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Please, Teacher. por AddictiveHeroine

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Notas del fanfic:

Es mi primer Reita x Kai pero realmente me interesa seguir escribiendo de esta parejita! Me ha gusto *o* ♥

Notas del capitulo:

Espero que les guste! Es nuevo para mi escribir pareja que no ea Reituki o Aoiha :D jajaja xD pero igual me gusto mucho ~

 

A LEER *-*/

Permanecía sentado en su escritorio, mientras constantes dudas afloraban en su mente. Se revolvía en su silla pensando en lo mal que había hecho, pero no había podido evitarlo. No se arrepentía de nada, lo había pasado de maravilla. Joder, que de sólo acordarse se sentía excitado de nuevo.

Sonrió mientras se arreglaba la corbata y se ponía su saco, recordando sus gemidos desesperados de hace tan sólo unos minutos. Se lamió los labios al recordar lo bien que la había pasado.

Guardó sus pertenencias en su maletín, y se dispuso a salir de aquel salón, el único testigo de sus instintos más bajos y sus deseos más salvajes.

Él era ni más ni menos que Suzuki Akira, un profesor respetado en aquella institución tan prestigiosa en la que trabajaba. Con tan sólo 25 años, era uno de los maestros más inteligentes y valiosos de aquel plantel. No tenía problemas con nadie, era alguien serio, pero tampoco nunca antes había sucumbido ante sus instintos como lo había hecho aquella tarde.

Lo observó cuando llegó a su clase, callado, tímido y con una dulce sonrisa pintada en los labios. Era nuevo. Un chico alto, de cabellos negros y ojos oscuros, había pasado desapercibido para todos pero él, se vio inconteniblemente atraído por su pinta de chico bueno. Su uniforme impecablemente bien acomodado, su cabello un poco largo, y sus hoyuelos.  Lo examinó un largo rato, y entonces lo presentó con el resto de la clase.

-Yutaka Uke – dijo el chico haciendo una reverencia, para después pasar a ocupar un asiento vacío justo en el frente de la clase. La primera banca de la primera fila, justo frente a su escritorio. Parecía cómodo en aquel lugar, pues apenas se sentó su semblante se relajó por completo.

Continuó su clase, intentando ignorar aquella presencia que acababa de adquirir su clase. Hablaba acerca de Anatomía y Él Cuerpo Humano, la materia que más le gustaba impartir. Explicaba con tranquilidad, y entonces al darle vuelta a la página de su libro de texto, encontró el tema que más le gustaba explicar.

-A cada segundo, nuestro cerebro procesa millones de datos que le llegan a través, de los sentidos. Para no volvernos locos, tendemos a limitar tal carga de información lo mejor que podemos, esto sucede de manera inconsciente con la ayuda de varios filtros – se movía de un lado a otro, al frente de la clase – Cada día vemos a decenas de personas en todos lados, la mayoría no entra en nuestro campo perceptivo, pero de repente, nuestras pupilas se agrandan, nos hemos fijado en alguna persona que nos parece atractiva e interesante – le dedicó una pequeña mirada al chico nuevo – Así comienza un largo proceso de fichado cerebral, una pequeña incongruencia y el candidato o candidata es rápidamente eliminado, y si no, nuestras hormonas se disparan, la presión sanguínea sube, se liberan grasas y azúcares y también se libera la dopamina, una hormona que tiene múltiples funciones en el cuerpo, pero reconocida mejor como “la hormona que causa el enamoramiento” – dijo sonriendo y cerrando el libro de texto

-¿Y sólo se libera cuando se está enamorado? – preguntó un chico de la clase

-No, como dije tiene múltiples funciones – explicó tomando asiento en su escritorio

-¿Y qué pasa si uno siempre está liberando hormonas de enamoramiento? – volvió a preguntar el mismo chico

-Entonces eres un verdadero animal – dijo cortando toda posible pregunta futura.

La clase entera rió, siguiendo después una plática bastante aburrida. Indicó algunas páginas para trabajar, y él se dedicó a continuar llenando algunas listas pendientes.

Sonrió para sus adentros, al percatarse de la mirada constante que le dedicaba el recién llegado. En todo momento sus ojos se posaban sobre sus labios, su torso, inclusive su entrepierna, parecía estar desnudándolo con la mirada.

No le era raro, siempre le pasaban cosas como esa. Era constantemente asediado por las chicas de la clase, por las de otras clases, inclusive por maestras y por qué no mencionarlo, también por chicos y maestros, más nunca había tenido nada que ver con ninguno de ellos, pues por encima de sus deseos, se encontraba su trabajo, y él no quería problemas de ninguna índole.

Pero este chico, este chico era un insolente. Engañar a todos con sus fachas de chico bueno, y estar allí en medio de la clase, dedicándole indecentes miradas que pensó no notaria el mayor. Torció su boca en una extraña sonrisa, imaginándoselo retorciéndose con locura bajo él, cumpliéndole cada uno de sus deseos.

Las horas pasaban, y la mente de aquel chico, parecía absorta imaginándose lo que a su parecer era lo mismo que le pasaba a él por la mente. No le era raro, las chicas lo miraban así, pero este chico era un enigma, parecía debatirse contra sí mismo, intentando apartar de su mente sus morbosos pensamientos, y por el otro lado, invitando a su imaginación a crear más situaciones excitantes.

Lo miró posar su mirada en su entrepierna, al tiempo que humedecía sus labios, y cubría su rostro con ambas manos, intentando mantener la compostura. Su actitud seria y despreocupada, su voz relajada y contrastando con su cabellera rubia algo desteñida y sus camisetas de botones ajustadas, lo hacían en su totalidad alguien de quien no podía apartar la mirada. Miró su entrepierna de nuevo, y al alzar la vista chocó con los ojos grises molestos de su profesor, lo había atrapado mirándole, y parecía que no le había agradado.

Rápidamente, posó su vista en donde debía estar, su libro de texto. Sintió la sangre agolparse en sus mejillas. Quería irse de allí, no soportaba sus pensamientos, el jamás había sido así, y le avergonzaba sentir su entrepierna despertar con tal sólo mirar a aquel sujeto.

Intentó concentrarse en su libro, cómo debió haber hecho desde el principio, pero entonces la campana anunció la salida, haciéndolo salir de sus pensamientos. Tan sólo habían sido dos horas, pero para él habían sido varios siglos allí sentados, imaginando cosas indecentes. Miró a sus compañeros guardar sus cosas, se levantó rápidamente, al notar que era el único que quedaba allí, guardó rápido todo en su mochila, y haciendo una reverencia al profesor que se encontraba de espaldas a él parado frente a la pizarra se encaminó a la puerta.

Justo antes de salir, ésta se cerró abruptamente. Un brazo lo acorraló entre la puerta, la pared y un cuerpo. Levantó la vista, y pudo ver a su profesor parado frente a él.

-Yutaka – le llamó con una voz ahogada, sintió su corazón dar un vuelco. Nunca había escuchado su nombre tan sensual, esa voz que le hacía volar la imaginación.

-Sí… Suzuki-sensei – dijo con voz apenas audible, sonaba realmente nervioso, expectante.

No sabía que decir, su cuerpo había actuado en automático impulsado por sus deseos, pero ahora ya era tarde para detenerse, su aroma de excitación mezclado con un perfume suave y fresco, sabía que su entrepierna gritaba por atención.

-¿Te parezco interesante Yutaka? – preguntó apretándose contra él, acorralándolo un poco más contra la pared.

-No entiendo a que… Ah… Ah… Se refiere – dijo apenas, sintiendo el muslo del mayor restregarse contra su entrepierna.

-No me quitabas la vista de encima Yutaka, mis pantalones te parecían realmente interesantes – dijo sonriendo con sorna

-Sólo le prestaba atención – se excusó sintiéndose realmente avergonzado

-Vaya, que gesto tan amable de tu parte – sonrió – Te devolveré un poco la atención – lo tomó del brazo y lo llevó hasta su escritorio indicándole que se sentara encima, y cuando lo hizo comenzó a acariciar superficialmente su miembro.

Mandó la decencia al demonio, mientras acariciaba a aquel chiquillo, viéndolo hacer caras realmente excitantes. – Sensei… S-Suzuki… sensei… - dijo apenas sintiendo su intimidad despertar, causa de las fantásticas caricias que le otorgaba su profesor.

Pronto, se cansó de acariciar solamente por encima, y se dispuso a quitarle los pantalones. Con ayuda de este, los fue desplazando, quedando desnudo de la cintura hacia abajo, siguió entonces con la camisa. Botón por botón, arrancando la estúpida cortaba roja.

Su cuerpo estaba intacto, esa piel nívea invitándole a tomarla. Estaba seguro que era virgen, su rostro inocente se lo dejaba en claro. Sonrió alejándose un poco de él, observándole bien. Comenzó a quitarse la camisa, dejando al otro sin aliento. Parecía estar absorto en sus marcados pectorales, en sus musculosos brazos. Y cuando se quitó el pantalón, sus ojos fueron directamente hacía su creciente erección. Se relamió los labios, al ver la inocente excitación crecer en aquel chico. Dejándose solamente los bóxers, se acercó a él y lo recostó encima del escritorio. Paseó sus ávidas manos por el pecho blanco del menor, y posó sus labios en el cuello, succionando, marcándolo, saboreando la piel exquisita que se abría paso a sus desesperados labios.

Por su parte, el menor se arqueaba de placer, al sentir esos roces, esos besos. ¿Qué carajo estaba pasando? Se sentía tan bien a manos de su maestro. Sintió como lo tiraba del brazo para que se incorporase. Vio el gran bulto en los bóxers del mayor, y tragó saliva. En su mente recorría una película de imágenes de que sería lo siguiente que ocurriría.

Un segundo de lucidez, lo hizo pensar un poco acerca de lo que estaba haciendo. Iba en contra de todo lo que él pensaba. ¡Oh, al carajo! Hizo la cordura a un lado, y se dejó llevar simplemente por lo que estaba sucediendo.

Se quitó el bóxer, como si la tela fuera de fuego, sentía su erección doler de la excitación por la que estaba pasando. Posó una de sus manos en el miembro del menor, masturbándolo con fuerza. Una serie de gemidos descontrolados era lo que se podía escuchar dentro de aquella aula. Se mordía el labio para no gemir también, de puro gusto al ver como el menor se retorcía ante sus roces. No bastó mucho para que el menor se corriera, cerró los ojos fuertemente, agotado por lo que había sucedido.

Con sus dedos, tomó un poco de la esencia que acababa de salir del pequeño cuerpo que estaba recostado encima de su escritorio. Los llenó de aquel caliente líquido, y los dirigió a la entrada del chico, primero uno. Pareció no haberlo sentido, todavía había ligeros espasmos en su cuerpo, producto del recién tenido orgasmo. Se apresuró a meter el segundo dedo, y entonces escuchó un leve quejido.

No pareció haber señas de que quisiera que se detuviera, aunque de igual modo si las hubiera habido, no lo hubiera hecho. Comenzó a mover los dedos con habilidad, dentro del interior del pelinegro. De adentro hacia afuera, de un lado a otro, los abría y cerrada también, intentando dilatar aquella estrecha cavidad. Pronto, escuchó jadeos saliendo de la boca del menor.

Sacó sus dedos del interior de éste y se posicionó entre sus piernas. Entró en el despacio, intentando que le doliera lo menos posible. Las muecas de dolor e incomodidad, se hicieron presentes en el rostro del Yutaka. Intentaba aguantar la respiración, pero le estaba doliendo.

Cuando terminó de entrar, se quedó quieto algunos momentos, intentando acostumbrar al menor a la invasión. No aguantó un poco más, su cuerpo comenzó a moverse sólo dentro de aquella deliciosa y caliente cavidad.

-Ah… Suzuki-sensei… - las leves estocadas parecían nublar su juicio.

Su cerebro se fundió al escucharle decir su nombre entre gemidos. Lo tomó por las caderas y comenzó embestirlo con fuerza, no podía parar. Era adictiva música aquellos gemidos que salían uno tras otro de la boca del menor.

Éste, ya había perdido toda vergüenza. Se remolineaba en el escritorio con su profesor encima, su cordura e inocencia, habían sido arrancadas junto con su uniforme. Ya no sabía nada más que no fueran él y su profesor.

-Ah… No te dé-tengas… Por favor… Ah… No te detengas… - pedía entre gemidos, sentía que iba a correrse de nuevo, mientras él, apenas y sudaba.

Salió de su cuerpo, sin aviso ni nada. Se asustó. ¿Allí iba a terminar todo? Su rostro de insatisfacción lo hizo sonreír altaneramente. Lo tomó por la nuca y lo le dio un beso salvaje. Mordía, lamía, con su lengua recorría aquella dulce boca.

Se separó jadeando, y lo tomó por las caderas trayéndolo consigo. Se levantó de aquel escritorio sin entender bien que sucedía, y entonces tras un movimiento brusco, se vio obligado a apoyarse con ambas manos sobre el pizarrón. Quiso darse la vuelta para que iba suceder, pero con una mano el mayor lo detuvo, obligándolo a pegar su mejilla a la pizarra.

Sintió las manos del mayor recorrerle la espalda, y le dieron escalofríos. Entonces, éstas se posaron sobre sus caderas, y pudo sentir nuevamente el miembro de Akira adentrarse en él.

-Ah… Ah… ¡AH! – gritó al sentir toda la extensión del rubio dentro suyo. Jadeaba, estaba comenzando a embestirlo en aquella posición.

Intentó impulsarse para que sus estocadas fuesen más profundas dentro de aquel cuerpo. Tomó al menor con una mano de la cintura, y la otra la llevó hasta su hombro. Entraba y salía en un delicioso vaivén que era acompañado por sus gemidos desesperados.

Se aferraba al pizarrón intentando contener la excitación que lo abrumaba. Sentía que sus piernas se iban a doblar en cualquier momento. Los gemidos del mayor en su oído, hacían que su miembro se pusiera tan duro, que pensó por un momento que iba a explotar.

Nunca en su vida pensó que se iba a entregar tanto a una persona, y menos a su profesor. Alzó su trasero, para que las estocadas fuesen más y más dentro de él.

Sintió como aquella cavidad que le acogía, se contraía cada vez más y más, aprisionándolo en una cárcel de placer. Escabulló una de sus manos hacía el miembro del pelinegro y comenzó a recorrerlo al tiempo que lo embestía. Lo estaba llevando a la locura.

Su inocencia lo volvía loco, y el hecho de ser él quien la corrompía, lo hacía sentirse morir.

-Suzuki-sensei… Ah… Ah… No puedo… Ah… No puedo más… ¡AH! – arañó la pizarra mientras lanzaba un último y desgarrador gemido de placer.

Sonrió mientras sentía como la entrada del menor se contraía. Seguramente las aulas a esas horas ya estaban vacías, de no ser así, no se hubiese aventurado a tomarlo allí.

Tomó el trasero del menor y lo apretó con fuerza, gimiendo ahora él. Llenándolo todo con su esencia, quedando ambos exhaustos.

Le soltó la cadera y salió de él.

El menor cayó de rodillas al suelo, sintiendo la semilla del mayor recorrerle los muslos, pegando su cabeza a la fría pared que calmaba su aún ardiente cuerpo.

Intentaba normalizar su respiración, aún podía sentirse dentro del muchacho. Aquello definitivamente iba a ser algo que no se repetiría.

-Yutaka, vístete – ordenó mientras se ponía los bóxers.

-Sí, Suzuki-sensei – dijo sumiso, como se había mantenido en todo momento. Se apresuró a levantar su ropa del suelo y ponérsela. Mientras veía de reojo como también el mayor de vestía.

-Ya estoy listo Suzuki-sensei – avisó mirándolo sentando en su silla con la camisa aun abierta, observándolo en todo momento.

-Akira – le corrigió el mayor – Tan sólo dime Akira – pidió sonriéndole dulcemente.

-Hasta mañana… Akira – dijo el chiquillo acercándose a él y dándole un fugaz beso en los labios, dejando al rubio sorprendido.

-Ten cuidado – le dijo al verlo cruzar el umbral de la puerta.

-Claro – escuchó decir antes de verlo desaparecer.

Y entonces las dudas se acumularon en su mente. Pero ya estaba hecho, ya no había nada más que hacer o decir. Se había dejado llevar. Sonrió, mirando su escritorio, los recuerdos placenteros eran más fuertes que sus preocupaciones.

Se puso de pie mientras abotonaba su camisa, y después colocándose la corbata.

Se había dicho a sí mismo que nunca jamás ocurriría. Pero dudaba demasiado, teniendo tremenda tentación el resto del año sentado allí mirándole. Tan sólo esperaba que él pudiera guardar su secreto, quizá así podían repetirlo. Era obvio que había disfrutado igual o más que él.

Ese chiquillo de mirada inocente, había resultado ser todo un mar de pensamientos sensuales. El se ocuparía de que aquel secreto estuviese bien guardado, así podría hacerlo suyo el tiempo que quisiera.

Notas finales:

Me merezco sus reviews? VERDAD QUE SI? HAGANME FELIZ:D! estoy pensando sacar un fic con esta tematica de maestro-alumno, me agrada mucho :3 Y bue, quisiera hacerlo de screw o algo asi.. D: quiero hacer un fic de screw, quien me apoya?! :D *levanta ambas manos*

 

www.facebook.com/EriiIshihara  para que conozcan el rostro detrás de todas estas pervertidas ideas :D jajajaja


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