Ha pasado un mes, medio año o tal vez cinco años, la verdad es que no se cuanto tiempo ha pasado porque cada día es como si estuvieras a mi lado.
¿Sabes algo? Mis padres han venido a verme, se lo que piensas y estas en lo correcto… peleamos, quieren que me vaya con ellos, que estando solo me hará más daño, pero yo les dije que no estaba solo, que tú estabas siempre conmigo.
Mi madre comenzó a llorar, me destroza verla así. Después de eso se fueron.
Los chicos me dicen lo mismo, que debería buscar a alguien más, que aferrándome a ti no conseguiré nada.
Ha empezado a hacer frio, pero mira, traje la bufanda que me compraste, ¿recuerdas esa noche? Íbamos a ir a cenar pero la encargada del restaurant no anoto la reservación y ya no había más mesas.
Y después el regalo que intercambiaron por error por el de una adolescente en aquella tienda, estabas tan enojado que la encargada casi lloraba del susto si no es que si lloro, y mas te enojaste cuando tome el regalo y salí del lugar diciendo que no había problema, que no se preocuparan, que esas cosas solían pasar pero que debían tener más cuidado.
Comenzaste a gritar y a maldecir a cuanta persona pasaba por tu lado, la única forma de callarte fue con un beso, te sorprendiste tanto que ni los ojos cerraste…
—Me gusta la bufanda está muy calientita.
—Pero ese no era tu regalo… No debiste tomarla —me dijiste ya un poco más calmado.
—No te preocupes, a demás es de mi color favorito y ya tenía frio.
—Te amo —me sonreíste con ternura y entrelazaste nuestras manos.
—Yo también te amo.
Esa noche como tantas mas hicimos el amor. Cada roce, cada beso, cada suspiro eran tan diferentes pero tan especiales que hacían que me llevaras al Nirvana. Si alguien me escuchara en estos momentos me tratarían de pervertido.
Mira, ya está oscureciendo, que rápido se pasa el tiempo ¿no?
Me siento muy solo, a pesar del tiempo que ha pasado aun no logro encontrar a alguien más, sé que me dijiste que siguiera adelante, que disfrutara cada día, pero es tan difícil, odio tener que despertar y ver que no estás a mi lado, que mientras sirvo el café en las mañanas para desayunar aun coloco tu taza sobre la mesa, me duele tanto que hay muchas noches en las que lloro y otras en las que maldigo cada minuto que paso sin ti.
—Oye Shima, ya es tarde despídete y vámonos.
— ¿Eh? Si ya voy.
Yuu, me tengo que ir, prometo volver el próximo mes, Taka-chan y Yuta-chan te mandan saludos y mira te traje unas rosas, se que se te hace muy cursi pero no importa, además…
—Además ya es tarde y nos tenemos que ir.
— ¡Akira! No espíes mis conversaciones con Yuu.
—Yo no estaba espiando, no es mi culpa que hables tan fuerte que hasta te escuchen del otro lado de la ciudad.
—Yo no hablo fuerte, anda ya vámonos, ya tengo hambre.
—Jajaja nos vemos Yuu, en donde quiera que estés cuida a Shima.
—Ahora te alcanzo.
Al fin se fue, sigue siendo tan bueno conmigo, es por eso que lo quiero mucho, pero no te pongas celoso que al que amo es a ti.
Ahora si Yuu, me tengo que ir, ya anocheció y me da un poco de miedo estar aquí, pero sé que tú me haces compañía, te amo nunca lo olvides.
—Listo Aki-chan, es hora de irnos.
— ¿Y? Que me invitaras de comer, más bien dicho de cenar, muero de hambre.
—Vamos con Yuta-chan, que él nos alimente hoy.
—Muy bien, a la casa de Yutaka a comer.
Como dije al principio no se cuanto tiempo ha pasado desde ese día en el que ya no te tuve a mi lado, en que cada mes tengo que venir hasta este cementerio para platicar contigo, pero no me siento triste, al principio si pero ahora sé que aun sigues a mi lado, que velas por mi cada día y cada noche, y eso es lo que me da la fuerza para continuar viviendo.
Además continuando con lo que te iba a decir antes de que llegara Aki-chan a interrumpir tu me dijiste que nadie te había regalado una rosa, que yo fui el primero en hacerlo y es por eso que aun lo sigo haciendo, porque a pesar de que me decías que era demasiado cursi te gustaban, tu sonrisa me lo decía todo.