentía. Salía de adentro de él, y entraba una vez  más para repetir el proceso una y otra vez, arrancando gemidos que parecían sollozos, logrando que su propio ser gozara con el trasero de su hermano pequeño. Mephisto daba roncos gemidos de placer, y se mordía el labio inferior, dejándolo rojo y húmedo, y su hermano cada vez se sentía más extraño…

 

-Te gusta que te la meta… hermano? Jeje…- entre gemidos hizo la pregunta y Amaimon no supo que responder. Ya no le dolía tanto como antes, y es más… sentía unas extrañas cosquillas que lo obligaban a apretar el miembro de su hermano dentro de él… como si deseara que le diera cada vez más y más, incluso por sobre el recuerdo del dolor. –Si… Nh… hah!!- se decidió por fin y agarró sus propias piernas para apegarlas a su pecho. –hermano… m-más fuerte… oh…- hablaba por entre las estocadas, rogando por más. A Mephisto le agradaron sus palabras, pues de inmediato comenzó a embestirlo con más fuerza, con brutal necesidad… con un ritmo bestial digno del animal en celo más lujurioso. –Ahh-Aah!!! Si!- Amaimon gritaba gozándolo completamente, olvidando por completo el fantasma del dolor previamente sentido. Es más… pareciera que ahora ese dolor se hubiera plenamente transformado en placer puro. Mephisto ya no podía más… la situación en si ya era lo suficientemente excitante como para poder contenerse por más tiempo… se detuvo de pronto para salir de él rápidamente, jadeando por aire y ruborizado al máximo, dejando a Amaimon exactamente igual.

 

-ya no podía… olvídalo. Bájate.- Amaimon le hizo caso, decepcionado entre su curiosidad, sabiendo que algo había faltado. Puso sus pies en el suelo, ahora parado frente a su hermano con su descarada erección a más no poder. Mephisto acarició su rostro sonriéndole, y le dio un suave beso en los labios. El chico rodeó su cuello con sus brazos y lo besó profundamente, hundiendo su lengua lo más que pudo en la boca del peliazul. Mephisto tocó todo su cuerpo, bajando por los costados de su torso, sintiendo sus costillas, su cintura, sus caderas, sus glúteos bien formados, subiendo nuevamente por su espalda, sintiendo su suave piel. Detuvo el beso lentamente, dándole pequeños mordiscos en sus suaves labios, dándole sonoros besitos cortos. – Date la vuelta.- Miró a Amaimon dulcemente, y esto le obedeció extrañado. El peliazul lo agarró por detrás, tocando su pecho, guiándolo lentamente hasta quedar apegado al escritorio. –Agáchate…- la orden llegó a su oído directamente, en un húmedo susurró junto a esta, eróticamente sugestiva. Amaimon le obedeció, dejando su pecho apoyarse sobre los papeles llenos de sudor que hace eternos minutos su hermano había sostenido en sus manos. Mephisto agarró sus glúteos y los separó, y todo lo que Amaimon pudo sentir fue la lengua caliente de su hermano recorriendo su entrada de abajo a arriba, lamiendo sonoramente. Mordió uno de sus glúteos y luego lo besó para volver a ponerse de pie detrás de su hermanito. Colocó la punta de su pene justo en su entrada y entró en él suavemente, saboreando el dulce placer que esto le producía. Se encorvó por sobre su hermano, jadeando en su oído. Amaimon recordó los papeles otra vez.

 

-has jugado a esto con Okumura?- la pregunta salió de la nada, desafiante y hasta un poco fuera de lugar. Mephisto comenzó a embestirlo, sin sentirse incomodo por la pregunta.

 

-Cual de los dos? Jeje…- Amaimon, intentó mirarlo por sobre su hombro gimiendo a causa de una mezcla de placer y una nueva clase de dolor. -Con Yukio? Con Rin? O con los dos? Tal vez si tal vez no… me pregunto cual será…- Se rió suavemente mientras olisqueaba el cuello de su hermano y recorría con sus labios los suaves hombros, la nuca y la espalda de este, cosquilleándolo con su cabello azul.

 

-Hermano! Hah!!- Mephisto lo embestía cada vez con más fuerza, disfrutando de la deliciosa posición en la que estaba sometiendo a su hermano pequeño. – Lo has hecho?- Amaimon sentía una extraña curiosidad hacía la respuesta… y al imaginarla podía saborear un amargo sabor en su boca que no lograba identificar del todo.

 

- Sabía que estabas celoso…- habló roncamente en sus oído para luego morder  su oreja con suavidad, gimiendo junto a esta húmedamente, arrancando un travieso rubor en sus mejillas. Mephisto se rió calladamente, comenzando a embestirlo con la misma fuerza brutal que antes, sacando los gemidos más deliciosos que tenía Amaimon guardados en su pecho. Chupó la oreja del joven y agarró su miembro en su mano para ayudarlo a correrse mientras se daba licencia para hacerlo él mismo en su interior. Dio un largo gemido sobre la espalda de Amaimon mientras apretaba el miembro del joven, y este sintió al instante como un líquido caliente llenaba sus entrañas, casi obligándolo a llegar al un estrepitoso primer orgasmo.

 

-AH!!! Hermano!...- dejó la mano de su hermano mayor mojada con su semen, y sintió como unos incontrolables temblores recorrían su cuerpo en forma de espasmos. Llegaron al exquisito clímax escandalosamente, dando paso a un silencio lleno de jadeos.

 

-Que bueno eres… tienes un culo adorable hermano, jamás olvidaré esto. Jejeje.- Mephisto sonrió de medio lado y salió de su hermano rápidamente, para darle la vuelta y obligarlo a que lo mirase. Le dio un beso, y Amaimon le correspondió con ansias, tocando su pecho y subiendo hasta su rostro para sostenerlo. – solo he jugadoo contigo… no te pongas celoso.- Mephisto lo alejó de él y le sonrió entretenido, alejándose para recoger sus ropas y ordenarlas, pues deseaba ponerse una bata para ir a ducharse. Amaimon lo miró atentamente, sintiendo una extraña molestia en su pecho… un extraño dolor que subía hasta posicionarse en la base de su garganta y picaba sus ojos.

 

-Mh… extraño.- dijo a duras penas, llevando una mano hasta su garganta, siguiendo con sus ojos a su hermoso hermano. Observó detenidamente su blanca piel, que como ahora sabía era suave y fría como la seda. Observó como ahora lo miraba de vuelta, con esos verdes ojos sensuales, marcados con ojeras que en realidad solo lograban hacer que luciera más sexy…

 

-Que ocurre? Te divertiste?- Mephisto se rió, preparándose para salir de la oficina.

 

-Si. Fue divertido, hermano.- Fue todo lo que dijo. Mephisto le sonrió tiernamente y abrió la puerta.

 

-Oh! Estaba abierta! Ah… bueno, que más da. Nos vemos! Vístete ¬¬ - y con esto salió para dejar solo a su hermano. Amaimon suspiró y recogió sus ropas suspirando fuertemente sin lograr que aquel dolor abandonara su pecho.

 

-Mhmmm no le creo nada de lo que dice...- Murmuró, extrañado de que el dolor aumentara. Miró los papeles del escritorio otra vez, e imagino a su hermano jugando aquel juego tan divertido con Rin Okumura… Se vistió a la velocidad de la luz, sintiendo placer al imaginarse a si mismo destrozando el cuerpo de su nuevo “hermanito pequeño”. –Eso sería divertido también!- chilló como un niño pequeño, sintiendo una desesperante ira naciendo en su pecho. Abrió una gran ventana y saltó por esta. Decidió ir a comprar más caramelos.

 

Notas finales:

si recibo suficientes reviews... haré mas muajajaja XD

 

-hatsu <3


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