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Beer&vodka por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Uy, esto me pasa por escribir estas guarradas: no se en qué categoria meterlas.

El relato es de mi autoria pero los personajes de verdad existen y los hechos relatados de verdad pudieron haber ocurrido.

Quien busque la verdad absoluta que haga pacto con el diablo, o que estudie fisica de particulas ;)

Notas del capitulo:

Héme aquí con otro relato de mis amados northers. Les juro por toós mis muertos que se amaban un montón *.*

La acción ocurre en el bar Tavastia de Helsinki, luego de una presentacion y su consiguiente borrachera.

Foto de los protas: http://s1026.photobucket.com/albums/y326/NezalXuchitl/?action=view¤t=prewaken07.png 

Beer&Vodka

Una gran sensación de placidez lo embargaba. No estaba despierto ni tampoco dormido, estaba en ese limbo extraño donde eres consciente a medias de lo que te sucede, y se sentía bien, muy bien. No quería abandonar ese limbo donde estaba inmerso.

El bienestar iba en aumento, despertándolo cada vez más. No, no quería despertarse. Se revolvió un poco y sintió frío y duro debajo. No estaba en su cama. ¿Dónde diablos estaba? Alarmado, abrió los ojos de inmediato y muy en lo alto vio un techo negro con vigas de hierro surcándolo horizontal y verticalmente. Una claridad sucia se colaba por un par de altas y estrechas ventanas. Pero lo que realmente disparó su adrenalina fue sentir el peso cálido sobre sus piernas y la caricia húmeda sobre su pecho desnudo.

Lleno de pánico recordó la noche pasada: presentación, fiesta, Finntroll y Korpiklaani; beer y vodka mezclados en cantidades industriales, Petri bailando una polka con Sami sobre la barra mientras Vreth, completamente borracho, lo acosaba. ¡¿Y si ese que estaba encima suyo era Vreth?! No tenia puesta la camisa y quién sabe si los pantalones tampoco.

Lo empujó, por instinto, pero al mirar abajo reconoció la rubia y larga melena de Petri. Sintió tanto alivio que mas que suspirar jadeó. Petri levantó la cara y pudo ver sus ojos en medio de los desordenados mechones.

-Kride... - lo nombró con ese tonito bajo y meloso que usaba cuando estaban a solas.

-No Petri... - sabía muy bien lo que ese tonito y esa mirada pretendían.

-Kride. - repitió, subiéndosele encima hasta quedar cara a cara.

-No, aquí no. - Kristian cerró los ojos y ladeó la cara; no quería, no podía dejarse convencer. Había que salvar las apariencias si es que no estaban perdidas desde la noche pasada.

Se tocó la cadera; ahí estaban los pantalones. Volvió a sentirse aliviado, no había ocurrido nada irremediable en presencia de los otros. Aún. La lengüita de Petri recorría su mejilla tan cargada de intención como su mirada. Podía sentirla, ardiente, sobre su cara.

Lo empujó débilmente. ¿Cómo rehusarte de veras a quien más amas? ¿Cómo rehusarte a algo que tú también deseas? Pero no ahí, no entonces: era demasiado peligroso. Los dientitos de Petri tiraron de su arracada, sus labios se cerraron sobre su oreja. El bienestar iba en aumento. Su expresión de placer se perdió sin nadie que la observara.

Todos estaban dormidos a su alrededor, pudo constatarlo al abrir los ojos. Por lo menos a su izquierda. Casi al alcance de su mano el vocalista y el acordeonista de Korpiklaani estaban tirados, con una botella y un charco alrededor de ella. Derrumbado sobre una silla rota estaba el mas gordito de los trolls y sentados a la mesa, con las cabezas apoyadas en ésta entre botellas vacías y ceniceros llenos estaban algunos más.

-No Petri... - con las palabras decía que no pero con el tono decía que sí.

Petri tiró de la arracada, subió sus manos por el torso desnudo de Kride.

-No, aquí no... - insistió este.

Petri dejó su oreja y tomó su boca. Abrió sus labios y se coló. Más que a los mentolados Kride era adicto al sabor que le dejaban a Petri. Saboreó su lengua, la acarició. Sus manos rodearon su espalda. Petri liberó su boca, creyendo ganada la batalla.

-Espera... - el conejito no se rendía fácilmente.

-No puedo esperar.

Nunca podía esperar; cuando deseaba a Kride tenía que poseerlo. Tenía, era una necesidad. Una necesidad de su sabor y de su contacto. Se incorporó para descender y quitarle los pantalones. Kride se cubrió el rostro con los brazos cruzados, completamente avergonzado. ¡Maldito Petri exhibicionista! ¿Y si los veían por su culpa? No quería ni pensarlo pero no hizo nada por evitar que su novio le bajara los pantalones, bóxers incluidos. Le levantó las piernas para sacárselos y tirarlos a un lado. Se las acarició hasta los muslos y se las volvió a bajar, separándoselas.

Kristian no sabía si lo que lo hacía sentir así era el deseo o el temor. Estaba a la expectativa de lo que ocurriese y quería que ocurriera ya. Escuchó a Petri bajarse el cierre y luego nada. Silencio absoluto en aquella alba ominosa. No oía ni sentía nada. Bajo los brazos y miró al rubio.

-¿Tendrás un condón? - cerró los ojos y sonrió en un gesto mortificado.

Kride lo vio con cara de no mames.

-Hazlo así.

-Pero podría lastimarte... -la ternura en su mirada se trocó en asombro al verlo chuparse un par de dedos y luego llevarlos a su interior. Se quedó boquiabierto, hincado entre las piernas de su pelinegro viéndolo dedearse: para empalmarse en cinco segundos, si no hubiera estado ya bien duro. Cuando se sacó los dedos fue para jalarlo.

-Házmelo ya. - ordenó. Luego, avergonzado por la sonrisita de Petri justificó - No quiero que vayan a despertarse y vernos.

Esos no despertaban por lo menos en tres días, consideró para sí el rubio. Se acomodó sobre su chico y éste se adaptó a él, rodeándolo con brazos y piernas, hundiendo el rostro en su cuello al sentirlo entrar. Por más que se puso flojito la lubricación era escasa y la polla de Petri, grande.

En silencio comenzaron a hacerlo, cada uno con el rostro hundido en el cuello del otro, embriagados mas por su mutuo aroma que por los fuertes vapores etílicos que impregnaban el ambiente. Conforme los embates de Petri se hacían más profundos con más fuerza Kristian se abrazaba a él. Jadeaba en su oído sabiendo que eso lo excitaba. La claridad otorgaba cada vez más nitidez a los amantes; ahora se distinguía el tono exacto del pelo del rubio, la piel más blanca del otro, el movimiento que sostenían, los dedos de los pies del pelinegro estirándose y contrayéndose debido al placer.

-Kri... de... - susurró Petri, incorporándose sobre sus codos para poder moverse más vigorosamente.

Kristian acarició sus flancos, estiró su cuello para chupar el de Petri, para lamer su piel salada por el sudor, ese sudor que escurría la noche pasada en medio del concierto, haciéndolo desearlo desde el rincón en que lo vigilaba; ese torso perfecto que todos podían ver pero solo él tocar, tocar como ahora lo hacía, pasando los dedos sobre sus pezones, bajando hacia sus caderas, apretando sus nalgas medio desnudas para clavarlo más en su propio cuerpo.

-¡Aaah! - el jadeito escapó sin que pudiera evitarlo.

Demasiado fuerte, pues al lado, el vocalista de Korpiklaani se movió. Presa del pánico el conejito clavó los ojos en el tipo. ¡Ooh! Si tan solo Petri no fuera tan bueno jodiendo... no podía contener los gemidos aunque Jonne amenazara con moverse de nuevo. Y Petri también pujaba, gutural, como al cantar.

-¡Petri... - cállate, quería decir, pero el placer no lo dejaba - ¡Petri! - repitió al venirse, estremeciéndose debajo suyo.

Aún aturdido por la tempestad de placer vio como Jonne medio abría un ojo. Había que evitar que los viera; Petri todavía estaba poseyéndolo. Reaccionando rápido, Kride cogió la botella cercana y la rompió en la cabeza del pobre vocalista, que volvió a desplomarse como un muñeco de trapo.

Petri temblaba sobre él. Sí, de risa.

-Cállate, que los otros están muy lejos para descontármelos.

-¡Eres increíble! - Petri negaba con la cabeza.

Kristian tiró de sus cabellos y lo besó. Lo apretó, rítmicamente, como si estuvieran interpretando una melodía. Que, de hecho, estaban. Sentía el corazón de Petri latir cada vez más rápido, cuando lo sintió duro como una roca, señal de que iba a venirse, liberó sus labios para que tomara aire, jaló violentamente sus cabellos para exponer su cuello y chupó sobre su yugular, sintiendo con su lengua como la sangre corría por el cuerpo de su amado. Dejó de chupar hasta que el rubio exhaló un quejidito.

Entonces soltó su cabello y su cuello y se relajó sobre el piso. Petri yacía sobre él, todavía dentro suyo, perdiendo firmeza conforme su respiración se normalizaba. Lo empujó antes de que esto sucediera del todo. De rodillas entre sus piernas el rubio se subió los pantalones y se los cerró. Luego ayudó a Kristian a sentarse y le pasó su ropa. Se paró para ir por la camisa, que estaba mas alla, a la derecha, cerca de donde Emi, Vreth y Skrymer dormían la mona. Apenas se abrochó el cinturón Kristian escrutó uno a uno los rostros de los durmientes. Mas les valía a todos estar bien dormidos, porque si no...

-Tranquilízate. - Petri le puso la chaqueta y lo abrazó por detrás. - Mira que cara de beatitud tiene Vreth dormidito...

Dormía como un angelito. Tal vez esa curva en sus labios era demasiado pronunciada para alguien que duerme. La duda incomodó a Kristian, pero tampoco era como para ir e inflarlo a hostias para que confesara si había visto o no. Reprime tus impulsos sicópatas, se dijo a sí mismo el pelinegro. Se volteó.

-No mames, creo que le saqué la sangre. - dijo apenado, señalando al de Korpiklaani.

-Perkele. - dijo Petri y se acuclilló para revisarle la cabeza - Naa... son solo unas gotitas. Vámonos.

-¿Seguro que está bien?

-Nos pegamos más fuerte cuando nos caemos. - aseguró.

Kristian se mordió el dedito; era un conejito bueno y le daba remordimiento haber descalabrado al otro... pero a ver, ¿para qué se despertó? Había sido su culpa...

Absolviéndose con este último argumento se dejó conducir del brazo a la camioneta. Tenían seis días de idilio en su cabañita antes del siguiente concierto de la gira folk que Ensiferum, Korpiklaani y Finntroll tenían por Finlandia. Ya decidiría entonces Kristian si seguía acompañándolo.

 

***

 

Camino a Vantaa Petri bromeaba con los de Korpiklaani: eran sus amigazos y no podía hacer gira muy seguido con ellos porque, bueno, no estaban lo bastante sobrios para salir de gira muy seguido.

-Entonces, ¿ya se convenció Kristian de que no hacemos nada malo? - preguntó Juho, el acordeonista.

-See... lo que sea. - el rubio respondió con su frase típica. Dudaba que Kristian fuera a dejar de celarlo jamás, pero eso era algo privado - Pero es chido parrandear con él, ¿verdad?

-¡See! - contestaron casi todos alegremente. Si había una banda feliz en el mundo, esa era Korpiklaani.

-Ummm - el vocalista estaba ceñudo.

-¿Qué te pasa Jonne?

-No me hagas mucho caso, porque le puse tequila y caipirinha a mi beer&vodka, pero como entre sueños me parece recordar que Kristian me dio un botellazo en la cabeza.

Petri se quedó con cara de circunstancias. Afortunadamente los otros rieron.

-¡¿Cómo crees?! - le palmeó la espalda Juho - Si Kristian se ve bien buena gente.

-¡Por Kristian! - propuso el bajista, quien solo necesitaba otro pretexto para destapar otra cerveza.

Todos, incluido el vocalista, se bebieron una en honor al líder de Norther.

 

Nezal, septiembre del 2011

 

Notas finales:

http://www.youtube.com/watch?v=ug68UjcnW1E&feature=fvsr, este es Korpiklaani, inventor del beer metal ;) Sus mas grandes exitos son: Beer, Vodka y Tequila.

Kiitos!


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