"El blanco y el negro, la luz y la obscuridad, el día y la noche, el dilema que nos separa a ti y a mi, tengo miedo de amarte, tengo miedo de vivir, muerto por ti estoy, solo tu y yo en nuestra blanca Spica..."
-Ye termina el día Kou, levántate
-Si madre...
Levanté mi cabeza con pesadez al mismo tiempo que el resto de mi cuerpo de mi mullida nube, me quede parado unos segundos más viendo el final del atardecer y ver de nuevo a ese hermoso joven que cabalgaba por el aire en un caballo negro, al igual que su pelo que volaba al compas de las cabalgadas, según mi madre, su nombre era Yuu, hijo del sol, con solo observarlo mi corazón latía con fuerza, sabía que él no tenía ni idea de que yo lo observaba, Yuu recogía los pocos colores que le quedaban a las nubes, haciéndolas blancas y listas para pintarse de gris como cada noche, cuando lo vi por primera vez caí rendido a sus hebras negras y esa tés blanca y que en apariencia se veía más suave que la nube, el se hizo mi dilema y mi pesar de cada noche...
-¡Kouyou! ¡Las estrellas no se colocan solas!
-¡Ya voy madre!
Tome del gran lago que atravesaba el cielo un balde grande lleno de agua, con pesadez y lentitud comencé a caminar salpicando un poco el cielo de estrellas para dar comienzo a las constelaciones, suspire hondo pensando en mi monótona vida, dormir por el día, levantarme por la noche, iluminar el cielo de estrellas y pintar las nubes en diferentes tonalidades de gris, y velar la noche de mi madre.
-Aún hay un poco de luz de sol y veo que tienes mucho trabajo, ¿quieres ayuda?
Gire mi vista desconociendo la voz de quien me hablaba, y ahí estaba mi delirio nocturno, tenía la voz más hermosa ante mis oídos, y aun subido en su caballo extendió su mano y se presento.
-Soy Yuu, hijo del sol, creo que colocar tantas estrellas y formar constelaciones es difícil y laborioso, y como aun queda un poco de la luz de mi padre, puedo quedarme a ayudarte un poco... claro, si gustas.
-S-si, muchas gracias-tome su mano y sentí un ligero estremecimiento.-Soy Kouyou, hijo de la Luna.
Bajo de su caballo, y acariciándolo levemente, el caballo negro se fue trotando.
-Sería injusto ¿no? Tu a pie, y yo a caballo-Asentí y dudoso de lo que haría lo mire- No te preocupes, te he observado un par de veces y creo... creo saber cómo se acomoda esto...
Me sonroje de solo pensar que yo existía para él, a lo mejor, mucho antes de que el existiera para mí.
-Y bien... ¿Qué hago primero?
-Empezamos con Pegaso y Andrómeda, Aries y Dragón me corresponden a mí, terminamos con Virgo y listo.
-Ahh... Ok...-sonrió nerviosamente-
-¿No tienes idea verdad?
-¡Claro que la tengo! - Efusivamente tomo el gran balde de agua y tomando gran cantidad de ella entre sus manos, estuvo a punto de lanzarla contra el cielo.
-¡¡NO!!-Grite tomando su mano por inercia, volteó algo sorprendido por mi repentina acción y fue cuando me di cuenta de lo que había hecho, me sonroje de nuevo y con suavidad solté su mano y suavizando más mi voz le hable:
-Tiene un orden...-tome un poco de agua y comenzó a delinear con la palma de mi mano cada una de las constelaciones bajo su atenta y fija mirada.
-Tienes talento, yo no podría hacerlo...-Me gire hacia él y lo vi sonriéndome, le devolví la sonrisa y seguí delineando una a una las estrellas para el inicio de la noche, escuchamos el grito fuerte y potente de su padre a lo lejos.
-¡Yuu! ¡Ahora mismo, regresa!
-Me tengo que ir... papá es muy estricto con los horarios, adiós Kou, espero verte en la mañana.
-Gracias Yuu, me has ayudado mucho y ya antes de las 7:00 y estoy terminando gracias a ti
-¿Terminando...?
-Sip... falta Virgo...-Tome el timo rocío de agua y lo dibuje con exactitud.
-Mmm... ¿No crees que está muy... vacía?
-Si... pero según mi madre faltan miles de años para formar una estrella nueva...
-¡Yuu! ¡Ahora! -Se escucho un grito de molestia y Yuu enseguida tomo su bolso, tan rápido que se cayó de nuevo haciéndolo enojar provocando un ligero trueno que me estremeció.
-Lo lamento...me voy. -Hizo una reverencia y seguidamente me abrazo, se fue corriendo hacia el lado contrario donde yo vivía.
Gire mi vista y era cierto, Virgo estaba muy vacía, a pesar de que muchas veces mi estado de ánimo depende de las estrellas, esta vez fui feliz corriendo hacia mi madre que ya daba luz a algunas partes de la ciudad, pero las palabras que recibí a cambio me destrozaron por completo ...
"Pronto tu serás la Luna, y el será el Sol, y ellos nunca se van a poder amar, olvídate de él, y vive solo, como los dioses del cielo deben hacerlo..."
Lloraba, lloraba y no podía dejar de hacerlo, pensaba en aquellas palabras y me preguntaba ¿por que tuve que ser un dios del cielo? Solo nadie es feliz, aunque, tal vez este exagerando las cosas, tal vez solo era una confusión de mi parte, y con el tiempo, poco a poco todo iría mejorando...
...pero poco a poco se complico
-¡Vaya! Al fin coincidimos... -voltee y lo vi corriendo hacia mi después de unas cuantas estaciones sin vernos, sentí sus brazos rodear mi cintura en un cálido abrazo.
-¡Hola Yuu!
-¡Hola Kou! ¡Te extrañe mucho! ¿Sabes? Papá solo me tiene con los deberes de un dios del cielo y blah blah blah...
-Si... un dios-Y de nuevo en mis ojos se agolparon lagrimas amargas que amenazaban con salir en cualquier momento.
-¿Dije algo malo?- Alce mi vista y pude ver su mirada preocupada y dolida.
-No...No, ¿cómo crees?
-Bueno, oye, ¡Déjame colocar las estrellas hoy! ¡Estoy seguro que puedo hacerlo!
Y así fue, las organizo perfecta y rápidamente solo equivocándose en aquella constelación que tanto me recuerda a él, Virgo, tome su mano y lentamente la fui guiando en dirección correcta, lo hice muy lentamente disfrutando de el contacto caliente de su piel, algunos segundos me veía no sabiendo que hacer, hasta que terminamos, nos volteamos a ver dudosos, y con cautela se acerco a mí, tomando mi cintura, delineándola como si de una constelación se tratase, y lentamente acerco sus manos a mis mejillas, seguidamente acercando su rostro al mío, me dio mi primer beso, nos dimos nuestro primer beso, temía darle un beso fome, tan concentrado que cuando abrí los ojos, me observaba con ternura.
-Tranquilo, el nervioso soy yo. -Y de nuevo me beso, mi felicidad duro poco, pues de nuevo las palabras de mi madre llegaron como agujas a mi corazón, de nuevo las lágrimas inundaron mis ojos, pero sin poder retenerlas, llore de nuevo, se separo de mí y me vio preocupado. Que estúpido me sentí.
-¿Que tienes?
-Está mal…
-¿Qué?
-Esto...
-¿Está mal quererte?
-Si...
-¿Por qué?
-Porque tú y yo siempre estaremos lejos... ahora somos jóvenes y podemos querernos con libertad, pero poco a poco ese querer se volverá amor, y tu y yo tendremos que separarnos para ser los herederos del cielo, viviremos solos hasta que las estrellas nos concedan un hijo, hasta entonces estaremos solos... y moriremos solos...
-...
Sus ojos se acuaron y su rostro se torno rojo, el cielo comenzó a relampaguear, seguramente, estaba muy enojado, o frustrado.
-No lo sabía...
-Es por eso que desde chicos nos educaron para no amar a nadie...
Mi llanto se hizo más fuerte al ver que el también lloraba, que lloraba por mí, comenzó a llover, e inconscientemente empezamos a crear una tormenta, una tormenta en el inicio del azul obscuro de la noche.
-Las estrellas si pueden amarse... ¿Verdad?-Asentí levemente aun con unas cuantas lagrimas.
-Si fuéramos estrellas... -No lo deje continuar ya que grite mi respuesta frustrado.
-¡Yuu es imposible!
-¡Venimos de ellas! ¡Debemos poder! -Grito igual o más frustrado que yo, provocando un viento infernal en la Tierra.
-¡No Yuu! ¡Resignémonos! Resignémonos a vivir así...
-Yo no me rendiré, y prometo traer una solución. -Salió corriendo hacia el fin del atardecer, grite frustrado, descargando mi furia en la Tierra, hice un maremoto sin haberlo deseado, mi madre al instante me detuvo, y me castigo prohibiéndome salir a colocar otra vez las estrellas, no ver a Yuu, esos días de mi castigo, las noches eran nubladas, y por alguna razón, los días eran grises, no radiantes como suelen serlo, vire al mundo terrestre, y vi como ellos eran tan felices, yendo de un lado a otro acompañados, pude ver parejas tomadas de la mano, algunas besándose, esa nostalgia volvió, hubo una pareja que me llamo la atención, eran dos jóvenes, un rubio alto y un castaño no tan alto como él, se besaban y acariciaban mutuamente, me sentí incomodo al verlo, pero como si fuera magia, otra estrella nació, corrí con mi madre a cuestionarle el porqué de la estrella nueva.
"Los humanos son superficiales, hacen el amor por diversión, unos en cada mil años, lo hacen por amor verdadero, el amor es la magia más fuerte, y la creadora de los sueños humanos, las estrellas."
Pensé en Yuu ese momento, ¿Seriamos capaz de hacer lo mismo? Corrí, corrí hacia la mañana, el calor era dañino para mi, mi temperatura era fría, como la noche, corrí aunque mis piernas no dieran para mas, corrí hasta llegar a la posición de sol, al lado de el se encontraba Yuu acariciando a su caballo negro.
-¡Yuu!- Le grite, alzo la vista y abrió los ojos asustado, supongo que mi imagen ya era bastante deplorable.
-Estas sudando... vete, vete o mi padre se enojara si te ve aquí...
-Yuu... necesito hablar contigo... por favor...-Mi voz era débil.
-Kou, vete, yo te veré al finalizar en día, pero por favor, regresa...-Asentí, dando vuelta y cayendo al primer paso, escuche un ligero azote y enseguida me sentí encima de algo o alguien.
-Te lo encargo mucho, llévalo a la noche, cuídalo bien, anda. Sentí que me movía de un lado a otro, pronto el calor ya no era insoportable, el clima se templaba cada vez mas, haciéndome sentir cómodo.
Sentí como mi cuerpo caía lentamente en mi nube de siempre, después de eso, caí inconsciente, hasta que unos gritos me despertaron.
-Déjeme ver a Kouyou, se lo ruego...
-¡No! ¡Y aléjate de mi hijo antes de que le hagas más daño!
-Pero... yo solo quiero hablar con el... gran señora, juro que si me deja hablar con su hijo ahora, no volveré a buscarlo nunca más...-Sentí mi corazón dar un vuelco, me acerque a donde estaba ellos y pude ver a Yuu temblando, a lo mejor por el frio, mi madre me volteo a ver y me hizo una seña con la cabeza diciendo "Anda, habla con él". Ya a solas él fue quien hablo primero.
-Creo que me has ganado, no he encontrado solución a esto...
-Yuu, creo que la encontré...-Me miro dudoso y comencé a explicarle lo que había visto y lo que había sucedido.
-Kou... ¿Tú crees que...
-No lo sé Yuu, te diré algo, tengo miedo, miedo a que si lo hacemos no pase nada.
-Intentémoslo...
-¿Seguro?
-Tan seguro como que te quiero.-Me sonrió, esa sonrisa me tranquilizo, asentí con un movimiento de cabeza, y se acerco a mi dándome un fogoso beso, le trate de corresponder, al inicio me costó mucho trabajo, pero lo logre, bajo con cautela mis ropas blancas, al mismo tiempo que separa su piel de la tela negra que siempre usaba, ese frio que sentía, pude ver que desapareció, pues sus mejillas ahora estaban carmín, acaricio mi cuerpo, haciéndome sentir espasmos, temblada y jadeaba ante su contacto suave y tranquilo, pronto beso mi cuello y recostándome con delicadeza y ambos sin nuestras ropas celestiales se coloco sobre mi...
-Kou, si esto no funciona... no olvides que te quiero
No me dio tiempo de responderle, cuando me di cuenta ya nos habíamos hecho uno, anunciando con un grito cargado de placer que nunca habías sentido, ni que sentiremos nunca, poco tiempo después caímos rendidos y jadeando, nuestros cuerpos perlados en sudor demostraban ese cariño que sentíamos mutuamente, pero al ver que nada pasaba entristecí, tal vez, nuestro cariño no era suficiente, me sentía muy débil, al igual que el puesto que vi como se había quedado dormido en mi pecho con una enorme sonrisa en su rostro, aun éramos uno solo, poco a poco me quede dormido, perdiendo la conciencia de todo el derredor, no lo olvidare, ese día, fue el mejor de la época, fue cuando mas cosechas de trigo y arroz hubo, pero fue una lástima al día siguiente, pues fue el primer eclipse solar conocido en la historia del mundo.
-¿¡Donde esta mi hijo?!-Gritaba la Luna fúrica.
-¿¡Crees que lo es?! Mi hijo se ha ido también, desapareció cuando fue a ver a TU hijo... -Mi madre fúrica había decidido interrumpir el horario del Sol por unos pocos segundos, toda la noche estuvo lloviendo, muchos decían que era porque los dioses los recompensaban, pero no era así, en verdad eran los dos dioses del cielo llorando, llorando por el nacimiento de la nueva estrella en la constelación Virgo, Spica, como la llamaron en honor a las grandes cosechas de trigo, era las estrella más brillante de nuestra constelación, nuestra porque el amor de Yuu y mío se reflejo en esa brillante estrella, el amor más grande demostrado de un dios, nuestros cuerpos quedaron desfallecido en cielo, pero nuestras almas se juntaron en la estrella más hermosa de toda las constelaciones, Spica.
Estaremos juntos para siempre,
Solo nosotros dos y la blanca Spica...
Miles y millones de años han pasado, Yuu y yo hemos sido muy felices, les hemos concedido un hijo a nuestros padres, solo uno que llevaría el cargo del cielo, y hemos visto de todo en el mundo terrestre, como han avanzado y con ello destrozado el planeta, hemos visto corrupción, traición, engaños, ambición, guerra, pero nos hace felices ver que a pesar de todo el amor aun sigue presente en los terrestres, siempre nos admiraban por nuestro brillo, belleza y color, teníamos la vista fija en una pareja que Yuu y yo vemos con tanto cariño.
-Uru... ¿Puedes ver esa estrella?
-Si Aoi, la veo...
-¿Ves como brilla?
-Si...
-Así es como brilla mi amor por ti...
-¡Eres un cursi Shiroyama!
-Pero así me amas, no lo niegues.
-Si Aoi... así te amo.-Ambos se besaron, Yuu y yo sonreímos y fue cuando mi acompañante eterno hablo.
-¿Ves a esa pareja terrestre?
-Si
-Bueno, pues no soy tan cursi como él, pero quiero que sepas que te amo. -Sonreí con un deje de timidez.
-Sí, yo también te amo Yuu...-Y fue nuestro turno de besarnos, fue un beso apasionado, como si fuera el último de nuestras vidas, pero aun nos quedaba mucho tiempo para vernos, para besarnos, para acompañarlos, para amarnos...
Estaremos juntos para siempre,
Solo nosotros dos y la blanca Spica...
-Siempre juntos Kou...
-Siempre juntos Yuu...
FIN~