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Pánfilo por Eruka Frog

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no es míl, tampoco El Dinosaurio. Este fis fue hecho con fines de diversión.

 

 

Notas del capitulo:

Hola. Este es un fic de lo más simple, está ambientado en estas fechas y no es nada del otro mundo. Tiene una trama, muy, muy simple, una estructura que casi roza lo retardado y personajes conocidos. No es que no me haya gustado, al contrario, hacer algo así me resultó refrescante y divertido. Tendrá sólo dos capítulos, este que sale hoy 23 de diciembre, y el segundo capítulo que saldrá el 31 o el primero, depende de cómo me vaya la otra semana.

 

De verdad, de verdas, espero que les guste >.<

 

 

Las locuras que más se lamentan en la vida de un hombre son las que no se cometieron cuando se tuvo la oportunidad.

Helen Rowland

 

 

Pánfilo

 

 

Cuando despertó, Naruto todavía estaba allí.

 

Ojalá se hubiese topado con un dinosaurio, porque seguramente sería mil veces más sencillo de ignorar.  La noche anterior habían tenido una legendaria fiesta de Navidad, tan así que siquiera recordaba haber ido, aunque lo suponía por la pequeña tarjeta de invitación que horas más tarde se encontró pegada al trasero.  Habían estado todos, desde sus compañeros de trabajo sin amor hasta su hermano, lo sabía por los cientos de llamadas que recibió en todo el día, agradeciéndole las palabras de animo, el dinero que había soltado generosamente y en general toda la buena vibra que insospechadamente había aportado a la fiesta. En la dichosita fiesta, a juzgar por su estado, había alcohol para emborrachar a un pueblo irlandés, lo menos.

 

Pero en ese momento, mientras se levantaba de la cama disparado y muy, muy asustado de ver ahí a su enemigo de toda la vida, poco le importaba la jodida fiesta que al parecer se había empeñado en cambiarle la vida.  El rubio, ignaro de la desgracia acontecida en su cama, se revolvió un poco y continuó roncando.  Mientras tanto, él se dedicó a calmarse y  hacer ejercicios de respiración.  A ver, la cabeza le dolía como si dos elefantes estuvieran bailándole la cucaracha encima, pero el trasero lo tenía bien. Punto a favor, porque lo único peor que darle a Naruto era que Naruto le diera a él.

 

Y estaba desnudo. Eso era punto en contra en todo sentido, pero a esas alturas no tenía muchas esperanzas.  Y el rubio fijo que también estaba bolas afuera, aunque así tapadito no podía apostar nada.  Miró hacia su, hasta hace unas horas quizás, frígido amigo allá abajo. Estaba pegajoso, fláccido pero un poco más vivo de lo que solía estar. Buscó con la mirada sus pantalones y los encontró amontonados en el sofá de Naruto.  No estaba seguro, pero no le parecía muy normal que toda su ropa estuviese ahí, incluso los interiores. ¿Qué lo normal no es que la ropa aparezca sin orden alguno al día siguiente?

 

La que lo parió…

 

¿Significaba que lo había pensado? Era la única respuesta: se había desnudado con calma, conscientemente, y luego había follado con Naruto.  Buscó con desespero la ropa del rubio y le alivió un poco que ésta estuviese regada por todo el ancho de la cama; Naruto no lo había pensado porque estaba muy emocionado. Claro, el rubio fijo que había estado enamorado de él desde hacía millones de años. Era la típica historia de la chica que molesta a un sujeto sólo por llamar su atención. Eso le aclaraba un par de cosas, como la irritante costumbre del rubio por insultarlo.

 

Era todo por amor.

 

Viendo al rubio, casi le provocó lástima. Él siempre había sido tan frío y duro con él. Desde que se conocieron en la universidad, él estudiando leyes y el rubio alguna basura administrativa, siempre lo había visto desde arriba, burlándose y despreciándolo, cuando la única verdad ahí era que el pobre y patético rubio estaba loca y profundamente enamorado de él.

 

Algo más tranquilo –es lo que sucede cuando  te das cuenta de que alguien está peor que tú— comenzó a vestirse.  Claro, era un GRAN problema descubrir que has dormido con un hombre, pero  ahora que sabía del profundo amor que el rubio le profesaba, sospechaba que había sido envuelto por algún tipo de truco del de ojos claros. Es decir, que no era su culpa, y por tanto no pensaba sentirse mal por ello.

 

Salió de la habitación casi totalmente repuesto. El departamento de Naruto era un jodido desastre, y parecía que por ahí había pasado una horda de leones hambrientos, pero le dolía tanto la cabeza que no le prestó atención. Después de todo, no era un secreto que el revoltoso chico era, en sí mismo, un desastre.

 

— Oh, Sasuke—el rostro de Sabaku no Gaara reflejaba auténtica sorpresa. Y la suya probablemente mostró más sorpresa porque era extraño que algo se reflejase en el rostro del extraño pelirrojo, amigo suyo desde la primaria. El chico había salido casi a la par que él de la puerta del departamento conjunto al que él mismo acaba de salir—¿qué haces aquí?—interrogó confundido.

 

— Yo…—balbuceó azorado, incapaz de computar una respuesta que lo sacara del apuro. Gaara era lo bastante  listo como para notar casi cualquier embuste, aunque con ese aspecto cansado  y desaliñado,  con suerte…—¿qué haces TÚ aquí?—El pelirrojo, que sostenía culpablemente su saco de oficinista en una mano y un maletín en la otra, apretó ambos con fuerza, desviando ligeramente la mirada.

 

— Lo mismo que tú—repuso aprensivamente—nada.

Tras mirarse largamente, escrutándose y firmando el acuerdo silencioso, el pelirrojo salió disparado escaleras abajo, tras murmurar un poco audible “yo primero”. Esperó pacientemente un par de minutos, calculando el tiempo que al taheño le llevaría bajar y encontrar un tipo de transporte para huir despavorido. Entre tanto, la puerta de la que Gaara había salió, se abrió de nuevo, descubriendo a un sujeto muy parecido a él, a quien conocía perfectamente.

 

— ¿Qué haces aquí, Sai?—interrogó, mirándolo incisivamente.

 

—  Aquí vivo—repuso el otro moreno, asomándose un poco por el pequeño balconcito que separaba  su apartamento con el de enfrente—se ve que coger con Naruto es altamente recomendable: has perdido facultades.

 

—Yo no…—se negó apresuradamente, pero después se detuvo, incómodo por la poca atención que Sai parecía prestarle, mucho más entretenido en espiar por el balcón hacía la calle.

 

— ¡No tienes por qué avergonzarte!—gritó alegremente, recibiendo en respuesta un “muérete” muy familiar.

 

Al menos, pensó mientras bajaba lánguidamente por las escaleras, no soy el único que enloquece cuando toma.

Notas finales:

Ya está, ojalá que les gustara D=

 

Ah, estuve participando en un concurso de fanfics navideños.No lo subí aquí porque no es Yaoi, pero igual me gustaría que le dieran una miradita, sólo por no dejar. Les dejo el enlace y ya me dirán qué les parece:

http://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=28442

Está publicado en la cuenta de mi buena amiga Chibiichigo, porque yo no tengo cuenta ahí y la verdad me dio pereza hacerla, porque siempre me olvido de las contraseñas y es así como un lío.

 

Pues nada, nos vemos en el otro capítulo, o en algun otro fic, a ver si puedo actualizar la otra semana .-.

 

Kissus ^x^


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