Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como una mariposa. por Itsun Caridise

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 


 


 


 


Como estar ahora en tus garras, atrapado por las redes tontas de mi ignorancia, por que creer en ti fue demasiado fácil para mi, tan sencillo que no dude dos veces en estirar mis manos hacia ti para que las tomaras, para que te hicieras completamente de mi.


 


En la busca de encontrar una escapatoria, me acerque a ti pensando que serias mi salvador, saliendo de una jaula para entrar en otra. Tú no dudaste en brindarme aquello que necesitaba, tampoco hasta más de lo que te pedía.


 


 Lujos, caprichos, muestras de afecto, de un afecto que yo confundí, y que en conjunto con las anteriores, me ayudaron a confundirme más, te ayudaron a acercarme más a ti.


 


 


Me brindabas una paz, una tranquilidad que me intoxicaba, que con cada minuto, me volvía mas ciegamente a tus acciones, a tus deseos, y hasta a esas escasas oportunidades que me diste de alejarme, de salvarme de lo que me esperaba.


 


 


No hay ni un bueno, ni un malo en esta historia, tú tenías tus intereses, y también yo  contaba con los míos. Mas egoísta que tu, soy yo, y aun asiéndome la víctima, yo era quien mandaba en la situación. Claro que me di cuenta de lo que buscabas, de lo que querías de mi persona, y aun más irónicamente, yo también buscaba lo mismo de ti.


 


 


Unas alas, una mariposa, dos tipos de redes, que uno pensaba que el otro no conocía. Al igual que un perro hambriento, pensaste que me atraparías con tus atenciones, y que obedientemente, yo acataría todas tus órdenes y peticiones sin chistar.


 


 


El cazador que se vuelve presa, y la presa que se vuelve cazador. Tú jugabas conmigo, yo contigo mucho mas, el placer era opcional en este juego, pero con las mismas intenciones y posibilidades, ninguno se negó a obtenerlo.


 


 


Fuerte, eso era lo que eras, y a mi me encantaba, que como cachorros jugáramos a dominar al otro, que sintieras que me atrapabas, y que yo sucumbía extasiado, aunque el placer fuera verdadero, aun sabiendo eso, me encantaba pensar que te manejaba, que yo solo jugaba.


 


 


Nunca el perder el interés fue problema, las cartas siempre eran las mismas, pero a veces jugábamos a ser diferentes jugadores. Como las dos caras de la moneda, eso éramos los dos, aunque en vez de dos caras tuviéramos millones, y que la verdadera, era la única que no mostrábamos, la única que manteníamos escondida del otro.


 


 


Me hacías sentir como alguien de la realeza, me hacías sentir el poder, un poder que me encantaba, y del cual yo me aferraba para no olvidar mi objetivo.


 


 


Siempre había sido un tonto, uno que aprendía muy rápidamente, uno que se había vuelto malo, uno que utilizaba a los demás, pero que aun así, con aquella basta experiencia, seguía cometiendo los mismos errores, cayendo en los mismos hoyos que alguna vez prometió tapar. Por que con pala en mano yo mismos los hacia mas grandes, mas profundos y difíciles de pasar, pues tratando con eso esperaba mantenerme ocupado, y no escuchar a esa cosa que se movía en mi pecho.


 


 


Tú te volviste mi droga, y la adrenalina que me brindabas la mejor de mis anestesias, por que yo solo me dañaba, aferrándome a ti, olvidando el beneficio de aquellos lujos que ahora poseía, la libertad que tanto busque y que ahora tenia, aquella que inocentemente pretendía dejar ahora de nuevo en tus manos, por que anhelaba las cadenas que sabia tenias para atarme, por que deseaba quedarme a tu lado,  con consentimiento propio, pero en calidad de esclavo. Solo para que no perdieras el interés en mí.


 


 


Jugué bien mis cartas, pues conseguía lo que quería, creando a veces la idea, de que a fuerzas tú me tenías. Miraba el deseo en tus ojos, y lo captaba en tus acciones, pero a veces deseaba algo más, que un sentimiento más que el deseo nos uniera, que me miraras de manera diferente, aunque en realidad el culpable de tus acciones había sido yo, y si no me mirabas de manera diferente, solo mi mal juego había tenido la culpa.


 


 


Deseaba un sin fin de cosas, ahora ya no materiales, cosas que no podía cumplir, pues tu no me dejabas solo en ningún momento. Deseaba llorar, y entrar inconsciente, en un mundo en el cual no te hubiera conocido, en uno en el que aun deseoso de libertad estuviera atado, no a lo que yo deseaba ahora, por haber actuado de manera errónea, sino a lo que tenia, y que debía superar, a aquellos problemas y situaciones, que sin mano amiga debí de haber enfrentado, por que era mi deber hacerlo, por que valiéndome de mi apariencia había logrado escapar.


 


 


Llorar ahora era permitido, pues tu habías perdido ya el interés, no me tocabas, tampoco veía el deseo en tus ojos al mirarme, y aunque seguía siendo el mismo por fuera, mi interior se marchitaba poco a poco por tu inminente y frío rechazo.


 


 


Ahora me dejabas solo, me dabas aquel tan anhelado espacio que necesitaba, pero que irónicamente ahora ocupaba para pensarte, y lamentarme por ti. Ya no podía hacer nada, todo se había alejado de mi, “engañarte” no era una opción, pues solo había aprendido a satisfacerte a ti, y dudaba que un mismo trato, lograra mantener el interés de alguien mas en mi, si ya te había aburrido a ti, para los demás no seria diferente, además de que seria menos atrayente, si yo solo sabia suspirar tu nombre, y apreciar tu calor.


 


 


Más difícil era compartir la misma casa, pero yo no tenia ningún otro lugar a donde ir. Llevadero hubiera sido, si tu me restregaras a tus otros amantes a la cara, mostrándome con eso que al final el cazador nunca había sido engañado, pero no lo hacías, y eso me enojaba, pues con eso las ilusiones se mantenían en mi, arrastrándome cada vez mas por aquel enorme vórtice, que se había vuelto mi corazón.


 


 


Una noche volviste a ser mío, pero no de la manera esperada, lo carnal se fue a la basura, pues aquella noche solo me besaste, manteniéndome en tus brazos, no me dejaste escapar, y aunque el tacto fue dulce y cálido, un frío intenso en mi corazón aumento, fácil volverías a jugar conmigo, y como en esa noche yo caería, dejándome llevar me volverías ahora también tu trofeo, uno del cual podrías presumir después, pues ahora ya no tan solo te serviría en el anonimato, por que en todo ese tiempo me habías amaestrado como el cachorro que no deseaba ser, y del que siempre habías estado pendiente.


 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).