Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Problemas de Autoestima por Mariohn

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Naruto pertenece a Masahi Kishimoto.

Feliz Año nuevo!

Medio Beteado Por Natzabel Irie, quien ayer se durmió dramáticamente XD

¿Problemas de Autoestima?

 

 

 

–Naruto, ¿Dónde piensas pasar el año nuevo?–

 

Otra vez la misma pregunta. Naruto suspiró, volteándose hacia Shikamaru quien realmente parecía aburrido esta vez. Y probablemente lo estaba, dado que últimamente no había podido dormir como acostumbraba, dadas las ojeras en su rostro.

 

Otra señal de que había pasado el tiempo.

 

–¿A ti también te mandaron a preguntar tteblayo? –Shikamaru se encogió de hombros. El rubio negó con la cabeza, sin embargo sonriéndole. –Debe ser difícil tener una esposa como ella –Rió al ver la expresión cansada de su amigo.

 

–Si ella pregunta, no le digas que me arrepiento de haberme casado –Murmuró. Naruto no pudo hacer otra cosa que volver a reír. ¿y quién podía culparlo? Tener una esposa como Temari no Sabaku, quien parecía ser todo lo contrario del vago de su amigo era todo un desafío… un gran desafío para el pobre de Shikamaru, quien de la noche a la mañana tuvo que decididamente tomar en serio todas sus obligaciones.

 

–A Mizuki  no le gustan estas festividades ttebayo–se encogió de hombros –Creo que el embarazo le sentó mucho peor a su humor, pero no le digas si la ves o nos molerá a descargas–

 

Shikamaru tragó saliva, y pareció meditarlo un momento. Naruto lo miró curioso durante unos minutos, pero sonrió entendiendo. Probablemente estaba pensando en Temari, sin embargo Naruto no creía que pudieran parecerse en ese estado.

 

Mizuki era un millón de veces más agresiva y malhumorada.

 

Naruto le dio unas palmaditas en la espalda, a modo de consuelo. Su amigo al final pareció resignarse a su suerte, por lo que volvió a cambiar de tema –Tsunade quiere que la pasemos todos juntos, ya sabes, en la fiesta de año nuevo–

 

–Lo sé Shikamaru, pero no puedo ir sin Mizuki y ella no quiere ir –Se encogió de hombros. Hasta el momento Naruto había visto desfilar por su casa a todas sus amigas intentando convencerla. Mizuki, incomprensiblemente para él, se había mostrado amable y muy educada, adjudicando que se sentía cansada a diario a causa del embarazo y no creía que le hiciera bien al niño estar hasta tan tarde levantada.

 

Claro, como si él no le hubiese visto derribar arboles de un solo golpe y corretearlo por toda la casa dispuesto a matarlo, en ese estado.

 

Incluso Kakashi había llegado a su hogar para convencerla, claro que Mizuki no se había portado igual de amable con su ex Sensei. Si eso implicaba que casi quema la casa por un jutsu de fuego, enfurruñado en su idioma era quedarse corto.

Naruto simplemente, no sabía qué pasaba.

 

La navidad lo habían pasado solos, y eso no le molestaba. Porque simplemente él quería pasar su primera navidad de recién casados, con montones y montes de ramen y tomates, y montones y montones de sexo.

 

Ah, y más ramen.

 

Y las cosas habían salido como esperaba, después de todo. Aunque Sakura hubiese decidido ir a saludarles y hubiese estado a punto de arruinarles la noche.

 

No había sido nada fácil ir a abrirle la puerta con una tienda de campaña que no podía controlar entre los pantalones.

 

Pero de pronto; su Mizuki se había puesto mucho más reservada.

 

Y él simplemente se había cansado de preguntar, y había decidido que debía averiguarlo por sus medios, o la situación no cambiaría.

 

–Sólo dile a Tsunade que no prometo nada ¿vale? Aunque te digo; Mizuki no va a querer ir dattebayo–Murmuró, a modo de despedida.

 

Caminó hacia su casa con unos pergaminos pendientes que debía llenar. ¿Cómo podía convencerle? No había manera. Incluso Tsunade había desfilado por la casa, y no había logrado en lo más mínimo hacerle cambiar de opinión.

 

Había simplemente, que resignarse.

 

–¡Llegue, ttebayo! –Gritó en cuanto puso un pie en casa. Escuchó un gruñido desde su habitación, intuyendo que su esposa se encontraba en ese lugar.

 

A sabiendas que le reñirían por dejar papeles en cualquier lugar, Naruto los tiró en el sillón más cercano, caminando hacia la habitación.

 

Sasuke se encontraba mirando el espejo con el ceño fruncido, con una de las yukatas que usaba para el embarazo. ¿Por qué? Él no tenía ni idea. Bien podía haber usado una polera de una talla más grande, pero el azabache parecía reacio a entrar en tiendas de ropas talla extra. Y bien visto, a él tampoco le apetecía ir a comprar algo si no era para comprar cosas para su primogénito, así que después del segundo intento había dado la idea por tachada.

 

–Teme –murmuró acercándose. Sasuke aún parecía en sus pensamientos, por lo que le abrazó por la espalda, acariciándole el vientre y besándole el cuello. El azabache alzó la mirada hacia él por medio del espejo, suspirando –¿Pasa algo ttebayo? –Preguntó con preocupación. Sasuke simplemente lo siguió mirando fijamente.

 

–Nada –Dijo al final, intentando soltarse de su abrazo. Pero Naruto lo abrazó más fuerte, aunque con cuidado, reacio a escapar de la conversación.

 

–Mañana es año nuevo. ¿Seguro que quieres que lo pasemos aquí?–

 

–Puedes ir a la fiesta de Tsunade si quieres dobe–

 

Pero Naruto sabía que no hablaba en serio. Una vez, a los tres meses de embarazo, le había dicho lo mismo con la fiesta de conmemoración del primer año de paz entre las aldeas ninja. Le había insistido tanto, y ante la negativa de Sasuke por ir, Naruto había ido solo.

 

Habían sido las dos semanas posteriores más desesperantes y horribles de su vida.

 

–Claro que no ttebayo. Si no vas conmigo no pondré ni un pie en esa fiesta –sentenció. Sasuke pareció sonreír un poco, cosa que amainó su preocupación un momento. Le volvió a abrazar con ternura, colocando su cabeza en el hombro del azabache –¿Quieres comer alguna cosa en especial mañana ttebayo?–

 

–¿Acaso vas a cocinar dobe? –Preguntó Sasuke alzando una ceja. Naruto sonrió de oreja a oreja.

 

–¿No dijiste que podía quemar la casa si me acercaba a la cocina a hacer otra cosa que no fuera ramen? Claro que no teme, lo compraremos–

 

 

Y ahí estaban, caminando por las tiendas, viendo que cocinarían, o mejor dicho, viendo que Sasuke cocinaría para ellos. Naruto sabía que a Sasuke no le gustaba que le tocara estando en ese jutsu, sin embargo con el tiempo no podía hacer otra cosa más que resignarse. Estaban casados ¿por qué Naruto no debería abrazarle, o darle la mano? Era bastante categórico a la hora de no besarle los labios, Sasuke si que se molestaba si lo hacía.

 

Los comentarios al verlos no se habían hecho de esperar, probablemente ya enterados de la negativa de su mujercita para asistir a la fiesta de año nuevo. Y si lo pensaba bien, a Naruto tampoco le importaba el que lo pasaran solos, siempre y cuando fuese en casi las mismas condiciones que en navidad. Pero sin una Sakura con depresión por su soledad o cualquier otra persona que les molestase. ¡Debían aprovechar el tiempo que les quedaba! Naruto casi había hecho un berrinche cuando Tsunade le mencionó el “nada de sexo desde el nacimiento hasta los dos meses del bebé” ¡Dos meses! ¡Ni siquiera podía imaginárselo sin que se le llenaran los ojos de lágrimas!. Observó de reojo a Sasuke, quien parecía ignorar los cuchicheos, caminando con toda la dignidad que 7 meses de embarazo le proporcionaba.

 

Las mujeres casi se lo comían con la mirada, o al menos su azabache decía eso. Lo había observado más de una vez mirando a los demás con excesivas miradas inquisidoras desde que llegaron a Konoha en calidad de prometidos, ¡Pero ahora estaban casados! Al menos a los ojos del rubio, ellas debían entender que ya no estaba libre (y nunca lo estuvo, al menos desde que se percató que le interesaban infinitamente más los azabaches malhumorados made in Uchiha, llamados Sasuke y que podían poner su vida de cabeza con una simple mirada más que cualquier otra persona en el planeta) y que no lo estaría ni siquiera en la otra vida. Pero ni Sasuke podía conformarse con eso, casi gruñendo ante cualquier persona que osara acercársele… Excesivo, si le preguntaban, pero ¿Quién podía razonar con un Sasuke en ese estado, cuando ni siquiera normalmente podría hacerlo? Y el valoraba demasiado su lugar en la cama y entre las piernas de su esposa para mencionárselo.

 

No dejaban de parlotear. Naruto comenzaba a sentirse cansado. ¿Acaso no podían simplemente quedarse calladas? –Mizu-chan, podríamos comprar ahí… –Apuntó a una verdulería con la esperanza de poder alejarse un poco de aquel barullo. Mizuki asintió, con una expresión claramente molesta.  Naruto le acarició el brazo en señal de apoyo y más que nada, una advertencia. Definitivamente no quería que terminase armando una pelea.

 

Mientras Sasuke y él elegían los tomates, unas mujeres se ganaron justo a su lado, guiñándole un ojo con demasiada confianza. Naruto se concentró en su azabache, quien aún no se había percatado de aquello. Suspiró acariciándole la espada –¿Ya viste suficiente? No podemos llevárnoslo todos tem… mizu-chan –sonrió al ver su expresión enfurruñada. Y no pudo evitar pensar que en Sasuke se le antojaba mucho más adorable.

 

–Idiota –Masculló, pero eligió un par de tomates además de otros ingredientes. Naruto pensó seriamente en la expresión que Sasuke pondría si decidiera hacer un vivero de tomates en su patio. Pero cambió de opinión, pensando seriamente en que apenas se aparecería por la casa si eso sucediera.

 

Y no, el no compartiría a su pareja ni siquiera por unos míseros vegetales.

 

Las mujeres a su lado comenzaron a cuchichear, mirándole directamente. Naruto no había conocido nunca un par de mujeres tan molestas. Sintió un tirón en su brazo que lo hizo mirar hacia abajo. Su esposa le había tomado del brazo. Y se sorprendió al ver como se ponía de puntillas para besar su mejilla.

 

–Vamos Naru, tenemos mucho que comprar –Dijo en una voz dulce que provocó que se le pararan los bellos del brazo. Y si Naruto hubiese tenido dos o tres años menos, lo habría mirado con una franca expresión atónita.

 

Y otra vez el tiempo se le hizo presente.

 

–Y la desgraciada piensa que embarazada va a poder esconderlo… –escuchó a su lado, doblando la cabeza rápidamente hacia una de las mujeres, quienes claramente se dirigían a ellos –si parece una va…– De repente se calló. Naruto se preguntó por un momento el porqué no habría terminado la frase -al menos habría tenido una excusa para amenazarla si lo hubiese hecho- sin embargo casi al instante la respuesta vino a su cabeza. Observó a Sasuke dirigirle la mirada más terrorífica que tenía. Esas que reservaba para sus enemigos, o él cuando se encargaba de cabrearlo.

 

–Vamos cariño –susurró casi empujándole para que caminara. Se sumieron en un silencio durante el resto del trayecto que a Naruto no le gustó. ¿No podía haber sido aquel comentario, no? –Mizuki… –murmuró, pero la mujer se había alejado de él y caminaba en una estricta distancia. Y eso si que no le gustaba.

 

–Quiero ir a casa –Dictaminó después de un rato de dar vueltas por el comercio sin sentido. Naruto ladeó la cabeza, pero cumplió su deseo. Oh dios, esa expresión en él… si que se le venían problemas encima.

 

Tuvieron suerte de no encontrarse con nadie en el camino. Naruto podría apostar a que Sasuke hubiese dicho cualquier cosa en aquel estado… ¿perturbador? Cualquiera que no lo conociera sabría que para Mizuki sería un día como cualquier otro. Pero Naruto no era cualquiera. Sabía que el comentario anterior le había dolido. La pregunta era ¿por qué?

 

En cuanto cruzaron la puerta de la casa, Sasuke deshizo el hechizo incluso antes de que Naruto cerrara la puerta. El rubio lanzó un gran suspiro, que fue acallado por la mirada mortífera del azabache. Volvió a suspirar.

 

Sasuke se sentó en el sillón mirando hacia abajo. Naruto se acercó sentándose a su lado, y pasando un brazo por su espalda. Agradeció que Sasuke no lo alejara. El azabache no decía nada, ahora levantando la mirada hacia la pared, mirando hacia un punto lejano. Naruto simplemente no supo qué hacer, por lo que hizo lo que si sabía hacer. Alzó una mano hacia la barbilla del otro, ladeándolo hacia él y acercándose, para besarlo.

 

Le besó dulcemente, a sabiendas que a Sasuke aquello le molestaba. Pero Sasuke no tenía intención de ahondar en el beso, ni terminarlo. Sólo se volteó hacia él, poniendo su mano en su antebrazo, apretándolo un poco. Naruto jadeó. De verdad que estaba deprimido.

 

Naruto conocía ese estado en Sasuke. Era igual como cuando lo besó la primera vez. Sasuke ni siquiera había puesto resistencia y se había dejado hacer. Recordaba que en ese tiempo se había desquiciando pensando en qué significaba su respuesta, sin encontrar una respuesta coherente no hasta un mes después.

 

Aquel estado lo enloquecía.

 

Decidió que no quería a Sasuke así, por lo que insistió profundizando el beso él, mientras se posesionaba encima del azabache, tratando de no aplastar su pancita. Lo apoyó contra el sillón, bajando hasta su cuello y acariciándole la cintura lentamente. Lo que más le gustaba de vivir solos, era que había tiempo para todo. Podían acariciarse libremente en la parte de la casa que se les antojase, sin el miedo a que alguien pudiera verles. Una de las cosas que más le encantaba ver, eran aquellos días donde Sasuke se paseaba desnudo por la casa. Aunque había pasado unas dos veces, Naruto se empalmaba de solo recordarlo. Aunque una semana después tuvo que encargarle a Kakashi al menos una caja más de lubricante había valido la pena. ¡Si que la había valido!

 

–Teme…–Murmuró presionando la banda que servía para cerrar la yukata. Naruto la abrió, dejando traslucir el pecho de Sasuke y la abultada barriga. Naruto sonrió de lado. Era una de las vistas más eróticas a su parecer. ¿Qué más podía pedir que a su azabache para él solito? Se agachó directamente hacia sus pezones, mientras acariciaba su barriga en unas pequeñas caricias. Sentía la respiración agitada de Sasuke, cosa que no logró otra cosa que provocarlo. Bajó hacia su estómago, deteniéndose en el ombligo de Sasuke, metiendo y sacando la lengua. Aquello le encantaba.

 

Sin embargo Sasuke se levantó, tocando la cabeza de Naruto y levantándola. Naruto lo miró confundido. El ojinegro se mordió el labio pero no dijo nada, cosa que lo hizo pensar que aún recordaba el comentario de hoy, así que se armó de paciencia y le abrazó, besándole la coronilla.

 

Estuvieron el resto de la tarde abrazados, sin decir nada. Aunque el rubio se desesperaba el no poder conversar o al menos discutir, para Naruto no había cosa más importante que Sasuke. Así que se mordió la lengua, masajeándole los hombros y el cuello mientras dejaba que Sasuke se reclinase en él.

 

–Deberías ir mañana –murmuro después de un rato. Naruto frunció el ceño.

 

–Claro que no ttebayo –replicó acariciándole el brazo. Sasuke se volteó de lado, dejando su cabeza contra el cuello del rubio.

 

–Tsunade vendrá a buscarnos –murmuró despacio– y a mí no me molesta pasar otro año nuevo solo…–

 

–La única razón por la que el año anterior no la pasé contigo teme –respondió frunciendo el ceño– Es porque hubiese sido demasiado sospechoso que no estuviese en Konoha. Así que no me discutas ttebayo, que no cambiaré de opinión–

 

Sasuke le besó el cuello, levemente. Naruto volvió a acariciarle la barriga, mientras que con la otra mano enredaba los dedos en su cabello.

–No estarás solo ttebayo–

 

Escuchó un suspiro en Sasuke, pero eso no lo hizo cambiar de opinión. ¡Claro que no!

 

–¿Y dónde está tu esposa? –Preguntó Sakura al otro día. Naruto simplemente suspiró exasperado.

 

–Dijo que quería arreglarse para mí o algo así por lo que demoraría un rato más –Se encogió de hombros. Sakura sonrió.

 

–Debe estar muy sensible idiota, tenle paciencia–

 

–¿Qué crees que es lo que he estado haciendo ttebayo? Pero esas brujas no me ayudan –Se enfurruñó tomando un poco de sake. Sakura hizo una carcajada.

 

–Tú querías ser popular idiota –Murmuró la mujer. El rubio volvió a suspirar. Últimamente estaba suspirando demasiado, cosa que no le terminaba de gustar. –Si tan sólo Sasuke-kun estuviese aquí…–

 

Naruto le observó su mirada afligida, sintiendo un poco de pena por ella. Le dio algunas palmaditas en la espalda de ánimo. Algunas veces estuvo tentado a contarle la verdad pero… ¿y si ella intentaba alejarlo de él?

 

–Lo sé, debería concentrarme en disfrutar estas fiestas–

 

El rubio asintió dándole la mano a su amiga, en un gesto de franco ánimo –¿No habíamos hablado de eso ttebayo? –murmuró, sintiendo como la culpa aumentaba. Y aunque se odió por eso no lo revelaría. No soportaría el pensar que alejasen al azabache de él.

 

Ambos giraron la mirada al escuchar cuchicheos señalando la entrada. Ambos se quedaron sin habla. ¿Aquella era realmente Mizuki?

 

Portaba una yukata que bien podía haber sido de hombre, sin embargo le quedaba perfectamente. No estaba maquillada, pero se había dejado unos mechones sueltos, para amarrarse el resto del cabello en una coleta un poco más debajo de la nuca. Se veía realmente, realmente preciosa. Pero Naruto no estaba mirando a “Mizuki”, si no que pensaba en su azabache. ¿Cómo le sentaría aquella yukata? Probablemente un millón de veces mejor que a Mizuki. Irremediablemente, un par de hombres se acercaron a saludarle.

 

–Se ve preciosa… estoy celoso de tu suerte Naruto –murmuró Kakashi acercándose con una copa hacia ellos. Detrás venía un sonriente Iruka, quien parecía estar en una discusión con anko.

 

–Cuidado, que Iruka sensei está cerca Kakashi-sensei –Respondió Sakura. Kakashi alzó una ceja.

–Iruka sabe que Mizuki es como si fuera una hija para mí… ¡Yo se la presenté a Naruto! –Sonrió bebiendo de la copa sin sacarse la máscara.

 

Naruto alzó una ceja, preguntándose cómo demonios le hacía para beber así, observando de reojo a su esposa. Parecía sonreír encantada a lo que los otros le decían. Gruño apretando su copa. ¿De modo que le había rogado, suplicado y finalmente esperado para que el muy malnacido estuviera exhibiéndose ante otros?

 

No pudo evitar romper la copa cuando uno de esos se atrevió a besarle la mano. ¡Besarle la mano!

 

–Es mejor que te calmes –murmuró Kakashi a su lado. Naruto le gruñó tirando los restos de la copa al piso, dejando que el kyuubi le regenerara la mano. ¿No había tenido problemas ayer por los cuchicheos de esas brujas? Podía al menos dejarle subir el ego durante un rato. Pero solo un rato…o un minuto… o un segundo…

 

¡Agg! ¡No podía! ¡Definitivamente no podía!

 

Decidió salir del local a despejarse un momento. No quería armar algún problema y categóricamente no quería que Tsunade le golpease por ser un idiota.

 

Se sentó en un banco, donde la gente pasaba y le saludaba. Casi maldijo por lo bajo. ¿Acaso no podía estar solo al menos un rato? Pero debía relajarse, después de todo lo hacía por su pareja.

 

Por el ego de su pareja, aunque irónicamente más de una vez se había jurado no alimentar.

 

–Dobe –escuchó a su espalda. Naruto se volteó lentamente, para observar a una Mizuki que lo miraba con cara de pocos amigos. ¿Ahora qué había hecho?

 

–Tenía calor ttebayo –murmuró sonriéndole. La mujer alzó una ceja, caminando y ganándose frente a él. La pancita estuvo a punto de taparle la cara.

 

–Rompiste una copa dobe –gruñó. Naruto sudó frío. ¿Cuándo se había dado cuenta? ¡Si ni siquiera había hecho ruido!

 

–Ah, fue sin querer –

 

–Sin querer… –repitió el azabache especialmente frío. Naruto suspiró, levantándose y ofreciéndole la mano.

 

–¿Podemos hablar en otro lugar? Nos están mirando ttebayo… –inquirió frunciéndole el ceño a unos gennin que pasaron. Mizuki asintió, mientras el rubio se levantaba y caminaba hacia atrás del local. Buscó un lugar especialmente privado, donde no había más que una banca y un farol ¿porqué nunca antes había visto ese lugar? Seguramente Tsunade le había pedido a Yamato que lo hiciera para huir de sus cobradores o algo así. Después de asegurarse de que no había nadie Sasuke deshizo su jutsu. Naruto se sentó en el banco, apreciándolo concienzudamente esta vez. Tenía razón. Un millón de veces mejor que Mizuki. No pudo hacer otra cosa que sonreírle.

 

–¿Qué diablos te pasa? –Inquirió el azabache sin rodeos. Naruto suspiró.

 

–Nada en especial teme –se encogió de hombros. Pero Sasuke volvió a fulminarle con la mirada –¿Estás tú bien ttebayo? –preguntó curioso. El azabache se encogió de hombros.

 

< Qué tontería > no pudo evitar pensar. Sasuke se sentó a su lado, recargándose contra él. Naruto le rodeó con sus manos en un abrazo.

 

–Me sentía extraño –murmuró el azabache. Naruto alzó una ceja curioso.

 

–¿Por qué extraño ttebayo?–

 

–Soy un chico–

 

–¿y?–

 

–Y… tengo que salir a la calle con ese estúpido jutsu, además que estoy…–pareció callarse. Naruto por un momento temió que se estuviera arrepintiendo.

 

–¿No quieres…estarlo? –preguntó con temor.

 

–No he dicho eso–

 

Naruto ladeó la cabeza más confundido. ¿Entonces qué?

 

–No entiendo ttebayo –admitió. Sasuke ladeó la cabeza.

 

–No tienes porqué entenderlo. Pero es… raro dobe–

 

–No es raro, es un milagro…–

 

–sigue siendo raro–

 

–¡Bah! Es que estás sensible ttebayo –

 

–Ese es el problema… –suspiró el azabache. Naruto besó su cuello suavemente.

 

–Pero a mí no me molesta ttebayo–

–¿Aunque tengas que irte a dormir al sillón dos semanas? –le recordó. Naruto se encogió de hombros.

 

–Somos una familia ahora. Una familia siempre tiene problemas, pero no deja de serlo teme–

 

–Usuratonkashi –Pero estaba sonriendo. Naruto le besó la mejilla, acercándose a su boca que lo recibió gustoso. Se besaron degustando los labios del otro tranquilamente, sin prisas ni pausas. Naruto le acarició la pancita, hasta que sintió una especie de patada que lo hizo sobresaltarse. Ambos sonrieron juntando sus frentes.

 

–Minato está muy intranquilo ttebayo –murmuró Naruto sonriendo. Sasuke hizo una ceja.

 

–¿No será Itachi dobe? –

 

–¡Quedamos en Minato ttebayo…!–

 

Un fuerte ruido les hizo sobresaltarse. Observaron en el cielo, maravillados, cómo fuegos artificiales surcaban por la oscuridad en un revoltijo de colores y luces. Naruto jadeó de la emoción, subiéndose al banco y levantando a Sasuke con él. Ambos miraron hacia arriba, abrazados y sonrientes.

 

–¿De verdad no te molesta…?–

 

–No –negó Naruto, besándole la frente –Feliz año nuevo Teme–

 

–Feliz año nuevo Dobe–

 

Notas finales:

Dedicado a todas ustedes, quienes me apoyaron y acompañaron durante todo este año. Y a Natzabel, quien me ha beteado  todo este año también, mis sinceras gracias.

Ser un gato vagabundo será actualizado más o menos en estos días… ¡He tenido universidad!

Saludos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).