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Boulevard of Broken Dreams por Khira

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Boulevard of Broken Dreams

 

por Khira 


I.


Tal y como tenía por costumbre, después del entrenamiento Rukawa se quedó en el gimnasio a practicar unos tiros. Mientras encestaba una y otra vez, su mente estaba ocupada pensando en cierto pelirrojo que venía actuando muy extraño desde hacía meses, concretamente desde que regresó al equipo después de la rehabilitación.



Sakuragi no había vuelto a insultarle ni a hablarle con desprecio desde entonces.



Y lo que se suponía tendría que ser motivo de alegría, se convirtió en pena al darse cuenta que había perdido la única manera de comunicarse con el doa’ho. Con su doa’ho.



“Quizás además de la espalda también se lesionó el cerebro”



Suspiró y lanzó un triple, el cual falló. Empezó a caminar hacia el balón para recogerlo pero otras manos se le adelantaron.



- Por mucho que practiques jamás superarás el talento del tensai.



- Doa’ho…



Rukawa observó acercarse a Sakuragi, ya vestido de calle, con el balón en las manos y una pequeña sonrisa en sus labios. Cuando ya estaba apenas a un metro de él se detuvo y empezó a apretar el balón con fuerza, como si estuviera nervioso.



- Yo quería hablar contigo – dijo el pelirrojo.



Unos ojos azules se abrieron más de lo normal, sorprendidos.



- De qué? – preguntó Rukawa en su habitual tono frío.



- De nosotros.



- De nosotros? – repitió incrédulo.



- Sí.



- Adelante – murmuró aparentando falso desinterés.



- En primer lugar, quería disculparme por lo mal que te he tratado desde que nos conocimos. Todo fue por una chiquillada.



- Una chiquillada?



- Me gustaba una chica, pero a ella le gustabas tú.



- Entiendo.



Rukawa se cruzó de brazos, sin comprender que pretendía el doa’ho con todo aquello. Nunca le había visto tan serio.



- Entonces… me perdonas? – preguntó con un tono tan infantil que Rukawa se mordió los labios para no sonreír.



- …



- …?



- Te perdono – dijo al fin con un suspiro.



Sakuragi sonrió de nuevo, esta vez más ampliamente.



- Querías algo más? – preguntó Rukawa al ver que el doa’ho no daba señales de querer marcharse de ahí.



- Pues… sí – contestó algo dolido por la actitud de Rukawa, pero no se desanimó.



Cogió aire y continuó.



- También quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí desde que entramos en el equipo. Por ayudar a calmarme y por darme consejos sobre como defender cuando jugamos el primer partido contra Ryonan, por hacerme reaccionar cuando tenía miedo de ser expulsado ante el Shoyo y por felicitarme después de mi primer mate, aunque fue falta…, por abrirme los ojos cuando en el partido clasificatorio Fukuda me superaba en todas las jugadas… por confiar en mi al hacerme ese pase ante el Sannoh… por todo ello y más… gracias.



Esto dejó muy descolocado al número 11 del Shohoku. Jamás pensó que algún día Sakuragi le agradecería todo aquello.



- No-no hay de qué…



Extendió sus manos para coger el balón que sostenía el pelirrojo, pero este lo apartó.



- Sólo una cosa más – dijo.



- Qué?



- Me gustas.



Rukawa palideció ante esas palabras. Su máscara de indiferencia se quebró durante unos segundos, tiempo suficiente para mostrarle al pelirrojo a un chico alterado y temeroso. Temeroso?



Pero la máscara apareció de nuevo y Rukawa habló con una frialdad extrema.



- Eso no tiene gracia, doa’ho – dijo arrebatándole el balón y dirigiéndose de nuevo a la canasta.



Lanzó el balón y encestó. Entonces sintió como le abrazaban por la espalda, y se estremeció.



- No es ninguna broma – susurró Sakuragi con la cabeza apoyada en el hombro del kitsune – Me gustas mucho.



- Déjame en paz.



Rukawa se deshizo del abrazo de su doa’ho y se encaminó deprisa hacia los vestuarios. Pero Sakuragi le alcanzó, le agarró fuertemente de un brazo y le obligó a girarse, para acto seguido darle un beso furioso en los labios. Cuando se separó tenía enfrente a un zorro completamente en shock.



- Golpéame si quieres por lo que acabo de hacer, pero que no sea porque crees que me estoy burlando de ti. Me gustas de veras, y quiero que me des una oportunidad.



Los ojos azules le miraron como si no le reconocieran, y no supo si interpretarlo como una buena o mala señal. Afortunadamente era lo primero.



Rukawa esbozó una leve, muy leve sonrisa y acto seguido le cogió por la nuca y empezó a besarle como si ello fuera lo último que haría en su vida. Sakuragi no tardó en corresponderle y le agarró fuertemente por la cintura. Mientras se besaban una y otra vez, Sakuragi metió sus manos por debajo de la camiseta del chico más bajo, quien no pareció darse cuenta de ello. Con una mano empezó a acariciarle la espalda desnuda mientras que la otra se introdujo lentamente en sus shorts.



Entonces Rukawa se separó de inmediato.



- Lo siento – murmuró apenado el pelirrojo ante su reacción, y a la vez sorprendido al notar de nuevo esa mirada temerosa en su ex-rival.



- …



- No pretendía ir tan rápido – continuó al ver que Rukawa no decía nada. Le cogió de la mano – Vamos a dar una vuelta?



Rukawa asintió.



- Voy a ducharme primero – dijo aparentemente tranquilo.



Media hora después ambos chicos disfrutaban de la que era su primera cita. Dieron un paseo por el parque de atracciones, comieron unos helados, caminaron por la playa… y hablaron. Hablaron como nunca antes lo habían hecho. Sakuragi confesó a Rukawa que se dio cuenta de sus sentimientos durante el campeonato nacional, cuando Minami, el capitán del Toyotama, le golpeó en un ojo y le dejó inconsciente. Pero no le había resultado nada fácil aceptarlos, y por eso había intentado alejarse de él durante los últimos meses, sin éxito. Cuando el pelirrojo preguntó a Rukawa sobre sus sentimientos, este le dijo simplemente que se fijó en él desde el primer día en que se conocieron.



Fue una tarde maravillosa.



Ya era de noche cuando regresaron a Shohoku, puesto que el kitsune había dejado allí la bicicleta. Antes de dejar que se montara en ella, Sakuragi le dio un nuevo beso en los labios, más suave que el primero.



- Hasta mañana – dijo el pelirrojo acariciando los negros cabellos de su koibito.



- Hasta mañana – murmuró Rukawa antes de desaparecer con su bicicleta.



oooooooo



Aparcó la bicicleta en el jardín y entró en su casa. Unos zapatos que no eran de su padre le llamaron la atención.



“Una visita a estas horas?”, pensó extrañado.



- Tadaima! – nadie le contestó.



Oyó voces en el salón y se dirigió hacia allí.



Al reconocer la persona que estaba hablando con sus padres, se le detuvo la respiración.



- Okaerinasai, Kaede! – exclamaron el señor y la señora Rukawa al verle – Mira quien ha venido ha visitarnos.



“No, por favor”.



- Hola Kae-kun. No vas a saludar a tu tío?



Rukawa le miró como si fuera un fantasma. Su madre se levantó y se acerco a él al darse cuenta de lo pálido que estaba su hijo.



- Qué te pasa? No te encuentras bien? – preguntó acariciándole el brazo.



El moreno reaccionó al notar el contacto.



- E-estoy algo cansado por el entrenamiento, eso es todo.



- Descansa un rato mientras yo preparo la cena, vale?



- No tengo hambre, prefiero acostarme ya.



- Como quieras.



Rukawa se dio la vuelta y empezó a caminar hacia su habitación, situada en la planta piso, mientras oía la voz de su padre.



- Perdónale, Heiji. Últimamente está más incomunicativo que de costumbre – dijo el señor Rukawa a su hermano.



- Tranquilo, está en una edad muy difícil.



Cerró la puerta de su dormitorio con llave y dejó la bolsa de deporte junto al armario. Después se tumbó en la cama encogido y se sujetó la cabeza con las manos, como si así pudiera evitar que los recuerdos volvieran a su mente.



- - - Flashback - - -



- Así, eso es…



- No quiero seguir…



- Pero si lo estás haciendo muy bien…



- Déjame, por favor…



- - - Fin del flashback - - -



Oyó como alguien intentaba abrir la puerta y el corazón se le desbocó.



“No… no puede ser… pero si están mis padres abajo…”



- Kaede? Estás despierto? – era la voz de su madre.



Con el corazón todavía latiendo muy fuerte en su pecho, se levantó y abrió la puerta.



- Porqué has cerrado la puerta con llave? – preguntó Nadesiko Rukawa.



- No me he dado cuenta – mintió.



- Escucha, tu tío nos invita a cenar fuera a tu padre y a mí. No sé a que hora volveremos.



- Cu-cuanto tiempo va a quedarse aquí?



- Dos semanas ha dicho.



“Dos semanas…” repitió mentalmente Rukawa.



- Cariño, seguro que te encuentras bien?



- Que sí, mamá…vete tranquila.



Su madre le dio un beso y Rukawa la observó bajar las escaleras. Cuando oyó la puerta de la calle cerrarse él hizo lo propio con la de su habitación y de nuevo rodó la llave. Se desvistió, se puso el pijama y se acostó.



Pero no durmió en toda la noche.



oooooooo



N/A: Hola! Bienvenidos a mi tercer fanfic yaoi de SD! No os preocupéis que no me olvido de ‘Vuelve Conmigo’, es que estoy en plena etapa creadora y tengo que aprovechar! Espero sus reviews.



Besos



Khira-chan



PD: el título es un homenaje a la canción que no dejo de escuchar estos días:Boulevard of Broken Dreams’, del álbum American idiot de Green Day y que me pareció adecuado para este fic.


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