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¿Acts pure or impure? por Yori

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Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, solo espero que os guste!!

El Muchacho del Convento

 

 

 

Las campanadas de la iglesia y el sonido del canto del gallo me despertaron como cada mañana. Me incorporé sobre la cama, restregándome los ojos antes de abrir las persianas de mi pequeño cuarto.

La habitación no era la típica en un chico de quince años, ni siquiera de un niño pequeño… Las paredes eran de color arenisca, y casi se podía ver la piedra de la construcción tan antiquísima que era. No había pósters de grupos de música, ni de equipos de fútbol; solo había un pequeño marco con la foto de sus dos mejores amigos y él. Como muebles presentes solo estaba el pequeño camastro, un escritorio, un armario y una amplia librería llena de libros y algún que otro CD de música.

 Finalmente decidió levantarse antes de que vinieran a llamarle, ya que siempre eran muy estrictos con la hora de despertarse y no quería recriminaciones. Caminó hasta su armario, tomando su uniforme escolar negro y se metió en el baño para darse una rápida ducha. Antes de diez minutos estaba vestido y peinado, dispuesto a salir a realizar mis tareas mañaneras antes de acudir al instituto.

Salí del cuarto e inmediatamente me topé con la novicia Jyou, una joven que había llegado hace un mes tan solo al convento. No tendría más de veinticinco años y era realmente simpática.

 

-        Buenos días- saludé.- ¿Ya venías por si me había dormido?

-        Uff, menos mal que estás despierto…- dijo secándose el sudor de la frente, había venido corriendo y el vestuario de las monjas no es precisamente ligero.- Exacto, la superiora ya acudía para acá. Vayamos a la capilla antes de que aparezca para hacer las oraciones.

-        Será lo mejor- sonreí.

 

Ambos echamos ha andar por los austeros pasillos de piedra del convento, eran realmente fríos, pero como nos encontrábamos en el mes de septiembre el clima del interior era apacible.

Llegamos a la pequeña capilla, la cual se encontraba llena con unas quince monjas de dispares edades, aunque la mayoría eran de cuarenta para arriba. Obviamente yo era el único varón del lugar. La madre superiora ya estaba frente al altar, tomando el antiguo tomo de la biblia para comenzar nuestras oraciones del amanecer. La anciana me miró con mala cara y de un gruñido nos ordenó tomar asiento, aunque realmente tuviésemos que estar de pie durante el oratorio; nos colocamos en uno de los bancos.

 La oración duraba una hora, después desayunábamos en silencio…un desayuno que dejaba bastante que desear para la mayoría de los adolescentes en edad de crecimiento, ya que un mendrugo de pan y un tazón de leche, no era lo más codiciado entre los quinceañeros. Pero todas las veces que había pedido por un donuts o unas tortitas la superiora Teresa le había golpeado con el anillo de su dedo, mientras que le decía: “La gula no es algo presente en este convento, Takanori. Más quisieran muchos tener todo esto que llevarse a la boca.” Después del desayuno comenzaban las tareas, que variaban según la semana, esta, me tocaba limpiar el corral y dar de comer a los animales.

 

-        Takanori, acompáñame un minuto- indicó la voz de la superiora, haciendo que un escalofrío me recorriese.

-        Por supuesto, madre superiora- respondí, siguiéndola hacia su despacho con la cabeza baja.

 

Cuando estuvo en su despacho, se sentó detrás de su escritorio y yo cerré la puerta con suavidad, intentando no hacer ruido simplemente por si eso pudiese captar la ira de la superiora Teresa. Después me senté frente a ella.

 

-        Takanori, ayer te vi viniendo con tus amigos…

-        Sí, ellos me acompañaron, Madre Teresa- murmuré con confusión.

-        No me gustaron, no son una buena influencia para ti… no quiero que esos jóvenes te alejen de tu camino.

-        No lo harán, son buenos chicos- negué.

-        A mí no me parecieron tal…- respondió veloz, cambiando el tono a uno aún más duro.- Tu madre también pensaba lo mismo…y su vida pecaminosa le llevó a la mala muerte que se merecía.- Tuve que morderme la lengua ante sus palabras.- Solo me preocupo por ti, así que se buen chico. Ahora vete a la escuela- dio por finalizado.

-        Gracias, adiós- me despedí, levantándome y saliendo de allí.

 

Sí, entonces ahora os preguntaréis del todo: ¿Qué hace un adolescente en un convento de monjas? Pues os responderé: Mi madre, en paz descanse, era una mujer sin recursos…Se vio obligada a prostituirse para poder comer, pero seguía manteniendo su fe así que cuando se dio cuenta de que esperaba un hijo decidió mentir para hacerse novicia. Entró en este convento y pronto se dieron cuenta que tenía una sífilis muy avanzada que la mataría, además estaba embarazada… Hicieron todo lo posible por ella, pero al final murió dándome a luz a mí. La Madre Teresa siempre la odió, ya que era bella y además por su turbio pasado…Siempre, cuando me comportaba mal me recriminaba que de una mala hierba solo puede salir otra o simplemente insultaba a mi madre, que aunque no la conociese eso no quitaba de que no la amase.

 Mi nombre es Takanori Matsumoto, hijo de una prostituta que se hizo novicia y ahora vivo en un convento, pero a pesar de todo yo soy un chico normal en el instituto…

 

 

 

 

                                                                                                  ***

 

 

 

 

-        ¿Takanori Matsumoto?- repitió la chica.- Le llaman Ruki, ¡se va con los más populares del instituto.

-        ¿Matsumoto? Dicen que vive en un convento para expirar todos sus crímenes pasados- comentó uno de los chicos de su clase.

-        ¡Ahhgg! ¡¡Ruki es tan guapo!!- gritaban a la vez un grupo de chicas.

-        Se va con Kaoru, el repetidor delincuente y con Toshiya y Reita, los más populares del lugar.

-        ¿Matsumoto? Le odio, me da asco…

-        Se lo tiene demasiado creído, no me cae bien- decía otra chica.

-        Una vez me pidió perdón por chocarse en el pasillo conmigo- contaba emocionado un chaval.

-        Demasiado engreído para ser tan pequeño…

-        ¡¡Kawai!!

-        Su amigo Kaoru-san me da miedo…

 

 

 

                                                                                        ***

 

 

 La clase de Lengua y literatura la pasé tomando apuntes y garabateándolos con enrevesados dibujos de calaveras y alguna que otra cruz, mientras que a veces miraba a través de la ventana el soleado día que perdía en esta cárcel.

 Takanori Matsumoto, alías: Ruki. Amado por muchos, odiado por otros. Al crecer en un convento era una persona religiosa, aunque no tanta como la que pensarían. De carácter cabezón y a veces hiriente, no soporta las cosas que no aguanta. Caprichoso en muchas ocasiones.

 

-        ¡Ey Ruki, Ruki!- llamaba un chico moreno y de considerable atractivo. Este se volvió, mirándole confuso.

-        ¿Qué?- respondió sin más, sin importarle mucho interrumpir la clase.

-        Después de clases, vamos a mi casa.

-        Shiroyama, ¿podía dejar de distraer a Matsumoto?- habló la voz seria de la profesora.

-        ¡A sus órdenes, señor!- exclamó este haciendo un saludo militar. La profesora simplemente rodó los ojos.

 

Yuu Shiroyama, llamado también Aoi. Alto, cuerpo bien formado, canon ideal de belleza…la perdición de los incautos. Todo el mundo le toma por un gigoló, incluso él mismo, aunque en realidad es más inocente que Heidi. Desde luego un popular entre los populares.

Ruki rodó los ojos, apartándolos del idiota de su mejor amigo…fue entonces cuando le vio. Asomado a los cristales de su aula haciendo gestos obscenos a la profesora sin que esta se diese cuenta… Takanori, no pudo hacer otra cosa que soltar una risita que acalló con su mano para que la profesora no le echase una regañina. Aun           que, para todos los profesores, él era el niño bueno salido del convento de monjas de la ciudad.

Volvió a ver a su amigo, que ahora le saludaba con su dedo medio, mientras que le dedicaba una sonrisa burlona. Ruki respondió al gesto.

 Kaoru, diecisiete años…repetidor profesional, además de un cabeza loca que pasaba de todo lo referente a la vida sana y responsable, en todos sus aspectos. Era temido por todos los empollones de la escuela e intentó hacerle la vida imposible a Ruki cuando llegó, aunque el pequeño tenía más “huevos” de lo que se pensó. Terminaron siendo amigos, junto al resto de la pandilla.

 Por fin llegó el cambio de clase y con ello el final de estas hasta un nuevo día, era hora de que todo el grupo de populares, se juntase.

Ruki esperaba sentado junto con Aoi a que salieran los demás, Kaoru fue el primero en llegar, ya que salía del despacho del director que estaba cerca de la salida, supongo que por si tenía que salir huyendo de un ataque de un alumno loco. Pensó Ruki soltando una risita.

 

-        ¡Buenas chicos!- saludó el de pelo moreno.

-        ¿Otra vez con el director?- preguntó Aoi con una sonrisita.

-        Ya sabes, nos llevamos bien.

-        Que estés las veinticuatro horas del día con él, no quiere decir que os llevéis bien…- suspiré.

-        ¡Cállate niño monja!- exclamó ofendido, Kaoru.

 

Tanto Aoi, como Reita y Kai que llegaban bajaban por las escaleras, se rieron ante el chiste de Kao, yo hice un mohín y le dediqué una furibunda mirada.

 Akira Suzuki, alías Reita. Es otro de los mejores amigos de Aoi, desde que Ruki entró en la vida de su mejor amigo le odió…Bueno no llegaba a odio, pero le parecía demasiado insoportable en ocasiones. Ligador profesional, las mujeres y el fútbol son su pasión, en otras palabras; todo un macho.

 Kai, su nombre real es Uke Yutaka. Es el chico misterio, silencioso, pero siempre sonriendo. Fue el último en incorporarse al grupo, así que para todos es un misterio. De personalidad cambiante.

 

-        Ahora que estamos todos, ¡podemos ir a mi casa!- exclamó Aoi, feliz.

-        ¿Para qué?- preguntó Reita.

-        ¡¡Para beber!!- gritó Kaoru, quien agarró del cuello a Kai y lo zarandeaba alegremente sin que el otro ofreciese demasiada resistencia.

-        Umm, ¿es lo mejor beber un día de diario?- preguntó Ruki, escéptico mientras que enarcaba un ceja.

-        Eh, eh, ¿hay algún mandamiento en contra del alcohol, acaso?- dijo Aoi.

-        Técnicamente…no. Pero, no creo que esté bien…- murmuré.

-        Bah, cállate, sino quiere ir pues deja que haga lo que quiera, Aoi- cortó Reita.

-        ¿Entonces vamos?- preguntó Kai, quien por fin se había zafado de Kaoru.

-        Sí- respondió este por todos.

-        Ruki-chan, venga ven, ven, ven- suplicaba Aoi, colgado de su brazo. Haciendo ver a Ruki más pequeño de lo ya era.

-        ¡Vale iré, pesado! Aunque espero que Madre Teresa no le de por verme…

 

 

                                                                                                   ***

 

-        ¡Fondo blanco! ¡Fondo blanco! ¡Fondo blanco!*- coreaban todos, mientras que Ruki vaciaba el contendido de la botella a morro.

 

 

                                                                                                    ***

 

-        Nosotros iremos por aquí Ruki- dijo Reita, quien estaba acompañado de Kai y Kaoru.

-        ¿De verdad que estás bien para ir solo?- preguntó dudoso por el estado del más pequeño. Quien caminaba de mala forma.

-        Que sí, cojones, hip…no soy…hip…un niño pequeño- contestó de mal humor, mientras que comenzaba a andar en dirección al convento.

-        Espero que este bien…- murmuró Kaoru.

-        Tranquilo, parece tonto, es enano, pero sabe cuidarse solo- rió Reita.

 

 

Ruki seguía su camino a traspiés, realmente le costaba demasiado dar cada paso, pero no era del todo consciente de ello. Ya era de noche, por lo que había pocos transeúntes por la calle y los que había le miraban de mala forma o con algo de compasión por su estado, pero todos se alejaban dejándole espacio. Ruki los miraba a todos desafiantes…no era su actitud normal, pero el alcohol siempre le había vuelto violento.

 Caminando en su estado no se dio cuenta de que cruzaba en rojo el semáforo, a tiempo que un lujoso deportivo giraba en esa dirección a una gran velocidad. El conductor, quien fue rápido de reflejos dio un brusco frenazo evitando atropellar al adolescente, quien tan solo había quedado a unos milímetros del coche. Ruki reaccionando ahora, dio un fuerte manotazo en el capó.

 

-        ¿¡¡No ves que estoy cruzando, imbécil!!?- gritó con voz ebria.

 

El rubio conductor entornó los ojos con sorpresa y enfado, o sea, estaba cruzando en rojo por medio de la vía y encima se atrevía a insultarle y golpear a su precioso deportivo. Eso fue demasiado para él, así que sin más salió del vehículo con cara de pocos amigos.

 

-        Repite lo que has dicho, enano- gruñó el que no era de mayor estatura, cerrando de un portazo la puerta del conductor.

-        ¿No oyes bien o es tu ancianidad quien no te lo permite?- inquirió Ruki, entornando los ojos para intentar diferenciar los rasgos, ahora borrosos, del conductor.

-        Me cago en…- comenzó, pero se dio cuenta de que no era más que un adolescente, a lo mucho quince años pero además estaba borracho.- Mira, niño, ten más cuidado…si le llega pasar algo a mi coche.

-        Me importa una mierda tu coche. Estoy cruzando, así que apártate de mi camino- dijo Ruki, intentando apartarle de un empujón que casi le tira a él.

-        ¡Eres un niñato insolente y encima borracho! ¿Es que ya no os enseñan nada en la escuela?

-        ¡Pues tú eres un viejo a tamaño bolsillo! ¡Además estás insultando a un niño más pequeño que por casi atropellas!- gritó, creando demasiado escándalo para los oídos del rubio, mientras que le sacaba la lengua.

-        Debería haberte atropellado, al menos así estarías callado, joder- espetó el mayor.

-        Eres un gilipo…- corrió para golpearle, pero un fuerte mareo le hizo detenerse inmediatamente. Se sujetó la tripa con ambas manos.- N-no…me en-cuentro b-bien…

-        Eh, eh, si vas a potar que sea lejos de mi y mi coche- dijo rápidamente el otro.

 

 Pero le dio pena, así que tomando al chico por los hombros lo condujo hasta la acera haciendo que se sentase en el bordillo, mientras él aparcaba el coche en una zona permitida. Cuando volvió, observó al muchachito, quien estaba con la cabeza baja y pálido, mirando al suelo.

 

-        Si necesitas vomitar, solo hazlo- suspiró.

-        N-no…Me da vergüenza delante de ti…- masculló el chico. El mayor soltó una risita, al fin y al cabo era un adolescente…

 

 

 

Notas finales:

* Fondo Blanco: Es lo que se dice para que termines todo el contenido del vaso o botella en un solo trago.

Espero que os haya gustado, para ser sincera, sino gusta mucho...mmm..pues lo borraré n_n

Byeee^^


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