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Muerte no violenta por Bleryaoi

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Notas del fanfic:

HOLA!, es mi primer fic de SS, y es de Lost Canvas!

ojala les guste

Es un Manigoldo x Thanatos principalmente

También ManixAlba, HypnosxThany y unas  no tan importantes

Notas del capitulo:

es algo así como la introcuducción y hay cierto personaje que no me cae tan bien, pero bueno no creo que sea tan notorrio.

-No puedes estarte en paz?-el plato de Manigoldo había caído por cuarto ocasión, habían pasado ya cuatro meses desde que derrotaron al dios gemelo de la muerte, por fortuna para todos Hades había sido derrotado, pero para su desgracia al capturar al dios gemelo en la caja sellada con el poder de Atena, fue su responsabilidad hacerse su guardián hasta la muerte, su maestro Sage le encomendó aquella tarea, y no solo como su maestro, si no también como el Patriarca, pero este resultaba más que una simple cajita que mantener bajo llave-sabes…más que dios pareces un fantasma fastidioso-dijo levantando los pedazos del trasto-ah…no puedes hablar?, esta bien, veremos que quieres-Manigoldo se dirigió a lo más profundo de la casa de cáncer, justo en el centro estaban las escaleras que lo dirigían a un extraño sótano, si no fuera porque llevaba años viviendo en ese lugar, fácilmente podría perderse, en especial por las múltiples ilusiones que creaba su conexión con el más allá.


Finalmente llegó al cuarto destinado para su tan endemoniada cajita, con la guerra terminada era de los más extraño ocultarle secretos a los demás, cierto era que muchos eran bastante recios en cuanto a la privacidad de sus casas, Asmita por ejemplo, a todos negaba la entrada, ser la casa media del santuario le pediría por lo menos un poco de consideración, pero sus respuestas eran rotundas “tienes la habilidad para rodearla”, la primera vez que le dijo esto broto en carcajadas, pero cuando selló la entrada con su cosmos entendió la seriedad del asunto-ha…-suspiro enfrente del umbral que llevaba a la cajita sellada, pues eso era lo que siempre veía, si sus compañeros supieran que dentro de su casa habitaba el tan temible Tánatos seguramente tendrían la curiosidad por verlo, en especial cierto par que no muchas veces soportaba, Dégel, aunque inteligente y reservado, siempre le pareció molesto a la hora de estudiar, su curiosidad rayaba en la arrogancia, seguramente querría conocer los secretos del dios obscuro y caer en alguna sucia jugarreta,  mientras que Kardia, con todo y su fuerza y bondad oculta, siempre andaba retando a quien le pareciera fuerte, recordó la vez en que lo reto, le había ganado con facilidad, no por nada era el alumno del patriarca, sin embargo no dejó de reñirle hasta que el mismo Sage le ordeno que entrenara con más personas, sería un martirio tener que repelerle todo el tiempo de su casa con tal de que no liberara a Thanatos para pelear-ya estoy aquí!-grito anunciándose en la gigantesca habitación subterránea, necesitaba de una enorme cantidad de energía para ocultar el cosmos del dios sellado.


La puerta se cerro de golpe después de adentrarse, pero esto a Manigoldo no le importo y se fue a sentar enfrente de la caja, en las tardes podía observar una sombra cuando daba su ronda por sus sótanos, mientras que en las noches escuchaba fuertes ruidos provenientes de la zona más cercana a la escalera y por alguna razón, cada que salía de esa habitación, el viento le empujaba los objetos y en ocasiones más raras sentía como una mano le golpeaba-te visto dar vueltas por aquí-dijo mirando a la caja, después de escuchar a Sísifo decir que Regulus podía entender la naturaleza le pregunto al menor si era capaz de ver algo, pero este simplemente dijo que se trataba de un espíritu y no de la naturaleza como tal-puedes mostrarte…si quieres-habló con algo de rudeza, no era importante para él, si el dios estaba enojado, sin importar que fuera el mismo Zeus, el estaba a las órdenes de Atena, ayudando a la humanidad en todo lo que pudiese.


-Tu nombre es Manigoldo?-la voz espectral del dios resonó en el recinto, Manigoldo vacilo por un momento, ya llevaba rato pidiéndole que se mostrara, como nunca lo hizo creyó que no tenía la capacidad.


-Así es-contesto buscando al dueño de la voz, pero nada, simple sonido que llegaba a su mente-puedo ver una sombra en mi casa, y estoy seguro que se trata de ti-comento cruzándose de brazos-pero lo que no entiendo es por qué lo haces, jamás tendrás la fuerza para liberarte por ti mismo y yo nunca permitiré que nadie más lo haga por ti-le dijo intentando mantener una voz que no le ofendiera, pues simplemente estaba diciendo la verdad.


Hubo silencio por demasiado tiempo, hasta el caballero de Cáncer finalmente se harto y se puso de pie-Yo no soy el que te molesta-la voz nuevamente detuvo su andar, ese sujeto si que retaba a su paciencia.


-Eso explica porque Regulus no te reconoció-se dijo así mismo colocando una mano en su barbilla-y sabes de quien se trata?-no tenía esperanza alguna en le respondiera algo, sin duda alguna no esperaría la ayuda de un dios, y mucho menos de uno al que había golpeado.


Nuevamente otra pausa, una que dio fin con su visita en aquel día, por lo menos ya había descubierto algo, siempre iba y le hablaba al dios enjaulado criticándole el que lo molestara con algo tan infantil, quien diría que un fantasma era  el que lo molestaba, sería cuestión de hacerle una ofrenda o pedirle a Atena que purificara su casa, nada del otro mundo.


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-Manigoldo!-el canceriano giro al notar a su maestro cerca, aun si ya no había guerra, quedaban vestigios de algunos espectros rebeldes-debes ir de misión al pueblo de los curanderos, Albafika te acompañara-Manigoldo bajos sus puños y puso cara de pocos amigos, el Piscis era de los pocos a los que no sabía como tratar, incluso en una ocasión, Albafika malentendió tanto las cosas que le “rechazo” cuando ni siquiera intentaba ligarlo-Algún problema?-Manigoldo negó con la cabeza, no pensaba discutir de nuevo con Sage por ese motivo, pues recibió un sermón de más de una hora del porque problemáticas absurdas no debería interferir en su trabajo como caballero.


Camino hacia su casa con un poco de desilusión, esperaba que Albafika hubiera olvidado ya el asunto-ojala que la guerra le haya hecho olvidarse de mi-mil veces intento en vano explicarle que era un malentendido, pero Albafika contesto con un seco “no hay problema” y se alejo como quien repele a un insecto.


-Otra misión con Albafika, Manigoldo?-la voz de una mujer se escucho detrás de él, Yuzuriha de la gruya, ella siempre le había caído muy bien, además de ser bonita era una mujer realmente fuerte y una gran amiga.


-Tanto se nota?-pregunto con una gotita en la sien, siempre pensó que la gente bella era peligrosa, pues siempre era gente altanera e insufrible que creía que por ser bonita tenía derecho sobre los demás, pero con esa chica siempre fue otra historia, a pesar de que le decía cosas “eres un vago” o “tienes pinta de maleante”, no conoció a mujer menos superficial-Oye! Tu nunca traes tu mascara-le recrimino observando su rostro, si no mal recordaba, los caballeros femeninos debían ocular su cara, pero ella andaba con sus amigos, como a quien le va y vienen las reglas-será mejor que te la pongas, el patriarca estaba aquí hace un rato y sabes lo estricto que se pone con las normas-advirtió a la mujer con un gesto despreocupado como respuesta.


-Que tengas suerte en tu misión-se despidió de él yéndose lejos.


Al llegar a su templo empezó a guardar una que otra cosa, el pueblo no estaba lejos y quería terminar lo antes posible con esa misión, ya se imaginaba como sería todo el camino, un silencio incomodo y un Albafika distante-ni hablar…-su pequeño morral ya estaba preparado, pero antes de irse quiso hacer una última cosa, bajo corriendo a la habitación donde se encontraba su custodiado, una vez más encontró la sombra desvaneciéndose fugazmente al verlo-Oye!-le grito por si no planeaba escucharlo-Cuida la casa! No me iré por mucho tiempo pero no quisiera llegar y ver todas mis cosas rotas-salió rápidamente de su casa para ir al encuentro con Albafika en las afueras del santuario, no creyó que el silencioso dios le hiciera caso, pero le pareció divertido molestarle un poco, hace muchísimo que no jugaba con los demás.


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Ya era primera hora, debían partir ya si no querían que los fuertes rayos del sol en pleno verano les agobiaran en el camino-Albafika!-una voz le grito, pero evidentemente se habían confundido-ah! Manigoldo eres tú-Shion de Aries, nunca tuvo mucho contacto con él, no tenía nada en su contra, pero prefería a su mejor amigo, Dohko era lindo, respetuoso, amigable y…muy fácil de molestar, se preguntaba como el Casanova de Shion no le había puesto las manos encima.


-Lo siento, arruine tu cita?-Se rumoraba que Albafika de Piscis y Shion de Aries eran demasiado cercanos últimamente, no le importaba, pero le parecía muy inusual que Shion solo se comportara así con Dohko lejos, el castaño había ido a Rozan a colocarle una ofrenda su maestro.


-De que hablas?-Shion se giro en buscando con la mirada al caballero de Piscis, siempre se despedía de él cuando le mandaban de misión.


Manigoldo no era de muchos amigos, ser el alumno del patriarca lo tenía demasiado ocupado, aun cuando  rechazo el puesto de su sucesor, se mantenía con constantes obligaciones, por eso valoraba a tanto a sus pocos amigos, Asmita aunque pareciera que nunca le ponía atención, era de los pocos a los que les tenía confianza, siempre estuvo cerca de Sage, al igual que él, pero le brindaba confortables silencios y buenos consejos, y Dohko, al que siempre molesto, termino por hacerse amigo suyo cuando Tenma le conto “el buen tipo” que en realidad era-te despediste de Dohko? Yo lo hice, pero ya quiero regrese-precisamente por eso le molestaba tanto la actitud de Shion, quería hacerse pasar por un tipo maduro y resplandeciente cuando estaba cerca, pero nada más se iba y se comportaba como realmente era, ya hasta había perdido la cuenta de cuantas mujeres y hombres habían caído a sus pies.


-No pude, estaba de misión-contestó mirándolo con desafío, siempre se mantuvieron distantes, jamás le agrado que estuviera siempre fastidiando a su amigo, y su repentino cambio de actitud le molestaba aun más-pero estoy seguro que vendrá a verme en cuanto llegue-Manigoldo se volteo sin prestar más importancia, haya Dohko si caía en manos de ese sujeto.


-Shion…-Albafika había llegado, a diferencia de Manigoldo al lemuriano lo trataba con amabilidad y alegría-…no es necesario que vengas a despedirte-dijo con un tono contento, después de todo los rumores parecían ciertos.


-Shion!-Manigoldo no pudo soportar quedarse callado, como es posible que Albafika le aceptara con tanta facilidad sabiendo que Shion solo le quería para pasar el rato-si Dohko te viene a ver, como dices…-hubo duda en su voz, no creía que Dohko fuera tan tonto para no darse cuenta que andaba con Albafika, pero por si las dudas-dile que quiero habar con él-Dio la vuelta bajando las escaleras, era imposible soportarlos.


-Si no viene, yo mismo lo buscare no te preocupes-Shion le contesto enojado, como odiaba que se creyera tanto cuando hablaba del castaño-Albafika…-el peliazul se había ido detrás de Manigoldo, sus palabras le habían disgustado bastante, siempre que hablaban de Libra le cambiaba la actitud, incluso cuando estaban juntos y llegaba Dohko se despedía con tal de estar con él.


Manigoldo notó el enojo del caballero de Piscis, entonces si sabia…, no era de su incumbencia los sentimientos de Albafika, pero no dejaría que a su amigo le vieran la cara de idiota-celoso?-quiso saber si de verdad Albafika estaba interesado en Shion, el fabuloso Albafika, adorado por los pueblerinos y siempre con múltiples pretendientes no conseguía la atención del caballero de Aries, era realmente irónico.


-Un poco…sí-La respuesta le desconcertó, y más aun viendo la cara con que contestaba, le había sonreído demasiado extraño-te disgusta?-Albafika lo miro con cierta gracia.


-ah?...-no atino a dar una respuesta, a que se refería con esa pregunta-en absoluto-creía entender por donde iban las cosas y no pensaba seguirle el juego-la gente hermosa siempre trae problemas-le contesto frio y se adelanto, que se creía Albafika?, ya le había aguantado que le humillara con eso de “no salir con él”, cuando si quiera se lo había pedido, en definitiva, la gente bonita era insufrible y jactanciosa.

Notas finales:

Nop, aunque no lo crean, Albafika no es quien me cae mal...

Nos vemos.

MUCHAS GRACIAS POR LEER!!


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