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It's Beating for You por Kiki__Nice

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Notas del fanfic:

 

Disclaimer: Ni las personas mencionadas aquí, ni esta historia son mías. Solo me acredito la traducción.

 

Notas del capitulo:

Esta es la primera parte del primer capitulo. Este documento es de 11,288 palabras, mas o menos 30 paginas en word.

Estoy medio muerta de la mano (xDDD) pero igual espero que les guste! Ya subo la 2da parte en un tanto (:

A leer ~ !

 

Odiaba su vida, más o menos. A Lee Jinki ya no le importaba mucho si vivía o moría. Era algo irritante estar en este inconsistente, fluctuante estado de cambios interminables entre la vida y la muerte. Sería agradable si su corazón decidiera darse por vencido o simplemente hacer lo que se supone que debía, no solo a veces, cuando le daba la gana.

Tenía una extraña especie de “insuficiencia cardíaca congestiva” que tan solo significaba que su corazón era estúpidamente débil para funcionar por sí mismo y por esa razón se desmayaba en los momentos más inoportunos, por ende enloqueciendo a sus padres porque simplemente no había suficiente sangre en su cerebro.

Pues sí, estaba más que dispuesto a decirle a su corazón, “Muérete de una vez, por favor”, y morir en paz sin tener que despertar en un hospital preguntándose donde diablos se encontraba.

Ya que no despertaría del todo.

La última vez, se desmayó de la nada en plena clase de química, y terminó derribando un mechero de Bunsen con su mano, casi incendiando en llamas al chico que se sentaba a su lado. Por suerte, alguien apagó el nocivo gas antes de que el chico fuera no más.

Jinki suspiró y se disculpó mil veces a su compañero, quién seguía insistiéndole que no había sido su culpa –el chico nunca volvió a mirarlo a los ojos después de eso.

“Oh bueno,” pensó Jinki. “Otro compañero de laboratorio con el que nunca podré trabajar de nuevo.”

Sacudió su cabeza y se dirigió a su próxima clase; gimnasia, dónde, como siempre, se sentó en una banca por estar medicamente justificado para evitar hacer grandes esfuerzos físicos.

A Jinki le daba igual—el dodgeball se veía demasiado barbárico para su gusto—pero,  mientras se enfocaba en su libro de texto y estudiaba o hacía su tarea para otras clases, no podía evitar sentir un pequeño pinchazo de celos al mirar a los otros jugar. Podían correr. Podían saltar. Y podían hacerlo sin tener que ver brillantes manchas blancas bailando en su visión o desplomarse mientras perdían el conocimiento.

Una vez más, Jinki se encontró a si mismo maldiciendo su miserable existencia y sacudiendo la cabeza a su triste, tonta situación.

Pero sonrió.

Sonrió porque era lo único que sabía hacer: sonrió la primera vez que tuvo problemas para respirar en séptimo grado, cuando estaba fuera jugando fútbol con los otros niños, se desmayó, sin dejar de sonreír, cuando su madre le preguntó si estaba bien después de que subió las escaleras hasta su habitación un demasiado rápido, y le sonrió a su instructor de natación cuando le dijo que no podría continuar sus clases porque eran, literalmente, mortales. Al menos, para él.

Al sonreír, razonaba, nadie sabía lo que realmente pensaba. Solo veían dientes y labios estirados ancho y nada mal.

No veían nada mal con él.

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Jinki parpadeó en dirección del imposiblemente blanco techo con desdén. Gimió y se acurrucó de lado, ya consciente de dónde se encontraba.

Su madre se despertó a su lado, con las manos todavía envueltas en las suyas. Sonrió suavemente y se dio cuenta de las lágrimas en sus hermosos ojos, pero miró hacia otro lado antes de que su cerebro lo convenciera de que fueran reales.

Se limitó a fingir que todo estaba en su cabeza.

“¿Cómo te sientes, Jinki?”

“Bien, mamá. ¿Que hice esta vez?”

Su madre frunció el ceño.

“No estoy segura…tu profesor llamó a una ambulancia y entonces ellos me llamaron. ¿Creo que estabas en Matemáticas?”

Sus cejas se juntaron al arrugar el rostro, como si haciendo esto lo ayudara a recordar lo que había sucedido. Brevemente filtró unas cuantas escenas en su cabeza, antes de aterrizar en lo que recordaba antes de que todo se oscureciera.

“Creo…creo que estaba en el tablero o algo. Estaba nervioso, supongo.”

Su madre asintió sin decir nada, solo le dio un apretón a su mano y un beso en la mejilla. Se aplanó el cabello, todo enredado por dormir en la almohada del hospital, y pasó el dorso de su fría mano por su rostro.

“Necesitas relajarte, Jinki. Necesitas tomarte las cosas con calma.”

Jinki trató de no rodar los ojos frente a su madre,  y en su lugar, se conformó dándole una fea mirada a la sábana que lo cubría.

‘Te odio,’ pensó, mentalmente hablándole al órgano bueno para nada que latía débilmente en su pecho.

“Solo era un problema de matemáticas, mamá. Sabía cómo resolverlo, también. Solo estaba un poco nervioso, ¿si? Pensé que lo haría mal…no sé. Todo lo que pensaba era en cómo debía tenerlo bien, de otra forma ya no sería el segundo en mi año y eso sería inaceptable, y, um…sí.”

Ella sacudió su melena suavemente y le dio a su mano otro apretón.

“No pienses así, Jinki. Eres fantástico y te amamos—no necesitas esforzarte de más para probarnos nada a nosotros, o a quien sea.”

‘Solo a mi mismo’, pensó amargamente. ‘Solo para demostrarme a mí mismo que no soy tan inútil como este estúpido corazón.’

Jinki fue dado de alta más tarde ese día con medicamentos para mantener baja la presión de su sangre. Las tiró  sin más en el gabinete de las medicinas dentro de su baño, ni siquiera dándoles un buen vistazo. Le hacían sentir mareado y odiaba esa sensación—al menos cuando se desmayaba no tenía que sentirla.

Se sentó en su escritorio y leyó por unas horas, hasta que su espalda le comenzó a molestar por estar en una sola posición tanto tiempo. Se levantó, se estiró y casi deja salir un ronroneo de satisfacción al sentir todos los nudos de su espalda desaparecieron con unos audibles ‘pop’s.

Después de comer un refrigerio de la cocina, hizo su tarea y escuchó música hasta quedarse dormido. Al despertar, su alarma estaba a punto de sonar.

Gruño y le pegó al botón de apagado. Se arrastró fuera de la cama y en la regadera, lavó sus dientes, trató de peinarse el cabello y falló. Sacudió su cabeza ante el espejo y se resignó a vivir otro día más.

Probablemente debió haberle asustado el hecho de que iba a morir. Su enfermedad o desorden o lo que fuera iba a matarlo.

Pero no le importaba. Le daba igual.

Si iba a morir, porque no lo había hecho ya?

La espera era la peor parte.

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Cuando Jinki vuelve a despertar, son dos días y medios después.

Y, otra vez, estaba en el hospital. Resistió la necesidad de gritar en la suave almohada bajo su cabeza, lentamente contando hasta diez en voz baja. Al abrir los ojos, se sintió mucho mejor.

Tomó un momento para darle un vistazo a sus alrededores—aparentemente, este era un cuarto en el que nunca había estado, y había estado en muchos. Tal vez todos en el pabellón de cardio. Pero no este.

Lanzó un suspiro y se pasó una mano por el pelo. Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta y volver a dormir, sus oídos captaron unas voces tras la puerta. Se esforzó por oír lo que decían, pero se dio por vencido al no poder entender nada, y Morfeo lo capturó.

Despertó de nuevo unas horas más tarde para encontrar a su madre llorando en su hombro.

"¿Mamá?"

Ella sollozó y frotó rápidamente las lágrimas en su rostro, como si borrándolas de sus mejillas, las borraría de la memoria de Jinki. Demasiado tarde, su mente ya le había dicho: "Oye, Jinki, tu madre está llorando. En serio. Sí, y esta vez no podrás evitar saber qué es lo que te sucede".

Frunció el ceño y extendió su mano, sosteniendo la de su madre con fuerza para tratar de consolarla.

"Mamá, ¿qué está pasando? ¿Qué sucede?"

Su madre lo miraba sin poder hacer nada, las lágrimas cubriendo su rostro nuevamente. Jinki no era tonto ni mucho menos -- y sabía que esto tenía algo que ver con el reciente aumento en la frecuencia de sus desmayos.

En ese momento, un médico en una bata blanca sosteniendo un portapapeles se hizo presente.

Todo en los hospitales era blanco, blanco, blanco, y Jinki estaba tan enfermo de esta monotonía que le entraron unas ganas inmensas de lanzar algo.

Pero no lo hizo. Se limitó a sonreír.

"Hola, doctor", dijo en su perfecta voz de estudiante ejemplar.

"Hola, Jinki. ¿Cómo te sientes?"

Este médico tenía una gran sonrisa falsa.

"Estoy muy bien. Mi madre, por otro lado..."

El médico salvó a su madre una mirada comprensiva antes de volver a centrarse en Jinki.

"Tu madre... bueno, Jinki, supongo que no hay rodeos para ello."

Jinki arrugó la cara en evidente disgusto.

"Me voy a morir, ¿no?"

El médico parpadeó sorprendido.

"Eh... sí," respondió él, sin duda no esperaba tanta franqueza de parte del chiquillo.

"Oh, fantástico", Jinki murmuró, suficientemente bajo para que su madre no lo oyera. "¿Cuáles son mis opciones?" -le preguntó.

El médico frunció el ceño y sacudió la cabeza.

"En este momento, lo único que te puede salvar es un trasplante. Pero no hay corazones disponibles, por lo que tus posibilidades ---"

"--- Son cerca de cuatro punto cinco por ciento. Sí, he estado investigando desde hace un tiempo."

El médico estaba empezando a parecer cada vez más preocupado.

"Jinki-sshi...."

"No, en serio. Si mis posibilidades son cuatro punto cinco por ciento, ¿por qué intentarlo? ¿Por qué  siquiera ponerme en la lista?"

Su madre quedó sin aliento después de su argumento y le dio una bofetada en la cara. Jinki masajeó su palpitante mejilla en estado de shock,  ojos como platos.

"¿M-mamá?"

"Lee Jinki", dijo entre dientes peligrosamente, "no te atrevas a hablar de esa forma nunca más."

Jinki asintió con la cabeza, aún aturdido por su rostro enrojecido.

El doctor se tambaleó hacia atrás unos pasos, obviamente, un poco sacudido por la vista.

"Mamá, en serio", continuó Jinki, manos cayendo de su pequeña lesión: "No creo que debamos meter la cabeza en las nubes o algo así. No sirve de nada tener esperanza ---"

"Jinki! No digas eso! No ---"

"¡MAMÁ!"

La boca de su madre se cerró.

"Yo solo... Madre, no deseo hacerme ilusiones sólo para quedar decepcionado después. O peor aún, no podría sentirme decepcionado porque ya estaría muerto. Quiero que termine ya, de acuerdo?" Se volvió hacia el doctor. "¿Cuánto tiempo tengo?"

"E…entre tres meses o tal vez seis, siete semanas. No hay manera de estar seguro. ... Está a cargo de ti y de tu corazón."

Jinki asintió con la cabeza, transformando su boca en una línea sombría.

Así que realmente sería el final. Era real, ahora. Realmente iba a morir, estirar la pata, irse al otro barrio, como quisieran llamarlo.

Después de tanto tiempo de no preocuparse, en realidad le daba un poco de miedo.

Mucho miedo.

Tal vez no quería morir después de todo. Había tantas cosas que  repentinamente se le vinieron a la mente, sobre todo lo que quería hacer, llevar a cabo, ver, oír, saborear, sentir...Demonios, ni siquiera había tenido su primer beso y ya se iba a morir.

La vida realmente apesta a veces. Tal vez debió aceptar que podría tener menos de dos meses de vida y sólo seguir adelante y superarlo.

O tal vez debió tener un poco más de esperanza.

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A pesar del disgusto de Jinki, se vio obligado a permanecer en el hospital para ser "observado en caso de mejorías" --- que, sabía, también significaba que estaban atentos a la inversa, pero pensaron que sería mejor no decirle. Gruñó a sí mismo cuando su madre por fin salió de la habitación por la que debió haber sido la primera vez en horas.

Lo primero que Jinki decidió hacer fue ir a la cafetería de pacientes. Se imaginó que si  iba a estar aburrido por una cantidad indeterminada de tiempo, muy  bien podría encontrar algo para ocuparse. Con su característica torpeza, se las arregló para golpearse la nariz contra la puerta del ascensor en su camino hacia abajo, pero no fue tan serio. Ni siquiera sangraba.

No se esperaba lo que vio allí.

Claro, no era nada realmente especial o espectacular o extraordinario. Era sólo un chico, un voluntario a juzgar por el color de su uniforme y el barato pedazo de cartulina envuelta en plástico pegada a su suéter, como única identificación a la vista.

Pero era tan increíblemente hermoso que Jinki tuvo que fijarse dos veces para asegurarse de que era un ser humano. O no, lo que sea. Pero tenía que asegurarse de que este tipo era real.

Y así fue... aunque, por desgracia, Jinki tropezó con uno de los cordones de sus zapatos mientras estaba tratando de conseguir una buena mirada discreta al voluntario y cayó de bruces.

Gimió, mientras trataba de apartarse de las baldosas con las que había estado intimando, cuando una mano se le apareció frente a su rostro.

"¿Necesitas ayuda?"

La imposiblemente cálida sonrisa que vio le hizo sentir como si hubiese acabado de salir de una cueva en las profundidades de la tierra sólo para encontrarse cara a cara con una supernova. Parpadeó, esperando quedarse ciego.

"Er, gracias", dijo, aceptando torpemente la mano y dejando que el voluntario, al que se encontraba embelesadamente mirando, por cierto --  lo ayudara a levantarse.

"No hay problema", dijo el voluntario, demasiado alegremente para un lugar tan deprimente y sombrío como un hospital. Jinki guardó eso para otro momento, uno en el que se atreviera a decirle al muchacho, cuando tuviese la oportunidad, o coraje, para hacerlo.

El nombre del voluntario era Jonghyun. Jinki no era un acosador, por supuesto. Estaba lo suficientemente cerca para leer tarjeta de identificación del niño ahora.

Jonghyun era bajo, ahora que Jinki se encontraba de pie junto a él. Observó que su flequillo era de un rubio platinado, el resto de su cabello una gradiente de rubio oscuro a castaño, la luz brillando en los dos pequeños aretes que usaba en sus orejas.

Era más o menos muy, muy hermoso, y le robaba el aliento.

"¿Cuál es tu nombre?" Jonghyun preguntó, voz como los carillones de viento en el campo.

Oh Dios, ahora estaba siendo todos poético y sentimental. Y por un chico. Jinki mentalmente se dio a sí mismo una bofetada por ser tan idiota, por tener tan mala suerte.

Estaba…enamorándose de un chico? Maldito sea todo al infierno.

"Yo .. uh ... erm ... Jinki. Soy Lee Jinki".

Jonghyun sonrie más ampliamente, si eso era posible, y le tiende la mano, diciendo: "Kim Jonghyun, tu amistoso veci-- ... uh ... ¡voluntario de hospital!"

Jinki estrechó la mano de Jonghyun, sintiéndose más torpe que nunca. Jonghyun seguía sonriendo, y no podía evitar sonreír, también, aunque esta sonrisa no se sentía tan plástica en los bordes.

"¡Encantado de conocerte, Jinki! ¿En qué grado estás?"

"Yo .. ¿qué?"

Jinki se maldijo por distraerse con los labios de Jonghyun.

"Te pregunté qué grado cursas."

"Oh. Estoy, eh, en mi último año".

"¿En serio? No lo pareces."

Jinki no sabía si  sentirse insultado o no, y esto debe haberse mostrado en su cara porque Jonghyun rápidamente modificó, "Quiero decir que ... eh, tú eres mayor que yo, entonces. No lo habría pensado... yo...eso es… cool. "

Jinki de alguna manera encontró la  completa falta de elocuencia del chico en ese momento absolutamente adorable, pero moriría, literalmente, antes de decirle tal cosa.

"Oh," respondió Jinki inteligentemente.

"Lo siento si eso ---" Jonghyun comenzó, mejillas ruborizadas.

"No, está bien. No te preocupes por eso."

Un silencio tenso se hizo presente en el que ni siquiera podían mirarse uno al otro, por lo que se quedó con la mirada fija en las baldosas del hospital.

"¡Kim Jonghyun!"

Ambas cabezas giraron en dirección a la voz, aunque Jinki rápidamente desvió la mirada, porque… su nombre no era Jonghyun, por qué diablos miraría? Los ojos de Jonghyun recorrieron la multitud de personas en la cafetería hasta que se detuvieron en alguien.

Jinki se divertía ligeramente en la forma en que los cálidos ojos de Jonghyun se ampliaron considerablemente.

"¿Mamá?" el otro chico dijo, incrédulo.

Una mujer de aspecto joven se acercó y agarró la muñeca de Jonghyun, mirada asesina clara en su rostro.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Jonghyun balbuceó, dejando que la mujer lo arrastrara tras ella. "Yo... ¡Mamá, espera!"

Su madre hizo caso omiso y continuó arrastrándolo. Algunos pacientes escondieron sus risitas detrás de sus manos al ver como Jonghyun hacia todo un espectáculo con sus piernas agitándose y su expresión sorprendida, casi indignada.

Jinki negó con la cabeza, aunque una sonrisa --- que se sentía tan real que se tocó la mejilla para comprobar --- se extendiera por su cara.

"¡Jinki-hyung!" oyó Jonghyun llamarlo en la mitad de la puerta. "Realmente fue un placer conocerte! Espero verte en un lugar que no sea el hospital!"

Nada pudo detener la risa genuina que fue ascendiendo desde la boca de su estómago a eso. En retrospectiva, tal vez debió haberse sentido un poco extrañado de que Jonghyun lo llamara "hyung" a pesar de que apenas se conocían lo suficientemente bien como para referirse a tal informalidad, pero no puede dejar de admitirse a sí mismo que le gustó la forma en que sonaba en la voz delicada de Jonghyun.

Era como si el otro muchacho besara cada sílaba que salía de su boca, y Jinki sintiera el calor de cada caricia al llegar a sus oídos.

"Chico raro", pensó, tratando de hacer parecer desdeñoso en su cabeza. La enorme sonrisa en su rostro decía mucho en el contrario.

----

Por desgracia, Jinki estuvo atrapado en el hospital por las próximas dos semanas después de un desmayo menor en la escuela al día siguiente. Era horrible tener que volver después de estar allí durante la noche, y era incluso peor el hecho de que había terminado toda la tarea asignada y no tenía nada que hacer.

Hubiera tomado un poco de tarea extra, estaba así de aburrido.

Por el buen lado, Jonghyun lo encontró mientras hacía sus rondas de voluntarios típicos de todo el hospital, limpiando aquí y allá,  llenando los jarrones de flores y tomando nota de las diversas solicitudes de los pacientes. Dio otra de sus sonrisas, tan brillantes como siempre, cuando se topó con Jinki, quien se veía medio muerto de aburrimiento en su cama con los pies apoyados en la almohada y la cabeza bajo las mantas.

“¿Algo que pudiera hacer para quitarle la cara larga, señor?" -preguntó, tono formal y curtido, palabras corteses.
"Oh, por qué no, chico sirviente. Dame algo para leer o algo que... no sé, hacer."

Jonghyun se echó a reír y su hermosa risa aun le sonaba como a las campanas de la iglesia después de un día de verano. Jinki vagamente almacena esta información en su corazón para recordarla cuando se aburriera en un futuro.

"Bueno, tengo algunas revistas que acabo de recoger de la habitación de la señora Park. No son tan viejas, si te interesan."

Jinki arqueó su espalda un poco para poder equilibrar la parte superior de la cabeza para mirar a Jonghyun. Era increíblemente hermoso, incluso al revés.

"Uf. ¿Son tontas y afeminadas?"

Jonghyun se rió un poco. El corazón de Jinki  revoloteo en su estómago.

"Sí, para tu mala suerte. Pero bueno, ¡hay al menos tres sudokus en cada edición!"

En este punto, Jinki estaba tan exasperado por encontrar alguna forma de entretenimiento, por lo que ante la mención de sudokus hizo una moción casi desesperada en dirección al fajo de revistas en las manos de Jonghyun.

Terminó los tres sudokus en la primera revista antes de que Jonghyun siquiera hubiera tenido la oportunidad de desempolvar las ventanas. En silencio observaba cada movimiento de Jonghyun con un dedicado afán, mirándolo limpiar las superficies con desinfectante y llenar el vaso en la mesa de noche. Jinki descubrió que no le gustaba la forma que la boca de Jonghyun tenía cuando fruncía el ceño – se torcía en la dirección equivocada y simplemente estaba fuera de lugar con  sus otras alegres características --- y le hizo pasar su mirada a sus pies cubiertos en la blanca sábana al sonrojarse hasta las orejas.

Simplemente no estaba bien que alguien que sonreía todo el tiempo de un momento a otro se viera tan descontento con la vida. Era sólo un pecado contra todo lo que era bueno en el mundo. Y el hecho de que Jinki siquiera estaba pensando esto le daba ganas de darse a sí mismo una patada.

"Están casi muertas, hyung,” murmuró Jonghyun gravemente,  ceño fruncido en una profunda contemplación, "Mustias y sin color. Necesitas algo más vibrante por aquí para quitarte el mal humor."

"¡No tengo mal humor!" Jinki espetó irritado. Después de un compás de silencio, se dio cuenta de la ironía de su tono y de lo que acababa de decir.

Jonghyun rió primero, y luego Jinki se unió a las carcajadas animadamente.

"Te veré mañana, hyung," sonrió Jonghyun, saludando al salir de la habitación.

Jinki le devolvió el saludo. No quería admitirlo, pero no quería dejar a Jonghyun. El  rubio era la única fuente de entretenimiento que Jinki poseía en este infierno.

Siguiendo ese hilo de pensamiento, Jinki se volvió hacia los sudokus que había completado a un lado. Frunció el ceño ante ellos y les pidió que se borraran por si solos, dándole una razón para detener la aburrición que lo atacaba. Por desgracia, la tinta azul de sus respuestas se negó a ceder y se quedó mirando a los espacios llenos de números por varios minutos.

Suspiró.

Entonces tuvo una idea.

Pasó por encima de la cabecera de su cama y se agachó para recoger el portapapeles pegado frente a ella. La enfermera que lo había visitado antes había firmado la página en la parte superior, junto con varios espacios a comprobar y varias notas hechas sobre su estado.

Pasó por las distintas páginas y su corazón se hundió. La mayoría de los comentarios al azar fueron algo entre las líneas de "No hay signos de mejoría hasta el momento" o "disminución visible de energía" o, tirando toda la redacción diplomática de lujo a la basura, "No hay esperanza".

Esto le hizo sentir una especie de náusea al poner en el portapapeles en su lugar­ y pensó en su propia mortalidad. Pensó en todas las personas que dejaría atrás --- a su familia, sus amigos, su madre, Jonghyun ...

¿Jonghyun?

Jinki sacudió la cabeza para despejar su mente. ¿Por qué había pensado eso?

Bueno, Jonghyun era su amigo, ¿no? ¿Más o menos? Bueno, ¿le importaría cuando Jinki ya no estuviera? ¿Lo notaría? ¿O sería Jinki solo otro paciente que vio en sus recorridos?

Le preocupaba mucho más de lo que debería. Lo sacudió hasta su núcleo, su base fundamental.

 

Tal vez amigarse con Jonghyun era lo que no quería.


Jinki se quedó dormido con preocupados pensamientos e imaginaciones de Jonghyun asistiendo a su funeral, y de Jonghyun sin aparecer en absoluto.

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Jinki decidió, a primera hora cuando se despertó, que eñ ser amigos con Jonghyun era una mala idea. Hacer un amigo que sólo dejaría atrás al morir simplemente era ruin --- Jonghyun tendría que sufrir una pérdida cuando su corazón finalmente decidiera ser no más. Le sonaba mucho a dejar  promesas incumplidas, y a  Jinki le enorgullecía cumplir sus promesas.

Así que cuando Jonghyun llegó a su cuarto ese mismo día con girasoles frescos, de color amarillo brillante, Jinki mantuvo su sonrisa en su interior y se aseguró de que no brillara a través de sus ojos cuando lo miró.

La expresión de Jonghyun cayó al ver la reacción de Jinki hacia las flores. Esperaba que a Jinki les gustaran y que le harían sentir un poco menos triste en su cama de hospital. Había caminado a la habitación 832 con una enorme sonrisa en su rostro y un saltito en su paso que murió en el aspecto gris de los ojos de Jinki.

"No te gustan, hyung?"

Jinki sacudió la cabeza con indiferencia, pero respondió amablemente: "No, están bien, Jonghyun".

Jonghyun parecía aún más confuso y ladeó la cabeza hacia un lado, por lo que las puntas de oro de su flequillo cayeron en una cortina sobre sus ojos.

"Entonces, por qué estás aún más triste ahora que antes?"

Jinki negó con la cabeza.

"No hay razón. Quiero decir, estoy en un hospital, no? Creo que tengo derecho a un ataque de tristeza."

Jonghyun frunció el ceño que revolvió las entrañas de Jinki.

"Um, de acuerdo."

Jonghyun trató de hacer pequeña charla después de eso. La reacción natural de Jinki sería  responderle, porque Jonghyun era alguien con quien era fácil hablar y llevarse bien, pero tuvo la precaución de cerrar todos los intentos de conversación  hasta antes de que Jonghyun realmente tuviera la oportunidad de sacarle algo. Fue lo mejor, después de todo, y Jinki estaba simplemente tratando el problema de raíz.

Jonghyun no se veía desanimado en lo más mínimo, pero Jinki se sentía como la peor persona sobre la faz de la tierra cada vez que veía el más mínimo indicio de tristeza en los ojos de Jonghyun antes de que el chico lo ocultara con una sonrisa deslumbrante. Deseó no poder ver la forma en que sus comentarios secos y respuestas rápidas punzaban Jonghyun tan profundamente.

"Qué te pasa, Jinki-hyung? En serio? Quiero decir, ayer ---"

"Ayer era igual de miserable, Jonghyun. No pretendas conocerme, porque no es así."

Jonghyun no podía ocultar la forma en que su rostro se palideció, y Jinki sintió un cubo enorme de culpa volcarse sobre su cabeza como agua helada. Trató de dispersar la sensación de pesadez que se encontraba en de sus costillas, pero no se iba.

Estaba siendo tan melodramático que le daban ganas de llorar.

Jonghyun dio un paso atrás y hacia el lado de la cama de Jinki. Le dio una última mirada a Jinki, las lágrimas brillando en sus ojos, antes de agachar la cabeza y correr por la puerta tan rápido como sus pies se lo permitieron.

Jinki se sentía absolutamente horrible. Además de ser generalmente débil e inútil, su corazón se sentía amoratado y astillado.

Culpó a los medicamentos que estaba tomando, alegando que era un efecto secundario de menor importancia.

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Jonghyun no vino al día siguiente, y otra voluntaria visitó el cuarto de Jinki en su lugar. Jinki no hizo contacto visual con la nueva voluntaria por más de tres segundos y la nueva voluntaria se fue a sus quehaceres chequeando su trabajo por segunda vez, y se fue con sólo un saludo y una mínima sonrisa forzada, de tipo empresarial.

La madre de Jinki pasó algún tiempo después, pero todavía no perdonaba la culpa que sentía presionando sobre su pecho. Trató de justificar su razonamiento a sí mismo una y otra vez mientras estaba sentado solo en la habitación blanca, el estéril cuarto de hospital careciendo de la única compañía que había tenido en la forma de hiperactiva energía y finos labios, dientes perfectamente alineados.

Pensó que era inútil tratar de erradicar su mala conciencia tan pronto cuando su madre le dio la misma mirada cómplice que había temido siempre desde que tuvo edad suficiente para reconocerla.

"Cariño", dijo con esa voz dulce que usaba cuando quería sacar algo de él, "por qué estás enfadado?"

"No estoy de mal humor, mamá", respondió con un ruedo de sus ojos, a pesar de sus enredadas entrañas.

Ella le dio otra mirada que odiaba, la que decía: "Yo sé que estás mintiendo, pero voy a dejarlo ir hasta que te arrincone más tarde". Se reprimió un escalofrío y se volvió para mirar por la ventana.

Hacía un día hermoso afuera, era suave y cálido y perfecto para cosas como correr en el parque y los juegos de baloncesto.

No es que Jinki sabría, porque su corazón tonto, nunca lo dejó hacer ninguna de esas cosas. Pero aun así dejó escapar un suspiro melancólico cada vez que pensaba en ser capaz de hacer una actividad que requiriera un esfuerzo físico mayor que la respiración.

Las horas de visita terminaban, y su madre le besó el dorso de la mano y la mejilla, deseándole una buena noche al salir. Se aseguró de su ida antes de acurrucarse en una bola en la cama y llorar hasta quedarse dormido porque estaba…muy solo.

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Uno de los amigos de Jinki de la escuela vino a visitarlo a la mañana siguiente en su camino al colegio. Dejó galletas recién horneadas de otra amiga común entre ellos (con lindas forma de mariposas, y una nota que decía: "Que te mejores pronto, Jinki-ah! De Taeyeon noona") y las tareas para los próximos días.

Jinki gimió en su interior pero no podía negar la chispa de calor que sentía hacia la muestra de atención de sus amigos para con él. Agradeció a su amigo, aceptó el  pequeño abrazo y le sonrió como él lo hizo al salir de la habitación.

El resto del día transcurrió sin incidentes, ya que un voluntario diferente  al del día anterior se presentó, hizo lo que tenía que hacer, y se fue tan rápido como había llegado. Jinki se obligó a pensar en algo, cualquier cosa que no fuera el brillo, el espesor de las lágrimas en los ojos de Jonghyun la última vez que lo vio.

Suspiró con desánimo al pensar en las visitas previas de Jonghyun --- el más pequeño estaba tan lleno de energía, alegre y de chispa genuina que lo hacían día más triste sólo por no lo verlo. Jinki se sintió un poco patético cuando se dio cuenta de que, como una sanguijuela o cualquier otro parásito indeseable, necesitaba Jonghyun todo para que pudieran compartir algo de su felicidad.

Pero hizo lo que tenía que hacer, por lo que se mordió la lengua y enterró la nariz en el primer libro de texto que llegó a sus manos. Se perdió en el tomo de los orbitales y otras  verdades inexistentes, el sol y los ojos color marrón en el fondo de su mente, mientras que los reactivos se quemaban y se sintetizaban en su cerebro.

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"Cariño, te he visto terriblemente últimamente. Qué te pasa?"

"Nada, mamá."

"Lee Jinki, no sé qué hacer con usted. Cómo esperas que la gente te ayude si no les dejas acercarse lo suficiente para intentarlo?  Sigues mordiendole las manos a uno sin antes de tener la oportunidad de llegar a ti! "

Jinki rechinó los dientes.

"Mamá, puedes dejar este tema, por favor? Déjame solo ---"

"Solo es todo lo que vas llegar a ser si eliges ser infeliz todo el tiempo, Jinki".

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En el cuarto día sin Jonghyun-, Jinki se encontró casi enloquecido por el aburrimiento y la abundancia de tiempo sin hacer nada.

Con el tiempo llegó al punto en el que leyó en la revista de la Sra. Park, sudokus completaos burlándose de él, el azul permanente, mientras que puso al día su conocimiento de chismes de celebridades y aprendiendo acerca de cómo obtener el  la perfecta manicura casera.

En algún lugar en las últimas páginas, se dio cuenta de la sección de horóscopos. Normalmente no leería ese tipo de cosas, pero no tenía nada mejor que hacer y  decidió seguir a su antojo.

‘Sagitario: Puedes estar feliz o puede estar triste ---está a cargo totalmente de tí. Es más probable que sea la primera en las próximas 24 horas si haces un esfuerzo por ser sociable.’

No sobra decir que los ojos de Jinki se abrieron como platos.

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Al fin, y después de mucho tiempo, Jonghyun se presentó en el cuarto de Jinki. Asomó la cabeza y vacilantemente entró cuando vio a un dormido Jinki. Pero Jinki sólo parecía estar durmiendo, aunque en realidad  fingía para evitar la conversación.

Oyó a Jonghyun moverse, el leve susurro de su ropa constantemente, el rápido ritmo que simplemente era Jonghyun. Escucho el distintivo scritch-scratch del fuerte material del que estaba hecho su paño de limpieza, en su cama, la mesa y el chapoteo revelador del agua cuando las flores fueron sustituidas. Cuando Jonghyun  se trasladó al lado opuesto de la habitación, Jinki abrió los ojos al tamaño de una diminuta grieta para tan solo averiguar qué tipo de flores Jonghyun había traído en esta ocasión.

Los lirios tigrados que había llevado eran de un naranja y rojo muy vívidos, pareciéndose a algun tipo de fuego artificial, depositado en largos tallos verdes. Jinki los admiró por un momento robado antes de volver a jugarse el muerto.

Por un momento Jonghyun estuvo peligrosamente cerca de la cama --- Jinki podía oler la limpia esencia del otro, olía a el jabón que no venía del hospital y tal vez a un toque de café endulzado con crema y azúcar. Jonghyun  estaba extrañamente quieto, algo tan fuera de lo normal para una persona tan burbujeante, que necesitaba siempre estar en movimiento como lo era él. Jinki casi renuncia a su farsa tras contener  la respiración durante casi un minuto, pero luego Jonghyun se aleja y siente como uno de sus pies se contrae de alivio.

Abrió lentamente un ojo para fijarse lo que estaba haciendo Jonghyun, y quedo perplejo al ver y averiguar qué.

En las manos de Jonghyun estaba la revista que Jinki estaba leyendo antes, todavía en la página de los horóscopos. Siguió la línea del pulgar de Jonghyun, señalando a la caja que estaba leyendo, la de la derecha contra el borde del papel.

Jonghyun dejó escapar un respiro silencioso, y parecía tan desesperanzado, que el maltratado corazón de Jinki dolió aún más. Jonghyun guardó cuidadosamente la revista sobre la mesita de noche, pero  se quedó allí parado un momento más del que Jinki tenía previsto.

"Jinki-hyung", dijo en voz baja Jonghyun, abatidamente. Jinki luchaba por mantener su respiración.

"Lo siento, por todo lo que hice. No quiero que me odies ni nada. Pensé que las flores serían algo bueno, sabes? Tal vez ni fue lo de las flores. Bueno, lo siento. Espero que algún día volvamos a estar bien otra vez. De todos modos, tengo que irme ahora. Bye, Jinki-hyung. Te he extrañado. "

Jonghyun extendió la mano, sus dedos fríos vacilando en la mejilla de la Jinki. Jinki conscientemente se detuvo de pestañear y también de inclinarse cómodamente en el toque.

Luego Jonghyun se había ido y el pecho de Jinki se sintió un poco más ligero, un poco más vacío, un poco más hueco.

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Aries: Parece ser que tienes el lado equivocado de la barra, donde un asunto del corazón está en juego, y ahora te bates con él por ser tan estúpido.
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Notas finales:

Me...me dejan reviewcitos, si? :3 por ustedes vivo asdf<3.

Nos vemos ~


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