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El mas triste adiós. por Pasitea

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Notas del fanfic:

Algo corto y con inspiracion.

Notas del capitulo:

Los personajes no son mios, son de Masasi Kishimoto.

 

Al filo de un alto pico, envuelta por la Oscura Dama, copia exacta de un cadáver, una acurrucada figura se balanceaba lento. Manchas secas adornaban la ropa puesta, combinada con la insensibilidad del portador.

El viento frio silba por atrás, arrancando hojas y sueños rotos, indiferente al chico que interfería en su camino.

Todo había sido demasiado rápido para su gusto. Demasiado.

-¿Por qué?...-

 

“Mirando al exterior

Hundido entre algodón

Con los ojos nublados….”

 

Le había perdido, ¡Para siempre! A su cabeza se amontonaron recuerdos de antaño, cuando eran felices, cuando estaban juntos…y enamorados.

Había soportado todo con tal de estar a su lado, su ausencia, su ignorancia que lo lastimaba sin que el supiera… “Por amor…” Algo que nunca hubiera dicho, algo que nunca hubiera sentido, de no ser por su culpa, por haberlo conocido, por haberlo salvado, por haberle sonreído.

“¡Maldición!”

Apretó los puños al evocar ese rostro tan amado, tan ansiado, tan alegre y ahora… apagado.

Quería regresar al tiempo en que el mataba para saciarse sin preocuparse por hacer que su vida valiera siquiera el maldito pedazo de tierra en el que ahora se encontraba sentado; el tiempo en que no importaba para nadie si volvía muerto o vivo, sano u herido, igual o cambiado;  en donde todo, todo, podía ser reducido a polvo de arena con tan solo mover un dedo, incluyendo a sus hermanos, incluyendo el mismo.

¿Cuándo se transformó?

-Quizás…ese día…-

Volvía de una junta con la Hokage, cuando chocó de frente con un hermoso muchacho rubio, quien se quejó y lo maldijo por no tener cuidado al caminar.

-¿Eh? ¿Gaara? ¿Eres tú?-

-No, soy una ilusión…-

-A ver…-con un palito sacado de saber dónde, comenzó a picar el pecho fuerte del albino y como no quedo satisfecho, le intento golpear, resbalando y cayendo encima del otro.- ¡Sí! ¡Eres Gaara!-

-¿Cómo lo adivinaste?-

-Tu corazón me ayudo.-

-¿Mi corazón?-

-Si…eres el Gaara que conocí hace tiempo, cuando éramos niños, late como en ese tiempo…Es tan suave…cálido…- poco a poco se fue quedando dormido en el pecho del sorprendido ojiverde.- Te quiero…- murmuro bajo.

De a poco, sus compañeros los hallaron en el piso, pues el Kazekage no había querido pararse, conformándose con apoyarse de una pared y tener entre sus piernas al ojiazul.

-Mil disculpas, Kazekage-sama, es que Naruto tenía que ir al hospital, pues está muy herido y débil, pero se nos escapó, a veces es tan infantil.- comento la pelirrosa.

-No hay problema… Naruto, levanta, es hora…-

-No quiero… Aun no… estoy tan cansado…-

-Sai… por favor…-

-Si…con su permiso, Gaara-sama.- tomo con cuidado el cuerpo del blondo entre sus brazos, alejándose con él y la chica, desapareciendo tras una vuelta.

Desde entonces, le amo, le amo en secreto, contentándose con sus sonrisas y abrazos de amigo, muriendo de celos cuando estaban muy cerca de su adorado, suspirando por una oportunidad… hasta que esta se hizo realidad… Y un simple si, puso todo al revés en su mundo…

 

“Mirando sin mirar

A través del cristal

Recordando un pasado…”

 

Esos días de alegría nunca volverán, de eso estaba más que seguro. Y es que la maldita ansia de poder no los dejaría en paz, y la tozudez del otro no ayudaba mucho.

 

“En el que tú estabas junto a mi

Si pudiera elegir, querría

Regresar aquel tiempo en el que

Los dos pensamos que este

Amor no tendría final…”

 

¡Dios! Anhelaba besar ese rostro, besar esos labios que lo volvían loco con verlos, tener la calidez de ese cuerpo que respondía únicamente a su toque, a sus caricias, a su olor.

 

“Cuando te vi marchar entendí

Que la edad había marchitado

La flor de nuestro amor

Con tanta fuerza ardió que

Se había apagado…”

 

Pero, un día fatal se presentó: le llamaron a una urgencia y le dejó, sin saber que, en su regreso, le traicionarían.

Esos pedazos de cielo llenos de lágrimas sin contener, le lastimaban a cada momento que pasaba.

Y la Gran Guerra estalló.

¡Maldita la hora en que lo abandonó! ¡Maldita la hora en que pasó todo!

La Arena había acudido a prestar ayuda, y  entonces, vio con horror como hicieron que su amado perdiera el control, abriendo por completo el sello del Kyuubi; las iris azules que tanto idolatraba eran dos pedazos de roca fundida, llenas de odio, la boca rosa, ahora herida por los afilados colmillos que salían de ella, el cuerpo que tantas noches probó, surcado por varias lenguas rojas, lacerándolo en la prisa por liberar al demonio y como temía, su alma ya era del Nueve Colas… Se había perdido en la sed del biju.

Con grandes bolas de fuego y sin distinción, arrasó con lo que hallo en el camino, destruyendo la vida y las casas de los aldeanos junto con la de aliados y enemigos.

-¡Ese maldito monstruo no nos ayudó en nada!-

-¡Esa cosa esta matando a cuanto se le ponga enfrente! ¡Hay que matarla!-

No podía creer lo que escuchaba… ¿Acaso él no era parte de la aldea? ¿Uno más?

Tenía que acercarse, tenía que calmarlo; esquivando las barreras, desoyendo a sus compañeros, llegó al frente de la gran Bestia, quien se enfureció al notar su presencia, pero que al voltear a ver, se estremeció al comprobar de quien se trataba.

-¡Por favor! ¡Detente! ¡No es necesario que sigas!-

-¡Lárgate! ¡Voy a matarte!-

-¡No!-

-¿Por qué?-

-Porque te amo…-

Las rojas pupilas se trocaron en un instante en agua, haciéndose evidente el cambio que empezaba a ocurrir, quedando aquel hermoso joven de antes. Corrió a abrazarlo, para que no volviera a suceder.

 

“Más hoy te vuelvo a ver marchar

Sabiendo que ahora ya no te veré

Volver…”

 

Rápido como un rayo, un kunai atravesó el corazón por completo del Uzumaki, hiriendo el pecho del Sabaku.

Estupefacto e inmóvil, sintiendo como la sangre manaba y manchaba su ropa, sintiendo como el calor del otro cuerpo se esfumaba, sintiendo como los latidos comenzaban a apagarse…sintiendo como se hundía en el abismo…

 

“Te vas, te vas dejándome

Sin nada que decir, sin nada que

Ofrecer…”

Cayó, cayó al igual que una piedra en la dura tierra, ahogado en lágrimas.

-T….Te…a…mo….- y el viento, cómplice, se llevó el último suspiro, importándole un comino el dolor que crecía sin medida.

“Y déjame que te llore en un

Rincón, sé que así será mejor

Olvide lo que eras para mi…”

 

-¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!- fue el grito con que se supo que la guerra había terminado…con que el que se desgarro un alma.

 

A un mes de su muerte, la Hoja parecía no acordarse, es más, parecía feliz de haberse deshecho del sol del lugar… de haberlo asesinado.

-Es mejor que este a 10 metros bajo tierra, ¿No?-

-Sí, ya no tenemos que vivir con miedo a que se rebelara…-

-Un estorbo menos.-

-Ese maldito monstruo está en el lugar que le corresponde.-

 

“Y déjame que te llore en un

Rincón, sé que así será mejor

Olvide lo que eras para mi…”

 

En la punta de un alto pico, protegido por la Dama oscura y enloquecido por el dolor, el amor y la soledad, se hallaba un alto joven, erguido para poder ver el espectáculo que estaba por ocurrir en el valle.

Por los cuatro puntos cardinales, la aldea comenzaba a arder por causa de los demonios atrapados por Akatsuki, llenándose el aire de lamentos y de gritos.

 

“Y déjame que te llore en un

Rincón, sé que así será mejor

Olvide lo que eras para mi…”

-Nunca nos quisieron…nunca nos aceptaron… nunca los perdonare…-

 

“Y déjame que te llore en un

Rincón, sé que así será mejor

Olvide lo que eras para mi…”

 

Y sin más, se lanzó al vacío.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero y les guste. ja na!


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