Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hijo en común por Vampire White Du Schiffer

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta dentro del rango! (? Okay no xD 

los personajes de Katekyo Hitman Reborn no me pertenecen. Esto será un divague para nada serio, por más que lo parezca, no tendrá acción como la verdadera serie tiene xD, será kukuku xD

Byakuran esta en la época de Tsuna porque se me dio la ganator (? okay no xD pero era justo y necesario ponerlo como angelito *O*

¡Durará 3 episodios!

Notas del capitulo:

sdasdsadasad ya debe ser bastante obvio el resumen, no? xD

 

Capítulo I. La vida después de la Guerra.

Todos estaban en completa calma. Terminaban la tarea en la mansión de Tsuna. Ahora las cosas habían sido movidas de lugar, incluso la madre del décimo vivía en Francia, cosa de protección, o algo por el estilo. Todos los guardianes tenían profesores particulares. La vida en Japón había sido olvidada más por obligación que por cualquier otra cosa.

Sawada Tsunayoshi acababa de cumplir los dieciséis años, y ahora se encontraba en la oficina dedicada especialmente a él, firmando un par de solicitudes enviadas por el Arcobaleno Reborn.

−Ahh –suspiraba cansado el joven mafioso. Se estiró sobre la mesa, miró de perfil la ventana dispuesta a su derecha y pensó en lo dura que era su vida, aunque era mejor concentrarse en las cosas buenas –. De acuerdo, sólo necesito un par de cosas más –se dijo para animarse.

Cuando hubo terminado, se levantó y dirigió a la puerta, pero antes de poder abrirla, esta acudió a su encuentro dándole un golpe haciéndolo terminar en el suelo alfombrado.

−Auch, Auch, Auch.

−¡Décimo! –llegó el guardián de la Tormenta, más exaltado de lo normal, portaba sus lentes y el cabello amarrado en una pequeña coleta.

−Goku-Gokudera-kun –se sobó y mantenía el ojo izquierdo cerrado, el portazo le había destanteado y necesitó ayuda de su subordinado –. Me-Me asustaste, ¿Qué ocurre?

−¡Discúlpeme! –casi quería sacarse la cabeza de su lugar –. ¡Pero algo urgente! ¡Algo terriblemente urgente debe saber!

−Pues dímelo –casi ordenó, se ponía más nervioso con esa exagerada voz gritando a diestra y siniestra.

−¡Mukuro está en Italia!

En el Vaticano.

-Woooow –decía un niño de cabellos blancos, sin perder de vista a su acompañante venía divagando con cualquier monumento que se le topase.

-¿Quieres dejar de llamar la atención? –le preguntó en hosco modo, Rokudo Mukuro, el especial guardián de la Niebla.

Estaban llegando a un callejón.

−Ni siquiera sé porqué terminé haciéndote caso –masculló el guardián mordiéndose el labio inferior; era cosa rara que Mukuro demostrase tan explícitamente su frustración.

−Eres buen niño –se burló el infante –¿Y? ¿Cuándo llegaremos con Vongola?

−Vongola, Vongola, Vongola, es lo único sobre lo que hablas.

−Tengo cosas que atender

−Por todos los demonios del infierno, tienes cinco años, ¿Qué asuntos importantes debería tener un crío que ni siquiera sabe atarse los zapatos? –señaló con su mirada los pies de B, el cual se quedó callado por un minuto entero, y luego empezó a soltar pesados quejidos que Mukuro reconoció enseguida –. Ay, no, no vayas a….

Se soltó en inmediato llanto.

−No-No es mi culpa –sollozaba el niño cubriéndose los ojitos con sus manos –. Mamá nunca me enseñó…

−Diablos –y allí tienen al poderoso Rokudo Mukuro agachándose para poder ayudar al niño con su problema –. Más te vale que te fijes cómo se hace, no volveré hacerlo.

−Gra-Gracias –se limpió la mucosa –. Pero, oye, el nudo no se hace así…

-Claro que…

−Je~ es bastante bueno ser niño, todos los adultos te creen aunque mientas –desplegó una enorme sonrisa malvada y le brillaron los ojos. Mukuro estaba que achicharraba al mocoso…

−¡Mu-Mukuro Rokudo! –esa vocecita torpe no podía ser de nadie más que del patoso jefe Vongola.

−¡Oya! ¡El décimo! –recibió “afectuosamente” a todo el comité de bienvenida.

−¡¿Qué es lo que vienes hacer aquí, maldito escapista?! –preguntó el guardián de la Tormenta.

−Calma, Gokudera-Kun… -miró a todos sus guardianes para calmar su ansiedad –. ¿A qué se debe su visita, Mukuro-san?

−Deberían de guardar un poco de más respeto –dijo Mukuro con sarcasmo antes de responder –, recuerden dónde estamos…

−Tiene razón –consintió Tsuna –. Debemos irnos antes de que… -inevitablemente su mirada color claro se topó con el niño –¿Qui-Quién es? –inquirió extrañamente. Mukuro se percató de ello.

Los profundos ojos del menor penetraron en los del Jefe; Tsuna sentía palpitar dentro de sí un mal presentimiento. Los cabellos del niño terminaban en forma de puercoespín.

−Tranquilo, pequeño Vongola, sólo es un niño –dijo Rokudo –. De hecho, vengo a entregártelo.

−¿Qué?

−El quiere hablar con todos ustedes; así que aceptaré tomar una deliciosa taza de té, con tal de deshacerme de esta pequeña peste –apuntó hacia el infante que sacó la lengua en divertido gesto.

+Mansión Vongola+

−Bien, entonces… “B”-san… ¿Usted…?

−Vengo de diez años en el futuro, ya lo dije, ¿en verdad eres el famoso décimo Vongola? De donde vengo tienen respeto por ti –se encogió de hombros; todos estaban sentados en la enorme sala con chimenea de la casa.

Yamamoto Takeshi, Sasagawa Ryohei observaban atentamente al invitado, claro, sin tampoco perder de vista al impredecible Rokudo. ¿Qué tal si era otro absurdo intento por poseer el cuerpo de Tsuna? Todos debían permanecer atentos; aunque todos seguían siendo una pandilla de niñatos.

−La verdad es que estoy aquí para pedir un favor –dijo el niño con gesto grave, uno muy grande como para parecer de un niño.

−Tenemos que saber más cosas, B-san…

−Confórmate con saber que vengo a prevenir una desgracia –respondió grosero, haciendo que el Jefe se reprimiera en su lugar.

−Si me permiten… -habló Mukuro –. Quisiera retirarme –dejó la taza de brebaje en una mesita baja; sus ropas eran las mismas de SpaceLand, el uniforme verde con camisa de militar. Su guante negro pasó con gracia sobre sus cabellos cortos color índigo –. No quiero escuchar el discurso apocalíptico de este… sujeto –se justificó con una sarta de locuras a su estilo. Tsuna intentó, por casi todos los medios, detenerlo, pero Mukuro desapareció en menos de un segundo.

−Así está mejor que bien –murmuró maquiavélico el infante, juntando sus manitas en verdadero signo de maldad.

−Jeje –sonrió nervioso el jefe –. ¿No quería que Mukuro estuviese aquí?

−Mi propósito… o mejor dicho, propósitos, son varios, y el que haya regresado aquí, a Italia, es uno cumplido; ahora si, joven Vongola –habló con tono tierno –. Quiero implorarle su ayuda~

-Es que… bueno… sucede que…

-¡Habla ya, maldito crío! –apremió Hayato brincando de su lugar para agarrar del pequeño cuello a “B” y zangorotearlo tal y como siempre hacia a Lambo, y lo hubiera hecho con resultados sumamente atrayentes sino hubiera sido por dos cosas:

1.-“B” desapareció del sillón donde estaba en un milisegundo que nadie logró percibir

2.-Se empezó a escuchar una risita “kufufu” en miniatura.

Si, provenía del nene. Obvio.

-Kufufufu. En realidad es como decían mis padres, el cabeza plateada es un neurótico –la voz se perdía en un loco eco. El resto se puso de pie, buscando inútilmente con la mirada al extraño.

-Tu-Tu padre debe ser… ¡¿Ro-Rokudo Mukuro?!

-¡Correcto, eso es correcto! –apareció esporádicamente detrás del joven jefe, que pegó un enorme brinco y le dio la cara –. Necesito que me ayuden a emparejarlo con mi padre.

−¿Eh? ¿No querrás decir “madre”? –preguntó Yamamoto rascándose la nuca.

−¿Qui-Quieres que intervengamos para que tu puedas nacer o algo así? –soltó Tsuna.

−Así es –en su pequeña mano derecha se enfundó un tridente color plata. Idéntico al de Mukuro salvo por el color –. Conociendo a mi mamá de esta época será difícil juntarlo con papá.

−Creo que el mocoso tiene errores de concepción –masculló Gokudera.

−Tengo un nivel intelectual mayor que el tuyo, tonto guardián de la tormenta –las ropas de “b” eran grises, pantaloncillos cortos y camisa de manga corta –. Pero para que me entiendan sus retrasadas mentes, les explicaré: Mi mamá es Rokudo Mukuro –no sería difícil imaginar las caras de los que no podían dejar entrar semejante idea en la cabeza –, y mi papá es Byakuran Gesso. Debo unirlos antes de la primavera porque sino, yo no naceré. ¿Ven a lo que me refiero con que vengo a prevenir una desgracia?–movió el tridente hábilmente entre sus dedos –. Pues bien, este es el plan, ya que mi mamá escapó y mi papá vagabundea, deben de…

−Oye, oye, oye –le detuvo el flujo de ideas –. ¿Por qué deberíamos de ayudarte? –preguntó Hayato frunciendo el ceño.

−Porque si esos dos en lugar de casarse y amarse, se separan y se odian desencadenarán la Tercera Guerra Mundial. Así de fácil –respondió lánguidamente en medio de la más tranquila de las sonrisas.

−¿Qué no sería mas peligroso ponerlos juntos? –dijo Yamamoto.

−Nop –contestó “B” –. El amor hace maravillas en las personas; llegado el momento, mi mamí ayudará a Vongola de buena fe.

−No se porqué siento un aura negra emanando de este niño, Al Extremo –dijo Ryohei

−Oh, vamos, ¿Qué no ven que soy el producto de dos ángeles? –respondió con todo el sarcasmo del mundo –.¿Qué harían los inútiles humanos si yo no viniera al mundo?  Esta es la misión más importante de todas las que han tenido en su corta vida de mafiosos –sonrió –, ¿empezamos mañana?

 

Notas finales:

en el próximo: jjaja xDDDD ay ya xD, en el siguiente: la vida del comité "Une a mami con papi" comienza *-* 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).